MUNDO Y RELIGIÓN - M&R |
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¿Debieran los cristianos comer carne? |
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Hoy en día existe una tendencia creciente de las personas hacia el vegetarianismo, es decir, la abstención de comer carne. Cada vez son más las personas que confiesan abiertamente su decisión de no comer carne, ya sea por razones religiosas, por salud o simplemente porque se declaran amantes de los animales.
Hay religiones de oriente, que promueven el no comer carne. Igualmente, hay personas que por razones de salud y dado que el consumo de carne es el principal responsable de las enfermedades cardiovasculares, infarto agudo del miocardio, accidentes cerebrovasculares, etc., han decidido realizar un cambio radical en sus vidas y no consumir nunca más carne. Del mismo modo, muchas personas que se declaran amantes de los animales o "animalistas", se niegan a consumir carne por amor de sus hermanos animales. Esta última corriente ha ido ganando muchos adeptos dentro de las corrientes ecologistas por ejemplo.
Frente a esto cabe preguntar: ¿debieran los cristianos comer carne? La respuesta inicial de todo creyente quizás fuera decir: "la Biblia no prohíbe comer carne". Al decir de esto, pareciera que los cristianos optan por hacer o no hacer cosas, adoptar o no adoptar alguna actitud, dependiendo de sí existe o no un fundamento bíblico para ello. Es decir que exista una declaración explícita de la Biblia que prohíba o indique tal o cual cosa.
Sin embargo, a poco investigar, vemos que muchas corrientes dentro del cristianismo han adoptado conductas o prácticas inherentes a su denominación religiosa que no aparecen explicítamente sustentadas en el texto bíblico, como por ejemplo:
1.- Hay denominaciones que no celebran los cumpleaños, sin embargo, la palabra cumpleaños no aparece en la Biblia y las únicas dos veces que el texto bíblico cita la celebración del día del nacimiento de alguien, no aparece ni deja entender en modo alguno que los cristianos debieran abstenerse de celebrar tal día de sus vidas.
2.- Hay denominaciones en que sus adeptos se bautizan de manera vicaria por los muertos, aunque huelga decir que a partir del sólo texto bíblico no hay base para sustentar tal práctica.
3.- Hay denominaciones que instan a sus miembros a abandonar el tabaquismo, aunque la palabra tabaco no aparece en la Biblia, así como tampoco la palabra cigarrillo.
Cuando se habla con personas que aceptan estas indicaciones en sus vidas, ellas explican que si bien no existe un texto bíblico que de manera literal o explícita avale sus creencias al respecto, es claro que muchas enseñanzas de la Biblia se desprenden de ella no porque estén registradas de manera explícita, sino más bien porque se desprenden de una comprensión más profunda de la Biblia y entonces se acepta que estas enseñanzas sí están contenidas en la Biblia, pero de manera implícita, es decir se aceptan como parte de una reflexión más acabada del texto bíblico.
Siendo así, las denominaciones que instan a sus miembros a dejar de fumar, señalan que si bien la palabra tabaco, tabaquismo, fumar o cigarrillo no aparecen en la Biblia, es claro que la Biblia aconseja cuidar la salud no sólo propia sino también de los demás. No faltan quienes indican que el fumar atenta contra la vida y la salud de quien lo hace y esto transgrede el mandamiento que dice: "no matarás".
Concordáremos entonces en que la Biblia nos entrega dos tipos de enseñanzas, aquellas que se encuentran explicítamente señaladas en la Biblia como "no matarás" (Exodo 20:13) y aquellas que son implícitas, es decir que se desprenden de una comprensión más acabada de ella, como por ejemplo que al fumar, el fumador se está matando a sí mismo y también a los que fuman pasivamente con él, y esto es una transgresión esencial del propio mandamiento "no matarás", asignando entonces una comprensión mucho más amplia del propio texto bíblico, tal como en una ocasión enseñó Jesús (Mateo 5: 21-28).
Frente a esto cabe preguntar: ¿Debieran los cristianos comer carne sólo porque no hay en la Biblia una declaración explícita que indique lo contrario? La respuesta debiera ser no. Los cristianos entendemos que muchas enseñanzas de la Biblia contienen, más allá de su sentido explícito, una enseñanza implícita que no se puede desconocer y que nos lleva a asumir una posición determinada sin que necesariamente esté expuesta de manera explícita en la Biblia.
DOS PUNTOS IMPORTANTES EN LA HISTORIA HUMANA
Y QUE NOS ILUSTRAN RESPECTO AL CONSUMO DE CARNE
EL PARAÍSO PERDIDO.- Cuando Dios creó al hombre, le señaló cuál debiera ser su dieta alimenticia, es decir de qué debía alimentarse en el paraíso. La Biblia señala: "Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda hierba que da simiente, que está sobre la haz de toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto de árbol que da simiente, seros ha para comer." (Génesis 1.29) Sí, el mandato de Dios fue que los seres humanos se alimentaran de vegetales. La carne no estaba contemplada en la dieta de las personas.
La Biblia informa: "Y había Jehová Dios hecho nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista y bueno para comer" (Génesis 2:9). "Y mandó Jehová Dios al hombre diciendo: de todo árbol del huerto comerás" (Génesis 2:16). Más tarde la mujer informó a la serpiente diciendo: "Del fruto de los árboles del huerto comemos" (Génesis 3:2).
El hombre había sido nombrado como custodio de la Tierra y de todos sus habitantes animales, así como guardador del jardín del Edén (Génesis 2:15). Los animales no eran considerados como "alimento" sino como compañeros del hombre en la Tierra (Génesis 1:26-28; 2:19-20). Igualmente, los animales eran compañeros entre sí y no comían carne, aún los animales que hoy consideramos feroces carnívoros se alimentaban de hierba y no comían la carne de otros animales (Génesis 1:30).
"El régimen señalado al hombre en el principio no incluía ningún alimento de origen animal." "Al señalar el alimento para el hombre en el Edén, el Señor demostró cuál era el mejor regimen alimenticio." (El Ministerio de Curación, E. G. de White, pág. 240)
En el Edén, el paraíso perdido, los animales no eran considerados como alimento sino como una compañía para el hombre. El hombre debía amar a los animales y no matarlos para comer su carne.
El régimen alimenticio señalado por Dios al hombre en el principio indicaba que debía comer los frutos de los árboles y alimentos de origen vegetal. La carne nunca se consideró como alimento en el plan de Dios. Este era el régimen alimenticio que el ser humano debía observar durante toda su vida. ¿Cree Ud. que el plan de Dios cambió? ¿Cree Ud. que el hombre al comer carne de animales muertos está verdaderamente siguiendo el plan de Dios para la humanidad?
Una vez que el hombre cayó en pecado, Dios confirmó la dieta al hombre diciendo: "Maldita será la tierra por amor de tí, con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás hierba del campo" (Génesis 3:17-18).
La sentencia de Dios señaló que el hombre comería del fruto de la tierra e indicó: "comerás de ella todos los días de tu vida". Es decir, durante toda su experiencia bajo y el pecado y hasta que muriera. Y agregó: "y comerás hierba del campo".
Una vez que el hombre cayó en pecado y su naturaleza humana comenzó a degradarse como resultado del mal, el régimen alimenticio en base a alimento vegetal se mantuvo y Dios lo indicó claramente al hombre.
PARAÍSO RECOBRADO.- En el Reino de Dios los hombres y los animales comerán hierba como al principio, igual que en el paraíso perdido (Isaías 11:6-7; 65:21-25).
Partiendo de estas dos realidades, se concluye que en el Edén y cuando el hombre fue creado, no comía carne. Su alimentación era a base de los productos vegetales de la Tierra. Igualmente, en el Reino de Dios, el hombre y los animales no comerán carne.
Lo anterior, deja ver que el consumo de carne como alimento nunca ha estado en el plan de Dios, ni lo estará en el futuro. El consumo de carne es parte de la experiencia del hombre en su estado de pecado. Siendo entonces que el consumo de carne es parte de la experiencia del hombre en su estado de pecado, dicha practica deberá abandonarse en el Reino de Dios.
EL CONSUMO DE CARNE DESPUÉS DEL DILUVIO
Cuando Dios creó al hombre en Edén le señaló una dieta a base de vegetales y especialmente de los árboles del huerto. Posteriormente, cuando Dios arrojó al hombre de Edén, le dijo que comería del fruto de la tierra todos los días de su vida y además hierba del campo.
Esta dieta fue observada por el hombre por aproximadamente 1500 años, desde que el hombre fue creado hasta el Diluvio, que ocurrió en el año 1756 contando a partir de la creación. Adán y todos sus descendientes hasta Noé, fueron vegetarianos y no comían carne.
Si el plan de Dios no era que el hombre comiera carne, e incluso la Biblia muestra que en el Reino de Dios no se comerá carne, ¿entonces por qué el ser humano comenzó a comer carne?
La Biblia deja ver que el consumo de carne y de otros elementos nocivos como el vino y las bebidas destiladas de alcohol, al igual que la inmoralidad sexual son parte de la situación que llegó a alcanzar el hombre antes del Diluvio (Vea Génesis 6:6; Mateo 24:37-39). El comer y el beber no son actos malos en sí, porque Dios nos hizo con la necesidad de comer y beber, así como tampoco es malo casarse, sin embargo, cuando estas cosas son llevadas fuera de los límites que Dios señaló en el principio, entonces hacen parte de las cosas malas que trajeron sobre el mundo el Diluvio.
"Hasta después del diluvio cuando toda vegetación desapareció de la tierra, no recibió el hombre permiso para comer carne." (E. G. de White, El Ministerio de Curación, pág. 240)
No fue sino hasta el Diluvio y cuando Noé tenía 600 años, que el hombre recibió permiso de Dios para comer carne. Esto mismo deja ver que el hombre no comía carne hasta entonces, de lo contrario no hubiese sido necesario que Dios autorizara comer carne. Aunque es muy probable, que los hombres malvados que fueron destruidos en el Diluvio, ya habían hecho del consumo de carne una práctica no agradable delante de Dios, al igual que el consumo de vino, ya que Jesús informa al respecto diciendo: "Más como los días de Noé, así será la venida del hijo del hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca, y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó a todos, así será también la venida del hijo del hombre." (Mateo 24:37-39).
Cuando ocurrió el Diluvio, la Biblia informa: "y prevalecieron las aguas, y crecieron en gran manera sobre la tierra" "Y las aguas prevalecieron mucho en extremo sobre la tierra , y todos los montes alto que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. Quince codos en alto prevalecieron las aguas, y fueron cubiertos los montes." "Así fue destruida toda sustancia que vivía sobre la faz de la tierra" "Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento y cincuenta días" (Génesis 6.18-20, 23-24) Cuando Noé miró hacia afuera del arca, una vez que las aguas habían decrecido se indica que. "la faz de la tierra estaba enjuta" (Génesis 8:13), es decir estéril y sin vida.
"Dios no dio al hombre permiso para consumir alimentos de origen animal hasta después del diluvio. Todo aquello a base de lo cual el hombre pudiera subsistir había sido destruído, y por lo tanto el Señor, a causa de la necesidad humana, dio a Noé permiso para comer de los animales limpios que había llevado consigo en el arca." (E. G. de White, Consejos sobre el régimen alimenticio, pág. 445)
No habiendo vegetación en la tierra que pudiera servir de alimento a Noé y su familia y no pudiendo esperar hasta obtener alguna cosecha de semillas, Dios autorizó al hombre a comer carne como una medida de emergencia y por la necesidad inmediata de alimentarse.
No obstante lo anterior, el hombre se aficionó al consumo de carne y no abandonó el consumo de carne con posterioridad al Diluvio. Note que la longevidad de los habitantes postdiluvianos decreció ostensiblemente, disminuyendo de los 900 años de vida como promedio, a los 120 años de vida en el tiempo de Nachor, padre de Abraham, tan sólo algunas generaciones después del Diluvio (Génesis 11:10-26). Si bien la Biblia no nos informa qué fue lo que causó la disminución de años de vida en el género humano después del Diluvio, el único factor que cambió en relación a esto, según informa la propia Biblia, fue el consumo de carne después del Diluvio. Esta conclusión no es antojadiza, ya que la ciencia moderna de manera creciente asegura que comer alimentos de origen animal, especialmente carne, acorta los años de vida.


¿QUÉ NOS ENSEÑA EL CAPÍTULO 11 DE NÚMEROS?
Cuando el pueblo de Dios vivió en Egipto se familiarizó con el consumo de carne y ésta llegó a formar parte de su dieta regular, no obstante, cuando Dios sacó a Israel de Egipto se propuso que el pueblo dejará el consumo de carne. De la lectura de Números capítulo 11, se desprende claramente que Dios no deseaba que su pueblo continuara con el consumo de carne.
"Al señalar el alimento para el hombre en el Edén, el Señor demostró cuál era el mejor régimen alimenticio, en la elección que hizo para Israel enseñó la misma lección. Sacó a los israelitas de Egipto, y emprendió la tarea de educarlos para fueran su pueblo. Por medio de ellos deseaba bendecir y enseñar al mundo. Les suministró el alimento más adecuado para este propósito, no la carne, sino el maná, 'el pan del cielo.' Pero por causa de su descontento y de sus murmuraciones acerca de las ollas de carne de Egipto les fue concedido alimento animal, y esto únicamente por poco tiempo. Su consumo trajo enfermedades y muerte para miles. Sin embargo, nunca aceptaron de buen grado la restricción de tener que alimentarse sin carne. Siguió siendo causa de descontento y murmuración, en público y en privado, de modo que nunca revistió carácter permanente." (E. G. de White, El Ministerio de Curación, pág. 240-241)
"Por haberse apartado del plan señalado por Dios en asunto de alimentación, los israelitas sufrieron graves perjuicios. Desearon comer carne y cosecharon los resultados. No alcanzaron el ideal de carácter que Dios les señalara ni cumplieron los designios divinos. El Señor 'les dio lo que pidieron; mas envió flaqueza en sus almas.' (Salmo 106:15). Preferían lo terrenal a lo espiritual, y no alcanzaron la sagrada preeminencia a la cual Dios se había propuesto que llegasen." (E. G. de White, El Ministerio de Curación, pág. 240-241).
Note que si bien Israel salió de Egipto con todos sus animales. ovejas y vacas, Dios nunca insinúo que el pueblo se alimentara de la carne de esos animales durante el peregrinaje en el desierto. De hecho, el pueblo murmuraba y decía: "Quién nos diera carne a comer" y sin embargo ellos llevaban todos sus animales. ¿Por qué el pueblo no comía de los animales que ellos mismos llevaban consigo cuando salieron de Egipto? Sencillamente, porque el pueblo de Israel en conciencia no se sentía autorizado a matar esos animales y comer carne, por tanto pidieron a Dios carne para comer. Dios pudiera haber autorizado la matanza de los animales que ellos llevaban consigo, sin embargo, el prefirió derramar carne sobre el campamento de Israel y así evitar que ellos mataran a sus propios animales para comer de su carne.
"Cuando Dios sacó a los hijos de Israel de Egipto, era su propósito establecerlos en la tierra de Canaán, para que constituyeran un pueblo puro, feliz y lleno de salud. Consideremos los medios por los cuales él quería realizar esto. Los sometió a un sistema de disciplina que, si lo hubieran seguido alegremente, habría resultado para el bien, tanto de ellos mismos como de su posteridad. Quitó la carne de su alimentación en gran medida. les había concedido carne en respuesta a sus clamores, precisamente antes de llegar al Sinaí, pero fué provista solamente por un día. Dios podría haber provisto carne tan fácilmente como maná, pero impuso al pueblo una restricción para su bien. Era el propósito de Dios proveerles un alimento más adecuado a sus necesidades que el régimen afiebrante al cual muchos de ellos habían estado acostumbrados en Egipto. El apetito pervertido debía ser reducido a un estado más saludable, para que pudieran disfrutar de los alimentos provistos originalmente para el hombre: las frutas de la tierra, que Dios les dio a Adán y Eva en el Edén." (E. G. de White, Consejos sobre el régimen alimenticio, pág. 451)
¿Debe la enseñanza del Antiguo Testamento, en este caso lo que enseña el libro de Números capítulo 11 ser considerado como provechoso por los cristianos? La respuesta es sí. Considere lo siguiente:
"Toda escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redarguir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra." (2 Timoteo 3:16-17)
En relación específica a lo señalado por Números capítulo 11, el apóstol Pablo indica lo siguiente:"Mas de muchos de ellos no se agradó Dios; por lo cual fueron postrados en el desierto. Empero estas cosas fueron en figura de nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron" "Ni murmurésis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. Y estas cosas les acontecieron en figura; y son escritas para nuestra admonición, en quienes los fines de los siglos han parado. Así, que el que piensa estar firme, mire no caiga." (1 Corintios 10:5-6, 10-11)
Note que en este pasaje, el apóstol Pablo refiere la codicia de la carne de Números capítulo 11 queriendo enseñarnos algo concreto: "para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron". Luego: ¿que fue lo que los israelitas codiciaron en el desierto? La carne, a la cual Pablo señala como "cosas malas".
LA NORMA DE LEVÍTICO 11
Sabiendo Dios que durante todo el tiempo de su peregrinación en el desierto y que en definitiva duró 40 años, los israelitas no podrían sembrar la tierra ya que iban en tránsito hacia Canaán, les proveyó el maná todos los días y durante los 40 años de su peregrinación (una vez que llegaron a Canaán el maná dejó de caer del cielo según Josué 5:10-12). El propósito de Dios era que el pueblo se alimentara de maná y no tuviera que usar carne para comer.
Sin embargo y dado que el pueblo no manifestó disposición de dejar la carne como alimento, Dios dispuso la norma de Levíticos capítulo 11 para disminuir la incidencia de enfermedades entre el pueblo.
Puesto que el pueblo de Dios se aficionó al consumo de carne y decididamente no quiso ajustarse a la voluntad de Dios sobre este asunto, se le entregó una norma alternativa y que contemplaba el consumo controlado de ciertos animales considerados "limpios" y llamaba a no consumir la carne de otros animales considerados "inmundos" (esta norma está señalada en el libro de Levíticos capítulo 11). Recordemos que ya en tiempos del diluvio, se había diferenciado a los animales limpios de los inmundos en base a lo que ellos comían. Para el tiempo del diluvio muchos animales se habían apartado del plan de Dios en cuanto a la dieta y ya consumían la carne de otros animales o simplemente se alimentaban de desperdicios (Génesis 7:2).
La norma de Levítico 11 y a la que hoy se ajustan los adventistas del séptimo día y también los judíos, indica que se autoriza el consumo de carne de animales considerados limpios, como la vaca, el ciervo, el búfalo, etc., pero se prohíbe el consumo de carne de cerdo, caballo, tapir y otros. Evidentemente, esta restricción también prohíbe el consumo de animales carnívoros y otros, como el perro, los gatos, los conejos, etc. Lo mismo sucede respecto de ciertas especies de aves y de peces, así como de otros organismos marinos, como los mariscos por ejemplo.
Sin embargo, la norma de Levítico 11 fue dada sólo por un período provisional de tiempo y sólo hasta que el pueblo de Israel llegara a Canaán, después de lo cual el pueblo que llegase a Canaán debía alimentarse de lo que produce la tierra.
Así informa la Biblia: "Cuando Jehová tu Dios ensanchare tu término, como él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré carne, porque deseó tu alma comerla, conforme a todo lo que deseó tu alma comerás carne. Cuando estuviere lejos de tí el lugar que Jehová tu Dios habrá escogido, para poner allí su nombre, matarás de tus vacas y de tus ovejas, que Jehová te hubiere dado, como te he mandado yo, y comerás en tus puertas según todo lo que deseare tu alma. Lo mismo que se come el corzo y el ciervo, así las comerás: el inmundo y el limpio comerán también de ellas. Solamente que te esfuerces a no comer sangre: porque la sangre es el alma, y no has de comer el alma juntamente con su carne. No la comerás: en tierra la derramarás como agua. No comerás de ella, para que te vaya bien a tí, y a tus hijos después de tí, cuando hicieres lo recto en ojos de Jehová." (Deuteronomio 12:20-25).
El consumo de carne de vaca, corzo u oveja era alternativo a la alimentación de maná que Dios provisionó durante todo el tiempo que duró la peregrinación hacia Canaán. El consumo de carne debía tomarse como alternativa sólo mientras "estuviere lejos de tí el lugar que Jehová tu Dios habrá escogido para poner allí su nombre". Sí, mientras el pueblo de Israel estuviese lejos de Canaán, se podía alimentar de carne de animales limpios, pero cuando llegaran a la tierra que fluía leche y miel, ellos debían comenzar a alimentarse de los frutos de la tierra y abandonar el consumo de carne.
Siendo así, algunas corrientes dentro del cristianismo, que se abstienen de comer carne de cerdo o de otros animales considerados inmundos según la norma de Levítico 11, al igual que hacen hoy en día los judíos y también algunas corrientes dentro de los adventistas del séptimo día, están incurriendo en un error temporal, ya que dicha norma era provisional en el tiempo y fue dada para un pueblo que peregrinaba rumbo a Canaán, no para personas que viven hoy en día y que desarrollan sus vidas de manera cosmopolita en una ciudad.
¿SE PREOCUPA DIOS DE LO QUE COMEMOS?
La respuesta es sí. Dios se preocupa de lo que comemos. Ya vimos que cuando Dios creó al hombre sí se preocupó del tema y le asignó una alimentación a base de vegetales, los frutos de los árboles del huerto. Una vez que el hombre cayó en pecado, Dios confirmó la dieta a partir de lo que entrega la tierra y agregó la hierba del campo.
Cuando Noé abandonó el arca, Dios igualmente se preocupó de la alimentación de los hombres y les permitió comer carne. Si bien, el consumo de carne se hizo habitual entre el pueblo de Dios, y se consolidó durante su estadía en Egipto, Dios se preocupó de la alimentación de ellos y les envío maná del cielo para comer.
Puesto que Israel no manifestó disposición de aceptar la dieta alimenticia que Dios les propuso, se les permitió comer carne bajo ciertas restricciones y sólo hasta que llegaran a Canaán.
De ahí en adelante, el pueblo de Israel se adaptó a la restricción provisional de Levítico 11 y continúo con el consumo de carne bajo restricción de no consumir ciertos animales. Esto ocurre hasta el día de hoy.
No obstante, Dios siempre ha manifestado interés por la dieta alimenticia del hombre y está consciente de lo que cocinamos en nuestras cocinas y de lo que servimos como alimento en nuestras mesas (Isaías 65:2-4; 66:16-17).
EL CONSUMO DE CARNE EN LA IGLESIA DEL TIEMPO DE CRISTO
En los días de Cristo los judíos comían carne ajustándose a la norma establecida en Levítico 11. Ya vimos sin embargo, que esta norma tenía un carácter temporal provisional y que sin embargo fue adoptada como una norma regular entre los israelitas aún después de llegar a Canaán. Resulta singular sin embargo, que Juan el Bautista, observara más bien una alimentación de tipo vegetariana (Mateo 3:4).
Que los cristianos gentiles del Siglo I consumían carne, se deja ver claramente en los debates que esto atrajo con relación a la carne sacrificada a los ídolos, al punto que el apóstol Pablo declaró enfáticamente: "Bueno es no comer carne, ni beber vino , ni nada en que tu hermano tropiece, se ofenda o sea debilitado." (Romanos 14.14). Los debates llegaron a ser tan enconados al respecto, que el mismo apóstol Pablo declaró: "Si la comida es a mi hermano ocasión de caer, jamás comeré carne por no escandalizar a mi hermano" (1 Corintios 8:13).
Ahora bien, la Iglesia cristiana primitiva no se sintió llamada a ser vegetariana, toda vez que era una organización emergente y en muchos territorios bajo fuerte hostigamiento y persecución, lo cual evidentemente no les permitió organizarse ni definirse respecto a todo punto de vista, entre ello el régimen alimenticio, no menos cierto es que ya se dejan ver vestigios de un hábito vegetariano incipiente entre algunos de sus miembros aún a partir del Siglo I.
La carta que el apóstol Pablo escribió a los romanos en su capítulo 14, deja ver que existía un problema relativo al consumo de carne entre los discípulos (Romanos 14:1-23; 1 Corintios 8:1-13; 10:18-33).
En efecto, producto de que la Iglesia del siglo primero estaba formada en su mayoría por cristianos gentiles, es decir, cristianos que se habían convertido a la fe de Jesús pero que sin embargo provenían de diversas naciones y en consecuencia de diversas creencias religiosas dispares, surgió un problema respecto al consumo de carne, que los gentiles consumían frecuentemente.
Mientras que los cristianos judíos consumían poca o nada de carne, los cristianos gentiles consumían habitualmente carne. Ahora bien, esta situación involucraba varios problemas a la vez, puesto que los judíos se apegaban a restricciones definidas en cuanto al comer carne y el consumo de ésta debía ceñirse a la voluntad de Dios tocante a este asunto.
Los cristianos judíos no veían con buenos ojos el consumo indiscriminado de carne ya que esta conducta no se ajustaba a la norma de Levítico 11 que hablaba de las carnes limpias e inmundas. Por otra parte, los judíos tenían prohibición de comer la carne de animales estrangulados o ahogados y de aquellos que no hubiesen sido desangrados correspondientemente (Levítico 3:17; 7:26; Deuteronomio 12:23).
A todo lo anterior, se sumaba el hecho de que la carne que consumían los cristianos gentiles provenía en su mayoría de las carnicerías locales y que recibían para el consumo y venta la carne de animales que normalmente habían sido sacrificados a los dioses paganos en el culto dominical.
Esta situación provocó que algunos cristianos, por causa de lo sacrificado a los ídolos, se tornasen absolutamente vegetarianos y evidenciaran una notable diferencia respecto de aquellos cristianos que sí consumían carne. (Romanos 14:1-2)
El término griego λάχανα que aparece en Romanos 14:2 y que se traduce como legumbres significa en realidad vegetales o verduras. La situación provocó que muchos tomaran la firme resolución de abandonar definitivamente el consumo de carne, intención que de alguna manera representó el propio apóstol Pablo en sus escritos. (Romanos 14:21; 1 Corintios 8:13).
Igualmente, el problema suscitado a raíz del consumo de carne, motivó a que el Concilio de Jerusalén (49-50 d.C.), presidido por los apóstoles y ancianos de la Iglesia, se pronunciara al respecto y propusiera una dieta mayormente sin carne. (Hechos 15:20 y 29)
En todo esto, vemos que aún las circunstancias motivaron a que la Iglesia siguiera el ejemplo de Jesús en cuanto al no consumo de carne. A partir del Concilio de Jerusalén la Iglesia se tornó decididamente vegetariana, como vemos de acuerdo a los antecedentes históricos y que hablan de los apóstoles y creyentes como vegetarianos.
El decreto que se promulgó en el Concilio de Jerusalén fue observado por todos los cristianos de las épocas posteriores, según se deja ver en lo propuesto en la Didajé, escrito que representa las creencias de los cristianos de la segunda mitad del Siglo I, que en su Capítulo VI, párrafo 3 dice: “Pero en lo que concierne a la comida, en cuanto sea capaz; absténgase por todos los medios de la carne sacrificada a ídolos; porque esa veneración es dirigida a dioses muertos.”
Que los cristianos habían dejado de frecuentar las carnicerías gentiles en que se vendía carne sacrificada a ídolos se transparenta del siguiente comentario que Plinio el joven hace a Trajano en una de sus cartas: “Me consta con certeza que los templos, desiertos prácticamente, comienzan a ser frecuentados de nuevo, y que las ceremonias rituales (sacra sollemnia) hace tiempo interrumpidas, se retoman, y que se vende por doquier la carne de las víctimas que hasta la fecha hallaba escasos compradores.”
La situación en cuanto a la alimentación se mantuvo sin alteración hasta el Siglo IV aproximadamente, fecha en que nuevamente se dejan ver problemas en la Iglesia tocante al consumo de carne.
Cuando la clase noble romana comenzó a convertirse al cristianismo, los ricos comenzaron a adquirir poder y preeminencia en el liderazgo de la Iglesia y juntamente comenzaron a introducirse antiguas costumbres que ya habían sido erradicadas de entre los cristianos. Una de estas costumbres fue el consumo de carne. Con esto surgió nuevamente el problema de lo sacrificado a los ídolos y con ello, una persecución contra los cristianos fieles que se resistían a las intrusiones del paganismo en la Iglesia.
En el Concilio de Angora (314 d.C.) se determinó suspender de sus funciones a todos los clérigos y diáconos si éstos no demostraban en hecho que comían carne. Se había consolidado en dicho Concilio la posición absolutamente opuesta y que se hizo finalmente doctrina diciendo: "No querer comer carne, ni siquiera escondida entre las legumbres, es un ultraje al Creador que nos ha dado los animales para que los comiésemos."
De lo anterior, vemos que existía una resistencia decidida de parte de los cristianos más fieles en cuanto al comer carne y que en definitiva debido a aquella firme resolución se determinó realizar el Concilio de Angora.
Como resultado del mencionado Concilio y en que se estableció la aceptación del consumo de carne a nivel oficial, hubo persecución contra aquellos hermanos que insistían en mantener un hábito vegetariano en cuanto a la alimentación. El primer mártir de entre los cristianos que no comían carne fue Prisciliano, un hombre culto, ascético, vegetariano, nacido en el año 340 d.C. y que fue decapitado.
Lo descrito resulta sorprendentemente exacto con relación a la carta que Jesús, el Testigo Fiel y Verdadero, envía a la Iglesia del Siglo IV, a saber la Iglesia de Pérgamo, a quien se reprende por "comer de cosas sacrificadas a los ídolos" (Apocalipsis 2:14). Este fue un problema puntual de la Iglesia del Siglo IV (Pérgamo) y así queda representado profetícamente en el Apocalipsis.
A partir del Siglo IV la iglesia cristiana, ya apostatada de su fe original, hizo del consumo de carne una práctica corriente y habitual entre sus feligreses y con toda justicia es reprendida por Jesús, segunda vez, en la carta a la Iglesia de Tiatira, símbolo de la iglesia durante el siglo VI y hasta el Siglo XVI. (Apocalipsis 2:20)
Aun hoy en día, hay quienes ven en la práctica de la "Cuaresma de Pascua", en que los católicos se abstienen de comer carne durante 40 días antes de la Pascua (Semana Santa), una notable reminiscencia del hábito vegetariano de la iglesia cristiana primitiva.
[1] Evangelio de la Paz, Capítulo XXIII 10-14, Traducción del Aramaico por Edmonds S. Bordeaux.
LA ENSEÑANZA DE JESÚS, LA IGLESIA Y LA SALUD
El Señor Jesús enseñó diciendo: "Velad y orad, para que no entréis en tentación: el espíritu a la verdad está presto, más la carne enferma." (Mateo 26:41)
Con estas palabras Jesús enseñó que si bien nuestro espíritu tiene la disposición de hacer la voluntad de Dios, en definitiva tropieza de manera constante ya que nuestra "carne", es decir nuestro cuerpo está enfermo.
¿Por qué se encuentra enfermo nuestro cuerpo? La respuesta es muy sencilla, debido a lo que comemos y bebemos. Es claro que no todo lo que ingerimos como alimento es bueno, así como no todo lo que bebemos como bebida es bueno para nuestra salud. De ahí que algunas corrientes dentro del cristianismo indican a sus feligreses que se cuiden de consumir alcohol, tabaco, cafeína y drogas, así como algunos tipos de carne (ej. cerdo).
Los cristianos son llamados a cuidar la salud e integridad de su cuerpo, reconociendo que el cuerpo es como un templo que debemos cuidar como parte de nuestra adoración de Dios (1 Corintios 3:16-17; 6:20)
El apóstol Pablo exhorta: "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,santo, agradable a Dios, que es vuestro racional culto. Y no os conforméis a este siglo, mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Romanos 12:1-2)
Los cristianos son llamados a mostrar preocupación por lo que comen o beben y asegurarse que esto sea hecho de acuerdo a la voluntad de Dios (1 Corintio 10:31).
¿Qué elementos debemos cuidar de no consumir especialmente en nuestra vida diaria? La respuesta está en Proverbios 23:20 donde se nos exhorta: "No estés con los bebedores de vino, ni con los comedores de carne". Es más, un cuidadoso estudio de las Sagradas Escrituras nos ayudará a comprender que el consumo consuetudinario de carne y vino no es agradable delante de Dios (Isaías 22:12-14).
SIENDO CONSECUENTES CON NUESTRA ENSEÑANZA BÍBLICA
Es normal que las distintas corrientes dentro del cristianismo promueven el Reino de Dios a través de sus revistas. En estas revistas de manera muy llamativa se recrean escenas del reino de Dios y de cómo los seres humanos serán felices en el paraíso en la Tierra. Llama la atención que esas revistas dejan ver escenas en que las personas son felices en el paraíso terrenal, gentes de distintas nacionalidades y razas, niños jugando con animales que hoy consideramos feroces y personas cargando canastos de frutas, verduras y hortalizas para comer ya que se entiende que en el Reino de Dios las pesonas serán vegetarianas.

Alimentos vegetales son los que aparecen en las ilustraciones que nos hablan del Reino de Dios. Los habitantes del Reino de Dios serán vegetarianos
Es claro que a todos los cristianos nos gusta imaginarnos el paraíso de Dios en la Tierra tal y como muestran las revistas que se menciona. ¿Se imagina Ud. en el Reino de Dios a los salvados compartiendo un cordero asado, un pollo frito o un cebiche de pescado? La verdad es que casi la totalidad de las personas cristianas a quienes se les hace esta pregunta contestan que no se imaginan una situación tal. En el Reino de Dios las personas serán vegetarianas, no comerán carne. Sin embargo, frente a esta situación cabe preguntar: ¿Los cristianos deben abandonar el consumo de carne ahora o en el Reino de Dios? La respuesta lógica debiera ser "ahora" al igual cómo se debe abandonar ahora cualquier conducta que esté reñida con la voluntad de Dios. Es ahora cuando los cristianos deben abandonar el uso de carne, ya que en el Reino de Dios no se consumirá carne para comer, del mismo modo en que un ladrón, debe ahora dejar de ser ladrón si es que tiene alguna pretensión de entrar en el Reino de Dios ya que personas de mala vida o desobedientes no entrarán en el Reino de Dios (1 Corintios 6:9-10).
LOS CRISTIANOS Y EL CONSUMO DE CARNE HOY EN DÍA
Hoy en día la mayoría de los cristianos no tiene ningún tipo de aprehensión respecto del comer carne. Los cristianos comen carne sin ningún problema de conciencia. Hay algunas corrientes dentro de los adventistas del séptimo día que promueven el vegetarianismo concienzudo, aunque la mayoría de los adventistas del séptimo día se rige finalmente por la norma de Levítico 11, tal y como dice una página de esta corriente y que emite las enseñanzas del Biblical Research Institute: "Los adventistas prestamos atención a la ley de los animales limpios e inmundos; creemos que representan el mínimo que el Señor requiere de nosotros en el ámbito alimentario." (https://www.adventistbiblicalresearch.org/es/materials/practical-christian-living/%C2%BFlos-cristianos-tenemos-que-ser-vegetarianos).
No obstante, la evidencia bíblica nos lleva a concluir que el vegetarianismo es el ideal para los cristianos y que no debemos conformarnos con cumplir "un mínimo" de lo que el Señor requiere de nosotros, sino que siempre debemos buscar el ideal que Jesús estableció para los cristianos diciendo: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto." (Mateo 5:48)
El cuidado de nuestros animales es parte del deber cristiano: "El justo atiende a la vida de su bestia, mas las entrañas de los impíos son crueles" (Probervios 12:10). Los cristianos debieran adquirir en conciencia la responsabilidad de comer alimentos que no sean resultado del sufrimiento, dolor y muerte de seres dotados de sentidos, como son los animales. No hay en la Biblia un llamado explícito a ser vegetariano sin embargo, y según se desprende de toda la evidencia bíblica es implícitamente la forma en la que los cristianos deberían sentirse llamados a vivir su vida cristiana.
Ahora bien, es claro que para comer carne se hace necesario matar, ya que la carne no crece en los árboles o no se da como un producto natural. La Ley de Dios dice explícitamente "no mataras" (Exodo 20:13) y esto también debierá incluir a los animales. Puede que alguien diga que no se menciona a los animales en el mandamiento, aunque seamos honestos tampoco se menciona a los seres humanos. El mandamiento sólo dice "no matarás". Todos entendemos que Dios prohibe expresamente el asesinato de personas, de otros seres humanos y así se aplica generalmente. Pero ¿debiera el mandamiento de de Dios considerar además la matanza indiscriminada de animales? La respuesta lógica y honesta es sí.
Recordemos que el cuarto de los Diez Mandamientos, relativo al reposo humano en sábado, considera también a los animales (Exodo 20:8-11). Así lo practicaban los judíos (Lucas 13:15). Luego si Dios se preocupa de que los animales sean considerados en el reposo sabático del cuarto mandamiento ¿será lógico pensar que Dios los considere también respecto de la orden de no matar consignada en el sexto mandamiento? La respuesta lógica es sí. ¿Ha visto Ud. como en el campo matan a los cerdos clavándoles un estaca en el corazón? ¿Ha visto Ud. como para matar a una gallina se le retuerce y estira el pescuezo hasta provocarle una fractura cervical? ¿Ha visto como se mata al ganado vacuno en los mataderos de animales? Si Ud. lo viera de manera directa, siendo cristiano, ¿estaría de acuerdo en que se continuara haciendo tal cosa? Si el amor de Dios está en su corazón, lo más seguro es que no aprobara tal práctica y prefiera alimentarse de los frutos de la tierra, obteniendo alimento de mejor calidad y sin necesidad de sufrimiento alguno.
Los cristianos deberíamos querer acercarnos al ideal de Dios para la humanidad. El ideal de Dios para el hombre en cuanto a la dieta está expresado en el Edén, cuando Dios señaló la dieta alimenticia vegetariana para el hombre y en su aspiración futura, de que el hombre sea vegetariano en el Paraíso Restaurado. Entonces: ¿por qué negar esta realidad sólo porque no existe una orden explícita que diga 'no comerás carne de animales'? La decisión que Ud. tome respecto de este asunto relacionado con la vida cristiana, dirá mucho a Dios de su cristianismo.

LO QUE PASARÍA SI TODO EL MUNDO DEJASE DE COMER CARNE
http://www.adnradio.cl/noticias/sociedad/esto-es-lo-que-pasaria-si-todo-el-mundo-dejase-de-comer-carne/20160131/nota/3049890.aspx
CONSULTA SOBRE LOS BENEFICIOS PARA LA SALUD Y LA VIDA DE NO COMER CARNE:
http://www.vidaysalud.com/diario/dieta-y-nutricion/menos-carne-roja-mas-anos-de-vida/
LOS RIESGOS PARA LA SALUD RELACIONADOS CON EL CONSUMO DE CARNE
https://www.playgroundmag.net/food/Hace-2-millones-de-anos-que-la-carne-roja-nos-produce-cancer_24556898.html?utm_source=facebook.com&utm_medium=post&utm_campaign=original&utm_term=madre
LOS DAÑOS QUE PRODUCE COMER CARNE ROJA O BLANCA
https://www.cnnchile.com/tendencias/carne-blanca-tan-danina-como-la-roja_20190605/?fbclid=IwAR3NUeB5mdauupXT6thA-ZuPYqee5ddVNHBgisJoDd8__3CEhLXEVG9WMoY
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