MUNDO Y RELIGIÓN - M&R |
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Los cristianos y la medicina alternativa |
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Hoy en día algunos cristianos pertenecientes a organizaciones religiosas que promueven la salud como parte de su fe y práctica, con frecuencia incurren en la práctica de la medicina alternativa, haciéndose llamar "médicos", "doctores", "terapeutas", etc. y desarrollan dicha actividad en consultas particulares, visitas a domicilio o atenciones colectivas en municipalidades o colegios, ofreciendo alternativas terapéuticas para diversas enfermedades y dolencias propias del ser humano.
Generalmente, estas personas que ofician como "médicos alternativos" o "terapeutas" tienen mínima o ninguna preparación en alguna disciplina médica o ciencia de la salud reconocida e impartida por alguna universidad de su país y en cambio esgrimen "certificados" y "diplomas" de institutos naturistas, centros de capacitación y asociaciones de cultura saludable, etc. evidenciando con esto que no están calificados para atender a ninguna persona que evidencie un cuadro clínico (signos y síntomas) que pueda ser asociado a una patología específica o algún trauma o disfunción de la salud.
Cabe preguntar, cómo se define o entiende la "medicina alternativa" en una definición rigurosa: Medicina alternativa es toda práctica que afirma tener los efectos sanadores de la medicina convencional pero que no está apoyada por evidencia obtenida mediante el método científico, por lo que su efectividad no ha sido probada cientificamente. Consiste en un amplio rango de prácticas, productos y terapias. (Vea https://es.wikipedia.org/wiki/Medicina_alternativa)
La práctica de la medicina alternativa, comúnmente es asociada a la naturopatia, iriología, biomagnetismo, reflexología, curación energética, reiki, curación divina, medicina cuántica, sanación a distancia, etc. a lo cual también se puede agregar la práctica no calificada de la fitoterapia, masoterapia, quiropraxia, etc. practicadas por personas que no poseen los mínimos conocimientos de farmacología, fisiología y anatomía humana como para desarrollar una actividad que está estrechamente relacionada con la compleja naturaleza anatómica y fisiológica del ser humano.

De manera general, las personas que practican la medicina alternativa, tratan de eludir responsabilidades penales con relación al uso de la autocalificación de "médicos", lo cual es penado por la ley como práctica ilegal de una profesión (la profesión de médico), haciéndose llamar "doctores", "terapeutas alternativos" o llamando a su oficio "medicina complementaria", etc. términos y acepciones difusas que sólo buscan confundir a sus usuarios respecto a la verdadera naturaleza de la práctica de este tipo de "ofertas médicas" u "ofertas sanadoras". Notemos que estas personas nuevamente intentan burlar la ley al denominar a sus "pócimas" o "remedios naturales", llamándolos "suplementación alternativa", "tratamiento" o cualquier otro nombre que no constituya una infracción de las leyes sanitarias del país pero que sí suene como alternativa para la persona que busca sanar de sus enfermedades. En todo esto se deja ver una amplia intención de confundir al paciente respecto a la verdadera naturaleza de esos tratamientos y la validez de éstos a la hora de sanar una patología o aminorar un cuadro clínico y el engaño no puede proceder de una persona que profesa ser cristiana o que profesa vivir en relación espiritual con Dios.
LA MEDICINA ALTERNATIVA ANTAGONIZA
A LA MEDICINA TRADICIONAL
Uno de los engaños de la medicina alternativa es precisamente presentarse como "alternativa". Esto quiere decir que si Ud. no encuentra sanidad a través de la medicina convencional, se le ofrece una alternativa igualmente válida para alcanzar salud. La pregunta es: ¿es realmente la medicina alternativa una verdadera alternativa a la medicina convencional? No, no lo es. Porque una alternativa es aquella que cuenta con las mismas propiedades o características de la posibilidad que se desecha. Ud. puede viajar a determinado sitio en auto o bien utilizar la alternativa de un bus, en definitiva ambos medios le llevarán al lugar que desee. El bus es entonces una alternativa al auto, cumple con el mismo objetivo. Sin embargo, la llamada "medicina alternativa" no cumple con el mismo objetivo de la medicina convencional, sencillamente porque no sana. Las personas que dicen que sus métodos alternativos sanan, nunca han puesto a prueba dichos métodos para ser examinados con rigor y ver si verdaderamente sanan. La medicina alternativa dice que sana, pero no está dispuesta a probar que sana.
Por otra parte, invariablemente, las personas que practican la medicina alternativa orientan a sus pacientes a abandonar las terapias convencionales, exponiendo a serias consecuencias a sus pacientes, que confiados de sus nuevos "médicos" abandonan terapias médicas o farmacólogicas que verdaderamente les pudieran ayudar para entregarse a una aventura terapéutica sin un destino preciso.
¿Son efectivos los tratamientos o terapias que usan los médicos alternativos? La verdad es que no pueden asegurar eso basados en la ciencia. Las prácticas de la medicina alternativa no están validadas por la investigación científica y por el método científico. Lo cual las convierte en algo muy peligroso para personas que, dejando la medicina convencional, validada por rigurosos estudios y líneas de evidencia cienífica, se entregan a terapias sin sentido o consumo de elementos (muchas veces inocentes jugos de frutas o hierbas) con el fin de aliviar enfermedades complejas de tratar, como el cáncer, alzheimer, insuficiencia cardíaca, etc.
Siendo así y puesto que la Organización Mundial de la Salud (OMS) en más de una ocasión ha advertido sobre los peligros de entregar el cuidado de la salud a la medicina alternativa en desmedro y antagonismo de la medicina convencional, últimamente los médico alternativos llaman a su práctica como "medicina complementaria", a fin de presentar su práctica no como antagónica a la medicina convencional sino como "complementaria". No obstante, de manera regular estos "médicos" recomiendan a sus pacientes enfatizar mayormente el tratamiento complementario en desmedro del tratamiento convencional, llegando entonces al mismo punto de inicio, es decir, descartar el método médico convencional para entregarse al método alternativo o complementario.
La característica común de las terapias alternativas es que terminan difundiendo ideas y conceptos que desacreditan la eficacia de la medicina tradicional, que huelga decir está probada rigurosamente por el método científico y que en medicina de manera particular es más riguroso que en otras ciencias, mientras que publicitan los efectos de hierbas y pócimas o tratamientos energéticos que no evidencian ninguna prueba de su eficacia más allá de lo que sus propios mentores afirman.
Por otra parte, las personas que practican la medicina alternativa se forman en centros comunitarios, institutos de salud natural, anexos de lugares de culto o iglesias, etc. Los cursos de formación sólo duran en el mejor de los casos algunos meses y en sus mallas curriculares no se enfatiza la anatomía, fisiología, farmacología, fisiopatología, etc. ramos de educación que forman parte de la preparación académica de cualquier médico o profesional de la salud en cualquier universidad del mundo.
¿CÓMO LLEGARON LOS CRISTIANOS A PRACTICAR
LA MEDICINA ALTERNATIVA?
Es claro que la Biblia deja ver que Dios se preocupa por nuestra salud (3 Juan 2). En hecho, Jesús dedicó más horas a sanar enfermedades que a predicar o enseñar el evangelio. Jesús sentía una profunda preocupación por la salud de sus semejantes. Así dice la Biblia: " Y rodeo Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo." (Mateo 4:23)
Jesús dedicó gran parte de su ministerio a sanar a los enfermos. De hecho, el encomendó a sus discípulos: " Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. Sanad enfermos." (Mateo 7-8).
"En el curso de su ministerio, dedicó Jesús más tiempo a la curación de los enfermos que a la predicación. Sus milagros atestiguaban la verdad de lo que dijera, a saber que no había venido a destruir, sino a salvar." "El Salvador aprovechaba cada curación que hacia para sentar principios divinos en la mente y en el alma. Tal era el objeto de su obra. Prodigaba bendiciones terrenales para inclinar los corazones de los hombres a recibir el Evangelio de su gracia." (Ministerio de Curación, pág. 8 y 9)
Siendo así, muchos cristianos sienten que deben dedicarse a "sanar enfermos", tal como hacía Jesús, pero sin estar preparados para ello. Es claro que hoy en día, no se ve en los cristianos el poder del Espíritu Santo que permitía a los discípulos sanar enfermos, limpiar leprosos, hacer caminar a personas paralíticas o incluso resucitar muertos sólo por el poder de Dios. Hoy en día, los cristianos que quieren "sanar enfermos" o desean dedicarse a un ministerio médico - misionero, deben calificarse debidamente en una universidad y desarrollar su actividad médico - misionera dentro del marco de la legalidad vigente en cada país, respetando en todo sentido las normas sanitarias de las leyes de su país. El no hacerlo así, lleva a estas pesonas a incurrir en un delito y al hacerlo, dejan de ser cristianos.
Alguien puede decir que "en su iglesia", el pastor o líder de turno, sí realiza milagros como sanar enfermos, hacer caminar paralíticos o recuperar enfermedades incurables, no obstante ninguna de esas pretendidas "sanaciones" o "intervenciones milagrosas" ha llegado a ser validada o reconocida por la ciencia médica convencional y no pasan de ser historias anecdóticas y en la mayoría de los casos que refieren a enfermedades de alta morbilidad, terminan en muerte del "sanado". En Chile ocurrió hace años que un famosos "evangelista" puertorriqueño ofrecía sanación en un concurrido centro poblacional y atrajo a muchas, miles de personas que buscaban sanidad. Entre ellos un señor que padecía de leucemía (una enfermedad de la médula ósea que puede causar la muerte). Cuando este señor se presentó ante el famosos sanador cristiano, éste le dijo que al instante había sido curado por él poder divino que estaba en él. Como resultado el señor abandonó su tratamiento médico convencional, no asistió más a los controles médicos y antes de un mes falleció. Esto no es lo que Dios quiere.
Jesús no actuaba así, sino que el siempre procuraba actuar dentro de las normas y leyes vigentes de su época, en más de alguna ocasión que él curó a un leproso por ejemplo, solicitó a la persona sanada que buscara el reconocimiento de su sanidad ante el sistema sanitario vigente, que en esa época era oficiado por los sacerdotes del pueblo. Vea Marcos 1:40-44.
Si un cristiano, desea dedicarse al ministerio médico - misionero, debe ser responsable con la salud de sus futuros pacientes, ingresar a una universidad reconocida por su país, obtener la licenciatura en medicina o alguna de las ciencias de la salud reconocidas (enfermería, tecnología médica, kinesiología, fonoaudiología, etc.), que lo acredite como una persona capacitada como profesional de la salud y así poder desarrollar un trabajo en favor de la salud de las personas. Ir más allá de eso, es no actuar con la responsabilidad debida que nos merece la salud de nuestros semejantes y una transgresión de un principio fundamental enseñado por Jesús: "Asi que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos, porque esta es la ley y los profetas." (Mateo 7:12). Cuando cualquiera de nosotros va a un médico, lo menos que esperamos es que ese médico esté calificado para atender nuestras necesidades de salud y nadie quisiera ser atendido por una persona que está experimentando con nuestra salud, que nos recomienda remedios curativos que no están validados por la ciencia o la investigación médica y que no cuenta con los conocimientos necesarios y suficientes para recetarnos, recomendarnos o prescribirnos un determinado tratamiento o consumo de hierbas, uso de elementos etc. con el fin de curarnos. En este caso, puede llegar a ser más peligroso el remedio que la enfermedad y siendo honestos, Jesús nunca estaría de acuerdo con esto y no fue el ideal que el visualizó cuando dijo a los cristianos: "sanad enfermos". En consecuencia, los cristianos sinceros, tendrán sumo cuidado de dedicarse a prácticas engañosas en materia de salud, sabiendo que "ninguna mentira es de la verdad" (1 Juan 2:21).
La práctica médica o en el área de la salud de los cristianos debe ser desarrollada con toda transparencia y sin el deseo de engañar o de mentir a nuestros semejantes sobre nuestras competencias o calificaciones para intervenir en salud. El apóstol Pablo aconseja: "Por lo cual, dejada la mentira hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros." (Efesios 4:25) "No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejohombre con sus hechos." (Colosenses 3:9) ¿Habremos de mentir entonces respecto a los poderes curativos de nuestros tratamientos diciendo que son efectivos para sanar una determinada enfermedad cuando en verdad no lo son? ¿Mentiremos proporcionando "remedios" que no sirven para curar lo que se dice que curan? ¿Trataremos de engañar a nuestros prójimo haciéndonos llamar "médicos alternativos" o recomendando nuestra "medicina alternativa" o "medicina complementaria" que no se basa en ningún principio científico sino tan sólo en nuestra palabra de que "hacen bien"? La verdad es que todo eso no está bien.
Hoy en día hay personas que profesan el cristianismo y que se dedican a la medicina alternativa prometiendo curar el cáncer, sanar la leucemia, o recuperar una insuficiencia cardíaca sólo con la administración de hierbas que combinan en brebajes de los que sólo ellos conocen la mezcla, no obstante que la medicina convencional invierte millones de dólares, tiempo de profesionales en costosos y modernos laboratorios, ajustándose a rigurosos protocolos de investigación y aún así, no se aventuran a decir enfáticamente que han encontrado la definitiva cura contra el cáncer, no obstante, una persona que trabajando en la cocinería de su casa, mezclando hierbas de las que ni siquiera conoce su composición química e inviertiendo tan sólo una tetera de agua y una hierbas asegura con todo desparpajo que "ha encontrado la cura contra el cáncer". Esto es mentir al prójimo.
Consecuentemente, si alguien desea trabajar como "fitoterapeuta" primero obtenga un título de médico convencional o de profesional en el área de la salud en una universidad reconocida, estudie seriamente la fitoterapia, examine seria y concienzudamente la evidencia científica que avale la administración de tal o cual tratamiento herbolario y entonces dediquese a trabajar como fitoterapeuta con enfermos, sabiendo de anatomía, fisiología, farmacología y todo aquello que es necesario para trabajar seriamente como profesional de la salud.
¿Se puede decir que al aceptar ir a la universidad para obtener un título en medicina o ciencias de la salud es falta de fe y una no dependencia del Espíritu Santo para sanar? No, de ninguna manera. Cuando los cristianos deseen dedicarse al ministerio médico - misionero, estudien en una universidad reconocida por el Estado, obtengan sus acreditaciones como profesional de la salud y entonces cada vez que atiendan a un paciente, encomienden su trabajo a Dios, rogando que Dios manifieste su poder en la sanación del paciente, pero siempre siendo responsable y haciendo nuestra parte en el trabajo, sabiendo reconocer una patología, reconocer el cuadro clínico atingente a cada enfermedad, los signos y síntomas diferenciales, la anomalía de parámetros de salud (HTA, hipercolesterolemia, hiperglucemia, disminución o alteración de parámetros ventilatorios, auscultación pulmonar y reconocimiento de ruidos respiratorios, etc.) y con una orientación tal recomendar el mejor tratamiento para el paciente de turno, siendo responsable con la salud del paciente y confiando siempre en que Dios nos aportará su valiosa ayuda.
"El médico que desee ser colaborador acepto con Cristo se esforzará por hacerse eficiente en todo ramo de su vocación. Estudiará con diligencia a fin de capacitarse para las responsabilidades de su profesión y, acoplando nuevos conocimientos, mayor sagacidad y maestría, procurará alcanzar un ideal superior. Todo médico debe darse cuenta de que si su obra es ineficaz, no sólo perjudica a los enfermos, sino también a sus colegas en la profesión. El médico que se da por satisfecho con un grado mediano de habilidad y conocimientos, no sólo empequeñece la profesión médica, sino que deshonra a Cristo, el soberano Médico." (El ministerio de curación, pág. 68)
"El propósito de Dios con respecto a nosotros es que ascendamos siempre. El verdadero médico misionero será cada vez más diestro. Hay que buscar a médicos cristianos de talento y de superior habilidad profesional, y alentarlos a servir a Dios en lugares donde puedan educar y preparar a otros para ser misioneros médicos.
El médico debe acopiar en su alma la luz de la Palabra de Dios. Debe crecer continuamente en la gracia. Para él, la religión no ha de ser tan sólo una de tantas influencias. Debe ser la influencia predominante. Debe inspirar todos sus actos en altos y santos móviles, que serán poderosos por proceder de Aquel que dio su vida para revestirnos de poder para vencer el mal. Si el médico se esfuerza con fidelidad y diligencia por hacerse eficaz en su profesión, si se consagra al servicio de Cristo y dedica tiempo a escudriñar su corazón, comprenderá los misterios de su sagrada vocación. Logrará disciplinarse y educarse de tal modo que cuantos se encuentren dentro de la esfera de su influencia reconocerán la excelencia de la educación y de la sabiduría adquiridas por quien vive siempre en unión con el Dios de sabiduría y poder. En ninguna otra circunstancia se necesita una comunión tan íntima con Cristo como en la obra del médico. El que quiera cumplir debidamente los deberes de médico ha de llevar día tras día y hora por hora una vida cristiana. La vida del paciente está en manos del médico. Un diagnóstico superficial, una receta equivocada en un caso crítico, o un movimiento de la mano que en una operación desacierte por el espesor de un cabello, puede sacrificar una existencia y precipitar un alma a la eternidad. ¡Cuán solemne resulta pensar en esto! ¡Cuánto importa, pues, que el médico esté siempre bajo la dirección del Médico divino!" (El ministerio de curación, pág. 68-69)
Es claro que Dios siempre estará dispuesto a ayudar a los cristianos sinceros en la sanación de los enfermos. El mismo que dijo "sanad enfermos" está siempre atento a ayudar a los que responsablemente desean dedicarse al ministerio médico - misionero. El apóstol Santiago entregó la siguiente recomendación: "¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si estuviere en pecados, le serán perdonados." (Santiago 5:14-15).
LA MEDICINA ALTERNATIVA ENTRE LOS CRISTIANOS
La medicina alternativa goza de amplia aceptación en corrientes religiosas que se preocupan especialmente de la salud y que recomiendan no fumar ni beber alcohol, no consumir cafeína o bebidas que la contienen e incluso un sistema de alimentación más natural.
Es claro que abstenerse de consumir alimentos o bebidas nocivas para la salud humana siempre resultará en un beneficio para quien lo haga, no obstante, la intrusión de prácticas de medicina alternativa entre estas personas no es recomendable.
No son pocas las iglesias, mayormente protestantes, que dan cabida a la práctica del biomagnetismo, la iriología, el reiki y sanación a distancia, la reflexología, la medicina quántica, la medicina ortomolecular y otras, que no sólo antagonizan a la medicina tradicional sino que incluso en algunos casos aseguran ser aún más eficaz que la propia medicina tradicional. Esto último raya en los deslindes del falso testimonio, una conducta que para los cristianos verdaderos debería estar absolutamente fuera de su experiencia religiosa.
El aspecto negativo de todo esto es que algunas personas que se consideran cristianas, se dedican a engañar a sus semejantes, haciéndose pasar por médicos o doctores y haciéndoles creer que poseen alguna preparación para atender enfermos, evaluar, diagnosticar y tratar una patología en particular. No son pocos, los que insinuan que incluso tienen la capacidad de curar algunas formas de cáncer, lo cual es evidentemente falso.
Siendo así, la práctica de la medicina alternativa no debe hallar cabida entre los cristianos, no sólo porque es una forma engañosa de ganarse la vida en base a la credulidad de las personas, sino porque además esta práctica pone en grave riesgo la salud y la vida de las personas que se dejan tratar por estos métodos, lo cual no se condice con el amor al prójimo que cada cristiano debe prácticar en su vida diaria.
LOS CRISTIANOS Y EL MINISTERIO MÉDICO - MISIONERO

En el ministerio médico - misionero Jesús debe ser nuestro ejemplo
"En el ministerio de curación, el médico ha de ser colaborador de Cristo. El Salvador asistía tanto al alma como al cuerpo. El Evangelio que enseñó fue un mensaje de vida espiritual y de restauración física. La salvación del pecado y la curación de la enfermedad iban enlazadas. El mismo ministerio está encomendado al médico cristiano. Debe unirse con Cristo en la tarea de aliviar las necesidades físicas y espirituales del prójimo. Debe ser mensajero de misericordia para el enfermo, llevándole el remedio para su cuerpo desgastado y para su alma enferma de pecado.
http://rebdo.org/post/130698510941/la-terapia-con-imanes-no-tiene-validez-terap%C3%A9utica
IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA VOTA CONTRA MEDICINA ALTERNATIVA
https://www.adventistas.org/es/salud/sobre-nosostros/medicinas-alternativas/
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