MUNDO Y RELIGIÓN - M&R |
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Objeciones a la Reforma Pro Salud |
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*** Artículo preparado en respuesta a observaciones formuladas por la Sra. Nilbia Luna con fecha 3 de septiembre de 2017.
Es claro que en materia de religión es muy difícil que las personas siempre lleguen a estar de acuerdo. En el cristianismo no es distinto y el caso es que hoy en día existen a los menos cinco grandes corrientes, católicos, evangélicos, mormones, adventistas y testigos, los cuales expresan sobre la Biblia y sus enseñanzas pensamientos diversos y diferentes.
¿Cómo es posible que a partir de la lectura del mismo libro, la Biblia, estos cinco grandes grupos lleguen a conclusiones tan diferentes? Eso es digno del más completo análisis.
Como primer punto, es bueno decir, que como cristianos estamos llamados a respetar todos los puntos de vista, aunque muchos de ellos no los compartamos. Toda persona que lee y procura entender la Biblia, está en el mismo camino que nosotros y por tanto merece todo nuestro respeto y fraterna consideración.
Sin embargo, así como respetamos todo punto de vista, estamos en la obligación de exponer lo que a nuestro juicio, constituye la realidad de las cosas, para lo cual también solicitamos el mismo respeto. Los cristianos estamos llamados a dar ejemplo de amor a Dios y al prójimo, considerándonos con amor los unos a los otros.
Sobre el tema de salud, hay más de una opinión. Hay quienes piensan que los cristianos no debieran en modo alguno preocuparse de la salud. Lo cual es muy respetable, pero creemos que esa posición no guarda relación con la verdad y no constituye además un pensamiento muy cuerdo.
La Biblia nos enseña que debemos cuidar nuestro cuerpo en la misma medida que cuidamos nuestro espíritu (1 Corintios 6:19).
El cuerpo es considerado como el templo de Dios y por medio del cual Dios mora en nosotros, razón por la cual debemos cuidar nuestro cuerpo como algo santo (1 Corintios 3:16-17).
El cuidado de la salud corporal es considerada como una ofrenda agradable que ofrecemos a Dios y que en realidad forma parte del culto cristiano y requiere una reforma en nuestra forma de pensar y entender la relación con Dios (Romanos 12:1-2).
El Señor Jesús enseñó que si bien nuestro espíritu está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, la carne (nuestro cuerpo) está enferma (Mateo 26:41). ¿Qué es lo que enferma a nuestro cuerpo?
Los continuos informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que el desorden en el comer y el beber, más el consumo de sustancias nocivas y perjudiciales para el cuerpo así como el trabajo excesivo, están minando la salud de las personas y tienden a aumentar las enfermedades entre la gente.
Apropiadamente, la Biblia enseña: "Si pues coméis, o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo a gloria de Dios." (1 Corintios 10:31)
La comida y la bebida deben ser aspectos que el cristiano es llamado a cuidar, asegurándose de que en esto, su conducta sea para la gloria de Dios. ¿Cómo podemos asegurarnos de que en el sencillo acto de comer y beber nuestra conducta sea para la gloria de Dios? La Biblia nos da una sencilla orientación en Proverbios 23:20. Lea también Isaías 22:12-14.
Evidentemente, el abstenerse de carne y vino en nuestra dieta no es un pensamiento popular ni es algo que agrade a algunas personas que profesan el cristianismo, sin embargo, estos dos elementos están destruyendo la salud de millones de personas en nuestros días. La Biblia advierte claramente contra el uso del vino y las bebidas alcohólicas (Proverbios 20:1; 23:29-35; Isaías 5:11-12).
Igualmente, la Biblia refiere varios relatos en que el efecto del vino acarreó graves resultados a quienes hicieron uso de él (Génesis 9:20-29; 19:30-38; Daniel 5:1-6, 30).
¿Qué ocurre con la carne? ¿Es dañina la carne para la salud humana? Todo cristiano que desea ser consecuente con el cuidado de su cuerpo debe contestar honestamente esta pregunta. Esto no tiene nada que ver con si Ud. es cristiano o no, los efectos nocivos del consumo de carne no hacen distinción entre unos y otros. ¿Hace daño a la salud humana el consumo de carne? La respuesta Ud. la puede encontrar fácilmente en internet y puede consultar las últimas informaciones que está entregando al respecto la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Sin embargo, muchos profesos cristianos argumentan que Jesús no dijo nada de no comer carne y tampoco los apóstoles por tanto no se sienten en la responsabilidad de dejar de comer carne. Esto, seamos honestos no es nada más que un pretexto para no asumir la responsabilidad al respecto y en el fondo manifiesta indiferencia hacia un tema que debe ocupar nuestra reflexión concienzuda.
Es probable que ningún cristiano esté de acuerdo con el consumo de tabaco por los serios daños que éste causa a la salud humana. No obstante, Jesús no dijo nada acerca del tabaco ni se menciona esto en la Biblia. Tampoco se advierte contra la cocaína, los estupefacientes u otras sustancias nocivas como el hachis o la marihuana. ¿Significa esto que los cristianos no debemos considerar cuidado respecto al uso de estas sustancias sólo porque no están mencionadas en la Biblia? Evidentemente, nadie razonaría de esa manera. Lo mismo sucede en cuanto a la carne, aunque huelga decir que en el caso de la carne encontramos en la Biblia varios y diversos pasajes que nos dejan ver que es algo nocivo y dañino para la salud humana.
¿Cree Ud. que la carne es un elemento adecuado en la dieta humana cuando Dios no la incluyó en el régimen alimenticio señalado en el principio? Génesis 1:29-30. ¿Por qué cree Ud. que la carne no se consumirá en el Reino de Dios? Isaías 11:6-7; 65:21-25. Podemos buscar y tratar de encontrar en la Biblia muchas excusas para no admitir la realidad, pero esta es la realidad, el uso de carne como alimento no hace parte de la voluntad de Dios para el hombre.
"El régimen señalado al hombre en el principio no incluía ningún alimento de origen animal." "Al señalar el alimento para el hombre en el Edén, el Señor demostró cuál era el mejor regimen alimenticio." (El Ministerio de Curación, E. G. de White, pág. 240)

En el Edén, el paraíso perdido, los animales no eran considerados como alimento sino como una compañía para el hombre. El hombre debía amar a los animales y no matarlos para comer su carne.
OBJECIONES A LA REFORMA PROSALUD
EN CUANTO A LA ABSTINENCIA DE CARNE EN LA ALIMENTACIÓN
Es una realidad que la mayoría de las personas que profesan el cristianismo no son vegetarianas. Sin embargo, quienes hacen de la carne su alimento, pasan por alto el sufrimiento y muerte de millones de animales en los mataderos y centros de faenamiento animal. Igualmente, pasan por alto el hecho bíblicamente innegable de que los animales nos fueron entregados en el principio como compañía y no como alimento.
Se dice que la Biblia no prohibe comer carne, aunque la Biblia tampoco prohibe fumar cigarrillos y sin embargo, prácticamente todas las denominaciones cristianas están contra el consumo de tabaco debido a los daños que produce en la salud, obviando que el consumo de carne como alimento produce mucho más daño que el tabaco en la salud humana.
Otras personas se apresuran a decir que Jesús no era vegetariano y que consumía carne regulamente como alimento, aunque tampoco están dispuestos a investigar concienzudamente el tema y prefieren quedar con la opinión superficial que tiene la mayoría, fundada principalmente en el desconocimiento histórico y bíblico del tema. (Vea apartado: ¿Fue Jesús vegetariano?)
Si bien la abstención de comer carne como alimento no es una prueba de discipulado y no es lo que define al cristianismo, el tema debe ser considerado y conducir a una reflexión seria sobre el asunto. Dicha reflexión no adelantará mucho si estudiamos la Biblia de manera prejuiciosa y si de corazón deseamos continuar consumiendo carne, para lo cual el corazón humano siempre intentará obtener argumentos o pretextos, incluso bíblicos, con el fin de no abandonar el uso de un elemento tan nocivo para la salud como es el consumo de carne.
- PRIMERA OBJECIÓN: Pedro, mata y come (Hechos 10:9-17).
Muchas personas dentro del cristianismo, sostienen que Dios aprueba el consumo de carne porque entienden que ordenó a Pedro que matase y comiese de cualquier tipo de cuadrúpedos según Hechos 10:9-17. Es más, muchos profesos cristianos hoy en día se amparan en esta cita y han hecho de ella un bastión para sostener que Dios declara que todos los animales son limpios para comer.
La verdad es que concluir tal cosa es equivocar completamente el sentido de lo que Dios desea enseñarnos en Hechos 10:9-17. Esta cita no tiene nada que ver con comida.
¿Qué fue lo que entendió Pedro de esta visión? ¿Entendió el apóstol que todos los animales son limpios para comer como quiere entender la mayoría de los profesos cristianos? Veamos lo que explicó el propio apóstol Pedro sobre la visión:
"Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían juntado. Y les dijo: Vosotros sabéis que es abominable a un varón judío juntarse o llegarse a extranjero, más me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo." (Hechos 10:27-28)
"Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: Por verdad hallo que Dios no hace acepción de personas, sino que de cualquiera nación que le teme y obra justicia, se agrada." (Hechos 10:34-35)
Un comentario sobre este pasaje bíblico señala lo siguiente:
"Esta visión reprendía a Pedro a la vez que le instruía. Le reveló el propósito de Dios, que por la muerte de Cristo los gentiles fueran hechos herederos con los judíos de las bendiciones de la salvación. Todavía ninguno de los discípulos había predicado el Evangelio a los gentiles. En su mente, la pared de separación, derribada por la muerte de Cristo, existía todavía, y sus labores se habían limitado a los judíos; porque habían considerado a los gentiles excluidos de las bendiciones del Evangelio. Ahora el Señor trataba de enseñarle a Pedro el alcance mundial del plan divino." (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 111)
¿A partir de la visión llegó Pedro a alguna conclusión respecto de la comida o entendió que con la visión recibió permiso divino para comer carne o ir más allá de lo que siempre había practicado? No. ¿Entonces por qué si Pedro nos indica lo que entendió de la visión, muchas personas van más allá y entienden algo que la Biblia no autoriza a entender?
Es necesario destacar que Pedro tuvo esta visión a lo menos unos 11 años después de la crucifixión de Cristo y sin embargo, el jamás entendió que debía abandonar la norma de Levítico 11 que ordenaba abstenerse de comer animales impuros. Cuando se le mostró la visión y se le dijo: "Pedro, mata y come", el se apresuró a responder: "Señor, no, porque ninguna cosa común e inmunda he comido jamás." (Hechos 10:13-14). Once años después de la crucifixión de Cristo, Pedro aún se abstenía de comer cualquier cosa inmunda.
¿Si la restricción de comer la carne de animales inmundos hubiese sido abolida por la muerte de Cristo, cree Ud. que el apóstol Pedro estaba equivocado sobre esto y desconocía las enseñanzas de Jesús sobre el tema aún después de 11 años de la crucifixión de Jesús?
Jesús enseñó la verdad y las doctrinas correctas a sus discípulos, entre ellos a Pedro, durante tres años y medio. Luego, durante otros 11 años aproximadamente, el Espíritu Santo estuvo reafirmando a los apóstoles en la verdad y en todo lo aprendido de Jesús, a fin de que lo practicaran y enseñaran a otras personas. ¿Es lógico pensar que después de los tres años y medio que estuvieron con Jesús, más los 11 años que estuvieron bajo la influencia del Espíritu Santo aún Pedro y los apóstoles no comprendían la verdad y permanecían enseñando errores sobre cuáles eran las doctrinas correctas? Por supuesto que no.
Si la restricción de Levítico 11 no era observada por los apóstoles once años después de la crucifixión de Jesús, entonces la orden dada al apóstol diciendo: "Pedro, mata y come" no habría sido una prueba en absoluto y no habría tenido ningun sentido. Además, el apóstol no hubiese manifestado ninguna objeción al respecto.
Por otra parte, una lectura reflexiva de Hechos 10:8-9 nos deja ver que la inspiración asoció la llegada de los emisarios de Cornelio, el gentil, con la subida de Pedro a la azotea para orar, lo cual deja ver que fue esa asociación de eventos lo que finalmente culmina en la visión que Dios le entregó a Pedro, lo cual reafirma la conclusión dada por el propio apóstol Pedro de que esa visión refería a los gentiles y no tiene que ver en absoluto con las conclusiones a las que llegan muchas personas, queriendo encontrar una justificación para continuar consumiendo carne como alimento.
Igualmente, una vez que Pedro recibió la visión y estando el dudando y pensando sobre el significado de ella, los hombres que habían sido enviados por Cornelio lelgaron preguntando por él (Hechos 10:17-18). Todo esto, deja ver que la visión siempre estuvo ligada a la llegada y recepción de los gentiles delante de Pedro y nunca tuvo por propósito tener un significado relacionado con la dieta o con algún permiso para comer carne de manera indiscriminada como sostiene la mayoría de los protestantes.
Los que dicen que los cristianos fueron desobligados de mantener cuidado respecto de la carne de animales que usaban para consumo humano como las que establece Levítico 11, es porque nunca han entendido el sentido de las enseñanzas de la Biblia y no han llegado a comprender por qué se establecieron esas restricciones.
En la carne del cerdo, por ejemplo, hormiguean los parásitos. El consumo de carne de cerdo, en los días de Cristo y mucho antes de eso, en los días de Moisés, resultaba extremadamente peligroso porque en estos animales se alojan, entre otros, dos tipos de parásitos muy peligrosos para la salud humana: la Trichina spiralis y los cisticercos, dos tipos de gusanos que provocan la triquinosis y la cisticercosis respectivamente.
¿Cree Ud. que estos parásitos afectaban al hombre sólo en la dispensación del Antiguo Testamento? ¿Será que si una persona consume descuidadamente carne de cerdo hoy en día no se enfermará de triquinosis o cisticercosis porque estamos en la dispensación del Nuevo Testamento? La verdad es que razonar de esta manera tan limitada, es en gran parte lo que como cristianos nos tiene tan desacreditados ante el mundo científico de hoy.
De manera dramática, un señor de unos 50 años que profesaba el catolicismo, asistió a una celebración familiar en un sector rural y en medio de la cual faenaron un cerdo que era propiedad de los anfitriones y al que habían criado desde pequeño. Todos los comensales disfrutaron del banquete y entre ellos, este señor que era de la ciudad y trabajaba en una oficina. El caso es, que al cabo de unos meses, esta persona se desmayó en su trabajo y fue llevado al servicio de urgencia donde le practicaron diversos exámenes. El resultado arrojó cisticercosis por ingesta de carne de cerdo mal cocida. En adelante, el señor comenzó a tener problemas de visión, de equilibrio, debilidad muscular y finalmente quedó postrado para fallecer al cabo de un año y meses después del diagnóstico inicial, a pesar de todos los adelantos médicos que existen hoy en día, en pleno Siglo XXI. ¿Está obsoleta la restricción dada por Dios al ser humano en cuanto a la ingesta de carne de ciertos animales como el cerdo? ¿El enfermarse de cisticercosis tiene que ver con qué vivamos en la dispensación del Antiguo o Nuevo Testamento?
En los días del Antiguo Testamento, Dios visitaba las cocinas de los judíos y veía que ellos cocinaban cosas asquerosas (Isaías 65:4). ¿Cree Ud. que Dios no considera asqueroso hoy en día lo que consideraba asqueroso hace miles de años atrás? Lea Malaquías 3:6 y Hebreos 13:8.
- SEGUNDA OBJECIÓN: Se dice que en el Concilio de Jerusalén se estableció que los creyentes gentiles no tienen que guardar la ley de Moisés y por tanto pueden comer de todo tipo de carne sin atender a Levítico 11 (Hechos 21:24-25; 15:5,24,28-29).
Para comprender correctamente los resultados del Concilio de Jerusalén realizado aproximadamente en el año 50 d.C. es necesario conocer el contexto en que se llevó a cabo esta importante asamblea de la iglesia cristiana primitiva. Ese contexto lo aporta la propia Biblia (Hechos 15:1-12).
"Los judíos temían que si no se imponían las restricciones y ceremonias de su ley a los gentiles como condición de entrada en la iglesia, las peculiaridades nacionales de los judíos, que hasta entonces los habían distinguido de todos los demás pueblos, desaparecerían finalmente de entre aquellos que recibían el mensaje evangélico.
Los judíos se habían enorgullecido siempre de sus cultos divinamente señalados; y muchos de aquellos que se habían convertido a la fe de Cristo, sentían todavía que, puesto que Dios había bosquejado una vez claramente la forma hebrea del culto, era improbable que autorizara alguna vez un cambio en cualquiera de sus detalles. Insistían en que las leyes y ceremonias judías debían incorporarse en los ritos de la religión cristiana. Eran lentos en discernir que todas las ofrendas de los sacrificios no habían sino prefigurado la muerte del Hijo de Dios, en la cual el símbolo se había cumplido, y después de la cual los ritos y ceremonias de la dispensación mosaica no estaban más en vigor." (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 154)
"En la iglesia de Antioquía, la consideración del asunto de la circuncisión provocó mucha discusión y contienda. Finalmente, los miembros de la iglesia, temiendo que si la discusión continuaba se provocaría una división entre ellos, decidieron enviar a Pablo y Bernabé, con algunos hombres responsables de la iglesia, hasta Jerusalén, a fin de presentar el asunto a los apóstoles y ancianos. Habían de encontrarse allí con delegados de las diferentes iglesias, y con aquellos que habían venido a Jerusalén para asistir a las próximas fiestas. Mientras tanto, había de cesar toda controversia hasta que fuese dada una decisión final en el concilio general. Esta decisión sería entonces aceptada universalmente por las diversas iglesias en todo el país." (Idem ant., pág. 154-155)
El problema suscitado tempranamente en la iglesia cristiana primitiva no tenía nada que ver con la dieta o con la manera de alimentarse de los cristianos. El problema se originó porque ciertos creyentes judíos, "de la secta de los Fariseos," lograron introducir en la iglesia una cuestión que produjo amplia controversia y que confundió e infundió consternación a los creyentes gentiles, ya que estos judaizantes aseveraban con gran vehemencia que a fin de ser salvos, los cristianos gentiles debían ser circuncidados y guardar toda la ley ceremonial.
La observancia de la la circuncisión y de la ley ceremonial fue el problema que suscitó el Concilio de Jerusalén (Hechos 15:1, 5). Es claro que la circuncisión como señal de adherencia a la ley ceremonial de Moisés y en conjunto toda la ley ceremonial quedaron abrogadas con la muerte de Cristo, tal como enseñan las Santas Escrituras (Daniel 9:26-27; Colosenses 2:14-16).
No obstante, asociados al asunto de la circuncisión y de la la observancia de la ley ceremonial de Moisés, habían aún otros asuntos que estaban causando preocupación en la iglesia cristiana primitiva.
"Íntimamente relacionados con el asunto de la circuncisión, había varios otros que demandaban cuidadoso estudio. Uno era el problema de la actitud que debía adoptarse hacia el uso de alimentos ofrecidos a los ídolos. Muchos de los conversos gentiles vivían entre gentes ignorantes y supersticiosas, que hacían frecuentes sacrificios y ofrendas a los ídolos. Los sacerdotes de este culto pagano realizaban un extenso comercio con las ofrendas que se les llevaban; y los judíos temían que los conversos gentiles deshonraran el cristianismo comprando lo que había sido ofrecido a los ídolos, y sancionaran así, en cierta medida, las costumbres idólatras. Además, los gentiles estaban acostumbrados a comer la carne de animales estrangulados, mientras que a los judíos se les había enseñado divinamente que cuando se mataban bestias para el consumo, se debía ejercer un cuidado particular de que se desangrara bien el cuerpo; de otra manera, la carne no se consideraría saludable. Dios había ordenado esto a los judíos para la conservación de su salud. Los judíos consideraban pecaminoso usar sangre como alimento. Sostenían que la sangre era la vida, y que el derramamiento de la sangre era consecuencia del pecado.
Los gentiles, por el contrario, acostumbraban recoger la sangre de las víctimas de los sacrificios, y usarla en la preparación de alimentos. Los judíos no creían que debieran cambiar las costumbres que habían adoptado bajo la dirección especial de Dios. Por lo tanto, como estaban entonces las cosas, si un judío y un gentil intentaran comer a la misma mesa, el primero sería ofendido y escandalizado por el último. Los gentiles, y especialmente los griegos, eran extremadamente licenciosos, y había peligro de que algunos, de corazón inconverso, profesaran la fe sin renunciar a sus malas prácticas. Los cristianos judíos no podían tolerar la inmoralidad que no era considerada criminal por los paganos. Los judíos, por lo tanto, consideraban muy conveniente que se impusiesen a los conversos gentiles la circuncisión y la observancia de la ley ceremonial, como prueba de su sinceridad y devoción. Creían que esto impediría que se añadieran a la iglesia personas que, adoptando la fe sin la verdadera conversión del corazón, pudieran después deshonrar la causa por la inmoralidad y los excesos." (Los Hechos de los Apóstoles, pág. 155-156)
En el Concilio de Jerusalén se resolvió que los gentiles debían ser ampliamente aceptados en el seno de la iglesia cristiana y se dijo bajo la voz del ministerio apostólico: "que los que de los Gentiles se convierten a Dios, no han de ser inquietados. Sino escribirles que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, y de fornicación, y de ahogado, y de sangre." (Hechos 15.19-20).
Otra vez, observamos aquí que la iglesia cristiana está desobligada de la circuncisión y de la ley de Moisés en cuanto a lo ceremonial de sacrificios y ofrendas, tal como establece Daniel 9:26-27, sin embargo, la misma resolución del Concilio de Jerusalén confirma algunos aspectos de la ley de Moisés y que tenían que ver con la higiene y el cuidado de la salud, como la abstención de "ahogado, y de sangre" (Levítico 3:17; 7:26; 17:10-14; Deuteronomio 12:16 y 15:23).
Quienes desean deshacerse de toda la ley de Moisés como inútil bajo la dispensación cristiana, entre ellas las normas de Levítico 11, se olvidan que las instrucciones dadas a Moisés fueron dadas por Dios a través del profeta y que contenían aspectos ceremoniales, como la circuncisión y la ley de sacrificios y ofrendas, así como aspectos que tenían que ver con la moral, la higiene y la salud.
La circuncisión y la ley ceremonial de sacrificios y ofrendas, quedó anulada por la muerte y sacrificio de Cristo en la cruz, no obstante, las normales morales, de higiene y salud perduran por siempre ya que atañen al ser humano sin distinción de raza, religión o nivel social.
En el Concilio de Jerusalén, se anuló la circuncisión y la ley de sacrificios y ofrendas, tal como indicaban la Biblia y las profecías, pero se confirmó ciertas normas de salud, como la abstención de ahogado y sangre, que eran parte de la ley de Moisés y que habían sido dadas en el Antiguo Testamento, algo que desgraciadamente los protestantes han sido muy rebeldes en entender porque son tozudos en mantener lo que les enseñan sus pastores y maestros, en desmedro de lo que enseña la Biblia, los escritos proféticos y apostólicos.
Los líderes protestantes enseñan que todo lo contenido en la ley de Moisés era malo y hay que desecharlo. Ciertamente, estas personas olvidan y desconocen que esas cosas que aseguran eran malas y desechables, son las cosas que nos entregó y enseñó Dios en la dispensación del Antiguo Testamento y todo lo que Dios nos da es bueno en gran manera.
De hecho, cuando Jesús fue interrogado respecto a qué es lo más importante en la religión, él extrajó dos enseñanzas de la ley de Moisés y las explicó al pueblo como la base de toda religión verdadera, a saber el amor a Dios y al prójimo (Deuteronomio 6:5 y Levítico 19:18). ¿Es todo lo que está en la ley de Moisés desechable? No, claro que no. La enseñanza de Jesús y la resolución del Concilio de Jerusalén dicen que no.
- TERCERA OBJECIÓN: Se dice que el apóstol Pablo enseña que los cristianos están en libertad de comer carne de acuerdo a Romanos 14:2-3; 14:6; 14:14-15; 14:17; 14:20-23; 15:1-2; 1 Corintios 10:25-28; 10:31-32.
Es cierto que la iglesia cristiana primitiva estaba compuesta por cristianos judíos y gentiles que en su mayoría no observaban ningún tipo de restricción o cuidado respecto del comer carne. No obstante, el testimonio de la historia confirma que la dieta vegetariana formaba parte de la devoción de muchos cristianos en el tiempo antiguo.
Ahora bien, aunque la Iglesia cristiana primitiva no se sintió en principio llamada a ser vegetariana, toda vez que era una organización emergente y en muchos territorios bajo fuerte hostigamiento y persecución, lo cual evidentemente no les permitió organizarse ni definirse respecto a todo punto de vista, entre ello el régimen alimenticio, no menos cierto es que ya se dejan ver vestigios de un hábito vegetariano incipiente entre algunos de sus miembros aún a partir del Siglo I.
Por otra parte, la carta que el apóstol Pablo escribió a los romanos en su capítulo 14, deja ver que existía un problema relativo al consumo de carne entre los discípulos y que también se dejaba ver en la Iglesia de Corinto, ambas congregaciones compuestas mayormente por cristianos gentiles (Romanos 14:1-23; 1 Corintios 8:1-13; 10:18-33).
En efecto, producto de que la Iglesia del siglo primero estaba formada en su mayoría por cristianos gentiles, es decir, cristianos que se habían convertido a la fe de Jesús pero que sin embargo provenían de diversas naciones y en consecuencia de diversas creencias religiosas dispares, surgió un problema respecto al consumo de carne, que los gentiles consumían frecuentemente y sin restricción de ninguna especie.
Mientras que los cristianos judíos consumían poca o nada de carne, los cristianos gentiles consumían habitualmente carne. Ahora bien, esta situación involucraba varios problemas a la vez, puesto que los judíos se apegaban a restricciones definidas en cuanto al comer carne y el consumo de ésta debía ceñirse a la voluntad de Dios tocante a este asunto de acuerdo a Levítico 11.
Los cristianos judíos no veían con buenos ojos el consumo indiscriminado de carne ya que esta conducta no se ajustaba a la norma de Levítico 11 que hablaba de las carnes limpias e inmundas. Por otra parte, los judíos tenían prohibición de comer la carne de animales estrangulados o ahogados y de aquellos que no hubiesen sido desangrados correspondientemente (Levítico 3:17; 7:26; Deuteronomio 12:23).
A todo lo anterior, se sumaba el hecho de que la carne que consumían los cristianos gentiles provenía en su mayoría de las carnicerías locales y que recibían para el consumo y venta la carne de animales que normalmente habían sido sacrificados a los dioses paganos en el culto dominical.
Esta situación provocó que algunos cristianos, por causa de lo sacrificado a los ídolos, adoptásen una dieta mayormente vegetariana y evidenciaran una notable diferencia respecto de aquellos cristianos que sí consumían carne. (Romanos 14:1-2)
El término griego λάχανα que aparece en Romanos 14:2 y que se traduce como legumbres significa en realidad vegetales o verduras. La situación provocó que muchos tomaran la firme resolución de abstenerse del consumo de carne, intención que de alguna manera representó el propio apóstol Pablo en sus escritos. (Romanos 14:21; 1 Corintios 8:13). El problema del consumo de carne sacrificada a ídolos fue también uno de los asuntos que se trataron en el Concilio de Jerusalén en el año 50 d.C.
Al no existir instrucciones de parte del magisterio de la Iglesia respecto al asunto de comer carne, en principio el asunto del consumo de carne sacrificada a ídolos se deja al libre arbitrio de cada cual (Romanos 14:2-4, 6).
No obstante, a raíz del creciente problema suscitado con el consumo de carne, el Concilio de Jerusalén, presidido por los apóstoles y ancianos de la Iglesia, se pronunció al respecto y propuso a los cristianos abstenerse de comer carne sacrificada a los ídolos, que era la carne que regularmente se vendía en las carnícerias, además de ahogado y de sangre (Hechos 15:20 y 29).
Dado que la carne destinada a consumo humano era la que se expendía en las carnícerias locales y esa carne era la que se sacrificaba a los ídolos en las fiestas ceremoniales paganas, a partir de lo decidido e instruido en el Concilio de Jerusalén, la Iglesia comenzó a abandonar el consumo de carne y progresó hacia una dieta vegetariana, como vemos de acuerdo a los antecedentes históricos y que hablan de los apóstoles y creyentes como vegetarianos.
El decreto que se promulgó en el Concilio de Jerusalén fue observado por todos los cristianos de las épocas posteriores, según se deja ver en lo propuesto en la Didajé, escrito que representa las creencias de los cristianos de la segunda mitad del Siglo I, que en su Capítulo VI, párrafo 3 dice:
“Pero en lo que concierne a la comida, en cuanto sea capaz; absténgase por todos los medios de la carne sacrificada a ídolos; porque esa veneración es dirigida a dioses muertos.”
Que los cristianos habían dejado de frecuentar las carnicerías gentiles en que se vendía carne sacrificada a ídolos se transparenta del siguiente comentario que Plinio el joven hace a Trajano en una de sus cartas:
“Me consta con certeza que los templos, desiertos prácticamente, comienzan a ser frecuentados de nuevo, y que las ceremonias rituales (sacra sollemnia) hace tiempo interrumpidas, se retoman, y que se vende por doquier la carne de las víctimas que hasta la fecha hallaba escasos compradores.”
La situación en cuanto a la alimentación se mantuvo sin alteración hasta el Siglo IV aproximadamente, fecha en que nuevamente se dejan ver problemas en la Iglesia tocante al consumo de carne.
Cuando la clase noble romana comenzó a convertirse al cristianismo, los ricos comenzaron a adquirir poder y preeminencia en el liderazgo de la Iglesia y juntamente comenzaron a introducirse antiguas costumbres que ya habían sido erradicadas de entre los cristianos. Una de estas costumbres fue el consumo de carne. Con esto surgió nuevamente el problema de lo sacrificado a los ídolos y con ello, una persecución contra los cristianos fieles que se resistían a las intrusiones del paganismo en la Iglesia.
En el Concilio de Angora (314 d.C.) se determinó suspender de sus funciones a todos los clérigos y diáconos si éstos no demostraban en hecho que comían carne. Se había consolidado en dicho Concilio la posición absolutamente opuesta y que se hizo finalmente doctrina diciendo: "No querer comer carne, ni siquiera escondida entre las legumbres, es un ultraje al Creador que nos ha dado los animales para que los comiésemos."
De lo anterior, vemos que existía una resistencia decidida de parte de los cristianos más fieles en cuanto al comer carne y que en definitiva debido a aquella firme resolución se determinó realizar el Concilio de Angora.
Como resultado del mencionado Concilio y en que se estableció la aceptación del consumo de carne a nivel oficial, hubo persecución contra aquellos hermanos que insistían en mantener un hábito vegetariano en cuanto a la alimentación. El primer mártir de entre los cristianos que no comían carne fue Prisciliano, un hombre culto, ascético, vegetariano, nacido en el año 340 d.C. y que fue decapitado.
Lo descrito resulta sorprendentemente exacto con relación a la carta que Jesús, el Testigo Fiel y Verdadero, envía a la Iglesia del Siglo IV, a saber la Iglesia de Pérgamo, a quien se reprende por "comer de cosas sacrificadas a los ídolos" (Apocalipsis 2:14). Este fue un problema puntual de la Iglesia del Siglo IV (Pérgamo) y así queda representado proféticamente en el Apocalipsis.
A partir del Siglo IV la iglesia cristiana, ya apostatada de su fe original, hizo del consumo de carne una práctica corriente y habitual entre sus feligreses y con toda justicia es reprendida por Jesús, segunda vez, en la carta a la Iglesia de Tiatira, símbolo de la iglesia durante el siglo VI y hasta el Siglo XVI. (Apocalipsis 2:20)
Aun hoy en día, hay quienes ven en la práctica de la "Cuaresma de Pascua", en que los católicos se abstienen de comer carne durante 40 días antes de la Pascua (Semana Santa), una notable reminiscencia del hábito vegetariano de la iglesia cristiana primitiva.
- CUARTA OBJECIÓN: Se dice que Jesús declaró limpios todos los alimentos según Marcos 7:18-19.
Una vez más estamos en presencia de un texto sacado de contexto. ¿A qué alimentos se refiere Jesús en Marcos 7:18-19? ¿Está Jesús hablando de todas las cosas que los seres humanos utilizamos como alimento? No. El contexto de este texto nos da la respuesta. Lea Marcos 7:1-5.
Las palabras de Jesús en Marcos 7:18-19, utilizadas por los protestantes para referir ampliamente a todo tipo de alimentos, refiere en realidad y según el contexto, al pan y que los discípulos comían sin lavarse las manos previamente, como hacían los judíos conforme a la tradición ya que "los judíos, teniendo la tradición de los ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen." (Marcos 7.3)
De acuerdo a esto, las viandas o alimentos que Jesús declara limpias, no son todos los alimentos que consume el ser humano, sino los alimentos que estaban consumiendo en ese momento y que eran la causa de la controversia suscitada en la ocasión, a saber, el pan que los discípulos estaban consumiendo sin haberse lavado las manos.
¿Se puede sacar conclusiones generales a partir de un evento particular? Es probable que sí, pero no debemos tergiversar las Escrituras dándoles un sentido que en verdad no tienen sólo con el afán de justificar una práctica que no queremos abandonar, como es el consumo de carne como alimento.
Los judíos tradicionalistas le daban mucha importancia a aspectos de la higiene corporal mientras descuidaban importantes aspectos de carácter espiritual. Jesús dijo: "Nada hay fuera del hombre que le pueda contaminar, mas lo que sale de él, aquello es lo que contamina al hombre" (Marcos 7:15). Lea también Marcos 7.17-23.
Es cierto que "el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo" (Romanos 14:17), sin embargo, también es cierto que: "Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal: porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es." (1 Corintios 3.17).
Los cristianos que descuiden su salud y cuidado del cuerpo, no entrarán en el Reino de Dios, no porque hayan comido carne o bebido vino y bebidas alcohólicas sino porque el consumo de estas cosas enfermó sus cuerpos y les impidió realizar la voluntad de Dios expresada en su Ley, ignorando la advertencia de Jesús al respecto: "el espíritu a la verdad está dispuesto, más la carne enferma" (Mateo 26:41). Lea también Romanos 7:14-25.
¿Enseña Jesús que todos los alimentos son limpios en Marcos 7:18-19? ¿Se puede concluir a partir de este texto que consumir carne de serpiente, ratón o consumir arañas, babosas o larvas de insectos es totalmente sano porque Jesús hizo limpios todos los alimentos? No. Evidentemente que no, porque como ya dijimos, las palabras de Jesús se referían no a las arañas, serpientes o babosas, sino al problema de: "¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos comunes?" (Marcos 7:5)
- QUINTA OBJECIÓN: Se dice que Dios permitió comer carne en el Antiguo Testamento según Génesis 9:3.
Cuando Dios creó al hombre en Edén le señaló una dieta a base de vegetales y especialmente de los árboles del huerto. Posteriormente, cuando Dios arrojó al hombre de Edén, le dijo que comería del fruto de la tierra todos los días de su vida y además hierba del campo.
Esta dieta fue observada por el hombre por aproximadamente 1500 años, desde que el hombre fue creado hasta el Diluvio, que ocurrió en el año 1756 contando a partir de la creación. Adán y todos sus descendientes hasta Noé, fueron vegetarianos y no comían carne.
Si el plan de Dios no era que el hombre comiera carne, e incluso la Biblia muestra que en el Reino de Dios no se comerá carne, ¿entonces por qué el ser humano comenzó a comer carne?
La Biblia deja ver que el consumo de carne y de otros elementos nocivos como el vino y las bebidas destiladas de alcohol, al igual que la inmoralidad sexual son parte de la situación que llegó a alcanzar el hombre antes del Diluvio (Vea Génesis 6:6; Mateo 24:37-39). El comer y el beber no son actos malos en sí, porque Dios nos hizo con la necesidad de comer y beber, así como tampoco es malo casarse, sin embargo, cuando estas cosas son llevadas fuera de los límites que Dios señaló en el principio, entonces hacen parte de las cosas malas que trajeron sobre el mundo el Diluvio.
"Hasta después del diluvio cuando toda vegetación desapareció de la tierra, no recibió el hombre permiso para comer carne." (El Ministerio de Curación, pág. 240)
No fue sino hasta el Diluvio y cuando Noé tenía 600 años, que el hombre recibió permiso de Dios para comer carne. Esto mismo deja ver que el hombre no comía carne hasta entonces, de lo contrario no hubiese sido necesario que Dios autorizara comer carne. Aunque es muy probable, que los hombres malvados que fueron destruidos en el Diluvio, ya habían hecho del consumo de carne una práctica no agradable delante de Dios, al igual que el consumo de vino, ya que Jesús informa al respecto diciendo: "Más como los días de Noé, así será la venida del hijo del hombre. Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca, y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó a todos, así será también la venida del hijo del hombre." (Mateo 24:37-39).
Cuando ocurrió el Diluvio, la Biblia informa: "y prevalecieron las aguas, y crecieron en gran manera sobre la tierra" "Y las aguas prevalecieron mucho en extremo sobre la tierra , y todos los montes alto que había debajo de todos los cielos, fueron cubiertos. Quince codos en alto prevalecieron las aguas, y fueron cubiertos los montes." "Así fue destruida toda sustancia que vivía sobre la faz de la tierra" "Y prevalecieron las aguas sobre la tierra ciento y cincuenta días" (Génesis 6.18-20, 23-24) Cuando Noé miró hacia afuera del arca, una vez que las aguas habían decrecido se indica que. "la faz de la tierra estaba enjuta" (Génesis 8:13), es decir estéril y sin vida.
"Dios no dio al hombre permiso para consumir alimentos de origen animal hasta después del diluvio. Todo aquello a base de lo cual el hombre pudiera subsistir había sido destruído, y por lo tanto el Señor, a causa de la necesidad humana, dio a Noé permiso para comer de los animales limpios que había llevado consigo en el arca." (Consejos sobre el régimen alimenticio, pág. 445)
No habiendo vegetación en la tierra que pudiera servir de alimento a Noé y su familia y no pudiendo esperar hasta obtener alguna cosecha de semillas, Dios autorizó al hombre a comer carne como una medida de emergencia y por la necesidad inmediata de alimentarse.
No obstante lo anterior, el hombre se aficionó al consumo de carne y no abandonó el consumo de carne con posterioridad al Diluvio. Note que la longevidad de los habitantes postdiluvianos decreció ostensiblemente, disminuyendo de los 900 años de vida como promedio, a los 120 años de vida en el tiempo de Nachor, padre de Abraham, tan sólo algunas generaciones después del Diluvio (Génesis 11:10-26). Si bien la Biblia no nos informa qué fue lo que causó la disminución de años de vida en el género humano después del Diluvio, el único factor que cambió en relación a esto, según informa la propia Biblia, fue el consumo de carne después del Diluvio. Esta conclusión no es antojadiza, ya que la ciencia moderna de manera creciente asegura que comer alimentos de origen animal, especialmente carne, acorta los años de vida.
- SEXTA OBJECIÓN: Se dice que Dios permitió comer carne en el Antiguo Testamento según Deuteronomio 12:15.
Otra vez estamos ante un texto sacado de contexto. Cuando estudiamos un texto bíblico debemos ubicarlo en el contexto del capítulo o libro en que está contenido. Igualmente, debemos preocuparnos del contexto histórico en que el párrafo es citado.
Es cierto que en Deuteronomio 12:15 Dios autoriza al pueblo de Israel a comer carne. ¿Autorizó Dios a comer de toda clase de carne? No, sólo la carne de ciertos animales según la norma de Levítico 11.
Los profesos cristianos que usan este texto para sostener su hábito de comer carne, se ciegan insistiendo en que aquí Dios autorizó a comer carne, pero no ven que era sólo cierto tipo de carne. Mientras, estos profesos creyentes con vehemencia indican la autorización de Dios para comer carne, tal como indica Deuteronomio 12:15, hacen caso omiso de que la instrucción tiende a prohibir el consumo de carne de cerdo, caballo, conejo y otros, así como ciertos peces y productos del mar como mariscos y moluscos, que las mismas personas que usan como pretexto Deuteronomio 12:15, usan profusamente como alimentos, ignorando deliberadamente que Dios los prohibió en el mismo libro bíblico que ellos mal utilizan para avalar el consumo indiscriminado de carne. Lea Deuteronomio 14:1-20.
Ahora bien, como se decía, es cierto que Dios autorizó a los israelitas que podían consumir carne de ciertos animales, pero ¿en qué contexto? La Biblia lo dice "cuando estuviere lejos de tí el lugar que Jehová tu Dios habrá escogido, para poner allí su nombre" (Lea Deuteronomio 12:20-22).
Los israelitas eran un pueblo nómada y que iban en tránsito hacia Canáan, la tierra que Dios les había prometido por heredad para que allí morarán y poner en esa tierra su nombre. Mientras viajaban hacia Canáan ellos no podían plantar, ni sembrar ni cosechar nada, salvo criar los animales que los acompañaban y que Dios autorizó que les sirvieran como alimento mientras "estuviere lejos de tí el lugar que Jehová tu Dios habrá escogido, para poner allí su nombre". Una vez que el pueblo llegase a Canáan, ellos debían aprender a vivir de la tierra que Dios les había dado por heredad, una tierra muy rica y frúctifera, que les había de proveer suficiente alimento. Recuerde, que además de permitirles comer carne durante el tránsito a Canáan, Dios también les proveyó maná, todos los días, excepto el sábado, durante 40 años. El maná dejó de caer diariamente cuando el pueblo llegó a Canáan. Igualmente, el consumo de carne debía comenzar a desaparecer a medida que se establecieran en Canáan y pudieran planta, sembrar y cosechar en la nueva tierra que Dios misericordiosamente les dio por heredad.
En consecuencia, las personas que esgrimen Deuteronomio 12:15 para justificar sus prácticas en alimentación, ignorando el contexto dado en el mismo capítulo en los versículos 20-22, hacen lo mismo que una vez hiciera el tentador ante Jesús, citar un texto a medias y fuera de contexto tal como en Mateo 4:5-7, ocasión en que el tentador quería incitar a Jesus a lanzarse al vacío citando Salmo 91:11-12 de manera incompleta, porque el lector atento se dará cuenta que Satanás mutiló el texto y no citó: "que te guarden en todos tus caminos", que anima al lector a hacer la voluntad de Dios en un camino de acuerdo a su ley tal como indica Salmo 119:1. Esta práctica de sacar textos fuera de contexto y mutilar textos para obtener una conclusión engañosa, no es una práctica cristiana, sino que es una práctica engañosa y que procura validar la mentira.
- SÉPTIMA OBJECIÓN: Se dice que el apóstol Pablo enseña que se puede comer cualquier cosa y nada hay que desechar según 1 Timoteo 4:4-5.
El apóstol Pablo dijo: "Todo lo que Dios creó es bueno, y nada hay que desechar, tomándose con hacimiento de gracias, porque por la palabra de Dios y la oración es santificado."
Mal interpretando este texto, algunos creyentes sostienen que las palabras del apóstol Pablo indican que los cristianos ya no deben observar cuidado respecto de animales inmundos o limpios según Levítico 11, o que están en libertad de comer cualquier cosa. Primero, no se menciona la ley de Levítico en el texto y lo dicho por el apóstol no se contextualiza en relación a la ley de Moisés ya que él no está hablando de eso, sino anunciando una apostasía futura para su tiempo.
El contexto de este párrafo está dado por la gran apostasía de la fe anunciada por el apóstol en los tiempos futuros de la iglesia de su época (1 Timoteo 4:1-5). Como parte de esta apostasía, el apóstol indica que algunos "prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de las viandas que Dios crió para que con hacimiento de gracias participasen de ellas los fieles, y los que han conocido la verdad."
La gran apostasía anunciada por el apóstol Pablo está contextualizada en las cartas que el envío no sólo a Timoteo su hermano en la fe, sino en las cartas que él envió a todas las iglesias y en que anunciaba la aparición del "el hombre de pecado, el hijo de perdición" a quien también llama "aquel inicuo, cuyo advenimiento es según operación de Satanás, con grande potencia, y señales, y milagros mentirosos", alusión en que la mayoría de los protestantes concuerdan que se refiere al papado y el catolicismo apóstata (2 Tesalonicenses 2:1-12).
Es bien sabido que el catolicismo más riguroso aparecido hacia el Siglo IV de nuestra era, promueve el celibato como una señal de consagración a Dios. Siendo así, los sacerdotes y religiosas consagrados tienen prohibición de casarse o tener relación afectiva con personas del sexo opuesto (Ley del Celibato). Sin embargo, otra práctica muy extendida en el catolicismo de los primeros siglos, fue el ayuno, que indica la abstinencia de ingerir alimentos durante ciertas fechas y épocas bien definidas o bien durante ciertos períodos. En hecho, en el medio católico se habla de la Ley de Abstinencia, que invita por ejemplo, a los católicos desde los 18 hasta los 59 años a reducir la cantidad de comida usual, cualquier tipo de comida, con el fin de lograr una mayor experiencia espiritual.
Nótese que el texto bíblico indica que la abstinencia anunciada como parte de la apostasía es impositiva, textualmente: "mandarán abstenerse de los alimentos que Dios creó". Esto ocurre claramente en el catolicismo, que es normado por el Derecho Canónico y en que la obligación de abstinencia y ayuno es de carácter jurídica. Los fieles católicos, están obligados a la abstinencia y el ayuno, desde el momento en que queda recogida en el Código de Derecho Canónico, por la fuerza de la norma.
¿Por qué la Iglesia Católica enseña rigurosamente el ayuno y la abstinencia? Sencillamente, porque se cree que el ayuno y la abstinencia es parte de la penitencia que el cristiano debe observar para alcanzar la purificación y la salvación delante de Dios. ¿Está la Iglesia Católica en la razón? Eso es tema de otro apartado y no es la intención discutirlo aquí, sin embargo, se hace claro el contexto de lo que dice el apóstol Pablo en 1 Timoteo 4:4-5 en cuanto a que la prohibición de casarse y la imposición de la abstinencia de alimentos es parte de la apostasía anunciada para el futuro de su época.
¿Todo lo que Dios creó es bueno y nada hay que desechar? ¿Entonces podemos comer piedras, tierra, plantas venenosas o animales ponzoñosos porque los creó Dios y nada hay que desechar? ¿Cree Ud. que si en la mesa de sus hijos Ud. les presenta una piedra y ora dando gracias por los alimentos, esa piedra será santificada para servir de alimento? Claro que no. No sería sensato ni bueno hacer eso (Lea Mateo 7:9-10). Es claro que Dios aún de las piedras pudiera proveer pan, pero no es la forma de actuar de Dios (Vea Mateo 4:3-4).
La expresión del apóstol Pablo refiere a todo lo que Dios creó como alimento. Todo lo que Dios creó es bueno y nada hay que desechar, tomándose con hacimiento de gracias, ya que por la oración es santificado. Que el contexto refiere a todo lo que Dios creó como alimento se desprende claramente para quien quiera leer de 1 Timoteo 4:3 que dice: "mandarán abstenerse de los alimentos que Dios creó". ¿Cuáles son los alimentos que Dios creó? La respuesta la da la propia Biblia, lea otra vez Génesis 1:29-30.
Lo dicho anteriormente, se ve ratificado cuando consideramos distintas traducciones de la Biblia para 1 Tiimoteo 4:3, como por ejemplo:
"mandando abstenerse de alimentos que Dios ha creado" (Biblia de Las Américas)
"no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado" (NBD)
"está mal comer determinados alimentos; pero Dios creó esos alimentos para que los coman" (NTV)
"Dicen que...algunos alimentos no se deben comer, pero Dios creó esos alimentos" (PDT)
"mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó" (Versión del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras)
El texto griego de 1 Timoteo 4:3 dice: ἀπέχεσθαι βρωμάτων ἃ ὁ θεὸς ἔκτισεν y que literalmente significa: "abstenerse de los alimentos que Dios creó". ¿Cuáles son los alimentos que Dios creó? Lea Génesis 1:29-30. En consecuencia, 1 Timoteo 4:3 apunta a Génesis 1:29-30 en cuanto intención y sentido. Se entiende entonces que el apóstol Pablo no está diciendo ampliamente que todas las cosas que Dios ha creado (serpientes, gusanos, piedras, hongos, plantas venenosas) son aceptables como alimento si se toman con oración y hacimiento de gracias como insisten en sostener muchas personas que dicen ser cristianas, sino que, no se debe prohibir tomar los alimentos que Dios creó para nuestra subsistencia, es decir los alimentos especificados en Génesis 1:29-30. En este contexto, todo es bueno y no hay porque desecharlo, ya que es santificado por la oración y la acción de gracias, por tanto no debe ser considerado como algo a lo que se debe renunciar como propone la Ley del Ayuno o de la Abstinencia promovida por el catolicismo apóstata.
Siendo así, la expresión "todo lo que Dios creó es bueno y nada hay que desechar" de 1 Timoteo 4:4-5, debe ser leída y entendida en el contexto de "los alimentos que Dios creó" del versículo anterior, es decir 1 Timoteo 4:3 y que apunta hacia el Génesis 1:29-30. En consecuencia, leyendo el texto a la luz de su contexto, se entiende que "todo lo que Dios creó es bueno y nada hay que desechar" se entiende a la luz de "los alimentos que Dios creo" y esos son los alimentos propuestos en Génesis 1:29-30.
¿Está 1 Timoteo 4:4-5 hablando de la carne? No. ¿Están quienes abogan por una dieta vegetariana haciendo parte de una apostasía relacionada con los alimentos? No, por supuesto que no. Recuerde que la palabra griega ἀπoστασία significa literalmente "mantenerse lejos o apartado de una posición correcta". ¿Cuál es la posición correcta respecto de la alimentación según la Biblia? Lo que Dios estableció como alimento cuando creó al hombre según Génesis 1:29-30. ¿Y en qué consiste la apostasía? En apartarse de eso.
Se debe tener cuidado de acusar de apostasía justamente a quienes están tratando de corregirla. Recuerde que, según enseñó el Magisterio de la Iglesia, estamos en "el tiempo de la restauración de todas las cosas" (Hechos 3:19-21). ¿Qué cosas deben ser restauradas en este tiempo? Las cosas que Dios estableció como correctas y apropiadas para el hombre, cuando dijo: "He aquí todo es bueno en gran manera" (Génesis 1:31). Entre estas cosas buenas, que Dios estableció en el principio, está el regimen alimenticio a base de todas las cosas que produce la tierra, los árboles y las frutas, las verduras y hortalizas, los cereales y legumbres, etc. Se requiere entonces, que aquellos que hacen acusaciones de apostasía porque se sugiere no comer carne, revisen su propia posición y no sea que la apostasía esté no en aquellos que buscan ajustarse a la voluntad de Dios en cuanto a la alimentación, sino en el corazón de aquellos que insisten en alejarse de lo que estableció Dios como bueno en el principio. Cuídese de no estar desatendiendo el consejo de Jesús en Mateo 7:1-5.
CONCLUSIÓN
Seguramente, con el tiempo aparecerán otros argumentos que busquen defender la posición de aquellos profesos cristianos que desean continuar consumiendo carne en nuestros días. No obstante, es claro que el deseo de todo cristiano debe ser: "si pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo a gloría de Dios" (1 Corintios 10:31).
La voluntad de Dios en cuanto a la alimentación está expresada en Génesis 1:29-30 y conforme a ello, los cristianos harían bien en abandonar el consumo de carne, no sólo porque es muy perjudicial para la salud humana, sino porque para comer carne es necesario matar y ese nunca fue el deseo ni el propósito de Dios para el ser humano, incluso tampoco para las bestias.
Si bien la iglesia cristiana primitiva no dio ninguna instrucción específica respecto de no comer carne, así como tampoco de oponerse a la esclavitud de hombres o a defender los derechos de las mujeres, ya que no era esa la misión fundamental de la iglesia, es claro que los cristianos estamos llamados a progresar en nuestra experiencia espiritual y en ese sentido, y como resultado del estudio y comprensión de la Biblia, a avanzar y caminar en sentido de lo que Dios quiere y espera de cada uno de nosotros (Proverbios 4:18).
El avance de la ciencia y de la civilización, nos indica que debemos preocuparnos de la vida y bienestar de nuestros animales, proteger a los animales en peligro de extinción, cuidar del maltrato de animales en los hogares (en Chile, se implementó la Ley Cholo que protege a los animales en cautiverio o en calidad de mascotas), cuidar del maltrato y sufrimiento de animales en los mataderos o centros de faenamiento de animales con intereses comerciales. ¿Los cristianos nos abstraeremos de eso sólo porque no sale indicado en la Biblia o usaremos el sentido común para decidir qué hacer al respecto? ¿De qué manera Proverbios 12:10 nos ilustra al respecto?
En el Reino de Dios no se comerá carne y aún el león, comerá paja como el buey (Isaías 11:6-9; 65:21-25).
Por otra parte, la propia Biblia deja ver que una alimentación vegetariana, puede llegar a ser incluso mucho más saludable que una alimentación normal, que incluya carne y vino (Daniel 1:3-21). Por otra parte, la alimentación libre de carne y vino ayuda a mejorar nuestra espiritualidad y disposición frente a Dios (Daniel 10:2-3).
Nuestra conducta respecto de los animales señala qué clase de personas somos y lo que escogemos como alimento, muchas veces determina la clase de vida que deseamos llevar (Proverbios 15:17; 17:1).
Sigamos el consejo de Proverbios 23:20 e interioricémonos de la actitud de reflexión que debiéramos tener como cristianos ante el inminente advenimiento de Cristo según Isaías 22:12-14.
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