La Biblia no es un libro de ciencia, aunque la información que la Biblia entrega generalmente concuerda con lo que dice la ciencia. Un análisis exhaustivo de lo que la Biblia enseña, muchas veces permite demostrar que existe una sorprendente concordancia entre lo que las Santas Escrituras enseñan y lo que día a día se descubre en distintos ámbitos de la ciencia.
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