MUNDO Y RELIGIÓN - M&R |
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Diseño inteligente...el camino para reconocer la existencia de Dios |
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¿QUÉ ES EL DISEÑO INTELIGENTE?
El Diseño Inteligente (DI) es un punto de vista que sostiene que "ciertas características del universo y los seres vivos se pueden explicar mejor si estuvieran dirigidos por una causa inteligente y no por un proceso no dirigido o aleatorio como la selección natural".
El concepto teórico del DI es defendido en su mayoría por personas con formación científica y que buscan desarrollar una explicación científicamente aceptable sobre el origen del universo y de la vida en la Tierra como resultado de un Diseñador Inteligente, una explicación que pudiera eventualmente constituirse como una alternativa académica válida y aceptable al evolucionismo darwiniano.
Los argumentos del DI se apoyan, en realidades, en hechos, en datos, en observaciones científicas que delatan la evidencia de un diseño. El DI postula que ante la organización de nuestro universo a nivel astronómico, biológico, químico u orgánico, se hace evidente la acción de un Gran Diseñador o Hacedor de todas las cosas. Resulta difícil imaginar que algunos sistemas complejos como los seres vivos o algunas leyes cósmicas y planetarias sean causa del azar, y que el desarrollo y la organización de sistemas complejos a partir de organizaciones más simples no implica la existencia de un Diseño, y por lo tanto la existencia de un Diseñador. La evidencia en favor del DI está fundamentalmente basada en la observación de hechos, tal como la compleja estructura de la maquinaria molecular de la que la célula está llena y por medio de la cual funciona.
El DI sostiene que algo, alguien, una inteligencia ha creado el universo con un diseño inteligente implícito y subyacente en todas las cosas de la naturaleza, con leyes tan particulares, precisas, puntuales, minuciosas y exactas observables a todos los niveles que resulta inevitable pensar que sin tal precisión sería imposible que las estrellas se hubieran formado en el universo, que la Tierra estuviese a la distancia justa del sol como para posibilitar la vida en sus diversas formas, que los cinturones de Van Allen, compuestos de cargas eléctricas, rodeen tan equilibradamente nuestro planeta actuando como escudos protectores contra las partículas de radiación transportadas por el viento solar, que la luna esté tan bien dispuesta en relación a la Tierra de una forma tan exacta y crucial para el desarrollo de las condiciones vitales, o que la variedad de constantes fundamentales del universo tenga una precisión tan justa y milimétrica, etc. Es decir, todo en el universo, todas las leyes cósmicas, son tan perfectas, exactas y puntuales que prácticamente resulta imposible pensar racionalmente que todo lo existente haya llegado a formarse o existir por el sólo efecto del azar o la simple casualidad. En consecuencia, hay científicos que basados en los datos actuales de la biología, química, física, cosmología, o las matemáticas sostienen que lo más lógico y parsimonioso es deducir que alguien, un Diseñador Inteligente, está detrás de toda esta inmensa realidad. Un Diseñador que diseñó de una manera tan inteligente su gran obra, que incluso incluyó en el diseño la posibilidad de que después de millones y millones de años se diera la vida y que poco a poco de esa vida surgiera la Vida Consciente de sí misma y del universo, vida Inteligente capaz de preguntarse acerca de su propia posición en el universo y de su implícita relación con el Diseñador.
El DI cuestiona las explicaciones de la evolución biológica y sostiene que la gran complejidad que evidencian los sistemas biológicos, químicos y físicos no permite aceptar que éstos sean resultado de procesos naturales. En este sentido, la posición del DI, sin ser una posición netamente religiosa o basada en creencias religiosas, sino más bien basada en una interpretación de los fenómenos naturales estudiados por la biología, química y física, es aceptada como compatible con la enseñanza bíblica de un Creador de todas las cosas, aunque el DI se mantiene totalmente alejado del creacionismo bíblico y busca basarse solamente en datos y evidencia procedentes del mundo natural, denunciando el diseño que trasciende al mundo biológico, como una evidencia de la existencia de un Diseñador Inteligente.
En este sentido el DI desafía al naturalismo metodológico inherente a la ciencia moderna, aunque es claro que quienes sostienen esta posición aún no proporcionan un argumento científico suficiente, ya que es una propuesta de reciente data, aunque no se debe desconocer que quienes sostienen el DI, científicos cada vez más connotados, cada día aportan más información tendiente a sostener la agencia de un Diseñador Inteligente en la estructuración de todas las cosas.
El DI se opone a las explicaciones de la evolución biológica y explica la existencia de los sistemas naturales de manera análoga a como llegan a la existencia los artefactos humanos, es decir, como resultado de una intervención inteligente. De esta manera, el DI se ubica muy cercano a la Teología Natural, también llamada "teología racional", que señala encontrar evidencia de Dios por medio de la observación de los fenómenos naturales y como complemento a la revelación de las Sagradas Escrituras, vía alternativa para demostrar la existencia de Dios y de un Diseñador.

Como toda propuesta que contraviene los postulados largamente aceptados por los sabios del mundo, el DI es constantemente desacreditado como propuesta alternativa a la evolución, señalándose que quienes lo sostienen son científicos de bajo nivel o impugnando sus créditos académicos, no obstante, esto resulta ser cada vez más alejado de la verdad y sólo constituye un pobre argumento para refutar una idea que cobra cada día más fuerza y aceptación. Este argumento de impugnar la valía de quienes sostienen una idea no sólo resulta ser un argumento deleznable en su esencia sino también una evidencia de la incapacidad de refutar las ideas con mejores ideas o propuestas más sólidas. Vea Juan 7:45-49.
El DI no debe ser confundido con los argumentos de la Evolución teísta o el Creacionismo evolutivo que, aunque creen en la existencia de un creador y un propósito, a diferencia del DI sí aceptan que los seres vivos se han diferenciado a través de un proceso de evolución natural sin la intervención directa de Dios al considerar a Dios el creador de las leyes de la naturaleza, pero "sin actuar directamente" del desarrollo de los procesos que actúan en ella, y que son descritos por las ciencias naturales.
Si bien el concepto de DI relacionado con la funcionalidad que se observa en los seres naturales, y antes de la consagración de su uso actual, ha sido detectado en media docena de citas de los dos siglos precedentes, que incluyen: Un discurso del Botánico G.J. Allman, seguidor de Paley, en 1873. Un libro de 1903 de F.C.S. Schiller. Un texto de Fred Hoyle de 1980, donde no se refiere en cualquier caso a un origen último, quienes hacen parte del movimiento del DI, los promotores del DI prefieren situar el origen de la actual notoriedad de la expresión en el libro del abogado Phillip E. Johnson Darwin on trial (Proceso a Darwin, 1991).
Los argumentos del DI no buscan invadir el campo de la religión sino más bien buscar evidencia científica de un diseño y siendo así están formulados de forma que no hacen mención al diseñador ni a su naturaleza, sino que sólo concluyen su existencia. La idea de un DI no se asocia necesariamente con el concepto de Dios, si bien en algunos casos se le asignan igualmente características que las religiones generalmente asocian con Dios. Así, los principales proponentes del DI igualmente han afirmado frente a sus seguidores que creen que el diseñador es el Dios del cristianismo.
El DI sostiene que tal como hay inteligencia detrás de cualquier logro que la industria humana produce, así estructuras complejas como la célula, y el átomo, con estructuras y funcionamiento ordenados y complejos, tienen que haber sido igualmente producidos por alguien. De igual modo, tal como se requiere una formación e inteligencia para legislar leyes humanas, que ordenan las sociedades, así también, es necesaria una inteligencia para establecer las complejas leyes que rigen el universo observadas por astrofísicos, bioquímicos, ingenieros, y otros científicos.
Es claro que sin inteligencia, tanto artistas, artesanos, y diseñadores en diferentes campos, no pueden producir ni crear sus trabajos. Por tanto, el diseñador de la vida debe poseer una inteligencia superior a la inteligencia humana para producir estructuras para la vida que no pueden ser reproducidas en el laboratorio por seres humanos inteligentes.
Actualmente, el concepto del DI ha llamado la atención del mundo científico, de la prensa y del público en general, reabriendo un debate que muchos científicos habían dado por terminado.

¿SE PUEDE DESCUBRIR A DIOS EN LA NATURALEZA?
FUNDAMENTOS DE LA TEOLOGÍA NATURAL
La Biblia, al igual que quienes sostienen el DI, enseña que las cosas complejas, como una casa por ejemplo, requieren o necesitan de un hacedor como causa explicativa de su existencia. Con mayor razón, concluye la enseñanza bíblica, las cosas que observamos cada día en el mundo natural, mucho más complejas en su organización que una casa, deben haber sido hechas por un Hacedor (Hebreos 3:4).
La primera formulación de la hipótesis del DI la hizo el teólogo y filósofo William Paley (1873-1805), en su obra Teología Natural (1802). Decía Paley que si nos encontráramos un reloj abadonado en algún lugar, lo cogiéramos y lo analizáramos, nos veríamos obligados a considerar que dicho diseño requería necesariamente un diseñador. La complejidad del mismo, la compleja configuración de cada una de sus partes, la interdependencia de sus partes, nos llevaría inevitablemente a concluir que cada una de sus piezas han sido diseñadas para un mismo propósito y dispuestas para un uso concreto, dando a entender a nuestra inteligencia que otra inteligencia había diseñado y creado el reloj. De igual manera, la razón humana debería ser capaz de admitir que la complejidad de los seres vivos y del mundo natural en general requieren de la intervención de un Diseñador.
En su obra Teología Natural, Paley sistematiza un argumento ya antes expuesto por Ray (1691), Derham (1711) y Nieuwentyt (1730) en cuanto a que un diseño inteligente subyacente se deja ver en los organismos vivientes de la misma manera en que un diseño inteligente subyacente se deja ver en la estructura y complejidad de un reloj, de ahí que este argumento ha venido en ser conocido como "el argumento del relojero" o la "analogía del relojero".
¿Es posible que cada una de las características y parámetros que sustentan nuestro planeta y la vida en la Tierra haya sido establecido por accidente?, ¿No les parece que asumir una inteligencia que creara estas perfectas condiciones requiere mucha menos fe que creer que la vida en la tierra supero por casualidad las probabilidades inconcebibles para llegar a existir?
El concepto del DI indica que es posible definir la existencia de una inteligencia superior en la funcionalidad, estructuración y forma de cada uno de los fenómenos que estudiamos en la biología, química o física, todas las cuales denuncian un diseño y un propósito. En este sentido, el DI se acerca a la Teología Natural en su intento de encontrar evidencia de un Diseñador Inteligente sin recurrir a ninguna revelación sobrenatural (Biblia, Corán, Sutras, etc.). El DI no pretende ser un movimiento religioso, aunque busca evidencia en el mundo natural de la agencia de un Diseñador Inteligente y en este sentido, al igual que la Teología Natural busca a Dios de una manera alternativa a la Teología Revelada, que se basa en escritos sagrados y en una experiencia mística. Los principios de la Teología Natural y del planteamiento que acerca al DI, están dados por Job 12:7-9, que señala diciendo:
"Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, que ellas te enseñarán,
y a las aves de los cielos, que ellas te lo mostrarán.
O habla a la tierra, que ella te enseñará.
Los peces de la mar, te lo declararán también,
¿Qué cosa de todas estas no entiende que la mano de Jehová la hizo?
[La Biblia, Job 12:7-9)
"La naturaleza habla sin cesar a nuestros sentidos. El corazón que está preparado quedará impresionado por El amor y la gloria de Dios tal como se revelan en la obra de sus manos. El oído atento puede escuchar y entender las comunicaciones de Dios por las cosas de la naturaleza. Los verdes campos, los elevados árboles, los capullos y las flores, la nubecilla que pasa, la lluvia que cae, el arroyo que murmura, las glorias de los cielos, hablan a nuestro corazón y nos invitan a conocer a Aquel que lo hizo todo." [E. G. de White, El camino a Cristo, pág. 60]
"En todas las cosas creadas se ve el sello de la Divinidad. La naturaleza da testimonio de Dios." [E. G. de White, La Educación, pág. 95]
Los cristianos, siempre han manifestado y creído que las cosas creadas, en cuanto diseño, estructura y formación, nos hablan de la obra de un Creador. En su carta a los Romanos, el apóstol Pablo refiere lo siguiente: "Porque las cosas invisibles de él, su eterna potencia y divinidad, se echan de ver desde la creación del mundo, siendo entendidas por las cosas que son hechas, de modo que son inexcusables." (Romanos 1:20).
El salmista dice: "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y la expansión denuncia la obra de sus manos. El un día emite palabra al otro día, y la una noche a la otra noche declara sabiduría." (Salmo 19:1-2)
"Dios es amor, está escrito en cada capullo de flor que se abre, en cada tallo de la naciente hierba. Los hermosos pájaros que llenan el aire de melodías con sus preciosos cantos, las flores exquisitamente matizadas que en su perfección perfuman el aire, los elevados árboles del bosque con su rico follaje de viviente verdor, todos dan testimonio del tierno y paternal cuidado de nuestro Dios y de su deseo de hacer felices a sus hijos." [E. G. de White, El camino a Cristo, pág. 1, 2]
DISEÑO INTELIENTE EN LA BIOLOGÍA, QUÍMICA Y FÍSICA
En la actualidad, las explicaciones que aporta la ciencia respecto a temas fundamentales como el origen de la vida, la organización de los seres vivos o la transición de organismos unicelulares a pluricelulares es bastante poco informativa y pretender que todos estos fenómenos o procesos son resultado de procesos aleatorios y dominados por el azar va más allá de lo que racionalmente se puede aceptar.
La realidad científica deja ver que no existe una explicación concienzuda y aceptable de cómo llegó a la existencia el primer ser vivo, la primera célula. Si bien se han aportado ideas como las de Aleksandr Oparin (1894-1980) y últimamente, las ideas de Lynn Margulis (1938-2011) que busca explicar cómo aparece la primera célula eucariota, lo cierto es que ninguna de esas aportaciones científicas logra siquiera darnos una idea aceptable de cómo surgió la vida o de cómo se organizó la célula en cuanto a funcionalidad, estructura y complejidad en el campo de la evolución biológica. De hecho, la propia Margulis manifestó en vida ser detractora de muchos de los postulados que hoy se considera como base de la ocurrencia de una evolución biológica, aunque en su posición central siempre fue una defensora de dicha evolución.
La observación nos lleva a concluir que existen algunas estructuras demasiado complejas en un nivel bioquímico que no pueden ser explicadas como el resultado de mecanismos de evolución. Una y otra vez los delicados equilibrios de la célula viva y su preciso funcionamiento, infinitamente más complejos que un reloj, nos llevan a pensar en la necesidad de un Diseñador, y, en lo fundamental, a rechazar la idea de que estos procesos intrincadamente complejos sean el resultado de una selección natural.
La ciencia en el último decenio describe experimentos y observaciones sobre cómo los microorganismos se reproducen con rapidez en números astronómicos y con esto pretenden darnos una idea clara de lo que la evolución podría hacer con organismos mayores y más complejos en cientos de millones de años. Sin embargo, es claro que la gran mayoría de las mutaciones “beneficiosas” que estos microorganismos han experimentado han resultado ser mutaciones degradativas, en las que un gen es destruido o su función queda disminuida. No hay ningún atisbo de la construcción de alguna nueva y compleja maquinaria molecular. En otras palabras, la bacteria Escherichia coli sometida a la acción de los antibióticos o de otro fármaco o componente químico, puede evidenciar una serie de adaptaciones que permitan sobrevivir a los más aptos e incluso hacerse resistente, pero es claro y al menos así lo demuestra la evidencia, nunca dejará de ser E. coli, de la misma manera que los pinzones que Darwin observó en las Islas Galápagos, más allá de todos los cambios y adaptaciones que el describió en su célebre libro "El origen de las especies", nunca dejaron de ser pinzones en estricto rigor.
Siendo así, y siempre en base a las propias aportaciones de la ciencia, es posible considerar esto una demostración fuerte de que los procesos darwinianos no pueden dar cuenta de las sofisticadas máquinas moleculares que llenan la célula y en esencia, ofrecen una explicación inconsistente de la evolución de las especies.
En el campo de la física teórica, el físico teórico estadounidense Michio Kaku (http://es.wikipedia.org/wiki/Michio_Kaku) destacado por la String Field Theory, rama de la teoría de las cuerdas, aseguró haber encontrado evidencia que permitiría demostrar la existencia de Dios.
Según lo planteado por Kaku, la humanidad vive “en un mundo hecho por reglas creadas por una inteligencia, no muy diferente de su juego de ordenador favorito, por supuesto, más complejo e impensable”. Kaku concluye que “está claro que estamos en un plano regido, por reglas creadas y no determinadas por azares universales”.
EL DISEÑO INTELIGENTE Y LA COMPLEJIDAD
El DI sostiene que la gran complejidad que evidencian los sistemas biológicos, químicos y físicos no permite aceptar que éstos sean producto o resultado de procesos naturales. En este sentido, se plantea que los sistemas biológicos por ejemplo evidencian una complejidad específica que es común a todos ellos y que no permite aceptar que éstos sean consecuencia de la acción de fenómenos naturales como el frío o el calor, el viento, la mecánica del agua, el transcurso del tiempo o cualquier otra variable que pudiera actuar como causa para su existencia. Igualmente, existen sistemas bioquímicos, que evidencian en su funcionamiento una complejidad irreductible y que deja ver que dichos sistemas complejos llegaron al campo de la existencia tal cual existen y no como resultado de un ensayo aleatorio de la naturaleza que por medio de selección natural fue sumando cada una de sus partes para constituir el todo, ya que ese todo requiere de cada de sus partes para su funcionamiento y si falta sólo una de ellas, deja de funcionar y deja de constituir un todo siendo en consecuencia irreductible en su complejidad. La existencia de algunos sistemas bioquímicos indica que son resultado de una diseño inteligente y no de un proceso evolutivo dominado por el azar. Por otra parte, el llamado principio antrópico, parece indicar que todo está hecho con el propósito de hacer posible la vida en la Tierra y satisfacer las necesidades de los seres vivientes.
La teoría del DI señala que las causas inteligentes son necesarias para explicar la compleja información de las ricas estructuras de la biología y que estas causas son empíricamente detectables. Ciertas características biológicas desafían la explicación Darwiniana de “coincidencias fortuitas”. Ellas parecen haber sido diseñadas. Puesto que el diseño lógicamente necesita de un diseñador inteligente, la aparición del diseño es citado como evidencia para la existencia de un Diseñador.
COMPLEJIDAD ESPECÍFICA.- Cuando un sistema, objeto o mecanismo posee complejidad específica se puede asumir que fue producido por una causa inteligente en lugar de ser el producto de un proceso natural. Para entender el concepto se propone el siguiente ejemplo: "Una sola letra de un alfabeto es específica sin ser compleja. Una larga frase de letras escogidas de forma aleatoria es compleja pero no específica. Un soneto de Shakespeare es complejo y específico." Patrones complejos específicos pueden ser encontrados en los organismos que se observan en la naturaleza, lo cual indica que alguna forma de guía debe haber obrado para su aparición. Desde el punto de vista de las probabilidades es prácticamente imposible que a través de un proceso fortuito o guiado por el azar puedan desarrollarse estos complejos patrones que se observan en sistemas en la naturaleza. Si en un cuarto cualquiera se dispusieran 100 chimpancés y 100 máquinas de escribir, al cabo de algún tiempo estos simios pudieran eventualmente digitar algunas letras e incluso, por el sólo hecho de la casualidad llegar a producir algunas palabras, o quizá aún hasta una oración, pero jamás producirán una soneto de Shakespeare. Ahora bien, ¿cuánto más compleja es una célula y aún cuánto más compleja es la vida que una obra de Shakespeare?

El principio de la complejidad específica no permite aceptar racionalmente que la vida en la tierra con toda la complejidad que manifiesta y que hoy se conoce, pueda en verdad haber surgido en la Tierra por el sólo efecto de la casualidad, tal como propone la teoría evolutiva. En biología, encontramos detalles de los seres vivientes que tienen esa misma característica, especialmente los patrones de secuencias moleculares en las moléculas biológicas funcionales como el ADN. Desde el punto de vista probabilístico se puede decir que el concepto de información compleja específica refiere a cualquier cosa que tenga menos de una oportunidad en 10150 de ocurrir de forma espontánea.
El principio de la complejidad específica es señalado como base de razonamiento en la Biblia que señala: "Por supuesto, toda casa es construida por alguien, pero el que ha construido todas las cosas es Dios." (Hebreos 3:4, Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, 1987)
COMPLEJIDAD IRREDUCTIBLE.- Formulada en términos de “complejidad bioquímica irreductible” plantea que si a un sistema integrado compuesto de varias partes que interactuan contribuyendo a la función básica del mismo, se le elimina alguna de sus partes se produce la interrupción de la función del sistema que es sostenido por cada una de las partes. Al eliminar una de las partes, el sistema deja de ser funcional. La selección natural no puede crear sistemas complejos irreductibles, debido a que la función de selección se aplica luego que el sistema complejo ya está armado. Los ejemplos de complejidad irreductible incluyen mecanismos biológicos como el de las bacterias E. coli, el cilio y el mecanismo adaptativo del sistema inmunitario. La complejidad de una estructura de este tipo, donde no se observa redundancia, es irreductible, porque la alteración de cualquiera de las partes destruye por completo la funcionalidad del conjunto. Este hecho inhabilita a la selección natural (el mecanismo esencial darwiniano de la evolución) para dar origen a sistemas complejos irreductibles.

PRINCIPIO ANTRÓPICO.- En cosmología se establece que cualquier teoría válida sobre el universo tiene que ser consistente con la existencia del ser humano ya que si en el universo se requieren ciertas condiciones para garantizar nuestra existencia, dichas condiciones necesarias se verifican por nuestra propia existencia. El principio antrópico en su forma más básica indica que cualquier teoría sobre el origen o naturaleza del universo debe considerar nuestra existencia como seres humanos y entes biológicos basados en el carbono en un momento y lugar concretos del universo.
El primer uso del término principio antrópico se atribuye al físico teórico Brandon Carter en 1973, durante un simposio en el que se celebraba el 500º aniversario del nacimiento de Copernico en Cracovia. Carter acuñó el término para argumentar que todo indica que la humanidad tiene un lugar especial en el Universo y en su charla sobre "Las innumerables coincidencias y el principio antrópico en la cosmología" declara que nuestra posición como seres humanos en el universo es inevitablemente privilegiada en cierto sentido.
El concepto del principio antrópico no obstante, la idea básica del principio, ya había sido utilizada antes de 1973 en varias ocasiones. Por ejemplo, en 1957 R. H. Dicke decía: "La edad 'actual' del Universo no es casual sino que está condicionada por diversos factores biológicos... [los cambios en los valores de las constantes fundamentales de la Física] deberían concluir con la existencia de un humano que considera el problema». (R.H. Dicke, El principio de equivalencia y las interacciones débiles, Rev. Mod. Phys. 29, 355 (1957)). Mucho tiempo antes incluso, en textos como El lugar del hombre en el Universo de Alfred Russel Wallace, publicado en 1903 se puede leer lo siguiente : "Un Universo tan vasto y complejo como en el que sabemos que nos rodea puede que sea absolutamente necesario... para producir un mundo tan adaptado al desarrollo de una vida que habría de culminar en la aparición del ser humano». (pág. 256-7 en la edición de 1912).
El principio antrópico sugiere que vivimos en un universo cuidadosamente ajustado para nuestra existencia, es decir, un universo que parece haber sido meticulosamente adaptado para permitir la existencia de la vida que conocemos. Si cualquiera de las constantes físicas básicas hubiese sido diferente, entonces la vida tal como la se conoce no habría sido posible.
En 1983, Carter también advirtió que lo opuesto podía ser verdad para los biólogos evolucionistas y que al interpretar los registros evolutivos, uno debe tener en cuenta las restricciones astrofísicas del proceso. Teniendo esto en mente, Carter llegó a concluir que la cadena evolutiva probablemente sólo podría incluir uno o dos enlaces de poco éxito evolutivo en el intervalo de tiempo disponible estableciendo una cuota de escepticismo frente al modelo evolutivo como causa primaria explicativa de la existencia de todas las cosas.

En 1986 fue publicado por la Oxford University Press el libro "El principio antrópico cosmológico" escrito por John D. Barrow y Frank J. Tipler. En este libro Barrow, el famoso cosmólogo londinense, entonces en la Universidad de Sussex, hizo una incursión académica en lo que él llamó el principio antrópico y que buscaba explicar la aparentemente increíble serie de coincidencias que permiten nuestra presencia en un universo que parece haber sido perfectamente preparado para garantizar nuestra existencia. Todo lo que existe, desde las constantes energéticas concretas del electrón hasta el preciso nivel de la fuerza nuclear fuerte parece haber sido precisamente ajustado para nuestra existencia y la existencia de otros seres vivos. La existencia de la vida basada en el carbono en este Universo es compatible con diversas variables independientes; y si alguna de estas variables independientes tuviera un valor ligeramente diferente, la vida basada en el carbono no podría existir.
Paul Davies, físico británico reconocido internacionalmente por sus investigaciones en el campo de la cosmología, teoría cuántica de campos, y astrobiología, expresa: "Según el principio antrópico, las condiciones físicas que hacen posible nuestra existencia se encuentran tan enormemente ajustadas que es difícil pensar que nuestra existencia sea un simple resultado del azar o de fuerzas ciegas". "Pertenezco al grupo de científicos que no suscriben ninguna religión convencional y, sin embargo, niegan que el universo sea un accidente sin significado".
De alguna manera, el principio antrópico es señalado en esencia en el siguiente escrito de una afamada escritora cristiana del Siglo XIX: "La naturaleza y la revelación a una dan testimonio del amor de Dios. Nuestro Padre Celestial es la fuente de vida, de sabiduría y de gozo. Mira las maravillas y bellezas de la naturaleza. Piensa en su prodigiosa adaptación a las necesidades y a la felicidad , no solamente del hombre, sino de todas las criaturas vivientes. El sol y la lluvia que alegran y refrescan la tierra; los montes, los mares y los valles, todos nos hablan del amor del Creador." [E. G. de White, El camino a Cristo]
El principio antrópico se deja ver en el Salmo 104, que después de describir como Dios ha hecho todas las cosas para suplir las necesidades de todas sus criaturas, expresa arrobadamente: "¡Cuán muchas son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría: La tierra está llena de tus beneficios." (salmo 104:24).
INFORMACIÓN ADICIONAL SOBRE EL DISEÑO INTELIGENTE
http://www.philosophica.info/voces/diseno_inteligente/Diseno_inteligente.html
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