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  ¿Fueron nuestros antepasados hombres parecidos a monos?
 

La ciencia se ha empeñado en sostener que el ser humano deriva por evolución de simios anteriores a él en la cadena evolutiva ¿En realidad fueron nuestros antepasados hombres parecidos a monos?

Aunque la ciencia se ha empeñado en enseñar que el ser humano procede por descendencia del mono a través de un proceso gradual de evolución, lo cierto es que dicho concepto o pensamiento está cada vez más lejano de lo que en realidad evidencia el registro fósil conocido.

En un artículo aparecido con fecha 6 de mayo de 2021 y titulado: “Revisión: la mayoría de las historias del origen humano no son compatibles con los fósiles conocidos” los investigadores Almécija et al., (2021) indican: "En The Descent of Man en 1871, Darwin especuló que los humanos se originaron en África a partir de un antepasado diferente de cualquier especie viva. Sin embargo, se mantuvo cauteloso dada la escasez de fósiles en ese momento", "Ciento cincuenta años después, se han encontrado posibles homínidos, acercándose al momento de la divergencia entre humanos y chimpancés, en África oriental y central, y algunos afirman incluso en Europa. Además, ahora se documentan más de 50 géneros de simios fósiles en África "Eurasia. Sin embargo, muchos de estos fósiles muestran combinaciones de mosaicos de características que no coinciden con las expectativas de los antiguos representantes de los linajes modernos de simios y humanos. Como consecuencia, no hay consenso científico sobre el papel evolutivo jugado por estos simios fósiles". (Alméjica et al., Fossils apes and the human evolution. Science (2021).

Si bien, se procura definir la línea de divergencia entre el hombre y los simios hace ± 8 – 7 millones de años atrás con la aparición de Sahelanthropus tchadensis (Brunet et al., 2002) y Ardipithecus ramidus (White, 1994), lo cierto es que no son pocos los investigadores que piensan que en realidad esos fósiles corresponden a simios en verdad, tal como el chimpancé o el bonobo de la actualidad. No todos, los aceptan como verdaderos antepasados del ser humano. Hasta esa fecha establecida por los investigadores al parecer los simios eran simios y los hombres aún no aparecían en la historia de la Tierra. 

Como dice Ashley Hammond, coautora del estudio aparecido en Science 2021: "Las especies de simios vivientes son especies especializadas, reliquias de un grupo mucho más grande de simios ahora extintos. Cuando consideramos toda la evidencia, es decir, simios y homínidos vivos y fósiles, está claro que una historia evolutiva humana basada en las pocas especies de simios actualmente con vida se pierde gran parte del panorama general."

Al decir esta autora que siguiendo el registro fósil “se pierde gran parte del panorama general” que busca explicar el origen del hombre a partir de estos simios, es claro que no existe la evidencia definitiva que haga eso, que conecte por evolución al hombre con los simios.

¿Pero no dicen acaso los científicos que el ser humano y el chimpancé por ejemplo comparten más del 98% de ADN en su estructura molecular? ¿No es eso evidencia de que hemos evolucionado de los simios?

Almécija y su equipo de investigadores opinan que los simios vivos por sí solos, no ofrecen pruebas suficientes. "Las teorías dispares actuales sobre la evolución humana y de los simios estarían mucho más informadas si, junto con los primeros homínidos y los simios vivos, los simios del Mioceno también se incluyeran en la ecuación", "En otras palabras, los simios fósiles son esenciales para reconstruir el 'punto de partida' a partir del cual evolucionaron los humanos y los chimpancés".

Todo esto indica que el enigma de la evolución humana o la pregunta de cómo el ser humano llegó a la existencia a partir de los simios aún está clamando por una respuesta y la ciencia sólo posee conjeturas y especulaciones que están lejos de ser respaldadas por la evidencia.

Más adelante en el tiempo, y hace ± 4 – 3 millones de años, aparecen los australopitecos. Unos primates con características craneales de simios, no muy diferentes de un chimpancé pero que al parecer y según se desprende de la evidencia colectada por medio de fósiles, caminaban erguidos. ¿Qué eran los australopitecos? Muchos investigadores opinan que los australopitecos eran nada más que simios y bastante lejanos al ser humano sobre todo en cuanto a sus capacidades intelectuales. 

¿Y qué hay del Homo habilis? La ciencia evolucionista dice que H. habilis es el primer representante del género humano. ¿Cómo llegan a esta conclusión? ¿En qué se diferencia H. habilis de los australopitecos?  

La verdad es que un análisis concienzudo del cráneo de H. habilis ha llevado a muchos investigadores a concluir que en realidad este hallazgo puede en verdad tratarse de un australopiteco más en la cadena de fósiles. Tras su descripción en 1964, H. habilis fue muy controvertido y muchos investigadores recomendaron que fuera consignado junto con Australopithecus africanus. 

¿Y por qué entonces se le asigna al género Homo? Sencillamente, porque el sitio en que fue encontrado aporta evidencia del uso de herramientas, es decir, piedras y huesos muy rudimentarios probablemente utilizados como herramientas. Se piensa entonces que este homínido poseía la habilidad de fabricar herramientas y en consecuencia se le llamó H. habilis, aunque desde el punto de vista anatómico no difiere considerablemente de un australopiteco, y muchos investigadores piensan que los australopitecos eran simplemente simios que probablemente caminaban más erguidos que un chimpancé de la actualidad. Hoy en día, no son pocos los paleoantropólogos que opinan que H. habilis debe ser reclasificado en base a sus rasgos anatómicos y ubicado en el cladograma junto con los australopitecos y fuera del género Homo. 

Si bien, se dice que los australopitecos habían alcanzado la posición erguida y la marcha bípeda, y tenía una capacidad craneana de entre 450 y 550 cc; no conocían el fuego ni fabricaban útiles de piedra por lo tanto es clasificado no como un ser humano sino como un mamífero del orden de los primates y dentro de la familia Hominidae. No obstante, la investigación ha ido aportando otra información, ya que se ha encontrado sitios con presencia de australopitecos en que también se han encontrado útiles de piedra, lo cual deja ver que los australopitecos si eran capaces de utilizar piedras como herramientas y entonces, la idea de que el H. habilis es el primer representante del género humano se va debilitando cada vez más y cada día son más los investigadores que piensan que en realidad H. habilis debiera ser clasificado no como dentro del género Homo sino más bien como un australopiteco o un género muy cercano a ellos y con ello, quedaría completo el cuadro de los llamados hombres – monos, que en realidad no eran hombres, sino simplemente simios con características que los acercan a los seres humanos, como ocurre con cualquier otro primate.

De lo anterior, se desprende que en realidad el primer representante del género Homo vendría siendo Homo erectus u Homo ergaster, que según se desprende de la anatomía de sus cráneos ya eran hombres en verdad con una capacidad craneana un poco menor que la de los hombres actuales, pero seres humanos al fin.

¿Qué tendría que pasar a futuro con H. habilis? Sencillamente, que sea retirado del género Homo y ya no sea considerado como un ancestro directo del hombre moderno ni un paso hacia la evolución de H. erectus. En definitiva, los verdaderos hombres de las cavernas se remitirían a H. erectus, H. heidelbergensis, H. neanderthal, H. floresiensis y el H. sapiens antiguo, todos los cuales eran verdaderos hombres, no eran hombres –monos y menos simios. Hasta aquí, no se conoce un primate que sea mitad simio, mitad hombre o un simio que esté a punto de convertirse en un hombre.


 
El registro fósil no presenta las evidencias adecuadas que permitan fehacientemente ligar al hombre con los simios no humanos en un proceso de evolución gradual


Cuando se discute qué eran en verdad los australopitecos, se concluye invariablemente que eran simios o primates muy inferiores intelectualmente al hombre. ¿Caminaban erguidos? Si, probablemente de manera muy semejante a como lo hacemos nosotros. ¿Eso los convierte en seres humanos? No. Pero el hecho de que en el pasado hayan existido primates bípedos, como los australopitecos o los parántropos no indica acaso que siendo el hombre un primate necesariamente tiene que haber descendido de ellos por evolución. La respuesta es no. Recordemos que las estrategias de locomoción suelen presentarse de manera repetida en los distintos linajes. Como ejemplo podemos decir que nadan los peces, los cetáceos y en el pasado los ictiosaurios, sin embargo, estos grupos no están estrechamente emparentados. Lo mismo ocurre con el vuelo, vuelan las aves, los murciélagos y en el pasado volaban los pterosaurios, sin embargo, otra vez estamos en presencia de linajes separados. ¿Sería sorprendente que el bipedalismo se diera en otro linaje aparte del hombre? Por supuesto que no, fenómenos como estos se dan de manera muy frecuente en el mundo natural.

Hoy en día la idea de que exista un "eslabón perdido" entre el hombres y los simios está completamente abandonada. No existe tal eslabón. La ciencia buscó el eslabón perdido por más de 100 años y no encontró nada. El eslabón perdido era una fantasía de la ciencia. Darwin estaba equivocado y así lo reconoce la ciencia moderna, al proponer que el hombre ha venido evolucionando desde hace millones de años a partir de primates inferiores en una cadena evolutiva gradual y sostenida que ha concluído con la aparición de Homo sapiens hace más de 200 mil años atrás. El modelo estaba equivocado.


Imagen que grafica la evolución del hombre tal cual
la entiende la ciencia aparecida en el Libro Early Man publicado en 1965

De manera general, esta imagen aparecida en el Libro Early Man publicado en 1965 se asentó en el imaginario popular justamente porque la ciencia se encargó de publicitarla y enseñarla como la verdad sobre el origen del hombre.

La imagen es absolutamente tendenciosa y no se ajusta para nada a la verdad que pretende representar ya que los tres primeros géneros de primates que presenta, eran simios en todo el sentido de la palabra y como todo simio (chimpancés, bonobos, orangutanes y gorilas) se desplazaban sobre sus cuatro extremidades y adoptaban una forma de locomoción que apoyaba las extremidades anteriores sobre los nudillos de las manos. Esta forma de locomoción, propia de los primates se denomina "nudilleo" ("knucle-walking" en inglés) y era con toda seguridad la forma de caminar no sólo del primer género representado (dryopithecus) en el diagrama, sino también de los dos siguientes (oreopithecus y ramapithecus). Siendo así, no existe una cadena gradual como pretende enseñar el diagrama que deje ver como progresivamente el hombre se fue poniendo de pie a partir de primates inferiores.

Luego, en los siguientes pasos vemos al Hombre de Neanderthal, el Homo sapiens arcaico llamado en aquella época Cromagnon y el H. sapiens u hombre actual como personas totalmente erguidas y muy diferentes de los restantes simios del diagrama.

Por una parte, simplemente monos, y por otra parte, hombres sin mayor diferencia con el hombre actual. ¿Qué ocurrió entre medio? La ciencia actual, no tiene cómo saber y menos probar si en verdad hubo un proceso evolutivo que llevó al hombre a surgir del mono o de un simio inferior.

En el artículo aparecido el fecha 6 de mayo de 2021 y titulado: “Revisión: la mayoría de las historias del origen humano no son compatibles con los fósiles conocidos” los investigadores Almécija et al., (2021) indican: "Ciento cincuenta años después, se han encontrado posibles homínidos, acercándose al momento de la divergencia entre humanos y chimpancés, en África oriental y central, y algunos afirman incluso en Europa. Además, ahora se documentan más de 50 géneros de simios fósiles en África "Eurasia. Sin embargo, muchos de estos fósiles muestran combinaciones de mosaicos de características que no coinciden con las expectativas de los antiguos representantes de los linajes modernos de simios y humanos. Como consecuencia, no hay consenso científico sobre el papel evolutivo jugado por estos simios fósiles". (Alméjica et al., Fossils apes and the human evolution. Science (2021).

El cuadro que apareció en Early Man en 1965 se hizo tan popularmente aceptado y era tan evidente el error que enseñaba y que sigue enseñando, que el equipo editorial del libro se vio en la obligación de hacer un inciso donde aclararon que no se debía dar por sentado que el hombre había evolucionado de un pequeño mono.

El inciso, contenía una ampliación y se dijo que correspondía al gráfico original y que comprendía 15 eslabones de la gran cadena evolutiva que unía al hombre con los primates o simios inferiores, sin embargo, en su totalidad, no resultó mucho más convincente que su versión abreviada y, en consecuencia, se continuó utilizando la versión abreviada hasta el día de hoy en que aparece el gráfico en diversos sitios que hablan de evolución en la red, así como en referencias generales a la evolución humana.


Inciso explicativo del gráfico de Early Man de 1965 que intenta explicar la incongruencia
en cuanto a que el hombre habría evolucionado directamente de simios inferiores

Ahora bien, aunque el gráfico ampliado presenta una secuencia al parecer más lógica de la evolución humana a partir de primates inferiores, lo cierto es que la imagen de los monos anteriores al hombre está muy manipulada y no corresponde especialmente a las estrategias locomotoras utilizadas por aquellos primates en la realidad, lo cual se deduce de un análisis concienzudo de los fósiles.

En el gráfico ampliada tenemos el mismo problema que en el gráfico abreviado, a saber, por una parte, tenemos a simios parecidos a chimpancés que caminaba en cuatro apoyos, y por otra, tenemos a seres humanos que caminaban erguidos.

Según los críticos del gráfico, el primer error consiste en que está representando la evolución a partir de un solo género y eso no tiene ningún fundamento y además ni siquiera tenemos una relación directa con ninguno de ellos.

Igualmente, no son pocos los paleoantropológos que señalan que Oreopithecus fue un primate poco relevante en la historia y muchos menos en relación con la historia humana. Vivió millones de años en la zona sur de Europa, su extinción fue rápida y, según indica un estudio reciente, parece ser que ni siquiera era bípedo y estaría mal representado en el gráfico.

El llamado Hombre de Cromagnon, ya no se considera como parte de la llamada evolución humana ya que era un hombre igual que nosotros. Tampoco es que nosotros descendamos del Hombre de Neanderthal en una vinculación evolutiva tal como el gráfico sugiere. Hoy se enseña que el hombre moderno y el de Neandertal coexistieron al mismo tiempo hace unos 40.000 años y por tanto fueron contemporáneos probablemente compartiendo un mismo ancestro y representando nada más la variabilidad dentro del género Homo.

Siendo así, y analizando uno de los esquemas más populares en defensa de la evolución humana, continuamos teniendo una sola gran realidad, los monos eran simplemente monos y los hombres eran hombres, con cierta variabilidad, pero hombres tal como los de hoy. ¿Existieron en consecuencia los hombres monos? No, lo que la ciencia llamó en su momento hombres monos, eran simplemente monos, que los dibujantes e ilustradores de la época representaron con características más humanas de las que en verdad tenían.

Por otra parte, las características “simiescas” que se atribuyeron en su momento a H. erectus, H. heildelbergensis y H. neanderthalensis, cada vez son representadas como más cercanas al hombre actual que a los simios. Los modernos gráficos, cuadros y dibujos que representan a estos hombres del pasado, los representan como verdaderos hombres, y no como hombres parecidos a simios, encorvados y con semblante animalesco y feroz como se acostumbraba en las ilustraciones de mitad del Siglo XX. 

¿PRUEBA LA ANATOMÍA COMPARADA DE LOS CRÁNEOS
QUE EVOLUCIONAMOS DE LOS SIMIOS?




En los textos evolucionistas generalmente, se muestra cráneos de simios inferiores (chimpancés, bonobos, orángutanes y gorilas) en comparación con el cráneo humano y se destacan las semejanzas y diferencias. Ciertamente el hombre y los simios poseen cráneos morfológicamente semejantes, ya que el hombre es un primate tan ciertamente como es un mamífero. ¿Significa eso que ha habido una evolución? No, eso nunca se ha podido probar con el registro de fósiles. 

Cuando comparamos cráneos de simios (chimpancés, bonobos, orángutanes y gorilas) con cráneos de homínidos más cercanos al hombre como los australopitecos y parántropos, finalmente la conclusión general es que estos últimos estaban más cerca de los simios que de los seres humanos. El cráneo lo dice así.

¿Qué pasa cuando comparamos el cráneo de australopitecos con el cráneo de Homo habilis, el primer representante putativo del linaje humano? Lo cierto es que los cráneos son bastante semejantes, incluso en capacidad craneana de lo cual se desprende la capacidad intelectual del último.

Cuando se reportó el hallazgo de Homo habilis los investigadores que analizaron los restos llegaron a la conclusión de que se trataba de un nuevo homo, el Homo habilis, Y era un homo porque cumplía con los requisitos de una postura erguida, una marcha bípeda y la destreza con herramientas primitivas. Aunque su cerebro, ciertamente, era más pequeño (alrededor de 600 centrímetos cúbicos).

Si, desde el punto de vista intelectual y anatómico, el Homo habilis ciertamente está más cerca de los simios que del linaje humano. Las características que llevaron a los investigadores a definir que H. habilis era un ser humano es que presentaba postura erguida y uso de herramientas primitivas. Sin embargo, ya vimos que la postura erguida no califica para ser reconocido como humano, porque los australopitecos y parántropos también caminaban erguidos pero no son reconocidos como humanos.

¿Por qué estos últimos no son reconocidos como humanos? Sencillamente, por su capacidad craneana de aproximadamente 500 cc. levemente superior a un chimpancé con 450 cc. ¿Qué hay de H. habilis? Poseía según sus descubridores ± 600 cc. Basados en esto: ¿qué era entonces H. habilis? La evidencia lo dice, era un simio y no un ser humano. Pero alguien dirá qué utilizaba herramientas primitivas y eso le adjudica ciertas capacidades intelectuales. No necesariamente. Sabemos que los chimpancés y gorilas también utilizan eventualmente herramientas rudimentarias y no por eso son considerados humanos. Los australopitecos también eran capaces de utilizar ciertas herramientas primitivas, así lo dicen los hallazgos, pero no eran humanos. Entonces, puesto que todas las características que distinguen a H. habilis como un ser humano también se hallan en primates actuales y del pasado: ¿qué característica en verdad lo distingue de los simios? Ninguna. 

Según aclara Bernard Wood, un conocido paleoantrópologo y estudioso de la evolución humana, la propuesta de Homo habilis como el primer representante del género humano no fue recibida con los brazos abiertos por todo el mundo. Algunos pensaban que los fósiles eran demasiado similares al Australopithecus africanus para justificar una nueva especie. Otros investigadores admitieron  que la especie era nueva. Hallazgos posteriores de Etiopía a Sudáfrica han añadido nuevos restos a la colección. A juicio de Wood, el Homo habilis reúne unas características que no le sitúan ni en la familia de los australopitecinos ni en la de los humanos, y debe tener su propio género.

El debate sobre la correcta posición filogenética de Homo habilis aún es objeto de debate científico y según Bernard Wood, la especie es demasiado diferente al Homo erectus como para ser su antecesor inmediato, por lo que un modelo de evolución simple y lineal que explica esta etapa de la evolución humana se ve cada vez menos probable. 

Lo claro es, que a partir de la anatomía comparada no se puede probar que evolucionamos de simios inferiores, si se hace claro que el ser humano pertenece al linaje de los primates y que estamos estrechamente emparentados con ellos. ¿No prueba eso acaso que evolucionamos de ellos?

No necesariamente, ya si bien estamos emparentados con los primates, también lo estamos con los mamíferos, en general con los vertebrados e incluso con las plantas. Somos todos parte de un gran entramado de la vida en la Tierra, pero este entramado no ha llegado a la existencia por evolución, sino por creación. ¿Cómo es esto? ¿No es acaso la evolución un hecho científico comprobado?

No, porque el fenómeno de la evolución, tal como lo conciben los evolucionistas, propone un modelo en que la vida y posterior desarrollo es resultado del azar y la contingencia y bajo ese paradigma, no se puede decir que en el pasado un simio evolucionó en ser humano a través de una cadena gradual de acontecimientos. Al menos no se puede sostener ese aserto avalado por las pruebas fósiles que lo respalde.

Dado que hoy en día, el gradualismo darwiniano de la evolución ha sido practicamente abandonado por la ciencia moderna, cabe preguntar: ¿cómo llegó supuestamente a existir el hombre a partir de simios inferiores?  Los científicos dicen que a través de accidentes o mutaciones azarosas en el ADN y que provocan "saltos" en la secuencia evolutiva. Este nuevo paradigma ha venido a ser conocido como "saltacionismo" o "equilibrio puntuado" una hipótesis que, en teoría evolutiva, se enfrenta al gradualismo darwinista y propone la saltación como mecanismo de especiación.

El equilibrio puntuado sostiene que las especies, una vez que aparecen en el registro fósil, se mantienen estables en el tiempo, mostrando pocos cambios evolutivos durante la mayor parte de su historia geológica. Según esta explicación, los cambios evolutivos significativos son eventos raros y geológicamente rápidos de especiación ramificada llamados cladogénesis, medio por el cual, una especie se divide en dos especies distintas, en lugar de transformarse gradualmente en otra.

El problema con el saltacionismo a partir de un equilibrio puntuado, es que es un asunto de fe, porque no hay prueba fósil o empírica que lo compruebe. 

Siendo así, la propia ciencia mantiene que la evolución del hombre a partir de los simios, no se produjo gradualmente como siempre se enseñó en la universidad y en los libros de texto, sino que a través de un raro evento de especiación a través del cual una especie dio origen a otra significativamente distinta. Todo esto, evidentemente, no puede ser probado y se acepta como una especie de dogma en evolución. Luego, puesto que la ciencia siempre ha sostenido que los dogmas en religión son inaceptables, aplicamos entonces a la ciencia su propio razonamiento y no aceptamos el dogma del saltacionismo como vía explicativa alternativa del origen del hombre a falta absoluta de evidencia fósil que compruebe el gradualismo de Darwin.

Dado que H. habilis probablemente ni siquiera sea un ser humano, lo cual incluso es propuesto por varios paleoantropólogos y científicos evolucionistas, entonces quedaría preguntar: ¿Quién sería según la ciencia el primer representante del género Homo? La respuesta tendría que ser necesariamente Homo erectus.

Luego, a partir de Homo erectus y en que consideramos a Homo ergaster, Homo antecesor, Homo heilderbergensis y Homo neanderthalensis, estaríamos en presencia de verdaderos hombres y no de simios convirtiéndose en hombres.

Caso aparte es Homo georgicus (Vekua et al., 2002), que vivió según los científicos hace ± 1,8 - 1,8 millones de años y más bien parece otro simio que un verdadero hombre. El hallazgo de este homínido causó mucho revuelo en su momento. No obstante, la Revista National Geographic en su edición de agosto de 2002 señala: "Su cerebro era pequeño, menor al que la ciencia piensa que posibilitó a nuestros ancestros migrar a nuevos mundos. Sus grandes caninos y delgado entrecejo parecen muy simiescos para pertenecer al grupo de los humanos modernos y sus ancestros. Este cráneo hizo murmurar a un científico: 'Sería mejor volver a enterrarlo.'" 

En hecho, los evolucionistas ubican a Homo georgicus como una especie que sería intermedia entre H. habilis y H. erectus, sin embargo, la Revista National Geographic señala que tendría más parecido con "el simiesco Homo habilis un homínido de entre dos millones 400 mil y un millón 600 mil años de antiguedad" (NatGeo Agosto 2002, pág. 4)

Siendo así, y considerando a Homo habilis como un primate derivado a la altura de los australopitecos, lo mismo que Homo georgicus y probablemente Homo rudolfensis, de quien muchos opinan que en realidad es un Homo habilis, del cual se dice que está en la línea de los austraolopitecos o muy cercano a ellos, nos quedaría entonces en la línea de los verdaderos hombres a H. erectus (H. ergaster), Homo antecessor, Homo Heildebergensis, Homo neanderthalensis y por supuesto Homo sapiens. 

Si es así, tenemos dos grupos separados con verdaderos simios ancestrales (australopitecos, parántropos, H. habilis, H. rudolfensis, H. georgicus) y verdaderos hombres (H. erectus, H. ergaster, H. antecessor, H. heildelbergensis, H. neanderthalensis y H. sapiens).
 
 
Cuando comparamos el cráneo de Australopithecus con el cráneo de un chimpancé, resulta claro e indiscutible que estos homínidos se parecían más a este último que a un verdadero ser humano. Los australopitecos, eran simios en realidad.


Cuando comparamos el cráneo de Australopithecus, observamos que éste se mantiene morfológicamente separado de los hombres verdaderos, no sólo por sus capacidades intelectuales limitadas sino por la propia morfología del cráneo. Mientras que los hombres verdaderos evidencian un ortognatismo evidente y una indiscutible mayor capacidad craneana, la dentición es diferente, con un hueso dentario y rama mandibular mucho menos masiva y no tan rústica como en el simio.

Si bien, se puede notar que tanto en H. erectus, como en H. heidelbergensis e incluso en H. neanderthalensis se presenta un torus supraorbital bastante prominente y el ortognatismo no es tan marcado como en H. sapiens, la investigación deja ver que estos rasgos son adquiridos por la exacerbación de la función masticatoria y que incluso hoy en día se puede observar en ciertos grupos étnicos, como por ejemplo los aborígenes de Australia.


 
 



Cráneos de aborigen australiano mostrando características que se podían encontrar
en H. erectus, H. neanderthalensis y otras variedades de hombres.
(Tomado de: https://es.slideshare.net/SissyVirginia/aborigen-australiano con fecha 6.06.2021)

 

¿Fueron nuestros antepasados hombres parecidos a monos? No, la evidencia científica no puede sostener con pruebas tal suposición. ¿Pertenece el hombre al grupo de los primates? Si, de la misma manera que pertenece al grupo de los mamíferos, al grupo de los vertebrados, al grupo de los sinápsidos, al grupo de los amniotas, etc. ¿No prueba eso que hubo una evolución? No, porque los cristianos creemos que Dios creó a los distintos grupos y llinajes de seres vivientes de manera particular, aunque no separados unos de otros, sino individualmente a partir de tipos o esquemas generales, a partir de los cuales fue generando esquemas particulares que hoy conocemos como familias, géneros y especies.

Cada linaje es una creación particular, pero a partir de un modelo estructural general. De esta manera, tenemos vertebrados que son peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Dentro de los mamíferos, como esquema general, tenemos proboscídeos, artiodáctilos, perisodáctilos, cetáceos, quirópteros, primates, roedores, etc. Dentro de los primates, tenemos estrepsirrinos y haplorrinos, dentro de estos últimos tenemos tarsiformes y hominoideos, etc. Así llegamos, dentro de este grupo a los homínidos en el cual ubicamos al hombre. El entramado de la vida en la Tierra es mucho más complejo de lo que incluso los científicos suponían en principio. Hoy se sabe, que las líneas de separación que distinguen a una especie de otra son mucho más intrincadas de lo que se pensaba. Ciertos cambios, en el patrón o disposición de los genes, deriva en una nueva especie, no como resultado de una evolución azarosa, sino como resultado de un plan biológico bien pensado y desarrollado del cual surgieron todas las cosas.
 
 
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