Artículo preparado en respuesta al Sr. Milciades y su consulta del día 19 de julio de 2021: ¿Cuál es la séptima trompeta?.
La Biblia, y especialmente el libro del Apocalipsis deja ver que el sonar de las siete trompetas es un evento propio de la apertura del séptimo sello y por tanto un evento futuro, ya que actualmente estamos viviendo bajo la dispensación del sexto sello (Apocalipsis 8:1-2).
Que el sonar de las trompetas es un evento futuro se desprende del siguiente comentario:
“Solemnes eventos están delante de nosotros. Se escuchará el sonido de una trompeta tras otra, y copa tras copa será derramada sobre los habitantes culpables de la tierra. Escenas de tremendo interés están delante de nosotros.” (Elena G. de White, Comentario Bíblico Adventista, tomo 7, pág. 982. Texto que también se encuentra en Mensajes Selectos, tomo 3, pág. 487 y Eventos de los Últimos Días, pág. 242)
En este pasaje se deja ver claramente lo siguiente:
• Que se asocia las trompetas de Apocalipsis 8 y 9 con las copas de la ira de Dios que simbolizan las plagas de Apocalipsis 16.
• Que las trompetas se ubican en el futuro al igual que las copas de la ira de Dios.
Lo anterior, se ve refrendado por el siguiente párrafo inspirado:
“La batalla del Armagedón se librará, y aquel día no debe encontrar a ninguno de nosotros durmiendo. Debemos estar bien despiertos, teniendo, como las vírgenes prudentes, aceite en nuestras vasijas junto con nuestras lámparas. . .
Debe reposar sobre nosotros el poder del Espíritu Santo, y el Capitán de las huestes del Señor estará a la cabeza de los ángeles del cielo para dirigir la batalla. Solemnes eventos están a punto de ocurrir ante nosotros. Las trompetas suenan una tras otra, se derrama una copa tras otra sobre los habitantes de la tierra.” (Elena G. de White, “Maranatha”, pág. 255)
En este pasaje que guarda bastante similitud con el anterior, se deja ver claramente que las trompetas, siempre en conexión con las copas que contienen las siete plagas postreras, son eventos futuros y que están en directa relación con los momentos finales en la historia de este mundo y más precisamente con el Armagedón apocalíptico.
1. Las siete trompetas y el séptimo sello (Apocalipsis 8:1-2).
Las siete trompetas son parte del séptimo sello y puesto que estamos actualmente en el sexto sello, son en consecuencia eventos futuros.
Si bien, la mayoría de los adventistas del séptimo día por herencia de los antiguos intérpretes piensan que las trompetas son eventos históricos pasados, no menos cierto es que inconscientemente, muchos de quienes defienden la interpretación historicista de las trompetas, reconocen que éstas son parte del séptimo sello.
2. El séptimo sello y el fin del tiempo de gracia (Apocalipsis 8:3-5).
Refiriéndose al sonar de las siete trompetas y a la escena de Apocalipsis 8:3-5, un presbítero en una clase sobre Apocalipsis y las siete trompetas señala: “Esta escena ocurre en seguida después que se abre el séptimo sello”.
Siendo así, la clave para establecer la correcta ubicación en el tiempo del sonar de las trompetas está en la comprensión de los versículos 3 al 5 del capítulo 8 de Apocalipsis. Ahí, se nos presenta a un ángel ofreciendo incienso delante del altar en el Santuario Celestial.
Veamos lo que opina al respecto un afamado intérprete:
“Se presenta a las trompetas antes de la visión del ángel que intercede por el pueblo de Dios (Apoc. 8:2). El sonido de las trompetas no comienza hasta que el ángel termina de ofrecer el incienso (Apoc. 8:6). La visión del ángel ofreciendo incienso y arrojando el incensario a la tierra es la introducción a la profecía de las trompetas. Es como si Juan dijera: “Los siete trompeteros están listos para hacer sonar sus trompetas. Pero antes debe cesar la ofrenda del incienso. Luego, las trompetas sonarán. Entonces Dios dejará que se desencadenen los eventos descriptos en cada trompeta.” (Joseph Battistone, Verdad Presente-Gloria Futura, pág. 71)
Por otra parte, es claro que el sonar de las trompetas se dejará escuchar sólo una vez que el ángel del incienso finalice su ofrenda. Note que al abrirse el séptimo sello Juan ve a los siete ángeles a quienes se les entregan las trompetas (vers. 1-2). Luego, el apóstol describe a aquel “ángel” quien realiza su ofrenda delante del altar (vers. 3-5) y sólo una vez que ha presentado esta visión Juan dice: ‘Y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se aparejaron para tocar’ (Vers. 6). No se pueden separar todos estos hechos y al no hacerlo, es claro que el sonar de las trompetas no sólo es parte del séptimo sello y por tanto futuro, sino que dichas trompetas no pueden de modo alguno ser tocadas antes de que el ángel del altar finalice su ofrenda y termine su obra mediadora. Desconocer esto, es querer premeditadamente creer algo que la Biblia no autoriza a creer, a saber, que las trompetas no son parte del séptimo sello.
¿Qué reveló Juan en Apocalipsis 8:3-5? ¿Quién es el “ángel” de la visión y cuándo dejará de ofrecer el incienso delante de Dios?
El “ángel” a que hace referencia el apóstol Juan en este pasaje es Jesús, quien ha estado intercediendo por nosotros delante de Dios y oficia como Sumo Sacerdote en el Santuario Celestial.
Bajo el título “Terminación del Tercer Mensaje”, el Espíritu de Profecía ubica el término de la ofrenda del incienso por parte del ángel de Apocalipsis 8 como correspondiendo al tiempo en que ha de terminar el sellamiento y con ello el fin del tiempo de gracia. Veamos.
“Vi ángeles que iban y venían de uno a otro lado del cielo. Un ángel con tintero de escribano en la cintura regresó a la tierra y comunicó a Jesús que había cumplido su encargo, quedando sellados y numerados los santos. Vi entonces que Jesús, quien había estado oficiando ante el arca de los diez mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las manos exclamó en alta voz: ‘Consumado es.’ Y toda la hueste angélica se quitó sus coronas cuando Jesús hizo esta solemne declaración: ‘El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.” (Elena G. de White, Primeros Escritos, pág. 279-280)
De este párrafo, en que además se establece que el “ángel” oficiante es Jesús, se deja ver claramente que la ofrenda del incienso terminará cuando termine el sellamiento y sean “sellados y numerados los santos”. Cuando esto ocurra, Jesús dejará caer el incensario en tierra, evento descrito en Apocalipsis 8:3-5 y con ello se decretará el fin del tiempo de gracia quedando cada caso fallado para vida o para muerte por la eternidad.
Según Urías Smith, un ferviente defensor de la interpretación historicista de las trompetas: “El sexto capítulo del Apocalipsis termina con la exposición de los sucesos del sexto sello, y el octavo empieza con la apertura del séptimo sello. De ahí que el séptimo capítulo represente un paréntesis entre el sexto sello y el séptimo, y es aparente que el sellamiento de Apocalipsis 7 pertenece al sexto sello.” (Daniel y el Apocalipsis, capítulo 8)
Leyendo Apocalipsis 8:3-5 a la luz del párrafo antes indicado, es fácil deducir que las trompetas no pueden ser tocadas sino hasta que termine el tiempo de gracia, lo cual evidentemente ubica el sonar de ellas en el futuro y de ninguna manera en el pasado.
Sin ir más lejos, el propio Urias Smith, quien era un ferviente defensor de la posición histórica de las trompetas, reconoció que el pasaje de Apocalipsis 8:3-5 correspondía al fin del tiempo de gracia, según se desprende del siguiente comentario:
“El acto del ángel al llenar de fuego su incensario y arrojarlo a la tierra evidencia que esta visión nos lleva al fin del tiempo, y por este acto indica que su obra ha terminado. Ya no se han de ofrecer más oraciones mezcladas con incienso. Este acto simbólico puede aplicarse tan sólo al momento en que termine para siempre en el santuario el ministerio de Cristo a favor de la humanidad. Después de aquel acto del ángel, hay voces, truenos, relámpagos, y terremotos; exactamente lo que según se nos dice en otra parte, ha de suceder cuando termine el tiempo de gracia de los hombres.” (Urías Smith, El Libro del Apocalipsis, pág. 126)
Otro autor afirma:
“El sonido de las trompetas no comienza hasta que el ángel termina de ofrecer el incienso.” (Joseph Battistone, Verdad Presente-Gloria Futura, pág. 71)
Una cosa es cierta, si las trompetas forman parte del séptimo sello, la aplicación de éstas no puede ser pasada sino futura y puesto que la casi totalidad de los intérpretes del Apocalipsis concuerdan en decir que estamos viviendo actualmente en el período correspondiente al sexto sello es lógico que la apertura del séptimo sello es futura y con ello el sonar de las trompetas. Por otra parte, los versículos 3 al 5, que describen el fin de la mediación de Cristo y con ello el fin del tiempo de gracia, son parte integrante del séptimo sello y están íntimamente ligados al sonar de las trompetas, pues el sonar de ellas se ubica en íntima relación con este evento y después de que el ángel deja caer su incensario decretando el fin del juicio investigador.
El acto de dejar caer el incensario en tierra denota el fin del tiempo de gracia para los habitantes culpables de la Tierra. Puesto que las siete trompetas de Apocalipsis son tocadas después de que el ángel (símbolo de Jesús) deja caer el incensario en tierra y termina el tiempo de gracia, es de toda lógica que las siete trompetas del Apocalipsis son futuras, ya que aún no termina para nosotros el tiempo de gracia.
¿Qué sucederá una vez que el ángel deje de ofrecer el incienso en el altar? ¿Qué simbolizan las siete trompetas?
El Espíritu de Profecía entrega la respuesta en forma concreta:
“Cuando Cristo deje de interceder en el santuario, se derramará sin mezcla la ira de Dios de la que son amenazados los que adoran a la bestia y a su imagen y reciben su marca. (Apocalipsis 14:9,10) Las plagas que cayeron sobre Egipto cuando Dios estaba por libertar a Israel fueron de índole análoga a los juicios más terribles y extensos que caerán sobre el mundo inmediatamente antes de la liberación final del pueblo de Dios.” (El Conflicto de los Siglos, págs. 685-686)
“Era imposible que fuesen derramadas las plagas mientras Jesús oficiase en el santuario; pero al terminar su obra allí y cesar su intercesión, nada detiene ya la ira de Dios que cae furiosamente sobre la desamparada cabeza del culpable pecador que descuidó la salvación y aborreció las reprensiones.” (Primeros Escritos, pág. 280)
“Entonces vi que Jesús se despojaba de sus vestiduras sacerdotales y se revestía de sus más regias galas. Llevaba en la cabeza muchas coronas, una corona dentro de otra. Rodeado de la hueste angélica, dejó el cielo. Las plagas estaban cayendo sobre los moradores de la tierra.” (idem ant., págs. 280-281)
Note que cada vez que el Espíritu de Profecía relata los eventos que han de producirse después de que termine la mediación de Cristo (el ángel de Apocalipsis 8:3-5) en el santuario señala a las siete postreras plagas donde Juan señala las siete trompetas, de modo que es clara la aplicación de las trompetas.
El Apocalipsis señala que una vez que Cristo dejé caer el incensario, los ángeles tocaron sus trompetas. El Espíritu de Profecía dice que cuando Cristo hizo esto, fueron derramadas las siete plagas postreras.
3. Las siete trompetas son tocadas una vez que termina el sellamiento de los 144.00.
Es claro que estamos viviendo en el período final del sexto sello y en que se está llevando a cabo una gran obra de sellamiento de los siervos de Dios descrita con claridad en Apocalipsis 7:1-4 y que debe indudablemente realizarse antes de la apertura del séptimo sello.
El apóstol Juan, una vez terminado el sellamiento, dice: ‘oí el número de los señalados’. Resulta fácil comprender que el apóstol sólo podía escuchar el número de los sellados una vez que el sellamiento concluyera, después de lo cual pasa a describir la apertura del séptimo sello. Luego, como parte del séptimo sello el apóstol describe el sonar de las trompetas.
Sin embargo, más allá de eso, de una lectura simple del capítulo 9 versículo 5 del Apocalipsis, en que se desarrolla el sonar de la quinta trompeta, resulta claro que el sonar de esta trompeta se verifica sólo una vez terminado el sellamiento, pues la orden dada a las simbólicas langostas del capítulo 9 reza así: “Y les fue mandado que no hiciesen daño a la hierba de la tierra, ni a ninguna cosa verde, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tienen la señal de Dios en sus frentes.”
Admitiendo que el sellamiento comenzó en 1844 es de sola lógica que la quinta trompeta debe ser tocada con posterioridad a esa fecha y sólo una vez que termine el sellamiento, toda vez que la orden dada a las langostas había de afectar a quienes en definitiva rechazaron la señal de Dios y dicha clase de personas rebeldes sólo podrá ser conocida definitivamente una vez concluido el sellamiento de los 144.000.
Aunque se argumenta que la señal de Dios (el sábado) ha sido guardada en todas las épocas y que aún durante la Edad Media hubo fieles testigos que mantuvieron su observancia, es claro que el sábado como señal de Dios sólo constituye una prueba a partir de 1844. Es por eso, que personas como Adán, Noé, Abraham o los apóstoles, que indudablemente guardaron el sábado como día de reposo no pueden ser considerados como “sellados” más si como hombres fieles a Dios y que en definitiva componen la grande multitud de salvos de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas que el apóstol Juan vio como estando delante de Dios, pero que de ningún modo hacen parte del grupo de los 144.000.
Es claro que el libro del Apocalipsis es un todo completo y armónico, de modo que la quinta trompeta del capítulo 9 y el lenguaje empleado en ella, debe principalmente ser interpretado a la luz del propio Apocalipsis y en el contexto del lenguaje escatológico usado en él. Siendo así, la referencia a la “señal de Dios” utilizada en Apocalipsis 9:5 debe ser entendida e interpretada a la luz del propio sellamiento descrito con anterioridad en el capítulo 7 y que fija dicho período a partir de 1844 y no antes, de manera que la quinta trompeta es tocada con posterioridad a esa fecha y una vez terminado el sellamiento, pues sólo entonces se conocerá definitivamente a quienes “no tienen la señal de Dios en sus frentes”.
Lo anterior se desprende claramente del siguiente párrafo del Espíritu de Profecía:
“Vi que la prueba actual acerca del sábado no podía producirse antes que terminase la mediación de Cristo en el lugar santo y él hubiese pasado al interior del segundo velo. Por lo tanto, los cristianos que durmieron antes que se abriese la puerta de acceso al santísimo cuando terminó el clamor de medianoche, el séptimo mes, en 1844, sin haber guardado el verdadero día de reposo, descansan ahora en esperanza; porque no tuvieron la luz ni la prueba acerca del sábado que tenemos ahora desde que la puerta se abrió.” (Primeros Escritos, pág. 42-43)
De todo lo anterior, se desprende que cuando se habla de “la señal de Dios” en “las frentes” indudablemente se está hablando del sellamiento de Apocalipsis 7:1-4, de manera que la aplicación de la quinta trompeta resulta muy clara.
Por otra parte, si bien el libro del Apocalipsis no constituye una cronología en sí, los hechos descritos para los sellos si son una visión cronológica de eventos que afectarían a la Iglesia y al mundo a partir del año 31 d.C. y hasta nuestros días, de donde el séptimo sello continúa esta cronología y nos ubica en el futuro. La séptima trompeta en consecuencia, representa un tiempo en el futuro en que habrá terminado el sellamiento, habrá terminado el tiempo de gracia y se habrá cerrado la puerta de la misericordia para los habitantes culpables de la Tierra.
4. El séptimo sello y el silencio por media hora (Apocalipsis 8:1).
Cuando Jesús, el Cordero inmolado de Apocalipsis 5:1-9 abrió el séptimo sello (Apocalipsis 8:1) la revelación dice que “fue hecho silencio en el cielo casi por media hora’.
¿Qué es lo que motiva este silencio en el cielo? Tres cosas importantes:
• Los siete ángeles reciben las siete trompetas (Apocalipsis 8:2)
• Termina el sellamiento y la labor mediadora de Cristo en el Santuario Celestial y por tanto se termina el tiempo de gracia, evento reflejado en Apocalipsis 8:3-5.
• Los siete ángeles que recibieron las siete trompetas se preparan para tocar cada uno su trompeta (Apocalipsis 8:6).
Puesto que la apertura del séptimo sello, como se ha demostrado, decreta el fin del tiempo de gracia y con ello la decisión final respecto al destino eterno de cada alma, es dable concebir que tal suceso pudiera sumir a los ángeles del cielo en una actitud de solemne silencio, el silencio de Apocalipsis 8:1.
La casi media de hora de silencio, que generalmente ha sido vinculada al momento en que se produce la segunda venida de Cristo dejando vacío el cielo, lo cierto es que está relacionada no con ese suceso, sino como ya se dijo, con el fin del tiempo de gracia, pues se produce al ser abierto el séptimo sello, momento en que Juan además describe al ángel dejando caer su incensario. Pero, ¿no equivale la “casi media hora” a 7 días literales de tiempo? Si, efectivamente. Pero estos “siete días” no están vinculados con la segunda venida de Cristo, sino con la culminación de la mediación de Cristo en el cielo. ¿Hablan la Biblia y los Testimonios de “siete días” vinculados al fin de la mediación de Cristo en el cielo y al fin del tiempo de gracia? Si. Lea Mateo 24:37-40 y Génesis 7:1-10 a la luz de los siguientes párrafos del Espíritu de Profecía:
“Se vio un relámpago deslumbrante, y una nube de gloria más vívida que el relámpago descendió del cielo para cernerse ante la entrada del arca. La maciza puerta, que no podían cerrar los que estaban dentro, fue puesta lentamente en su sitio por manos invisibles. Noé quedó encerrado adentro y los que habían desechado la misericordia de Dios quedaron afuera. El sello del cielo fue puesto sobre la puerta; Dios la había cerrado, y sólo Dios podía abrirla. Asimismo, cuando Cristo dejé de interceder por los hombres culpables, antes de su venida en las nubes del cielo, la puerta de la misericordia será cerrada. Entonces la gracia divina ya no refrenará más a los impíos, y Satanás tendrá dominio absoluto sobre los que hayan rechazado la misericordia divina. Pugnarán ellos por destruir al pueblo de Dios; pero, así como Noé fue guardado en el arca, los justos serán escudados por el poder divino.
Durante siete días después que Noé y su familia hubieron entrado en el arca, no aparecieron señales de la inminente tempestad. Durante este tiempo se probó su fe. Fue un momento de triunfo para el mundo exterior. La aparente tardanza confirmaba la creencia de que el mensaje de Noé era un error y que el diluvio no ocurriría. A pesar de las solemnes escenas que habían presenciado, al ver cómo las bestias y las aves entraban en el arca, y el ángel de Dios cerraba la puerta, continuaron las burlas y orgías, y hasta se mofaron los hombres de las manifiestas señales del poder de Dios. Se reunieron en multitudes alrededor del arca para ridiculizar a sus ocupantes con una audacia violenta que no se habían atrevido a manifestar antes.
Pero el octavo día obscuros nubarrones cubrieron los cielos. Y comenzó el estallido de los truenos y el centellear de los relámpagos. Pronto grandes gotas de agua comenzaron a caer. Nunca había presenciado el mundo cosa semejante.” (Patriarcas y Profetas, págs. 86-87)
“Cuando quede concluida la obra del juicio investigador, quedará también decidida la suerte de todos para vida o para muerte. El tiempo de gracia terminará poco antes de que el Señor aparezca en las nubes del cielo. Al mirar hacia ese tiempo, Cristo declara en el Apocalipsis: [se cita Apocalipsis 22:11-12]
Los justos y los impíos continuarán viviendo en la tierra en su estado mortal, - los hombres seguirán plantando y edificando, comiendo y bebiendo, inconscientes todos ellos de que la decisión final e irrevocable ha sido pronunciada en el santuario celestial. Antes del diluvio, después que Noé hubo entrado en el arca, Dios le encerró en ella, dejando fuera a los impíos; pero por espacio de siete días el pueblo, no sabiendo que su suerte estaba decidida, Continuó en su indiferente búsqueda de placeres y se mofó de las advertencias del juicio que le amenazaba. ‘Así – dice el Salvador – será también la venida del Hijo del hombre.’ (Mat. 24:39). Silenciosa e inadvertida como ladrón a medianoche, llegará la hora decisiva que fija el destino de cada uno, cuando será retirado definitivamente el ofrecimiento de la gracia que se dirigiera a los culpables.” (El Conflicto de los Siglos, pág. 545).
¿QUÉ OCURRIRÁ CUANDO SUENE LA SÉPTIMA TROMPETA?
Cómo primer punto debemos aceptar que muchos aspectos relacionados con el cumplimiento de las profecías y por consecuencia del cumplimiento de las siete trompetas del Apocalipsis es desconocido para nosotros y en esto, concordamos con el siguiente autor:
“Los adventistas del séptimo día siempre estamos estudiando la profecía de las trompetas. Admitimos que no tenemos toda la luz, y que debemos dirigirnos al Señor para que el Espíritu Santo nos ilumine en tanto buscamos comprender esta profecía.” (Joseph J. Battistone, Verdad Presente-Gloria Futura, pág. 74)
No obstante, por lo revelado en el libro del Apocalipsis y por otros pasajes de las Sagradas Escrituras, se puede concluir con claridad lo siguiente:
• Durante la séptima y última trompeta, se producirá la segunda venida de Cristo para juntar a su pueblo (Mateo 24:30-31).
• Cuando suene la séptima trompeta el misterio de Dios será consumado y se producirá la primera gran resurrección de los muertos (Apocalipsis 10:7; 1 Corintios 15:51-52). Todos aquellos que hayan muerto en la fe de Jesús, serán resucitados para vida eterna (1 Tesalonicenses 4:16).
• Durante la séptima trompeta y antes de la primera gran resurrección se producirá además la resurrección especial de dos grupos (Lea Daniel 12:1-2). En esta resurrección especial, resucitan todos aquellos, que, estando muertos, hacen parte de los 144.000 y estarán vivos al momento de la venida de Cristo y que serán despertados para vida eterna. También serán resucitados los que traspasaron a Cristo, que serán despertados para vergüenza y confusión perpetua (Apocalipsis 1:7; Mateo 26:63-65).
“Los sepulcros se abren, y ‘muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua.’ (Daniel 12:2). Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. ‘Los que le traspasaron’ (Apocalipsis 1:7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes.” (Conflicto de los Siglos, pág. 695)
• Durante la séptima trompeta y una vez terminado el tiempo de gracia, a la venida de Cristo se concretará la destrucción final de los poderes terrenales, se encadena a Satanás en el abismo y comienza el establecimiento del Reino de Dios (Apocalipsis 11:15-19).