MUNDO Y RELIGION - M&R
   
  MUNDO Y RELIGIÓN - M & R
  Los engaños de los últimos días
 

 


 
Cuadro El Juego de la Vida atribuido A Moritz Retzsch (1779-1857)

Una investigación concienzuda con relación a la situación religiosa del mundo, especialmente en el ámbito de los países cristianos, arrojó un resultado por demás sorprendente: Existen alrededor de 30.000 sectas y denominaciones religiosas que profesan ser cristianas en el mundo y que se encuentran agrupadas en diversas "iglesias" o "movimientos cristianos" disímiles y diferentes unos de otros.

Es tal la cantidad de doctrinas y creencias religiosas que circulan en nuestro tiempo, que no son pocos los que se sienten absolutamente desalentados frente a tal grado de discrepancia y confusión que se observa al interior del cristianismo. Es más, hay quienes piensan que las distintas corrientes de pensamiento no llegarán nunca a estar de acuerdo en cuanto a qué cosa es la verdad en materia religiosa.

Efectivamente, pareciera que católicos, presbiterianos, calvinistas, anglicanos, luteranos, bautistas, metodistas, mormones, testigos y otros, nunca llegarán a ponerse de acuerdo en cuanto a sus creencias, aunque todos sin más, aseguran estar basados fielmente en la Biblia. Frente a esto, cabe preguntarse, ¿es razonable toda esta confusión?

Evidentemente que no. Surgen entonces una serie de interrogantes en quienes observan lo que pasa, y a más de no encontrar una respuesta adecuada pareciera que las inquietudes se van complicando y ahondando cada vez más. ¿Cómo llegó a estar el mundo cristiano en tal grado de confusión en cuanto a la verdad?

La Biblia explica que toda esta confusión es obra de Satanás (Apocalipsis 12:9). ¿Cómo engaña Satanás al mundo? Por medio de organizaciones y personas que pretendiendo ser cristianos en la práctica no viven de acuerdo a los principios del cielo (2 Corintios 11:13-15).
 
 
UN MUY PROVECHOSO CONSEJO

Frente a la gran diversidad de doctrinas y creencias religiosas que circulan en el mundo en este último tiempo, Jesús nos dio un muy provechoso consejo (Lea Mateo 7:15-20).

Recogiendo la enseñanza de Cristo el apóstol Juan recomendó: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios, porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo" (1 Juan 4:1).

Se entiende del texto bíblico anterior, que no se debe aceptar como verdadero todo aquello que presentan las distintas "iglesias" y "movimientos cristianos" que existen actualmente en el mundo. La inspiración aconseja claramente diciendo: "no creáis a todo espíritu." 

No es sabio ni prudente aceptar como "la verdad" todo cuanto digan y afirmen las numerosas agrupaciones "cristianas", sin antes investigar y someter toda opinión a un diligente y concienzudo análisis. 

El no tomar está sencilla y eficaz precaución implicará arriesgarse a ser engañado e incurrir en una seria negligencia delante de Dios, toda vez que se nos ha advertido de la existencia de los "falsos profetas".

Por otra parte, además de aconsejarnos contra los peligros de la credulidad, la Biblia nos anima diciendo: "Probad los espíritus si son de Dios" y a fin de afianzar en nuestro corazón la importancia de estas palabras nos declara con seriedad: "porque muchos falsos profetas son salidos en el mundo." (1 Juan 4:1)
 
EL PELIGRO DE LA CREDULIDAD

Hoy en día muchas personas se asocian a distintas agrupaciones religiosas sin tener en cuenta ningún tipo de precaución. Muchos se asocian a diferentes "iglesias" sin tener mayor conocimiento de su organización, sus doctrinas o principios morales que las sustentan. Frente a esta realidad, se puede preguntar: ¿Resulta sabio este proceder?

Por supuesto que no. Con toda seguridad, si una persona dispusiera, por ejemplo, de una gran cantidad de dinero y deseara depositarla en algún banco para obtener seguridad e intereses, no depositaría su dinero en el primer banco que encontrara a su paso, ni siquiera el que le resultara más cercano. Mas bien, dicha persona procuraría informarse diligentemente en cuanto a las garantías e intereses que dicho banco ofrece, solvencia, prestigio, etc. y luego, teniendo esta información a su disposición, tomaría responsablemente una decisión. Lo mismo sucede en todo orden de cosas, como por ejemplo, en qué institución depositará confianza para su futura previsión, su salud, etc. En ningún caso alguien tomaría una decisión a ciegas sobre estos asuntos ¿verdad?

Ahora bien, en el ámbito religioso, ¿es importante para una persona decidir correctamente en cuánto a qué iglesia o grupo religioso ha de asociarse? Si, también es importante. Dios considera como incauto e irresponsable a quien acepta en su corazón doctrinas o creencias religiosas sin someterlas antes a un diligente y concienzudo análisis (Proverbios 14:15).

"Hay actualmente millares de personas que profesan ser religiosas y que no pueden dar acerca de los puntos de su fe, otra razón que el hecho de que así les enseñaron sus directores espirituales. No se fijan en las enseñanzas del Salvador y creen en cambio ciegamente a lo que los ministros dicen." (El Conflicto de los Siglos, página 655)

Estamos llamados a ser en extremo precavidos al momento de tomar una decisión de tipo religioso. Antes de afiliarnos a un determinado grupo o congregación debemos asegurarnos fehacientemente que las doctrinas y principios que enseñan y sustentan están basados en la Biblia y que están de acuerdo a un "así dice Jehová."

Aunque cada día cobra mayor fuerza el pensamiento de que todas las corrientes religiosas conducen en definitiva al mismo y único Dios, lo cierto es que la Biblia no enseña tal cosa (Mateo 7:21).

Sin embargo, es una absoluta realidad que todas las organizaciones o iglesias que pretenden ser cristianas alegan que sus creencias están fundadas en las Sagradas Escrituras y puede que hasta se nos muestre algunos textos bíblicos como "indudable evidencia" de que esas organizaciones sí están enseñando la verdad. Jesús dijo de los falsos profetas: "vienen a vosotros vestidos de ovejas." ¿Qué podemos hacer frente a esto?
 

LA PRUEBA INFALIBLE

 Recuerde que Dios nos aconseja: "Probad los espíritus si son de Dios." El Señor Jesús nos dijo: "Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7:21).

¿Cómo podemos probar los espíritus para saber si la enseñanza de ellos proviene de Dios? ¿A qué frutos se refería Jesús? Es más, ¿existe acaso una prueba infalible que nos ayude a determinar con toda seguridad si tal o cual "iglesia" es o no de Dios?

Sí. Efectivamente Dios nos ha provisto una regla infalible para definir con toda seguridad cuando una persona o grupo religioso que profesa ser cristiano está obrando o no de parte de Dios. Pero, ¿cuál es esa regla?"¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto es porque no les ha amanecido.""¡A la ley y al testimonio! Aunque abundan las doctrinas y teorías contradictorias, la ley de Dios es la regla infalible por la cual debe probarse toda opinión, doctrina y teoría. El profeta dice: ‘Si no hablaren conforme a esta palabra, son aquellos para quienes no ha amanecido.’  (Isaías 8:20)" (El Conflicto de los Siglos, página 505)

La ley de Dios, los Diez Mandamientos, es nuestra única salvaguardia contra las influencias de los falsos maestros y el poder seductor de los espíritus tenebrosos que bajo el disfraz engañoso de un falso cristianismo pretenden captar nuestra devoción y confianza.

Es en relación con la ley moral de Dios que debemos observar los frutos de quienes pretenden ser maestros que enseñan el camino de Dios. En los Diez Mandamientos está contenida la experiencia moral de un hombre. Es en relación con esta ley que debemos probar a las iglesias para saber en definitiva si ellas están verdaderamente inspiradas en Dios. 

La obediencia es el fruto del amor y en consecuencia, si un determinado maestro o iglesia no manifiesta en su vida el fruto de un abnegado amor a Dios y al prójimo, a saber la observancia de los Diez Mandamientos, podemos estar seguros de que sus pretensiones de santidad, justicia o bondad no son más que un falaz engaño.
 

USANDO EFICAZMENTE LA REGLA INFALIBLE

El Señor Jesús demostró ser un maestro conforme a la ley y al testimonio. En hecho él aconsejó diciendo: "De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos" (Mateo 5:19)

"Cualquiera"  que peca ‘en un solo punto’ manifiesta menosprecio por toda la ley, su influencia y su ejemplo están del lado de la transgresión; y viene a ser ‘culpado de todos’ los puntos de la ley" (Santiago 2:10-12). 

Cualquiera persona o iglesia que "infringiere" todos o alguno de los Diez Mandamientos, y que por precepto o ejemplo "enseñare a los hombres" a infringir la ley de Dios, con toda seguridad no es de Dios. El Señor dice: "Muy pequeño será llamado en el reino de los cielos."

Por otra parte: "Cualquiera" persona o iglesia que "hiciere" conforme a los Diez Mandamientos, y "enseñare" de conformidad a la ley, "será llamado grande en el reino de los cielos."

"Cuando los hombres no procuran estar en armonía con Dios en obras y en palabras, por instruidos que sean están expuestos a errar en su modo de entender las Sagradas Escrituras y no es seguro confiar en sus explicaciones." (El Conflicto de los Siglos, página 526)

¿Qué se puede decir si una iglesia aún desobedeciendo abiertamente todos o alguno de los Diez Mandamientos insiste en que está de parte de Dios? ¿Qué diremos de aquellas iglesias que aprueban la práctica de la guerra? ¿Qué se puede decir de aquellas iglesias que infelizmente apoyan el aborto o aún más, la homosexualidad o el divorcio? ¿Qué hay respecto a las iglesias que conociendo la ley de Dios infringen el cuarto mandamiento al transgredir el santo sábado?

La Biblia y la Iglesia apostólica, que recoge las enseñanzas de Cristo, establecen que si una determinada agrupación religiosa no está en la práctica de conformidad con la moral expresada en la ley, en hecho no puede ser digna de ninguna confianza.

Lea 1 Juan 2:4. "Aunque san Juan habla tan a menudo del amor en sus epístolas, sin embargo no vacila en poner de manifiesto el verdadero carácter de esa clase de personas que pretenden ser santificadas sin dejar de seguir transgrediendo la ley de Dios." "Esta es la piedra de toque de toda profesión de fe. No podemos reconocer como santo a ningún hombre sin haberle comparado primero con la sola regla de santidad que Dios haya dado en el cielo y en la tierra. Si los hombres no sienten el peso de la ley moral, si empequeñecen y tienen en poco los preceptos de Dios, si violan el menor de estos mandamientos, y así enseñan a los hombres, no serán estimados ante el cielo, y podemos estar seguros de que sus pretensiones no tienen fundamento alguno." (El Conflicto de los Siglos, pág. 639)

¿Qué sucede si una determinada congregación profesa guardar la mayoría de los mandamientos, pero en hecho no guarda el sábado? La respuesta, se deja ver clara en lo enseñado por el apóstol Santiago quien expresó que aquel que transgrede uno sólo de los Diez Mandamientos es como si en hecho transgrediera toda la ley. Ante el cielo no tiene ningún valor guardar algunos o la mayoría de los mandamientos de Dios (Lea Santiago 2:10-12).  

Por otra parte, el Señor Jesús enseñó que no hay mandamientos más o menos importantes que otros. La ley de Dios es una expresión de su naturaleza y está fundada en el gran principio del amor. (Lea Mateo 22:36-40 y 1 Juan 4:19-20) "La ley de Dios es la expresión de su naturaleza, es el súmmun del gran principio del amor, y por lo tanto la base de su gobierno en el cielo y en la tierra." 
(Camino a Cristo, página 42"Los primeros cuatro mandamientos del Decálogo están resumidos en el primer gran precepto: ‘Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón.’ Los últimos seis están incluidos en el otro: ‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ Estos dos mandamientos son la expresión del principio del amor. No se puede guardar el primero y violar el segundo, ni se puede guardar el segundo y violar el primero."  "Y puesto que todos los mandamientos están resumidos en el amor a Dios y al prójimo, se sigue que ningún precepto puede quebrantarse sin violar este principio." (El Deseado de Todas las Gentes, página 559)

Aunque muchas personas se encuentran en tal grado de confusión y desconsuelo que han llegado a pensar que nunca se podrá saber con certeza cuál es el verdadero pueblo de Dios, lo cierto es que la Biblia no nos deja en tal confusión. La profecía deja ver claramente cuál ha de ser reconocido como el verdadero pueblo de Dios en el último tiempo (Apocalipsis 12:17; 14:12).
 

 CUIDÁNDOSE DEL ENGAÑO

La Biblia nos aconseja resguardarnos del engaño. ¿Qué se debe hacer si a nuestra puerta toca alguna persona pretendiendo entregarnos "un mensaje de parte de Dios" y en hecho no habla conforme a los Diez Mandamientos? El apóstol Juan aconsejó diciendo: "Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa, ni le digáis: ¡Bienvenido!" (2 Juan 10)

La ley de Dios es la piedra de toque de toda profesión de fe. Comparando las enseñanzas de las iglesias y de las personas que las apoyan con la infalible expresión de la voluntad divina, podremos tener la seguridad de determinar cuando una persona o iglesia habla verdaderamente de parte de Dios.

Por otra parte, ¿qué hacer si nos invitan a participar de reuniones en iglesias que no enseñan de acuerdo a los Diez Mandamientos? El consejo bíblico es que no asistamos (Proverbios 19:27).

 El propósito de Dios es que todos los hombres alcancen la salvación y vengan al conocimiento de la verdad. Para ello, nos ha dado su santa ley, la que como regla infalible, nos permite discernir con certeza cuando un mensaje viene de Dios. De esta manera, los hombres se pueden resguardar de no ser engañados por quienes pretendiendo hablar de parte de Dios, en los hechos lo niegan. Frente a toda duda o inquietud al respecto, siempre haremos bien en decir junto al salmista, quien dijo de la ley: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino." (Salmo 119:105)

 RELIGIÓN VERDADERA Y FALSA

Es claro que no todas las iglesias que existen hoy en día en el mundo pueden ser llamadas en propiedad "iglesias cristianas".

Es tal el grado de inconsecuencia que se observa entre las enseñanzas de las distintas iglesias y las verdaderas enseñanzas de la Biblia que en mucho aquellas doctrinas ante el más sencillo análisis, parecen desmoronarse estrepitosamente como una casa fundada en la arena. Somos llamados a esperar mejores cosas de la iglesia que si ha de ser reconocida como enseñando de parte de Dios. (Mateo 7:24-27)

Las modernas iglesias a fin de asegurarse el apoyo de las multitudes, han llegado a rebajar de tal modo las normas de Dios que dicha situación, en contraste con las normas que sostiene la verdadera iglesia, es comparada con la decisión que está llamado a tomar el hombre frente a dos distintos caminos, uno ancho y que lleva a la perdición u otro angosto, que lleva a la vida eterna. (Mateo 7:13-14)

Aún más. Hay quienes en la actualidad se encuentran en el seno de iglesias cuyo ejemplo y enseñanza no concuerda con la ley moral de Dios. Muchos de ellos se sienten desorientados frente a la inconsecuencia que a diario se vive en sus organizaciones religiosas y no aciertan a vislumbrar cuál es el rumbo correcto a seguir. No son pocos los que alguna vez han sentido el íntimo deseo de romper toda conexión con la iglesia que otrora amaran, sin embargo, se detienen paralizados por la duda y la incertidumbre. Tales personas son invitadas a tomar una valiente decisión (Salmo 11:3; 2 Corintios 6:14-18).

Es nuestro deber buscar siempre la verdad y seguirla, sabiendo que Dios siempre ha de estar con aquel que le busca humilde y sinceramente (Salmo 25:12).
 
 
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