MUNDO Y RELIGION - M&R
   
  MUNDO Y RELIGIÓN - M & R
  ¿Hubo una vez un Diluvio Universal?
 
Según una definición disponible en la web: "Diluvio Universal es el nombre de un supuesto acontecimiento mundial, relatado en textos de diversas culturas, ampliamente aceptado por varias antiguas culturas aunque en un contexto mítico que también se narra en el Génesis, primer libro de la Biblia, en la historia de Noé que es el castigo enviado por el Dios cristiano." (Fuente: Wikipedia)

De esta sencilla definición se desprende que muchos consideran el relato del diluvio como "un supuesto acontecimiento mundial, relatado en textos de diversas culturas". Esto deja ver que el diluvio y sus implicancias no son aceptados como algo real, algo que realmente ocurrió y queda marginado a un "supuesto acontecimiento mundial" y que debe ser considerado en "un contexto mítico".

En gran medida, esto se debe a que muchas personas postulan que no hay evidencia concreta y aceptable de la ocurrencia de un diluvio hace ya miles de años atrás y por otra parte, los restos del arca de Noé nunca han sido reportados como oficialmente encontrados. 

Esto lleva a que cada vez que se menciona la historia del Diluvio y que en su mayoría es conocida por lo que registra la Biblia, surge la pregunta: ¿Hubo de verdad un diluvio universal o es sólo un mito?

Consecuentemente, la historia del gran diluvio y el arca de Noé que relata profusamente la Biblia, sigue siendo en la actualidad uno de los mayores misterios de la historia de la humanidad. Mientras muchas personas creen que la historia del diluvio se trata de una mera fábula, otros sin embargo, creen que en verdad en el pasado ocurrió un gran diluvio que dio lugar a uno de los mayores desastres conocidos por la humanidad en la Tierra. 

Sin embargo, a poco investigar resulta interesante que no son pocas las personas del mundo intelectual y científico que creen en la ocurrencia del diluvio e incluso algunas de ellas han dedicado esfuerzos a encontrar alguna evidencia de su ocurrencia hace miles de años atrás. 

Ahora bien, si en verdad hubo un diluvio universal hace miles de años atrás en la Tierra, esta realidad podría llegar a tener connotaciones profundas en la conciencia de las personas ya que el concepto del diluvio está estrechamente relacionado con el castigo de Dios por el pecado de la humanidad. Por otra parte, si el diluvio resulta ser sólo un mito, esto contribuiría a desterrar el concepto de Dios de la mente y la conciencia de los seres humanos.

Siendo así, muchas personas piensan que si se probara la realidad o mito del Diluvio Universal, esto podría llegar a tener importantes implicancias en el pensamiento de la humanidad y afectaría indudablemente la conciencia de las personas, ya que de probarse que efectivamente hubo un Diluvio Universal en el pasado nos llevaría a asumir que una vez más la Biblia tenía razón, y por el contrario, de desestimarse definitivamente la idea de que hubo un diluvio en la Tierra, se sumaría a lo que muchos sugieren con gran ahínco, que la Biblia es sólo un libro de mitos y fábulas.
 


¿Hubo un diluvio en la Tierra?
La discusión aún es tema de debate
 
LA BIBLIA Y EL DILUVIO UNIVERSAL

Lo que la mayoría de las personas sabe sobre el Diluvio Universal es lo que la Biblia relata sobre esta catástrofe. (Lea Génesis 6:1-13).

"En Los días de Noé pesaba sobre la tierra una doble 
maldición, como consecuencia de la transgresión de Adán y del asesinato cometido por Caín. No obstante esta circunstancia, la faz de la naturaleza no había cambiado mucho. Había señales evidentes de decadencia, pero la tierra todavía era bella y rica con los regalos de la providencia de Dios. Las colinas estaban coronadas de majestuosos árboles que sostenían los sarmientos cargados del fruto de la vid. Las vastas planicies que semejaban jardines estaban vestidas de suave verdor y endulzadas con la fragancia de miles de flores. Los frutos de la tierra eran de una gran variedad y de una abundancia casi ilimitada. Los árboles superaban en tamaño, belleza y perfecta simetría, a los más hermosos del presente; la madera era de magnífica fibra y de dura substancia, muy parecida a la piedra, y apenas un poco menos durable que ésta. Además, abundaban el oro, la plata y las piedras preciosas.

El linaje humano aun conservaba mucho de su vigor original. Sólo pocas generaciones habían pasado desde que Adán había tenido acceso al árbol que había de prolongar la vida; y la unidad de la existencia del hombre era todavía el siglo. Si aquellas personas dotadas de longevidad hubieran dedicado al servicio de Dios sus excepcionales facultades para hacer planes y ejecutarlos, habrían hecho del nombre de su Creador un motivo de alabanza en la tierra, y habrían cumplido el motivo por el cual él les dio la vida. Pero dejaron de hacerlo. Había muchos gigantes, hombres de gran estatura y fuerza, renombrados por su sabiduría, hábiles para proyectar las más sutiles y maravillosas obras; pero la culpa en que incurrieron al dar rienda suelta a la iniquidad fue proporcional a su pericia y habilidad mentales. 

Dios otorgó ricos y variados dones a estos antediluvianos; pero los usaron para glorificarse a sí mismos, y los trocaron en maldición poniendo sus afectos en ellos más bien que en Aquel que se los había dado. Emplearon el oro y la plata, las piedras preciosas y las maderas selectas, en la construcción de mansiones para si y trataron de superarse unos a otros en el embellecimiento de sus moradas con las más hábiles obras del ingenio humano. Sólo procuraban satisfacer los deseos de sus orgullosos corazones, y se aturdían en escenas de placer y perversidad. No deseando conservar a Dios en su memoria, no tardaron en negar su existencia. Adoraban a la naturaleza en lugar de rendir culto al Dios de la naturaleza. Glorificaban al ingenio humano, adoraban las obras de sus propias manos, y enseñaban a sus hijos a postrarse ante imágenes esculpidas.

Construyeron altares a sus ídolos en los verdes campos y bajo la sombra de hermosos árboles. Bosques extensos, que conservaban su follaje siempre verde, eran dedicados al culto de dioses falsos. A estos bosques estaban unidos bellos jardines, con largas y sinuosas avenidas adornadas de árboles cargados de frutos, y de toda clase de estatuas; todo lo cual estaba provisto de cuanto podía agradar a los sentidos y fomentar los voluptuosos deseos del pueblo, y así inducirlo a participar del culto idólatra. 

Los hombres eliminaron a Dios de su mente, y adoraron las creaciones de su propia imaginación; y como consecuencia, se degradaron más y más." (Patriarcas y Profetas, págs. 79 y 80)

"Y vio Jehová que la malicia de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. . . . Y corrompióse la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia." (Gén. 6:5, 11.) Dios había dado a los hombres sus mandamientos como norma de vida, pero su ley fue quebrantada, y como resultado cometieron todos los pecados concebibles. La impiedad de los hombres fue manifiesta y osada, la justicia fue pisoteada en el polvo, y las lamentaciones de los oprimidos ascendieron hasta el cielo.

La poligamia había sido introducida desde temprano, contra la divina voluntad manifestada en el principio. El Señor dio a Adán una mujer, revelando así su órdenes. Pero después de la caída, los hombres prefirieron seguir sus deseos pecaminosos: y como resultado, aumentaron rápidamente los delitos y la desgracia. No se respetaba el vínculo matrimonial ni los derechos de propiedad. 

Cualquiera que codiciaba las mujeres o los bienes de su prójimo, los tomaba por la fuerza, y los hombres se regocijaban en sus hechos de violencia. Gozaban matando los animales; y el consumo de la carne como alimento los volvía aún más crueles y sedientos de sangre, hasta que llegaron a considerar la vida humana con sorprendente indiferencia.

El mundo estaba en su infancia; no obstante, la iniquidad del género humano se había hecho tan profunda y general que Dios no pudo soportarla más; y dijo: "Raeré los hombres que he creado de sobre la faz de la tierra." (Vers 7; véase el Apéndice, nota 1.) Declaró que su Espíritu no contendería para siempre con la humanidad culpable. Si los hombres no cesaban de manchar el mundo y sus ricos tesoros con sus pecados, los borraría de su creación, y destruiría las cosas que con tanta delicia les había brindado; arrebataría las bestias de los campos, y la vegetación que les suministraba abundante abastecimiento de alimentos, y transformaría la bella tierra en un vasto panorama de desolación y ruina.

En medio de la corrupción reinante, Matusalén, Noé y muchos más, trabajaron para conservar el conocimiento del verdadero Dios y para detener la ola del mal. Ciento veinte años antes del diluvio, el Señor, mediante un santo ángel, comunicó a Noé su propósito, y le ordenó que construyese un arca. Mientras la construía, había de predicar que Dios iba a traer sobre la tierra un diluvio para destruir a los impíos, Los que creyesen en el mensaje, y se preparasen para ese acontecimiento mediante el arrepentimiento y la reforma, obtendrían perdón y serían salvos. Enoc habla repetido a sus hijos lo que Dios le habla manifestado tocante al diluvio, y Matusalén y sus hijos, que alcanzaron a oír las prédicas de Noé, le ayudaron en la construcción del arca." (Patriarcas y Profetas, págs. 80 y 81) 

LA CONSTRUCCIÓN DEL ARCA
(Génesis 6:14-22)
 


"Dios dio a Noé las dimensiones exactas del arca, y explícitas instrucciones acerca de todos los detalles de su construcción. La sabiduría humana no podría haber ideado una estructura de tanta solidez y durabilidad. Dios fue el diseñador, y Noé el maestro constructor. Se construyó como el casco de un barco, para que pudiese flotar en el agua, pero en ciertos aspectos se parecía más a una casa. Tenía tres pisos, con sólo una puerta en un costado. La luz entraba por la parte superior, y las distintas secciones estaban arregladas de tal manera que todas recibían luz. En la construcción del arca se empleó madera de ciprés, que duraría cientos de años. La construcción de esta estructura fue un proceso lento y trabajoso. A pesar de la gran fuerza que poseían los hombres de aquel entonces, debido al gran tamaño de los árboles y la naturaleza de la madera, se necesitaba mucho más tiempo que ahora para prepararla. Se hizo todo lo humanamente posible para que la obra resultase perfecta; sin embargo, el arca de por sí no hubiera podido soportar la tempestad que había de venir sobre la tierra. Sólo Dios podía guardar a sus siervos de las aguas borrascosas.

"Por la fe Noé, habiendo recibido respuesta de cosas que aun no se veían, con temor aparejó el arca en que su casa se salvase: por la cual fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que es por la fe." (Heb.11:7.) Mientras Noé daba al mundo su mensaje de amonestación, sus obras demostraban su sinceridad. Así se perfeccionó y manifestó su fe. Dio al mundo el ejemplo de creer exactamente lo que Dios dice. Todo lo que poseía lo invirtió en el arca. Cuando empezó a construir aquel inmenso barco en tierra seca, multitudes vinieron de todos los rumbos a ver aquella extraña escena, y a oír las palabras serias y fervientes de aquel singular predicador.

Cada martillazo dado en la construcción del arca era un testimonio para la gente. Al principio, pareció que muchos recibirían la advertencia; sin embargo, no se volvieron a Dios con verdadero arrepentimiento. No quisieron renunciar a sus pecados. Durante el tiempo que precedió al diluvio, su fe fue probada, pero ellos no resistieron esa prueba. Vencidos por la incredulidad reinante, se unieron a sus antiguos camaradas para rechazar el solemne mensaje. Algunos estaban profundamente convencidos, y hubieran atendido la amonestación; pero eran tantos los que se mofaban y los ridiculizaban, que terminaron por participar del mismo espíritu, resistieron a las invitaciones de la misericordia, y pronto se hallaron entre los más atrevidos e insolentes burladores; pues nadie es tan desenfrenado ni se hunde tanto en el pecado como los que una vez conocieron la luz, pero resistieron al Espíritu que convence de pecado.

No todos los hombres de aquella generación eran 
idólatras en el sentido estricto de la palabra. Muchos 
profesaban ser adoradores de Dios. Alegaban que sus ídolos eran imágenes de la Deidad, y que por su medio el pueblo podía formarse una concepción más clara del Ser divino. Esta clase sobresalía en el menosprecio del mensaje de Noé. Al tratar de representar a Dios mediante objetos materiales, cegaron sus mentes en lo que respectaba a la majestad y al poder del Creador; dejaron de comprender la santidad de su carácter, y la naturaleza sagrada e inmutable de sus requerimientos.

A medida que el pecado se generalizaba, les parecía 
cada vez menos grave, y terminaron por declarar que la ley divina ya no estaba en vigor; que era contrario al carácter de Dios castigar la transgresión; y negaron que sus juicios se harían sentir en la tierra. Si los hombres de aquella generación hubieran obedecido la ley divina, habrían reconocido la voz de Dios en la amonestación de su siervo; pero al rechazar la luz sus mentes se habían vuelto tan ciegas, que creyeron de veras que el mensaje de Noé era un engaño.

No fueron las multitudes o las mayorías las que se colocaron de parte de lo justo. El mundo se puso contra la justicia y las leyes de Dios, y Noé fue considerado fanático.

Satanás, al tentar a Eva para que desobedeciese a Dios, le 
dijo: "No moriréis." (Gén. 3:4.) Grandes hombres del mundo, honrados y sabios, repitieron lo mismo. "Las amenazas de Dios —dijeron— tienen por fin intimidarnos y nunca se realizarán. No debéis alarmaros. Nunca se producirá la destrucción de la tierra por el Dios que la hizo ni el castigo de los seres que él creó. Podéis estar tranquilos; no temáis. Noé es un descabellado fanático." El mundo se reía de la locura del iluso anciano. En vez de humillar sus corazones ante Dios, persistieron en su desobediencia e impiedad, como si Dios no les hubiera hablado por su siervo.

Pero Noé se mantuvo como una roca en medio de la tempestad. Rodeado por el desdén y el ridículo popular, se distinguió por su santa integridad y por su inconmovible fidelidad. Sus palabras iban acompañadas de poder, pues eran la voz de Dios que hablaba a los hombres por medio de su siervo. Su relación con Dios le comunicaba la fuerza del poder infinito, mientras que, durante ciento veinte años, su voz solemne anunció a oídos de aquella generación acontecimientos que, en cuanto podía juzgar la sabiduría humana, estaban fuera de toda posibilidad.

El mundo antediluviano razonaba que las leyes de la 
naturaleza habían sido estables durante muchos siglos. 
 
Las estaciones se habían sucedido unas a otras en orden. Hasta entonces nunca había llovido; la tierra había sido regada por una niebla o el rocío. Los ríos nunca habían salido de sus cauces, sino que habían llevado sus aguas libremente hacia el mar. Leyes fijas habían mantenido las aguas dentro de sus límites naturales. Pero estos razonadores no reconocían la mano del que había detenido las aguas diciendo: "Hasta aquí vendrás, y no pasarás adelante." (Job 38:11) A medida que transcurría el tiempo sin ningún cambio visible en la naturaleza, los hombres cuyo corazón a veces había temblado de temor comenzaron a tranquilizarse.

Razonaron, como muchos lo hacen hoy, que la naturaleza 
está por encima del Dios de la naturaleza, y que sus leyes están tan firmemente establecidas que el mismo Dios no podría cambiarlas. Alegando que si el mensaje de Noé fuese correcto, la naturaleza tendría que cambiar su curso, hicieron que ese mensaje apareciera ante el mundo como un error, como un gran engaño. Demostraron su desdén por la amonestación de Dios haciendo exactamente las mismas cosas que habían hecho antes de recibir la advertencia. Continuaron sus fiestas y glotonerías; siguieron comiendo y bebiendo, plantando y edificando, haciendo planes con referencia a beneficios que esperaban obtener en el futuro; y se hundieron más profundamente en la impiedad y el obstinado menosprecio de los requerimientos de Dios, para mostrar que no temían al Ser infinito. Afirmaban que si fuese cierto lo que Noé había dicho, los hombres de fama, los sabios, los prudentes y los grandes lo habrían comprendido.

Si los antediluvianos hubiesen creído la advertencia y se hubiesen arrepentido de sus obras impías, el Señor habría desistido de su ira, como lo hizo más tarde con Nínive. Pero con su obstinada resistenciaa los reproches de la conciencia y a las advertencias del profeta de Dios, aquella generación llenó la copa de su iniquidad y maduró para la destrucción." (Patriarcas y Profetas, págs. 82-85) 

EL DILUVIO UNIVERSAL SOBRE LA TIERRA
(Génesis 7:1-10)

"Noé había seguido fielmente las instrucciones que había 
recibido de Dios. El arca se terminó en todos sus aspectos como Dios lo había mandado, y fue provista de alimentos para los hombres y las bestias. Y entonces el siervo de Dios dirigió su última y solemne súplica a la gente. Con anhelo indecible, les rogó que buscasen refugio mientras era posible encontrarlo. Nuevamente rechazaron sus palabras, y alzaron sus voces en son de burla y de mofa.

De repente reinó el silencio entre aquella multitud escarnecedora. Animales de toda especie, desde los más feroces hasta los más mansos, se veían venir de las montañas y los bosques, y dirigirse tranquilamente hacia el arca. Se oyó un ruido como de un fuerte viento, y he aquí los pájaros que venían de todas direcciones en tal cantidad que obscurecieron los cielos, y entraban en el arca en perfecto orden. Los animales obedecían la palabra de Dios, mientras que los hombres la desobedecían.

Dirigidos por santos ángeles, "de dos en dos entraron a 
Noé en el arca," y los animales limpios de "siete en siete." (Gen. 7:9, 2.)

El mundo miraba maravillado, algunos hasta con temor. Llamaron a los filósofos para que explicasen aquel singular suceso, pero fue en vano. Era un misterio que no podían comprender. Pero los corazones de los hombres se habían endurecido tanto, al rechazar obstinadamente la luz, que aun esta escena les produjo sólo una impresión pasajera. La raza condenada contemplaba el sol en toda su gloria y la tierra revestida casi de la belleza del Edén, y 
ahuyentó sus crecientes temores mediante ruidosas 
diversiones; y mediante actos de violencia pareció atraer sobre sí la ya despierta ira de Dios. 

Dios mandó a Noé: "Entra tú y toda tu casa en el arca; porque a ti he visto justo delante de mí en esta generación." (Gén. 7:1.) Las advertencias de Noé habían sido rechazadas por el mundo, pero su influencia y su ejemplo habían sido una bendición para su familia. Como premio por su fidelidad e integridad, Dios salvó con él a todos los miembros de su familia. ¡Qué estímulo para la fidelidad de los padres!

La misericordia dejó de suplicar a la raza culpable. Las bestias de los campos y las aves del aire habían entrado en su refugio. Noé y su familia estaban en el arca; "y Jehová le cerró la puerta." (Vers. 16.) Se vio un relámpago deslumbrante, y una nube de gloria más vívida que el relámpago descendió del cielo para cernerse ante la entrada del arca. La maciza puerta, que no podían cerrar los que estaban dentro, fue puesta lentamente en su sitio por manos invisibles. Noé quedó adentro y los que habían desechado la misericordia de Dios quedaron afuera. El sello del cielo fue puesto sobre la puerta; Dios la había cerrado, y sólo Dios podía abrirla. Asimismo, cuando Cristo deje de interceder por los hombres culpables, antes de su venida en las nubes del cielo, la puerta de la misericordia será cerrada. Entonces la gracia divina ya no refrenará más a los impíos, y Satanás tendrá dominio absoluto sobre los que hayan rechazado la misericordia divina. Pugnarán ellos por destruir al pueblo de Dios; pero así como Noé fue guardado en el arca, los justos serán escudados por el poder divino.

Durante siete días después que Noé y su familia hubieron entrado en el arca, no aparecieron señales de la inminente tempestad. Durante ese tiempo se probó su fe.

Fue un momento de triunfo para el mundo exterior. La aparente tardanza confirmaba la creencia de que el mensaje de Noé era un error y que el diluvio no ocurriría.

A pesar de las solemnes escenas que habían presenciado, al ver cómo las bestias y las aves entraban en el arca, y el ángel de Dios cerraba la puerta, continuaron las burlas y orgías, y hasta se mofaron los hombres de las manifiestas señales del poder de Dios. Se reunieron en multitudes alrededor del arca para ridiculizar a sus ocupantes con una audacia violenta que no se habían atrevido a manifestar antes.

Pero al octavo día obscuros nubarrones cubrieron los cielos. Y comenzó el estallido de los truenos y el centellear de los relámpagos. Pronto grandes gotas de agua comenzaron a caer. Nunca había presenciado el mundo cosa semejante y el temor se apoderó del corazón de los hombres. Todos se preguntaban secretamente: "¿Será posible que Noé tuviera razón y que el mundo se halle condenado a la destrucción?" El cielo se obscurecía cada vez más y la lluvia caía más aprisa. Las bestias rondaban presas de terror, y sus discordantes aullidos parecían lamentar su propio destino y la suerte del hombre. Entonces "fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas." (Vers. 11.) El agua se veía caer de las nubes cual enormes cataratas. Los ríos se salieron de madre e inundaron los valles. Torrentes de aguas brotaban de la tierra con fuerza indescriptible, arrojando al aire, a centenares de pies, macizas rocas, que al caer se sepultaban profundamente en el suelo.

La gente presenció primeramente la destrucción de las obras de sus manos. Sus espléndidos edificios, sus bellos jardines y alamedas donde habían colocado sus ídolos, fueron destruidos por los rayos, y sus escombros fueron diseminados. Los altares donde habían ofrecido sacrificios humanos fueron destruidos, y los adoradores temblaron ante el poder del Dios viviente, y comprendieron que había sido su corrupción e idolatría lo que había provocado su destrucción.

A medida que la violencia de la tempestad aumentaba, árboles, edificios, rocas y tierra eran lanzados en todas direcciones. El terror de los hombres y los animales era indescriptible. Por encima del rugido de la tempestad podían escucharse los lamentos de un pueblo que había despreciado la autoridad de Dios. El mismo Satanás, obligado a permanecer en medio de los revueltos elementos, temió por su propia existencia. Se había deleitado en dominar tan poderosa raza, y deseaba que los hombres viviesen para que siguieran practicando sus abominaciones y rebelándose contra el Rey del cielo.

Ahora lanzaba maldiciones contra Dios, culpándolo de 
injusticia y de crueldad. Muchos, como Satanás, 
blasfemaban contra Dios, y si hubiesen podido, le habrían arrojado del trono de su poder. Otros, locos de terror, extendían las manos hacia el arca, implorando que les permitieran entrar. Pero sus súplicas fueron vanas. Su conciencia despertó, por fin, y se convencieron de que hay en los cielos un Dios que lo gobierna todo. Le invocaron con fervor, pero los oídos del Creador no escuchaban sus súplicas.

En aquella terrible hora vieron que la transgresión de la ley de Dios había ocasionado su ruina. Pero, si bien por temor al castigo reconocían su pecado, no sentían verdadero arrepentimiento ni verdadera repugnancia hacia el mal. Habrían vuelto a su desafío contra el cielo, si se les hubiese librado del castigo. Así también cuando los juicios de Dios caigan sobre la tierra antes del diluvio de fuego, los impíos sabrán exactamente en qué consiste su pecado: en haber menospreciado su santa ley. Sin embargo, su arrepentimiento no será más genuino que el de los pecadores del mundo antiguo.

Algunos, en su desesperación, trataron de romper el arca para entrar en ella; pero su firme estructura soportó todos estos intentos. Otros se asieron del arca hasta que fueron arrancados de ella por las embravecidas aguas o por los choques con las rocas y los árboles. Todas las fibras de la maciza arca temblaban cuando era golpeada por los vientos inmisericordes, y una ola la arrojaba a la otra. Los rugidos de los animales que estaban dentro del arca expresaban su miedo y dolor. Pero en medio de los revueltos elementos el arca continuaba flotando con toda seguridad. Ángeles muy poderosos habían sido enviados para protegerla.

Los animales expuestos a la tempestad corrían hacia los hombres, como si esperasen ayuda de ellos. Algunas personas se ataron, juntamente con sus hijos, en los lomos de poderosos animales, sabiendo que éstos eran tenaces para conservar la vida, y que subirían a los picos más altos para escapar de las crecientes aguas. Otros se ataron a altos árboles en la cumbre de las colinas o las montañas; pero los árboles fueron desarraigados, y juntamente con su cargamento de seres vivientes fueron lanzados a las bullentes olas. Sitio tras sitio que prometía seguridad era abandonado. A medida que las aguas subían más y más, la gente huía a las más elevadas montañas en busca de refugio. En muchos lugares podía verse a hombres y animales que luchaban por asentar pie en un mismo sitio hasta que al fin unos y otros eran barridos por la furia de los elementos. 

Desde las cimas más altas, los hombres contemplaban un enorme océano sin playas. Las solemnes amonestaciones del siervo de Dios ya no eran objeto de ridículo y mofa. ¡Cuánto habrían deseado estos pecadores condenados a morir que se les volviera a deparar la oportunidad que habían menospreciado! ¡Cómo imploraban que se les diera una hora más de gracia, otra manifestación de misericordia, otra invitación de labios de Noé! Pero ya no habían de oír la dulce voz de misericordia. El amor, no menos que la justicia, exigía que los juicios de Dios pusiesen término al pecado. Las aguas vengadoras barrieron el último refugio, y los que habían despreciado a Dios perecieron finalmente en las obscuras profundidades." (Patriarcas y Profetas, páags. 85-89)

EFECTOS DEL DILUVIO SOBRE LA TIERRA
(Génesis 7:17-24)

"Toda la superficie de la tierra fue cambiada por el diluvio. Una tercera y terrible maldición pesaba sobre ella como consecuencia del pecado. A medida que las aguas comenzaron a bajar, las lomas y las montañas quedaron rodeadas por un vasto y turbio mar. Por doquiera yacían cadáveres de hombres y animales. El Señor no iba a permitir que permaneciesen allí para infectar el aire por su descomposición, y por lo tanto, hizo de la tierra un vasto cementerio, Un viento violento enviado para secar las aguas, las agitó con gran fuerza, de modo que en algunos casos derribaron las cumbres de las montañas y amontonaron árboles, rocas y tierra sobre los cadáveres.

De la misma manera la plata y el oro, las maderas escogidas y las piedras preciosas, que habían enriquecido y adornado el mundo antediluviano y que la gente idolatrara, fueron ocultados de los ojos de los hombres. La violenta acción de las aguas amontonó tierra y rocas sobre estos tesoros, y en algunos casos se formaron montañas sobre ellos. Dios vio que cuanto más enriquecía y hacía prosperar a los impíos, tanto más corrompían sus caminos delante de él. Mientras deshonraban y menospreciaban a Dios, habían adorado los tesoros que debieran haberlos inducido a glorificar al bondadoso Dador.

La tierra presentaba un indescriptible aspecto de confusión y desolación. Las montañas, una vez tan bellas en su perfecta simetría, eran ahora quebradas e irregulares. Piedras, riscos y escabrosas rocas estaban ahora diseminados por la superficie de la tierra. En muchos sitios, las colinas y las montañas habían desaparecido, sin dejar huella del sitio en donde habían estado; y las llanuras dieron lugar a cordilleras. Estos cambios eran más pronunciados en algunos lugares que en otros. Donde habían estado los tesoros más valiosos de oro, plata y piedras preciosas, se veían las señales mayores de la maldición, mientras que ésta pesó menos en las regiones deshabitadas y donde había habido menos crímenes.

En ese tiempo inmensos bosques fueron sepultados. Desde entonces se han transformado en el carbón de piedra de las extensas capas de hulla que existen hoy día, y han producido también enormes cantidades de petróleo. Con frecuencia la hulla y el petróleo se encienden y arden bajo la superficie de la tierra. Esto calienta las rocas, quema la piedra caliza, y derrite el hierro. La acción del agua sobre la cal intensifica el calor, y ocasiona terremotos, volcanes y brotes ígneos. Cuando el fuego y el agua entran en contacto con las capas de roca y mineral, se producen terribles explosiones subterráneas, semejantes a truenos sordos. El aire se calienta y se vuelve sofocante. A esto siguen erupciones volcánicas, pero a menudo ellas no dan suficiente escape a los elementos encendidos, que conmueven la tierra. El suelo se levanta entonces y se hincha como las olas de la mar, aparecen grandes grietas, y algunas veces ciudades,aldeas, y montañas encendidas son tragadas por la tierra.

Estas maravillosas manifestaciones serán más frecuentes y terribles poco antes de la segunda venida de Cristo y del fin del mundo, como señales de su rápida destrucción." (Patriarcas y Profetas, págs. 96-100). 

¿HUBO UNA VEZ UN DILUVIO UNIVERSAL?
LA HISTORIA DEL DILUVIO EN DIVERSAS CULTURAS DEL MUNDO

Como se dijo anteriormente, la ocurrencia de un diluvio en la Tierra es "relatado en textos de diversas culturas, ampliamente aceptado por varias antiguas culturas aunque en un contexto mítico que también se narra en el Génesis, primer libro de la Biblia".

El relato de un diluvio sobre la Tierra aparece por primera en un registro de la cultura de Mesopotamia y corresponde al relato de la Epopeya de Gilgamesh, una narración sumeria en verso sobre las peripecias del rey Gilgamesh, que constituye la obra épica más antigua conocida. El poema incluye una versión del relato mesopotámico del diluvio.



Tablilla de la cultura sumeria de Mesopotamia escrita en acadio
que narra la ocurrencia de un diluvio universal sobre la Tierra
y da a conocer la Epopeya de Gilgamesh


Imagen de Gilgamesh rescatando a un animal durante el diluvio
Recuperada del Palacio de Sargón II
Conservada en el Museo Del Louvre

Relatos que dan cuenta de un diluvio también se encuentran en antiguos relatos griegos y romanos, así como también en relatos de indígenas americanos. Todos ellos, aunque con algunas variantes, hablan de una gran inundación universal que ocurrió en el pasado de la historia del hombre.

Un cataclismo de proporciones como el Diluvio, que acabó con la vida humana en la Tierra y eliminó de la existencia a todo el mundo de aquel tiempo, sería algo que probablemente los seres humanos sobrevivientes de esa época jamás olvidarían.

Es probable que quienes sobrevieron al Diluvio hablaran de ello a sus hijos y a los hijos de sus hijos. Sem, uno de los hijos de Noé, que después del Diluvio vivió quinientos años más, seguramente relató el acontecimiento a muchas generaciones después de él. Sem murió tan solo diez años antes del nacimiento de Jacob hijo de Isaac, hijo de Abraham. Moisés por su parte, registró el relato del Diluvio en el libro de Génesis.

Según se desprende del propio relato bíblico, tiempo después del Diluvio y tras la construcción de la Torre de Babel, Jehová confundió el lenguaje de las gentes y ellos se dispersaron “sobre toda la superficie de la tierra”. (Gé 11:9.) Es probable que estas personas se dispersaran por distintas partes de la Tierra y dieran a origen a otras culturas que recopilaron la historia del Diluvio con algunas variaciones y las pasasen a sus descendientes. El hecho de que relatos sobre un diluvio sobre la Tierra se registren en las tradiciones de muchas culturas primitivas por todo el mundo, es una evidencia que sustenta la posibilidad de que todas estas culturas tuvieron un origen común y de que sus antepasados ancestrales y originarios compartieron el relato de la experiencia de aquel diluvio.

Leyendas sobre la ocurrencia de un diluvio sobre la Tierra se pueden encontrar en la cultura de los egipcios, los griegos, los chinos, los druidas de Bretaña, los polinesios, los esquimales y groenlandeses, los africanos, los hindúes y los indígenas americanos.

Se puede pesquisar relatos de un diluvio en casi todas las culturas y tribus del mundo, lo cual deja ver que probablemente la humanidad sufrió una destrucción mundial en el pasado y que todos identifican invariablemente como un gran diluvio que cubrió toda la tierra.

Respecto a la mención de un diluvio, ésta puede hallarse además en la cultura acadia, mapuche, maya, azteca, y pascuense (Isla de Pascua) entre otras y dichos relatos poseen denominadores comunes con una similitud asombrosa.

Entre los patrones más repetidos dentro del relato diluviano de estas culturas, se cuentan el anuncio celestial desatendido por el pueblo, la construcción de arca para preservar las vidas del diluvio, el diluvio en si mismo, y la posterior restauración de la vida sobre el planeta.

¿Será posible que la experiencia del diluvio haya sido transmitida de generación en generación y sea lo que hoy escuchamos de la tradición escrita y oral de distintas culturas y civilizaciones de la antiguedad? De ser así, estaríamos ante la ocurrencia de un cataclismo real que marcó el recuerdo de quienes sobrevivieron a él y fue acuñado en la tradición de los pueblos de la antiguedad, diversificándose a través de las distintas culturas del mundo.

OBJECIONES A LA OCURRENCIA DEL DILUVIO BÍBLICO

La idea de que un diluvio destruyó el mundo antiguo tiene sus detractores y éstos, entre otras, han presentado las siguientes objeciones a la ocurrencia de un evento como el descrito en la Biblia:

- ¿Cómo pudo Noé albergar a animales de todas las especies existentes en el planeta en una embarcación de espacio limitado como el arca?
- ¿Por qué nadie ha encontrado nunca el arca de Noé?
- ¿De dónde pudo salir toda el agua que cubrió hasta los montes más altos de la tierra?
- ¿Dónde están los restos de esas personas y animales que perecieron durante el divulio?

Evidentemente, hay muchas más objeciones planteadas a la ocurrencia de un diluvio universal, así como hay miles de objeciones a la originalidad y naturaleza de la Biblia, la historicidad de Jesús, la propia existencia de Dios, etc.

No es el propósito de este apartado analizar todas y cada una de las objeciones que los escépticos e incrédulos han planteado a la ocurrencia del diluvio, sino más bien destacar aspectos relacionados con el diluvio universal y que pueden ser útiles para nosotros, al momento de realizar un juicio crítico a la veracidad de este catastrófico evento del pasado.

Si bien la mayoría de las objeciones a la ocurrencia del Diluvio parecen muy concienzudas, la verdad es que no lo son tanto y muchas veces no son de difícil respuesta.

Si el Diluvio fue un evento real: ¿Por qué nunca se ha encontrado el Arca de Noé?

Cada cierto tiempo, se da cobertura sobre la búsqueda y hallazgo del Arca de Noé. Si se llegara a encontrar la enorme embarcación en la que Noé y su familia sobrevivieron al Diluvio, este hallazgo constituiría algo realmente extraordinario. 

La Biblia revela que el Arca de Noé “reposó el arca...sobre los montes de Armenia", esto es Ararat (Génesis 8:4) en una región ubicada en Turquía, cerca de la frontera con Armenia e Irán, sobre el monte Ararat.

Hasta la fecha, se han realizado numerosas expediciones a esa zona en busca del arca, pero hasta el momento no existen pruebas concluyentes que permitan confirmar verdaderamente el hallazgo. Interesantes fotos aéreas, pedazos de madera cubiertos de alquitrán rescatados en el monte Ararat y diversos informes de avistamientos del arca en distintas épocas han estimulado a algunos a buscar pruebas más concluyentes, pero no ha sido fácil. No son pocos los investigadores que creen en la posibilidad de que el arca se halle a 4.500 metros de altura en la ladera del monte Ararat, sin embargo, tensiones políticas en la región, impiden que expediciones extranjeras puedan subir con libertad a la montaña.

Muchas personas creen que el Arca de Noé se encuentra oculta bajo el hielo del monte Ararat, cuya cima está cubierta de nieve. Algunos creen que el arca está depositada en un glaciar y creen que lo más factible es intentar descubrir la embarcación y llegar hasta ella en los años con veranos más calurosos.

Las esperanzas de encontrar el Arca de Noé se sustentan en diversos relatos de personas que aseguran haber visto el arca o saber dónde se encuentra encayada en el monte. Josefo, historiador judío del siglo primero, hace referencia a varios historiadores antiguos que afirmaron que el arca aún se veía en lo alto del monte Ararat. Incluso se ha dicho que algunas personas que han visitado el lugar donde se encuentra enclavada el arca, se habrían llevado como recuerdo trozos de madera cubierta de alquitrán pertenecientes a la embarcación. Entre los hombres citados por Josefo figura Beroso, cronista babilonio del siglo III antes de nuestra era.

En 1876, una expedición a cargo del explorador británico Sir James Bryce afirmó haber encontrado los restos del arca y anunció el hallazgo de una gran pieza de madera manufacturada en las alturas del monte Ararat. En 1915, un grupo de soldados rusos dijo haber divisado el arca desde el aire, pero no se pudo investigar el reporte.  

Uno de los informes más connotados del Siglo XX fue el de un armenio llamado George Hagopian. Él relató que, siendo un niño, visitó el arca con su tío a principios del siglo y que incluso trepó por la estructura. Hagopian murió en 1972, pero su testimonio aún asombra e intriga a muchos.

Más recientemente, entre las personas que han dedicado su vida a buscar el Arca de Noé, se encuentra James Irwin, astronauta norteamericano de la Misión Apolo XV. 

En un ámbito de mayor actualidad y e
n un simposio sobre el Arca de Noé en Turquía el 25 de octubre de 2017, algunos científicos plantearon la posibilidad de ir a rescatar los restos de la embarcación para exponerla al público, todo lo cual deja ver que la existencia del arca en la montaña de Ararat es aceptada como real por muchas personas y su presencia en los montes de Armenia no es descartada de manera absoluta como pretenden muchos ateos y escépticos.

La pregunta: ¿de dónde pudo salir toda el agua que cubrió hasta los montes más altos de la Tierra? tiene una respuesta en la propia Biblia.

La Biblia indica que el agua surgió de "las fuentes del grande abismo" y de "las cataratas de los cielos" (Génesis 7:11).

Estas "fuentes del grande abismo" corresponden a grandes depósitos de agua bajo la corteza terrestre y en el subsuelo y que son los que sustentan el agua de los mares, y que más tarde darían origen a los oceános. Sobre las aguas oceánicas se encontraba un dosel de agua en suspensión en forma de vapor muy denso y que regaba toda la faz de la Tierra cargándola de humedad (Génesis 1:6-10; 2:5-6). Entre las dos fuentes de agua se encontraba una expansión, la atmósfera. Siendo así, había una fuente de aguas bajo la expansión y otra fuente de agua sobre la expansión. El agua bajo la expasión se encontró en su lugar y dio origen a los mares y apareció la tierra seca.

Las fuentes del grande abismo, que sustentan los mares, fueron la mayor fuente de agua durante el Diluvio, inundando la Tierra durante los 150 primeros días del Diluvio. Tiene que haber existido un gran y voluminoso depósito de agua. Algunos intérpretes del registro de Génesis, sugieren que cuando Dios hizo que la tierra apareciese de debajo del agua y se formasen los mares en el tercer día de la creación, parte del agua que cubría la tierra quedo atrapada debajo en el subsuelo y en el interior de la tierra seca y serían lo que la Biblia llama "las fuentes del grande abismo".

¿Es posible que exista agua bajo la masa continental y que existan fuentes de agua bajos nuestros pies? La respuesta es sí. 
Por influencia de la gravedad, el agua se acumula en los intersticios de las rocas debajo de la superficie terrestre formando depósitos de agua subterránea que abastecen a pozos y manantiales y mantienen el flujo de algunos arroyos durante los periodos de sequía. Igualmente, es sabido que el 90 por ciento de lo que sale de los volcanes durante las erupciones actualmente es agua, a menudo en forma de vapor. El agua subterránea representa una fracción importante de la masa de agua presente en los continentes, y se aloja en los acuíferos bajo la superficie de la Tierra o en verdaderos ríos subterráneos que discurren parcial o totalmente bajo la superficie terrestre.

Un estudio publicado recientemente en la Revista Science (2021) y que busca explicar el origen del agua en la Tierra plantea que a pesar que los científicos siempre ha dirigido sus investigaciones pensando que el agua presente en la Tierra procede del espacio y ha sido traída a nuestro planeta a través de asteroides o cometas, los últimos descubrimientos parecen desechar esta idea y apoyar con mayor fuerza la idea de que el agua de nuestros oceános en gran medida procede de nuestro propio planeta ya que
 "el interior de la Tierra, incluyendo el manto y el núcleo, contiene enormes cantidades de agua, tal vez el equivalente de muchos oceános."  Al decir de esto, el mismo estudio sugiere que la evidencia apoya más bien la idea de una Tierra que desde el principio poseía en su interior grandes cantidades de agua y la Biblia estaría una vez más en lo correcto al respecto.

¿Que eran esas aguas sobre la atmósfera antes del Diluvio ? Se piensa que era agua en forma de vapor y que daba origen a una ‘bóveda de vapor de agua’, una especie de mortaja de vapor de agua alrededor de toda la Tierra. Se entiende entonces que la frase en Génesis 7:11 que dice "...las cataratas de los cielos fueron abiertas..." es una referencia a la precipitación de esta bóveda o dosel de vapor de agua, que de alguna forma se hizo inestable y cayó o precipitó en forma de agua líquida dando lugar al Diluvio.

Se puede inferir que una bóveda gaseosa de esas características hubiera dado origen a un clima templado en toda la Tierra, ya que la Tierra, envuelta en una bóveda tal, hubiera constituido una especie de invernadero, donde el calor de la energía solar quedaría atrapado produciendo un efecto invernadero con un clima entre subtropical y templado alrededor de todo el globo terrestre, incluso en los polos donde hoy en día hay hielo y un ambiente gélido. Esto redundaría en un amplio desarrollo de la vegetación alrededor de toda la Tierra, incluídos los polos. Una evidencia de que esto ocurrió en el pasado es el descubrimiento de yacimientos de carbón en la Antártida que contienen vegetación que hoy en día no crece en los polos, y que obviamente creció en el pasado al amparo de temperaturas más templadas.

¿Qué pasó con toda el agua que precipitó y surgió de las fuentes del grande abismo? Mucha de esa agua hoy forma los actuales oceános y explica por qué nuestro planeta está cubierto en a lo menos unas tres cuartas partes de agua. Esto mismo explica por qué cada cierto tiempo, los arqueólos e investigadores encuentran más vestigios de civilizaciones que yacen bajo el agua y a varias decenas de metros de profundidad en el oceáno. 

LA CIENCIA Y LA OCURRENCIA DE  
UN DILUVIO UNIVERSAL SOBRE LA TIERRA

"Los geólogos alegan que en la misma tierra se encuentra la evidencia de que ésta es mucho más vieja de lo que enseña el relato mosaico. Han descubierto huesos de seres humanos y de animales, así como también instrumentos bélicos, árboles petrificados, etc., mucho mayores que los que existen hoy día, o que hayan existido durante miles de años, y de esto infieren que la tierra estaba poblada mucho tiempo antes de la semana de la creación de la cual nos habla la Escritura, y por una raza de seres de tamaño muy superior al de cualquier hombre de la actualidad. Semejante razonamiento ha llevado a muchos que aseveran creer en la Sagrada Escritura a aceptar la idea de que los días de la creación fueron períodos largos e indefinidos.

Pero sin la historia bíblica, la geología no puede probar nada. Los que razonan con tanta seguridad acerca de sus descubrimientos, no tienen una noción adecuada del tamaño de los hombres, los animales y los árboles antediluvianos, ni de los grandes cambios que ocurrieron en aquel entonces. Los vestigios que se encuentran en la Tierra dan evidencia de condiciones que en muchos respectos eran muy diferentes de las actuales; pero el tiempo en que estas condiciones imperaron sólo puede saberse mediante la Sagrada Escritura. En la historia del Diluvio, la inspiración divina ha explicado lo que la geología sola jamás podría desentrañar. En los días de Noé, hombres, animales y árboles de un tamaño muchas veces mayor que el de los que existen actualmente, fueron sepultados y de esa manera preservados para probar a las generaciones subsiguientes que los antediluvianos perecieron por un Diluvio, Dios quiso que el descubrimiento de estas cosas estableciese la fe de los hombres en la historia sagrada; pero éstos, con su vano raciocinio, caen en el mismo error en que cayeron los antediluvianos: al usar mal las cosas que Dios les dio para su beneficio, las tornan en maldición.” (Patriarcas y Profetas, págs. 103-104)

“Es cierto que los restos encontrados en la tierra testifican que existieron hombres, animales y plantas mucho más grandes que los que ahora se conocen. Se considera que son prueba de la existencia de una vida animal y vegetal antes del tiempo mencionado en el relato mosaico. Pero en cuanto a estas cosas, la historia bíblica proporciona amplia explicación. Antes del diluvio, el desarrollo de la vida animal y vegetal era inconmensurablemente superior al que se ha conocido desde entonces. En ocasión del diluvio, la superficie de la tierra sufrió conmociones, ocurrieron cambios notables, y en la nueva formación de la costra terrestre se conservaron muchas pruebas de la vida preexistente. Los grandes bosques sepultados en la tierra cuando ocurrió el diluvio, convertidos después en carbón, forman los extensos yacimientos carboníferos y suministran petróleo, sustancias necesarias para nuestra comodidad y conveniencia. Estas cosas, al ser descubiertas, son otros tantos testigos mudos de la veracidad de la Palabra de Dios.” (La Educación, pág. 125)

“Toda la superficie de la tierra fue cambiada por el Diluvio. Una tercera y terrible maldición pesaba sobre ella como consecuencia del pecado. A medida que las aguas comenzaron a bajar, las lomas y las montañas quedaron rodeadas por un vasto y turbio mar. Por doquiera yacían cadáveres de hombres y animales. El Señor no iba a permitir que permaneciesen allí para infectar el aire por su descomposición, y por lo tanto, hizo de la tierra un vasto cementerio, Un viento violento enviado para secar las aguas, las agitó con gran fuerza, de modo que en algunos casos derribaron las cumbres de las montañas y amontonaron árboles, rocas y tierra sobre los cadáveres.” (Patriarcas y Profetas, pág. 104)
 
LA DISCUSIÓN SOBRE EL DILUVIO HOY EN DÍA

Si bien la mayoría de las personas escépticas y ateas rechazan de plano la idea de que alguna vez hubo un diluvio sobre la Tierra y dicen sostener al respecto un pensamiento científico, la verdad es que la ciencia y los verdaderos científicos no descartan de plano que haya ocurrido un evento como el diluvio en el pasado.

Como primer punto, se puede decir que resulta sorprendente para la arqueología, saber que la creencia de que hubo un Diluvio Universal en el pasado, aparece por primera vez en registros de la civilización sumeria y ha sido común a casi todas las creencias de la historia, egipcios, judíos, musulmanes, hindúes, mayas, e incluso un relato semejante es narrado como tradición oral entre los mapuches de Chile.

Ahora bien, aunque muchas personas escépticas y ateas se rehusan a considerar verídica la historia de Noé y niegan que se produjera una inundación de semejantes proporciones a las que se describe en el Diluvio, es también cierto que a diferencia de ellos, una amplia parte de la comunidad científica sí considera probable que una gran inundación en la antigüedad haya dado lugar a la leyenda del diluvio, de donde se desprende que la historia del diluvio tendría asidero en un evento real y no sería sólo una fábula por arte compuesta.

Es necesario decir entonces, que la comunidad científica no niega de plano que en el pasado haya ocurrido un evento en gran medida semejante al diluvio que relata la Biblia y otras fuentes muy antiguas, lo cual deja considerar sólo como una obcecación la posición que niega terminantemente la ocurrencia de algo parecido a un diluvio en el pasado histórico de nuestro planeta. 
 
Un interesante acercamiento a la aceptación de que en el pasado hubo un fenómeno de gran inundación es el formulado en la década de 1990 por los geólogos marinos William Ryan y Walter Pitman, quienes en su libro "El diluvio de Noé" sostienen que una gran inundación se habría producido en Oriente Medio hace 7.500 años en relación a lo que hoy conocemos como Mar Negro, en aquel tiempo un lago de agua dulce de mucho menor tamaño y habitado en sus orillas.

Estos científicos sostienen que de algún modo, el Mediterráneo se habría abierto paso a través del Estrecho del Bósforo, haciendo crecer el caudal del Mar Negro a un ritmo de entre 15 y 30 centímetros por día. Basan su teoría en el hallazgo tanto de fósiles de moluscos de agua dulce como salada contemporáneos en un mismo espacio, algo imposible de explicar.

En septiembre del 2004, una expedición submarina realizada en el Mar Negro por un conjunto de instituciones (entre ellas la National Geographic Society), concluyó que el mar en cuestión no siempre fue tal y como lo conocemos en la actualidad, sino que en el pasado fue originado a partir de un evento catástrofico y que en determinado momento de la historia lo llevó a ser lo que es hoy en día.
 
Los resultados de la expedición submarina realizada en el Mar Negro llevan a concluir que la velocidad con que se elevó el nivel de aquellas aguas, llevó a que los pobladores de un área aproximada de 150.000 kilómetros cuadrados se vieran obligados a desplazarse rápidamente en busca de tierras más seguras, abandonando viviendas, herramientas y otros enseres que permitieron a la expedición de submarinistas liderada Robert Ballard acusar la existencia de asentamientos humanos en una porción de tierra que hoy yace nada menos que a unos 100 metros de profundidad, bajo la masa de agua más carente de oxigeno sobre el planeta.

Ahora bien, tanto la Biblia como otras fuentes que hablan del diluvio indican que el evento fue de carácter mundial y no local, como algunos proponen. Esto se desprende de los siguientes razonamientos extraídos del relato bíblico:

- El agua cubrió los montes más altos durante cinco meses (Génesis 7:19-20; 7:18-24: 8:1-5)
- El arca era de grandes dimensiones
- En el tiempo del diluvio la humanidad poblaba grandes extensiones de la Tierra (Génesis 6:1, 11-12)
- Todos los seres humanos murieron sobre la Tierra y sólo se salvaron 8 personas (Génesis 7:21; 9:1)
- Todos los animales murieron (Génesis 6:17; 7:21)
- Dios prometió nunca más enviar un diluvio global sobre la Tierra (Génesis 8:21; 9:8-17)
- Noé tuvo que quedarse junto a su familia en el arca durante un año (Génesis 8:9 y 14)
- La tierra entera fue devastada (Génesis 6:9 y 13; Isaías 54:9; 2 Pedro 3:5-7)  

La Biblia enseña definidamente que el Diluvio en el tiempo de Noé fué universal en magnitud y que todos los animales que respiran aire, animales de tierra y todos los humanos fueron muertos, excepto aquéllos que fueron conservados en el Arca.

CIENTÍFICOS QUE CREEN EN EL DILUVIO UNIVERSAL

Como hemos visto, los científicos Ryan y Pitman, sostienen que probablemente la historia del diluvio que relata la Biblia tenga su origen en un evento real que ocurrió en relación al caudal del Mar Negro, indicando con esto que ellos creen que la historia del diluvio es mucho más que una simple fábula y corresponde a un relato que puede estar asociado a un evento real ocurrido hace unos 7500 años atrás.

Sin embargo, otro científico, llamado Robert Ballard,
 uno de los arqueólogos más famosos del mundo, cree que el diluvio universal fue un hecho histórico real. Ballard, se hizo conocido por haber encontrado los restos sumergidos del Titanic en 1985. Ballard y su equipo han ido a Turquía en busca de las pruebas que corroboren la idea de que una gran inundación hizo desaparecer toda una civilización miles de años atrás.

Ballard indica que los hallazgos que han surgido de su investigación en Turquía, apoyan la posibilidad de la existencia de una civilización antigua arrasada por una inundación catastrófica en el pasado. Sobre el fenómeno que sepultó a esa civilización Ballard indica: "que no se trató de un proceso lento, sino de un gran ascenso del nivel del mar, que produjo una enorme inundación que permaneció durante mucho tiempo. La tierra quedó sepultada bajo las aguas."


Basándose en lo que plantean Ryan y Pitman respecto a una gran inundación en el Mar Negro, Ballard ha estado explorando desde hace más de una década la real ocurrencia de un diluvio en el Medio Oriente hace miles de años atrásc. Esto le llevó primero a descubrir en 1999 evidencias de una antigua línea de costa sumergida. Cuatrocientos metros bajo la superficie se descubrió una antigua línea costera, lo que prueba que un evento catastrófico ocurrió en el Mar Negro. Por las pruebas de carbono realizadas a los restos de conchas encontradas a lo largo de la costa, Ballard cree que se puede establecer una línea de tiempo para ese evento catastrófico, que habría ocurrido hace unos 5.000 años antes de Cristo. Algunos expertos creen que esa fue en la época cuando el diluvio de Noé pudo haber ocurrido.

De todo esto, se desprende que personas de ciencia no descartan la real ocurrencia de un diluvio en el pasado y de hecho dicen haber encontrado evidencia que apoyaría la ocurrencia de un gran fenómeno de inundación en el pasado, hace más de 5000 años en el Oriente Medio muy cerca del Mar Negro.

¿HUBO EN EL PASADO UNA CATÁSTROFE DE GRANDES PROPORCIONES EN LA TIERRA?
 

Recreación del Diluvio Universal en la Capilla Sixtina, obra de de Miguel Angel

No muchas personas saben que la idea de que una gran catástrofe afectó al mundo natural en nuestro planeta ha estado presente en el imaginario de personas de todas las épocas, lo cual no compatibiliza con la posición cerrada de quienes niegan de plano la sola posibilidad de que en el pasado haya ocurrido verdaderamente un diluvio.

Sobre la extinción de grandes grupos de animales, especialmente en América, el célebre Charles Darwin, sostenía lo siguiente:

"Es imposible reflexionar sin el más grande asombro sobre el cambio del continente americano. Antiguamente debe haber estado cubierto con grandes monstruos;  ahora hallamos unos meros pigmeos comparados con los de antes. El mayor número, si o todos, de estos cuadrúpedos extintos vivieron en una época y fueron contemporáneos de las conchas marinas todavía existentes. La mente se inclina irresistiblemente a creer en alguna inmensa catástrofe; pero para haber podido destruir así a los animales, tanto grandes como chicos, en la Patagonia, en Brasil, en la Cordillera peruana, en Norteamérica y hasta en el Estrecho de Bering, necesitaríamos algo que conmoviera al globo entero".  

Aunque Darwin no hace alusión a qué tipo de cataclismo pudo haber provocado la extinción de los animales, su ilustre sucesor en el pensamiento evolucionista, D'Orbigny, indicó la siguiente y sorprendente conclusión para complementar la ilustración de Darwin: “Yo arguyo que esta conclusión inevitable fue causada por una invasión del continente por el agua, un punto de vista que está completamente de acuerdo con los hechos presentados por el gran depósito de Pampian, que tiene que haber sido dejado allí por una gran inundación".

La idea de que grandes inundaciones, acompañadas de aluviones y desplazamientos terrestres de gran magnitud hayan incidido de manera directa en la desaparición de los dinosaurios no es extraña al momento de buscar una explicación consistente para este inusitado evento.

En efecto, muchas de las teorías que hoy esgrime la ciencia para explicar la desaparición de los dinosaurios por ejemplo, hablan de inundaciones, maremotos, aluviones, desplazamiento de grandes masas continentales y fenómenos telúricos de proporciones, que incluso pudieran haber dado origen al levantamiento de cadenas montañosas, como los Himalayas, los Alpes o la misma Cordillera de los Andes, en América.

Que el Diluvio fue una catástrofe global se desprende incluso de la forma en que la propia Biblia se refiere al evento, ya que lo hace con la palabra griega 
κατακλυσμος (se lee cataclismo) (Mateo 24:37-39; Lucas 17:27) y que es definido como: "Desastre de grandes proporciones que afecta a todo el planeta o a parte de él y es producido por un fenómeno natural." (Fuente Wikipedia). De la misma manera es definido el evento planetario en el libro de Génesis según la versión griega Septuaginta que menciona la palabra griega κατακλυσμος y "las aguas del cataclismo" para definir el evento de los días de Noé.

Hoy en día, el trastorno de la corteza terrestre puede verse claramente en la forma adoptada por los estratos en diversas partes y amplias regiones del mundo, pudiendo observarse que terrenos que en el pasado se ubicaban como planicies o llanuras, hoy se puedan observar formando parte de montes o montañas en posición inclinada o casi vertical, lo cual evidencia que la palabra "cataclismo" está asociada a la historia de nuestro planeta.
 

REFLEXIONES SOBRE EL DILUVIO UNIVERSAL
(Mateo 24:36-40)

"Por la palabra de Dios ... el mundo de entonces pereció anegado en agua: Mas los cielos que son ahora, y la tierra, son conservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio, y de la perdición de los hombres impíos." (2 Ped. 3:5-7.) Otra tempestad se aproxima ahora. La tierra será otra vez barrida por la asoladora ira de Dios, y el pecado y los pecadores serán destruidos.

Los pecados que acarrearon la venganza sobre el mundo antediluviano. existen hoy. El temor de Dios ha desaparecido de los corazones de los hombres, y su ley se trata con indiferencia y desdén. La intensa mundanalidad de aquella generación es igualada por la de la presente. Cristo dijo: "Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca, y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó a todos, así será también la venida del Hijo del hombre." (Mat. 24:38, 39.)

Dios no condenó a los antediluvianos porque comían y bebían; les había dado los frutos de la tierra en gran abundancia para satisfacer sus necesidades materiales. Su pecado consistió en que tomaron estas dádivas sin ninguna gratitud hacia el Dador, y se rebajaron entregándose desenfrenadamente a la glotonería. Era lícito que se casaran. El matrimonio formaba parte del plan de Dios; fue una de las primeras instituciones que él estableció. Dio instrucciones especiales tocante a esta institución, revistiéndola de santidad y belleza; pero estas instrucciones fueron olvidadas y el matrimonio fue pervertido y puesto al servicio de las pasiones humanas.

Condiciones semejantes prevalecen hoy día. Lo que es lícito en sí es llevado al exceso. Se complace al apetito sin restricción. Hoy muchos de los que profesan ser cristianos comen y beben en compañía de los borrachos mientras sus nombres aparecen en las listas de honor de las iglesias. La intemperancia entorpece las facultades morales y espirituales, y prepara el dominio de las pasiones bajas. Multitudes de personas no sienten la obligación moral de dominar sus apetitos sensuales y se vuelven esclavos de la concupiscencia. Los hombres viven sólo para el placer de los sentidos; únicamente para este mundo y para esta vida. El despilfarro prevalece en todos los círculos sociales. La integridad se sacrifica en aras del lujo y la ostentación. Los que quieren enriquecerse rápidamente corrompen la justicia y oprimen a los pobres; y todavía se compran y venden "siervos, y las almas de los hombres." El engaño, el soborno y el robo se cometen libremente entre humildes y encumbrados. La prensa abunda en noticias de asesinatos y crímenes ejecutados tan a sangre fría y sin causa, que parecería que todo instinto de humanidad hubiese desaparecido. Estos crímenes atroces son hoy día sucesos tan comunes que apenas motivan un comentario o causan sorpresa. El espíritu de anarquía está penetrando en todas las naciones, y los disturbios que de vez en cuando excitan el horror del mundo, no son sino señales de los reprimidos fuegos de las pasiones y de la maldad que, una vez que escapen al dominio de las leyes, llenarán el mundo de miseria y de desolación.

El cuadro del mundo antediluviano que pintó la inspiración representa con fiel veracidad la condición a la cual la sociedad moderna está llegando rápidamente. Ahora mismo, en el presente siglo, y en países que se llaman cristianos, se cometen diariamente crímenes tan negros y atroces, como aquellos por los cuales los pecadores del antiguo mundo fueron destruidos.

Antes del diluvio, Dios mandó a Noé que diese aviso al mundo, para que los hombres fuesen llevados al arrepentimiento, y para que así escapasen a la destrucción. A medida que se aproxima el momento de la segunda venida de Cristo, el Señor envía a sus siervos al mundo con una amonestación para que los hombres se preparen para ese gran acontecimiento. Multitudes de personas han vivido violando la ley de Dios, y ahora, con toda misericordia, las llama para que obedezcan sus sagrados preceptos. A todos los que abandonen sus pecados mediante el arrepentimiento para con Dios y la fe en Cristo, se les ofrece perdón. Pero muchos creen que renunciar al pecado es hacer un sacrificio demasiado grande. Porque su vida no está en armonía con los principios puros del gobierno moral de Dios, rechazan sus amonestaciones y niegan la autoridad de su ley.

Solamente ocho almas de la enorme población antediluviana creyeron y obedecieron la palabra que Dios les habló por labios de Noé. Durante ciento veinte años el predicador de la justicia amonestó al mundo acerca de la destrucción que se aproximaba; pero su mensaje fue desechado y despreciado. Lo mismo sucederá ahora. Antes de que el Legislador venga a castigar a los desobedientes, exhorta a los transgresores a que se arrepientan y vuelvan a su lealtad; pero para la mayoría estas advertencias serán vanas.

Dice el apóstol Pedro: "En los postrimeros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación." (2 Ped. 3:3, 4.) ¿No oímos repetir hoy estas mismas palabras, no sólo por los impíos, sino también por muchos que ocupan los púlpitos en nuestra tierra? "No hay motivo de alarma —dicen.— Antes de que venga Cristo, se ha de convertir el mundo entero, y la justicia ha de reinar durante mil años. ¡Paz, paz! Todo permanece así como desde el principio. Nadie se turbe por el inquietante mensaje de estos alarmistas."

Pero esta doctrina del milenario no está en armonía con las enseñanzas de Cristo y de los apóstoles. Jesús hizo esta pregunta significativa: "Cuando el Hijo del hombre viniere, ¿hallará fe en la tierra?" (Luc. 18:8.) Como hemos visto, él manifiesta que el estado del mundo será como en los días de Noé. San Pablo nos recuerda que la impiedad aumentará a medida que se acerque el fin: "El Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios." (1 Tim. 4:1.) El apóstol dice que "en los postreros días vendrán tiempos peligrosos." (2 Tim. 3:1.) Y nos da una tremenda lista de pecados que se notarían entre quienes tendrían apariencia de piedad.

Mientras que su tiempo de gracia estaba concluyendo, los antediluvianos se entregaban a una vida agitada de diversiones y festividades. Los que poseían influencia y  poder se empeñaban en distraer la atención del pueblo con alegrías y placeres para que ninguno se dejara impresionar por la última solemne advertencia. ¿No vemos repetirse lo mismo hoy? Mientras los siervos de Dios proclaman que el fin de todas las cosas se aproxima, el mundo va en pos de los placeres y las diversiones. Hay constantemente abundancia de excitaciones que causan indiferencia hacia Dios e impiden que la gente sea impresionada por las únicas verdades que podrían salvarla de la destrucción que se avecina.

En los días de Noé, los filósofos declararon que era imposible que el mundo fuese destruido por el agua; asimismo hay ahora hombres de ciencia que tratan de probar que el mundo no puede ser destruido por fuego, que esto es incompatible con las leyes naturales. Pero el Dios de la naturaleza, el que creó las leyes y las controla, puede usar las obras de sus manos para que sirvan a sus fines.

Cuando los grandes sabios habían probado a su entera satisfacción que era imposible que el mundo fuese destruido por agua, cuando los temores del pueblo se habían tranquilizado, cuando todos consideraban que la profecía de Noé era un engaño, y le llamaban fanático, entonces llegó la hora de Dios. "Fueron rotas todas las fuentes del grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas" (Gén. 7:11), y los burladores sucumbieron en las aguas del diluvio. Con toda su jactancioso filosofía, los hombres descubrieron muy tarde que su sabiduría era necedad, que el Legislador es superior a las leyes de la naturaleza, y que a la Omnipotencia no le faltan medios para alcanzar sus fines.

"Y como fue en los días de Noé, ... como esto será el día como el día que el Hijo del hombre se manifestará." "El día del Señor vendrá como ladrón en la noche; en el cual los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella están serán quemadas." (Luc. 17: 26, 30; 2 Pedro 3: 10) Cuando las razonamientos de la filosofía hayan desterrado el temor a los juicios de Dios; cuando los maestros de la religión nos hablen de los largos siglos de paz y prosperidad, y el mundo se dedique por completo a sus negocios y placeres, a plantar y edificar, fiestas y diversiones, y desechando las amonestaciones de Dios, se burle de sus mensajeros, "entonces vendrá sobre ellos destrucción de repente, . . . y no escaparán." (1 de Tes. 5:3)" (Patriarcas y Profetas, págs. 90-95).

"Existen en nuestros días los mismos pecados que trajeron la ira de Dios sobre el mundo en los días de Noé. En la actualidad los hombres y mujeres convierten sus hábitos de comer y beber en glotonería y embriaguez. Este pecado prevaleciente, la indulgencia del apetito pervertido, inflamó las pasiones de los hombres en los días de Noé y condujo a una corrupción general, hasta que su violencia y sus crímenes llegaron al cielo, y Dios limpió la tierra de su contaminación moral mediante un diluvio." (Testimonios para la Iglesia, tomo 3, pág. 182)
 
 
  Hoy habia 72 visitantes (108 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis