MUNDO Y RELIGION - M&R
   
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  El amor de Dios
 

 
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, más tenga vida eterna." (Juan 3:16) 

Este es un texto bíblico que desde que uno era un niño, se escuchaba en boca de personas evangélicas que lo repetían como una letanía parados en una esquina solitaria de la ciudad o del pueblo. Quizás es el texto de la Biblia más repetido y escuchado de todos los textos bíblicos. La fuente de información Wikipedia señala que Juan 3:16 "es uno de los versículos más citados de la Biblia, y es uno de los fragmentos más famosos de la Biblia". De hecho, es conocido por muchos como "el evangelio en pocas palabras" y referencias a este texto bíblico se encuentran en los más diversos lugares de nuestra cultura. En Estados Unidos, la cadena In-N-Out Burger imprime Juan 3:16 en la parte interior de sus tazas de papel. La cadena de ropa Forever 21 y Heritage, imprimen el texto en la parte interior de sus bolsas y la empresa Tornado Fuel Saver la imprime en sus cajas. Muchas personas famosas usan el texto de Juan 3:16 en sus ropas, equipos deportivos, accesorios de vestuario, etc. Todo  esto, hace que el "evangelio corto", como se alude a Juan 3:16 sea verdaderamente el texto bíblico más citado de toda la Biblia, pero sin embargo, a pesar de todo esto, es un texto bíblico no siempre bien comprendido.

Primero, Juan 3:16 nos enseña que el verdadero amor se funda en dar y no en recibir (Lea Hechos 20:35). Dios expresa su amor por la humanidad dando: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito". Dios ama al mundo, a Ud. a mí, a todos nosotros. El amor de Dios se expresa en dar. Dios dio a su Hijo: "para que todo aquel que en el cree, no se pierda, más tenga vida eterna.

Sin embargo, el amor de Dios por la humanidad no se expresa como muchos piensan a partir de Juan 3:16 sacrificando la vida de un tercero, por el pecado de toda la humanidad, o enviando a su Hijo a morir por nosotros. Esto se repite muchas veces de manera irreflexiva pero en realidad fue Dios quien se sacrificó a sí mismo por la vida de todos nosotros. ¿Cómo es esto si el que murió fue el Hijo y no el Padre?

EL MISTERIO DE LA PIEDAD
(1 Timoteo 3:16)
 
Aunque a muchas personas religiosas, especialmente los simpatizantes de la WatchTower, les molesta sobremanera que al referirnos a Dios se hable de "misterio", lo cierto es que la Biblia y especialmente el Nuevo Testamento es muy claro en señalar que hay un misterio que comprender en relación a Dios (Vea 1 Timoteo 3:9; ). Dios hace partícipes a sus hijos de los misterios del Reino de los cielos (Mateo 13:11). El no comprender este misterio, una de las cosas difíciles de entender de la Biblia, podría llevar a equivocar todo nuestro concepto de Dios y a mal comprender lo más grande que Dios nos ha dado, su amor inconmesurable, infinito e incomprensible (Vea 2 Pedro 3:14-18).

Sobre este misterio habló el apóstol Pablo a los religiosos de su época, diciendo que si hubiesen conocido el misterio nunca hubiesen crucificado al Señor de Gloria (1 Corintios 2:7-8). Claramente, está indicando el apóstol Pablo que al crucificar a Cristo, ellos en verdad crucificaron al Señor de Gloria. ¿Quién es este Señor de Gloria? (Vea Salmo 24:7-10).

¡Sí!, Jesucristo, no sólo era el Hijo de Dios, sino Dios mismo en la persona del Hijo (Juan 1:1, 14). Ese es el misterio de la piedad que no entendieron los religiosos de la época de Cristo y que hoy en día la mayoría de la cristiandad aún no acaba de entender. 

Cuando el ángel de Dios anunció a José el nacimiento de Cristo, le indicó que sería llamado "Emmanuel", que significa "con nosotros Dios" (Mateo 1:18-23). Todo esto en cumplimiento de la profecía de Isaías 7:14. Sin embargo, el nombre dado a Cristo por el ángel, no sólo era un nombre, era en verdad una realidad misteriosa. En la persona de Cristo, el Hijo, estaba Dios mismo entregándose al mundo. Jesús era literalmente "Dios con nosotros". No sólo un nombre, sino una realidad concreta y misteriosa. Dios venía a vivir con nosotros (lea nuevamente Juan 1:1, 14).

Concluyentemente, el apóstol Pablo declara enfáticamente: "ciertamente Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a sí, no imputándole sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación" (2 Corintios 5:19). La expresión de Pablo, el apóstol, no sólo debe ser entendida en el sentido de que Dios estaba siendo representado vicariamente por Cristo, o en Cristo, sino enfáticamente que "Dios estaba en Cristo" siendo "Dios con nosotros". Jesucristo no sólo era el Hijo de Dios, era Dios. Era Dios con nosotros tal como dice Juan 1:1, 14.

El comprender este misterio de la piedad, nos permite mejor comprender palabras y textos del evangelio como por ejemplo Juan 1:4-5; 9. Jesús es la luz del mundo tal y como él mismo dijo en Juan 8:12. ¿Pero quién en realidad es la luz del mundo? Vea Salmo 27:1. Una vez más nos encontramos con el misterio de la piedad. Dios es la luz del mundo según Salmo 27:1 y Jesús dice: "Yo soy la luz del mundo" en Juan 8:12. ¿Quién era en verdad Jesús de Nazareth?  Lea Juan 1:1. 

EL BUEN PASTOR

Todo judío o israelita bien instruido en los días de Cristo, era capaz de recitar de memoria Salmo 23. Hoy en día muchos profesos cristianos probablemente también pudieran hacerlo. ¿Pero cuántos pudieran decir que han hecho de Salmo 23:1 su propia y real experiencia religiosa? Durante su ministerio, Jesús se esforzó por cultivar entre las personas la fe y confianza en el cuidado de Dios por nosotros tal y como dice el Salmo 23: "Jehová es mi Pastor, nada me faltará" (Mateo 6:25-34; 7:7-11). 

Sin embargo, frente a esta hermosa realidad de que Dios como buen Pastor cuida de sus hijos, Jesús declara: "Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen" (Juan 10:14).

Jesús se identifica a sí mismo como "el buen Pastor" de Salmo 23. Jesús, el artesano de Galilea, asegura que él es el Pastor de Salmo 23 y ¿qué dice Salmo 23? "Jehová es mi Pastor, nada me faltará".

Note sin embargo, que Jesús dice: "Yo soy el buen pastor: el buen pastor su vida da por las ovejas" (Juan 10:11). ¿Dio el Pastor de Salmo 23 su vida por la ovejas? Si, claro que sí. El Buen Pastor de Salmo 23 no sólo cuida de nosotros como un Dios y Padre amante de sus hijos, sino que además dio su vida por nosotros en la persona de Cristo, porque Jesucristo era Dios con nosotros. 

Jesús igualmente dice: "Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por sus amigos" (Juan 15:13). Si consideramos a Jesús como una persona distinta y separada del Padre, tendríamos que enfrentarnos a la paradoja de que el amor de Jesús el Hijo por la humanidad, sería mayor incluso que el amor del Padre por la misma humanidad, porque Cristo, siendo aparte del Padre, dio su vida por el mundo, cosa que no habría hecho el Padre.  

Esto no es lo que enseña la Biblia, ya que Jesús siendo uno con el Padre, no puede está separado de él sino unido a él siendo "una sola cosa". 

DIOS ESTABA EN CRISTO
2 Corintios 5:19

¿Qué nos dice el misterio de la piedad? Lea Juan 10:30. Jesús dice categóricamente: "Yo y el Padre una cosa somos" o "somos uno". Lea también Juan 17:10-11, 21-22.

¿Cómo puede ser esto de que el Padre y el Hijo son una sola cosa? Ese es el misterio de la piedad. Para nosotros y comunes mortales, dos son dos y por constitución mental, cuando hablamos de dos, hablamos de dos unidades separadas y distintas entre sí en su individualidad. Sin embargo, a pesar de que el Padre y el Hijo son dos personas distintas entre sí en su individualidad, no están separadas, son "una sola cosa". ¿Cómo es esto? Lea Juan 14:6-11.

Si bien el Padre y el Hijo son dos personas distintas e individuales, son finalmente un solo Dios. Se puede decir que el Hijo en el principio estaba con Dios, pero no siendo alguien separado de Dios, sino siendo uno con Dios y siendo verdaderamente Dios (Juan 1:1). No hay dos dioses, sino un solo Dios tal y como dice Deuteronomio 6:4 y que es considerado como una de las realidades más importantes del judaísmo y del cristianismo (Marcos 12:28-29). 
 

¿DIO EL PADRE SU VIDA POR EL MUNDO?

¡Sí! Ese es el misterio de la piedad. "Dios estaba en Cristo, reconciliando al mundo a sí" muriendo por nosotros en la cruz tal y como dijo el apóstol Pablo en 1 Corintios 2:8. Dios murió por nosotros en Cristo. 

Vea Zacarías 12:10. Dios, dice: "Y mirarán a mí, a quien traspasaron". Y lea también Hechos 20:28 que en algunas traducciones habla de la "Iglesia de Dios, la cual ganó por su sangre". ¿Cómo pueden los hombres haber traspasado a Dios en la cruz? ¿Cómo pueden los hombres haber derramado la sangre de Dios en la cruz? Sencillamente, porque nunca entendieron el misterio de la piedad: "Dios ha sido manifestado en carne", "Dios estaba en Cristo, reconciliando el mundo a sí". Jesús era "Dios con nosotros".  "Yo y el Padre una cosa somos", no son dos dioses, sino un solo Dios y al morir Cristo en la cruz, Dios, como Buen Pastor, dio su vida por todos nosotros. 

LA CONDENACIÓN 
Juan 3:19-21

El no comprender el misterio de la piedad, declarado veladamente en Juan 3:16 nos puede llevar a no comprender el amor de Dios por nosotros y finalmente, a dudar cabalmente de ese amor infinito y a rechazar la amorosa provisión que él nos ha dado de su propia realidad, en la persona de su Hijo. La próxima vez que repita el texto de Juan 3:16, piense, reflexione y medite sobre todas estas cosas.
 
 
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