MUNDO Y RELIGION - M&R
   
  MUNDO Y RELIGIÓN - M & R
  ¿Todas las formas de cristianismo conducen a Dios?
 
Muchos profesos cristianos se autocomplacen pensando que pertenecen al pueblo de Dios y que en consecuencia de suyo ya son salvos. Así creen la mayoría de los católicos (tradicionales u ortodoxos) y protestantes (anglicanos, presbiterianos, anabaptistas, bautistas, pentecostales, luteranos, mormones, adventistas, testigos u otros, etc.). Sin embargo: ¿Es verdad que todas las formas de cristianismo conducen a Dios y consecuentemente a la vida eterna? La respuesta a esta pregunta podemos extraerla de la propia Biblia y de los evangelios, que contienen esencialmente la enseñanza de Jesús.

CAMINO ANGOSTO Y CAMINO ANCHO



Cuando Jesús estuvo entre los hombres, enseñó que más allá de una creencia de base y que es común a todos aquellos que en sus corazones piensan ser cristianos y adorar a Dios, tan sólo hay dos caminos que resumen nuestra expectativa de salvación, el dijo: "Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la puerta y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan." (Mateo 7:13-14) 

Al parecer y según se desprende de lo que dijo Jesús, muchas personas se autocomplacen pensando que en su forma de religión tienen una vía que conduce a Dios y a la vida eterna y sin embargo, el fin último de esta expectativa es la "perdición". En contraparte, Jesús habla de una forma de religión correcta, como una puerta estrecha y un camino angosto que conduce a vida eterna y dramáticamente "pocos son los que la hallan." De acuerdo a las enseñanzas de Jesús no todas las expresiones de religión conducen a Dios y a la vida eterna, es más, muchos pensando estar en lo correcto marchan dedicidamente a la perdición y en cuanto a la vía que conduce a Dios y a la vida eterna, pocos son los que la hallan.

¿Cuál es la realidad frente a todo esto? La respuesta está en el siguiente párrafo del evangelio: "Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Y él les dijo: Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán." (Lucas 13:23-24)

La mayoría de los profesos cristianos va por el camino ancho a la destrucción, dijo Jesús. Sólo pocas personas están en el camino estrecho que lleva a la vida. A estas pocas personas Jesús dice: "No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino." (Lucas 12:32)

JESÚS Y LOS FARISEOS
 


En los días de Cristo, existía un grupo religioso o una "corriente" dentro del pueblo de Dios y al que llamaban los fariseos. Estos habían establecido un sistema de adoración particular y creían que su sistema tenía la aprobación de Dios. Sin embargo, los fariseos continuamente procuraban matar a Jesús, y aunque ellos en su práctica y adoración decían "Un Padre tenemos y es Dios", Jesús les dijo: "Vosotros de vuesto padre el Diablo sois, y los deseos de vuestro padre queréis cumplir. El homicida ha sido desde el principio, y no ha permanecido en la verdad. Cuando habla mentira, de suyo habla, porque es mentiroso y padre de mentira." (Juan 8:44) 

¿Era Dios el Padre de los fariseos? Ciertamente no. Aunque ellos pensaban que practicaban la forma de religión correcta, los hechos indicaban lo opuesto. Pensando servir a Dios, en verdad estaban sirviendo a los intereses de Satanás el Diablo, procurando matar a Jesús.

¿Aceptaba Jesús la religión de los fariseos? Definitivamente no. Más de una vez Jesús manifesto decididamente su rechazo y desaprobación por la forma de religión que habían adoptado los fariseos. En una ocasión dirigiéndose a cientos de personas dijo: "Guardaos de la levadura de los fariseos, que es hipocresía." (Lucas 12:2) En otra ocasión, reprendió duramente a esta clase de creyentes, que se autocomplacían pensando que estaban en buen pie delante de Dios mientras sus hechos demostraban lo lejos que estaban de alcanzar el ideal de Dios (Mateo 23).

¿Qué es lo que estaba mal en la adoración de los fariseos?  ¿Eran acaso las doctrinas de los fariseos lo que los hacía repudiables delante de Dios? En un consejo general dado a las gentes, Jesús señaló claramente cuál era el problema de los fariseos, diciendo: "Sobre la cátedra de Moisés se sentaron los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen." (Mateo 23:1-2)

En general, no era la doctrina de los fariseos lo que estaba mal, sino la decidida negligencia en la práctica de esas doctrinas. En cuanto a lo que enseñaban o creían  los fariseos Jesús dijo: "todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo". Pero en cuanto a cómo vivían ellos sus creencias fundamentales Jesús fue categórico al referirse a ellos diciendo: "dicen, y no hacen."

Finalmente, esta constante negligencia en hacer la voluntad de Dios, hace que la propia doctrina de esas personas se vuelva una mala influencia. Conforme a ello: "Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos." (Mateo 16:6-12)

Aplicando estos conceptos a nuestros días, tenemos que decir que más allá de las creencias que distinguen a católicos y protestantes 
(anglicanos, presbiterianos, anabaptistas, bautistas, pentecostales, luteranos, mormones, adventistas, testigos u otros, etc.), hay algo que ellos tienen generalmente en común: "dicen, y no hacen". Esto redunda hoy en día en la poca credibilidad con que cuentan las distintas "iglesias" y denominaciones religiosas.

Al seguir esta conducta, los católicos y protestantes de hoy no resultan ser mejores que los fariseos de antaño que pensaban que la sóla profesión de fe los hacía aceptos delante de Dios sin parar en cuenta que dicha actitud de hipocresía sólo los aleja cada vez más de Dios.

Una forma de religión tal no es buena. Si bien muchas de esas personas son fervientes servidores de sus organizaciones y como dijo Jesús:
 "Rodean el mar y la tierra por hacer un prosélito"  (un seguidor de su doctrina) Mateo 23:15, lo cierto es que por su conducta de "decir y no hacer": "cierran el reino de los cielos delante de los hombres, que ni vosotros entráis, ni a los que están entrando dejáis entrar." (Mateo 23:13) 

Muchas veces, quienes fundan su quehacer religioso en el "decir" y no en el "hacer", derivan en dar mucha importancia a cosas que no tienen verdadera importancia o que simplemente están equivocadas en cuanto a interpretación bíblica y dejan de lado las cosas que si son importantes, como la práctica de la verdad. A esto refería Jesús cuando habló de evitar la levadura de los fariseos y de los saduceos. La doctrina base de los fariseos y saduceos "la cátedra de Moisés", era correcta y en cuanto a esto el consejo siempre fue cuanto digan que guarden, guardadlo y hacedlo. Sin embargo, respecto a todas las "cosas adicionales" que ellos sobreponían a la palabra de Dios, el consejo fue guardaos de la levadura de esas cosas.

Es sabido que hay organizaciones dentro del cristianismo que no celebran los cumpleaños, no admiten transfusiones de sangre, o tienen ciertas restricciones sobre el comer o el beber. Sin embargo, las personas que conforman esas organizaciones no se distinguen por ser honestas, veraces y amantes de sus semejantes. Aún hay otras organizaciones que ponen énfasis en la vestimenta y en el largo de los vestidos para las mujeres, o en los adornos y accesorios que éstas usan. Cada una de estas corrientes alega que esas restricciones son de lo más importante en la vida cristiana, no obstante esas organizaciones no se distinguen por ser reconocidas como cristianas y constantemente, aparecen en diarios y televisión como punto de noticia negativo más que positivo por parte de los miembros de cada una. El mundo en general no reconoce a estas organizaciones como "organizaciones definidamente cristianas" sino más bien como elementos negativos para el cristianismo.

Sobre personas tales Jesús dijo: "¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas." (Mateo 23:23)


LA LEY DE DIOS: EL DECIR Y EL HACER



En el Sermón del Monte Jesús realizó la siguiente declaración de principio fundamental, diciendo: "No penséis que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar, sino á cumplir. Porque de cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas. De manera que cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos." (Mateo 5:17-19)

Jesús nuevamente aclaró que: "cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos."

Aquella persona que como profeso cristiano pretende enseñar el camino de Dios a las gentes, no obstante en su vida cada día transgrede los mandamientos de Dios, ya sea mintiendo, robando, siendo un mal hijo, una persona sensual o sinverguenza, dominada por la avaricia o la codicia: "muy pequeño será llamado en el reino de los cielos".

Sin embargo, la promesa cierta es que: "cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los cielos." 

Hoy en día y esto sucede en la mayoría de las iglesias, las personas se contentan con asistir a las reuniones de culto y cumplir con ciertas formalidades y protocolos dentro de su adoración y práctica, sin pensar decididamente que nadie se salvará escuchando sermones o asistiendo regularmente a misas o reuniones de culto, cantando himnos cristianos o siendo parte de un coro de canto, sino siendo un cristiano consecuente que armoniza el oir y el hacer la palabra de Dios.

El apóstol Santiago, exhortó a los hermanos en Cristo diciendo: "Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores, engañandoos a vosotros mismos. Porque si alguno oye la palabra y no la pone por obra, semejante es al hombre que mira en un espejo su rostro natural, luego se fue y se olvidó que tal era. Pero el que considera atentamente en la perfecta ley, que es de la libertad, no siendo un oidor olvidadizo sino un hacedor de la obra, este tal será bienaventurado en su hecho." (Santiago 1:24-25)

¿Por qué la mayoría de las personas que asisten a las distintas iglesias no alcanzan finalmente el ideal cristiano? Sencillamente porque no están en comunión con Dios, porque Dios es quien pone en nosotros el "querer y el hacer" por su buena voluntad. (Filipenses 2:13) Como dijo la Sra. Elena G. de White: "Muchos se han unido a la iglesia sin haberse unido jamás a Cristo". 

¿CUÁN GENUINO ES EL CRISTIANISMO DE HOY?

Jesús pregunta: "¿Por qué me llamáis Señor, Señor: y no hacéis lo que digo." (Lucas 6:46)

No basta con decir que creemos en Cristo y entonces hacer lo que a nosotros nos parece que es correcto sin seguir concienzudamente el ejemplo de Jesús. Es necesario que nos enteremos de lo que es la voluntad de Dios respecto a todo asunto. Hoy en día muchas organizaciones que profesan el cristianismo no animan a sus miembros a ser fieles cristianos y a hacer la voluntad de Dios. El simple hecho de que una organización use la Biblia no indica necesariamente que todas las personas que participan de ella concuerdan con la voluntad de Dios. 

Jesús fue enfático en señalar: "No todo el que me dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos". (Mateo 7:21) 

¿Dónde está expresada fielmente la voluntad de Dios? En su ley, los Diez Mandamientos. El apóstol Pablo llamó la atención a esto cuando dijo: "Y conoces su voluntad, instruido por la ley" (Romanos 2:18)  ¿A qué ley se refería el apóstol? A los Diez Mandamientos definitivamente, por cuanto el pasa a decir: "Tú, pues, que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas que no se ha de hurtar, ¿hurtas? Tú que dices que no se ha de adulterar, ¿adulteras? Tú que abominas de los ídolos, ¿cometes sacrilegio? Tú que te jactas de la ley, ¿con infracción de la ley deshonras a Dios?" (Romanos 2:21-23)

El mismo apóstol dice: "por medio de la ley es el conocimiento del pecado" (Romanos 3:20). Y agrega: "yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás." (Romanos 7:7). 

Hoy en día no son pocos los profesos cristianos que aún asistiendo a sus iglesias, estudiando sus folletos y revistas característicos de cada organización, vistiéndose de acuerdo a las "reglas" y observando las "restricciones" de cada congregación, en la práctica profesan una religión vana y que no conduce definitivamente a Dios. De personas tales habló Jesús cuando dijo: "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo: Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres." (Mateo 15:7-9) 

J
esús reconoció a aquellos que hacen la voluntad de Dios, y los llamó como su propia familia: "Y le fue dado aviso, diciendo: Tu madre y tus hermanos están fuera, que quieren verte. El entonces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que oyen la palabra de Dios, y la ejecutan." (Lucas 8:20-21)

En otra ocasión, el mismo Jesús dijo: "Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la guardan." (Lucas 11:28)

En las enseñanzas de Jesús, siempre se da énfasis al oir y el hacer, o dar fruto. En la parábola del sembrador, Jesús se refirió a estas personas que el llamó "mi hermano, y hermana y madre" como la "buena tierra" diciendo: "Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno." (Mateo 13:23). Estos son los que oyen la palabra, la entienden y como resultado de ese entendimiento que conduce a la convicción, dan fruto. 

EDIFICANDO SOBRE CRISTO

Jesús aclaró que una religión que no hace de la práctica de los principios su esencia de vida es una religión que no edifica sobre terreno seguro y cuyo fin sólo puede ser la destrucción y la ruina.

En el Sermón del Monte y como conclusión a todo su mensaje, él dijo: "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que eidifcó su casa sobre la peña. Y descendió lluvía, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa, y no cayó: porque estaba fundada sobre la peña. Y cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena. Y descendió lluvía, y vinieron ríos, y soplaron vientos, e hicieron ímpetu en aquella casa, y cayó, y fue grande su ruina." (Mateo 7:24-27)

La iglesia y cada cristiano están llamados a ser "edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo." (Efesios 2:20)

Al igual que Jesús, los apóstoles enseñaron que la religión no se funda en las palabras sino en una vida marcada por la virtud (1 Corintios 4:20). 


EL FIN DE LOS DOS CAMINOS: EL DESTINO DE LA IGLESIA

Los dos caminos de que habló Jesús en el Semón del Monte, nos hablan claramente de dos destinos muy diferentes para quienes profesan el cristianismo. Jesús enseñó que no todas las expresiones de cristianismo conducen a la salvación. Puesto que no adoran a Dios de la manera correcta, la mayoría de las personas que profesan el cristianismo se hallan en el camino que lleva a la destrucción. Sólo unas pocas personas van por el camino que conduce a la vida. 

Por una parte, aquellos que siguen el camino ancho, se complacen pensando que una simple aceptación intelectual de la voluntad de Dios les granjeará la aceptación de Dios. Se conforman con asistir a su iglesia en los días de culto, participar de las actividades eclesiásticas o el coro de la congregación. Quizás se contentan con cooperar con la realización de alguna tarea administrativa o servicio menor. Vestirse de la manera indicada por la congregación, etc. Nada de esto los recomendará delante de Dios.

Esas personas en sus vidas cotidianas muestran lo que en verdad son. En el caso de la mayoría de ellos, sus vecinos no estarían de acuerdo en considerarlos "cristianos". Muchos de esos profesos cristianos mienten a diario y de manera continua. No pagan sus impuestos o bien defraudan a sus semejantes cada vez que pueden, hasta en el simple cambio en la compra del almacén. Muchos de estos cristianos son deshonestos en su vida particular y son mal ejemplo para sus familias. Las profesas mujeres cristianas viven vidas sensuales y tienen relaciones amorosas ocultas de la congregación dando lugar a amores y romances furtivos, conocidos solamente por sus más cercanos, sin embargo, los días de culto se afanan en la congregación. Todo eso debe terminar.  

En los días de Cristo se enfatizaba mucho respecto a la observancia del sábado como día de reposo consagrado a Dios, no obstante en la práctica, muchos de estos religiosos estaban esencialmente equívocados en su práctica religiosa y no eran mejores que un fariseo. 


Un sábado Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas. Y había allí una mujer muy enferma desde hacía dieciocho años, y estaba encorvada sin poder enderezarse de ningún modo. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Y le impuso las manos, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios. Tomando la palabra el encargado de la sinagoga, indignado porque Jesús curaba en sábado, dijo a la muchedumbre: Seis días hay en los que es necesario trabajar; venid, pues, en ellos a ser curados, y no en día de sábado. El Señor le respondió: ¡Hipócrita!, cualquiera de vosotros ¿no suelta del pesebre en sábado su buey o su asno y lo lleva a beber? Y a ésta mujer que es hija de Abrahán, a la que Satanás ató hace ya dieciocho años, ¿no era conveniente soltarla de esta atadura aun en día de sábado? Y cuando decía esto, quedaban avergonzados todos sus adversarios, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía" (Lucas 18).

Hoy en día muchos guardadores del sábado no son mejores que aquel hipócrita, que profesando servir a Dios en definitiva sólo lo desprestigian. En hecho, una reputada escritora adventista aseguró en una ocasión: "Muchos se han unido a la iglesia, sin haberse unido jamás a Cristo" (E.G. de White, Palabras de Vida del Gran Maestro). Hablando a su propio conglomerado religioso, la misma escritora señaló en otra ocasión: "viven como pecadores y pretenden ser cristianos" (E.G. de White, El Servicio Cristiano).

A ese tipo de "cristianos" se le dice: "Vuestra conexión con la iglesia y la estima en que os tengan los hermanos, no os servirán de nada, a menos que creáis en Cristo." (Testimonios para la Iglesia, Tomo 5, pág. 46).  

La situación de la iglesia se torna a veces desesperada, ya que la autojustificación y la suficiencia propia, no permite a los profesos cristianos vislumbrar su propia y delicada condición. Esto se deja ver claramente en el mensaje de Jesús a Laodicea, símbolo de la iglesia cristiana del último tiempo a quien Cristo dice en Apocalipsis 3:14-22:

"Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto: Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la verg:uenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. 
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. 
Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono. 
 
El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias."
 

El mensaje de Jesús a Laodicea deja ver que el profeso cristiano no se puede sostener en una situación de ambiguedad, siendo "tibio" y no frío ni caliente. No se puede adorar a Dios o pensar en ser un seguidor de Cristo con un corazón dividido (Mateo 6:24). Jesús dijo: "El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, derrama" (Mateo 12:30).   

El cristianismo verdadero, no consiste en la mera acepción intelectual a los principios del Evangelio sino en la práctica diaria de los principios del cielo. La persona que ha aceptado a Cristo en su corazón debe andar como él anduvo (1 Juan 2:6) y el propio Jesús dijo: "ejemplo os he dado, para que como yo os hecho, vosotros también hagáis" (Juan 13:15). ¿Cuál fue el ejemplo de Jesús? El mismo nos dice: "He guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor" (Juan 15:10).

El practicar el cristianismo hará de Ud. una mejor persona, un mejor hombre o mujer, un mejor padre o madre, esposo o esposa, hijo o hija. El cristianismo desarrollará en Ud. cualidades piadosas que le harán sobresalir entre las demás personas, familia, vecindario, compañeros de trabajo, porque Ud. siempre hace lo correcto. 

La situación de la iglesia de Laodicea, símbolo de los cristianos inconsecuentes, es desesperada. Se hunde en la justificación propia y pierde de vista a Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29). Así es la situación de muchos profesos cristianos hoy en día que se creen mejores que los demás, dejan de ver sus propias deficiencias y se complacen pensando que serán salvos. Estos cristianos, simbolizados por la iglesia de Laodicea, sólo tienen una posibilidad de salvación, aceptar a Cristo en sus corazones. A ellos Jesús dice: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oyere mi voz y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo." (Apocalipsis 3:20)
 
 
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