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  1 Corintios 11:27-29 ¿Qué significa comer la Cena del Señor indignamente?
 
 


Muchas personas sienten que no son dignos de participar de la Cena del Señor, se sienten indignos. Sin embargo, aunque las traducciones de la Biblia al español utilizan la expresión "indignamente" refiriendo a algunas personas que se presentan a la Cena del Señor, esto no refiere específicamente a la indignidad del pecador. Recuerde que Jesús dijo: "Al que a mí viene, no le echo fuera" (Juan 6:37). Jesús precisamente convoca a todos aquellos que se sienten cansados y agobiados por la carga del pecado y les promete el descanso (Mateo 11:28-30). El dice: "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores" (Marcos 2:17).

Sin embargo, muchas corrientes dentro del cristianismo y muchas personas atribuyen la indignidad al pecador, buscando en la propia persona pecados que la inhabiliten y la excluyan de participar en la Cena del Señor por su indignidad. 
Esto parece decir La Biblia Traducción del Nuevo Mundo (2019) al decir: "Por lo tanto, cualquiera que coma del pan o beba de la copa del Señor sin merecer." 

Sin embargo, la expresión "sin merecer" no es la más apropiada, porque en realidad nadie "merece" ser partícipe del cuerpo y la sangre de Cristo. No es un tema de merecer, es por gracia. Tal como dice la propia Traducción del Nuevo Mundo cuando refiere gracia al decir: "bondad inmerecida". No merecemos la bondad de Dios y por eso la bondad de Dios y la salvación que él ofrece a la humanidad es por gracia, por bonda inmerecida.

¿QUÉ QUISO DECIR PABLO AL REFERIR "INDIGNAMENTE"?

Entonces: ¿qué significa comer y beber “indignamente”? según 1 Corintios 11:27-29. Lea esto a la luz de Lucas 18:9-14.

Observe, que según Lucas 18:9-14, dos personas se acercaron a Dios para orar. Estas dos personas eran pecadores, sin embargo, el primero, siendo muy religioso, estaba lleno de justificación propia y sólo hablaba de sus méritos delante de Dios, mientras que el segundo, se reconocía pecador y no reconocía mérito alguno que lo recomendara delante de Dios, apelando sólo a su buena voluntad. ¿Cuál fue el detalle que diferenció a los dos? La actitud, el modo en que se presentaron delante de Dios, el primero no viendo nada malo en él, sino sólo cosas buenas, mientras que el segundo se acercó con una actitud de súplica y penitencia. Lo mismo observamos en Mateo 5:23-24.

¿Qué quiso decir Pablo con la expresión “indignamente”? La palabra griega que se usa es ἀναξίως (anaxios). No es un adjetivo calificativo, sino un adverbio de modo y que se traduce "indignamente" y significa "inadecuado para una cosa". Hacer algo de una manera indigna. Note que la indignidad no está propiamente en el que realiza la acción, sino en la manera o en la forma que realiza la acción.

Según el Diccionario Griego - Español del Nuevo Testamento de Inmaculada Delgado Jara, la expresión 
ἀναξίως es un adverbio de modo y que significa indignamente, indebidamente, inapropiadamente, de una manera que no corresponde. De manera, que el concepto no involucra a la persona, sino a la forma en que hace las cosas. 

Pablo no esta hablando de la gente, sino del modo en que la gente participa de la Cena. Lo que hace indigna a una persona para participar de la Cena del Señor no es que sea indigna por el pecado, sino por la manera en que se acerca a los emblemas, ya sea sin dolor por el pecado, sin arrepentimiento, con orgullo, arrogancia, autojustificación o justificación propia, con ira, disensión, sin examen propio, sin gratitud en nuestro corazón, sin intención de compromiso con Dios.

La expresión ἀναξίως (anaxios) que utilizó Pablo en 1 Corintios 11:27-29 al ser traducida en los distintos medios que permite disponibles es vertida como "indigno de". No como el adjetivo calificativo "indigno", sino como "indigno de". Por otra parte, puesto que ἀναξίως (anaxios) es una expresión griega compuesta y que comienza con el prefijo ἀν  ("an") que significa falta, carencia, ausencia, etc. como en la palabra "analfabeto" persona que no tiene o carece de instrucción en la escritura y lectura, y la palabra αξίως (axios) que significa "valor", se desprende que la indignidad de que habla Pablo no está en el propio pecador, sino en la forma en que el pecador se presenta delante de Dios, sin asignar la debida importancia o valor al acto que está realizando para conmemorar el sacrificio, muerte y resurrección de Cristo en favor de todos los pecadores.

¿De qué manera se puede estar participando de la Cena del Señor indignamente? Veamos algunas traducciones de la Biblia para 1 Corintios 11:27-29 y esto nos ayudará a aclarar conceptos.

"Por eso, si una persona come del pan o bebe de la copa del Señor Jesucristo sin darle la debida importancia, peca en contra del cuerpo y de la sangre de Jesucristo. Por lo tanto, antes de comer del pan y beber de la copa, cada uno debe preguntarse si está actuando bien o mal. Porque Dios va a castigar al que coma del pan y beba de la copa sin darse cuenta de que se trata del cuerpo de Cristo." (Traducción en Lenguaje Actual)

"Entonces, si alguien come el pan y bebe de la copa del Señor de una manera que no va de acuerdo con su verdadero significado, estará cometiendo un pecado contra el cuerpo y la sangre del Señor. Por eso, cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan o beber de la copa. Porque el que come y bebe sin considerar a los que forman el cuerpo del Señor, se condena a sí mismo." (Palabra de Dios para todos) 

"Por lo tanto, cualquiera que coma el pan o beba de la copa del Señor de manera indigna, será culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor. Así que cada uno debe examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa. Porque el que come y bebe sin discernir el cuerpo, come y bebe su propia condena." (Nueva Versión Internacional)

La expresión "indignamente" o bien la frase "de manera indigna" podría referir según algunos, en general, a albergar un pecado no confesado mientras participa en la Cena del Señor. De esta manera la mayoría aplica el texto. La confesión del pecado es una práctica beneficiosa para preparar el corazón para la adoración; de hecho, se nos insta a que nos “examinemos” a nosotros mismos antes de participar de la comunión (versículo 28), pero Pablo probablemente refería a algo más específico que el sólo pecado inconfeso. ¿ A qué podría referir más ampliamente el apóstol Pablo al decir "indignamente"?

"Demasiado a menudo los ritos que señalan la humillación y los padecimientos de nuestro Señor son considerados como una forma. Fueron instituidos con un propósito. Nuestros sentidos necesitan ser vivificados para comprender el misterio de la piedad. Es patrimonio de todos comprender mucho mejor de lo que los comprendemos los sufrimientos expiatorios de Cristo. “Como Moisés levantó la serpiente en el desierto,” así el Hijo de Dios fue levantado, “para que todo aquel que en él creyere, no se pierda, sino que tenga vida eterna.” San Juan 3:14-15. Debemos mirar la cruz del Calvario, que sostiene a su Salvador moribundo. Nuestros intereses eternos exigen que manifestemos fe en Cristo." (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 615)

Recordemos que la Cena del Señor es un acto de "acción de gracias" o Eucaristía, de manera que presentarse a tomar los emblemas sin la adecuada actitud de agradecimiento o sentimiento íntimo de gratitud a Dios por todo lo que él hace por nosotros y nos da cada día, implica no presentarse en una actitud adecuada a la acción de gracias.

"Nuestro Salvador dijo: “Si no comiereis la carne del Hijo del hombre, y bebierais su sangre, no tendréis vida en vosotros . . Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.” San Juan 6:53-55. Ésto es verdad acerca de nuestra naturaleza física. A la muerte de Cristo debemos aun esta vida terrenal. El pan que comemos ha sido comprado por su cuerpo quebrantado. El agua que bebemos ha sido comprada por su sangre derramada. Nadie, santo, o pecador, come su alimento diario sin ser nutrido por el cuerpo y la sangre de Cristo. La cruz del Calvario está estampada en cada pan. Está reflejada en cada manantial. Todo ésto enseñó Cristo al designar los emblemas de su gran sacrificio. La luz que resplandece del rito de la comunión realizado en el aposento alto hace sagradas las provisiones de nuestra vida diaria. La despensa familiar viene a ser como la mesa del Señor, y cada comida un sacramento.

¡Y cuánto más ciertas son las palabras de Cristo en cuanto a nuestra naturaleza espiritual! Él declara: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna.” Es recibiendo la vida derramada por nosotros en la cruz del Calvario como podemos vivir la vida santa. Y esta vida la recibimos recibiendo su Palabra, haciendo aquellas cosas que él ordenó. Así llegamos a ser uno con él. “El que come mi carne, dice él, y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.” San Juan 6:54, 56-57. Este pasaje se aplica en un sentido especial a la santa comunión. Mientras la fe contempla el gran sacrificio de nuestro Señor, el alma asimila la vida espiritual de Cristo. Y esa alma recibirá fuerza espiritual de cada comunión. El rito forma un eslabón viviente por el cual el creyente está ligado con Cristo, y así con el Padre. En un sentido especial, forma un vínculo entre Dios y los seres humanos que dependen de él." (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 615-616)

NO DISCERNIENDO EL CUERPO DEL SEÑOR

Lo más probable es que la “manera indigna” que Pablo tenía en mente fuera la falta de discernimiento al momento de participar de los emblemas en la Cena del Señor.

¿Cuál es la consecuencia de participar de la Cena del Señor "indignamente"?  La respuesta la da el mismo apóstol diciendo:  ἔνοχος ἔσται τοῦ σώματος καὶ τοῦ αἵματος τοῦ κυρίου. "culpable será del cuerpo y de la sangre del Señor".

La expresión griega dice así: ὁ γὰρ ἐσθίων καὶ πίνων κρίμα ἑαυτῷ ἐσθίει καὶ πίνει μὴ διακρίνων τὸ σῶμα.

Que traducido es: porque el que come y bebe, juicio de sí mismo come y bebe, no discerniendo el cuerpo.

La expresión griega 
μὴ διακρίνων se traduce como "no discerniendo" lo cual se entiende como la incapacidad de distinguir o discriminar en relación a algo, en este caso el sacrificio de Cristo. No ser capaz de darle al sacrificio de Cristo la importancia debida en la vida cristiana. No fijarse en la importancia de la Cena del Señor. Participar de la Cena del Señor sin pensar en la significancia de lo que está haciendo o en el recordatorio en que está participando.

Como dice la Traducción en Lenguaje Actual:


"Por eso, si una persona come del pan o bebe de la copa del Señor Jesucristo sin darle la debida importancia, peca en contra del cuerpo y de la sangre de Jesucristo. Por lo tanto, antes de comer del pan y beber de la copa, cada uno debe preguntarse si está actuando bien o mal. Porque Dios va a castigar al que coma del pan y beba de la copa sin darse cuenta de que se trata del cuerpo de Cristo." (Traducción en Lenguaje Actual)

"Por el Espíritu Santo, Cristo está allí para poner el sello a su propio rito. Está allí para convencer y enternecer el corazón. Ni una mirada, ni un pensamiento de contrición escapa a su atención. Él aguarda al arrepentido y contrito de corazón. Todas las cosas están listas para la recepción de aquella alma. El que lavó los pies de Judas anhela lavar de cada corazón la mancha del pecado." (El Deseado de Todas las Gentes, pág.613)

"Éstas son las cosas que nunca hemos de olvidar. El amor de Jesús, con su poder constrictivo, ha de mantenerse fresco en nuestra memoria. Cristo instituyó este rito para que hablase a nuestros sentidos del amor de Dios expresado en nuestro favor. No puede haber unión entre nuestras almas y Dios excepto por Cristo. La unión y el amor entre hermanos deben ser cimentados y hechos eternos por el amor de Jesús. Y nada menos que la muerte de Cristo podía hacer eficaz para nosotros este amor. Es únicamente por causa de su muerte por lo que nosotros podemos considerar con gozo su segunda venida. Su sacrificio es el centro de nuestra esperanza. En él debemos fijar nuestra fe." (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 614-615)

JUDAS ISCARIOTE PARTICIPÓ DE LA CENA DEL SEÑOR
INDIGNAMENTE

"El traidor Judas estaba presente en el servicio sacramental. Recibió de Jesús los emblemas de su cuerpo quebrantado y su sangre derramada. Oyó las palabras: “Haced ésto en memoria de mí.” Y sentado allí en la misma presencia del Cordero de Dios, el traidor reflexionaba en sus sombríos propósitos y albergaba pensamientos de resentimiento y venganza.

Mientras les lavaba los pies, Cristo había dado pruebas 
convincentes de que conocía el carácter de Judas. “No estáis limpios todos,” San Juan 13:11, había dicho. Estas palabras convencieron al falso discípulo de que Cristo leía su propósito secreto. Pero ahora Jesús habló más claramente. Sentado a la mesa con los discípulos, dijo, mirándolos: “No hablo de todos vosotros: y sé los que he elegido: mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mi su calcañar.” 

Al darse cuenta del significado de sus palabras y recordar cuán ciertos eran sus dichos, el temor y la desconfianza propia se apoderaron de ellos. Comenzaron a escudriñar su propio corazón para ver si albergaba algún pensamiento contra su Maestro. Con la más dolorosa emoción, uno tras otro preguntó: “¿Soy yo, Señor?” Pero Judas guardaba silencio. Al fin, Juan, con profunda angustia, preguntó: “Señor, ¿quién es?” Y Jesús contestó: “El que mete la mano conmigo en el plato, ése me ha de entregar. A la verdad el Hijo del hombre va, como esta escrito de él, mas ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera al tal hombre no haber nacido.” Los discípulos se habían escrutado mutuamente los rostros al preguntar: “¿Soy yo, Señor?” Y ahora el silencio de Judas atraía todos los ojos hacia él. En medio de la confusión de preguntas y expresiones de asombro, Judas no había oído las palabras de Jesús en respuesta a la pregunta de Juan. Pero ahora, para escapar al escrutinio de los discípulos, preguntó como ellos: “¿Soy yo, Maestro?” Jesús replicó solemnemente: “Tú lo has dicho.” Sorprendido y confundido al ver expuesto su propósito, Judas se levantó apresuradamente para salir del aposento. “Entonces Jesús le dice: Lo que haces, hazlo más presto. Como él pues hubo tomado el bocado, luego salió: y era ya noche.” Era verdaderamente noche para el traidor cuando, apartándose de Cristo, penetró en las tinieblas de afuera. Hasta que hubo dado este paso, Judas no había traspasado la posibilidad de arrepentirse. Pero cuando abandonó la presencia de su Señor y de sus condiscípulos, había hecho la decisión final. Había cruzado el límite. Admirable había sido la longanimidad de Jesús en su trato con esta alma tentada. Nada que pudiera hacerse para salvar a Judas se había dejado de lado. Después que se hubo comprometido dos veces a entregar a su Señor, Jesús le dio todavía oportunidad de arrepentirse. Leyendo el propósito secreto del corazón del traidor, Cristo dio a Judas la evidencia final y convincente de su divinidad. Ésto fue para el falso discípulo el último llamamiento al arrepentimiento. El corazón divino-humano de Cristo no escatimó súplica alguna que pudiera hacer. Las olas de la misericordia, rechazadas por el orgullo obstinado, volvían en mayor reflujo de amor subyugador. Pero aunque sorprendido y alarmado al ver descubierta su culpabilidad, Judas se hizo tan sólo más resuelto en ella. Desde la cena sacramental, salió para completar la traición." (El Deseado de Todas las Gentes, pag. 609-611)
PROBLEMA, CONSECUENCIA Y SOLUCIÓN

El texto de 1 Corintios 11:27-29 nos plantea el problema de aquellos que se presentan a la Cena del Señor "indignamente". Luego, nos plantea la consecuencia: "juicio come para sí mismo" y finalmente, nos indica la solución: "cada uno de ustedes examínese a sí mismo, pruebese a sí mismo y coma de aquel pan y beba de aquella copa dignamente." 

Como ya se dijo, presentarse indignamente a la Cena del Señor refería a quienes se presentaban albergando malos sentimientos en sus corazones, promoviendo egoístamente divisiones en la iglesia, deshonrando el propósito mismo de la comunión, que es honrar y recordar la obra de salvación del Señor en la cruz. Si alguno participa de la comunión con un falso sentimiento de unidad, es decir, mostrando irreverencia o desprecio por lo que se supone que representa el cuerpo y la sangre de Cristo, no está “discerniendo el cuerpo de Cristo” (versículo 29), lo que significa que está actuando con indiferencia hacia la comunión, como si fuera una comida más y al hacer esto, “culpable es del cuerpo y la sangre del Señor" (versículo 27). Pablo señala a los cristianos que se debe evitar tomar la comunión indignamente, examinando sus motivos y acciones y asegurándose de que coincidieran con el significado de la Cena del Señor (versículo 28). 

¿Examinarse a sí mismo? ¿Qué significa?  " Por tanto, cada uno debe examinar su propia conciencia antes de comer del pan y beber de la copa." (Biblia Dios Habla Hoy)

"Examine, pues, cada uno su conciencia antes de comer del pan y beber de la copa." (La Palabra [España] BLP)

LA FORMA CORRECTA
DE TOMAR LA CENA DEL SEÑOR

Cuando el Señor se disponía a instituir el memorial de su sacrificio, invitó a los discípulos a realizar una instrospección y examinar cada uno su propio corazón. Lea Mateo 26:20-22.

De manera previa a la Cena del Señor, cada uno debe examinar su corazón, de la misma manera en que los judíos examinaban sus casas en busca de cualquier vestigio de levadura, símbolo del pecado, así, el cristiano de manera previa a tomar los emblemas de la Cena del Señor, debe examinar su propio corazón, en busca de cualquier mal sentimiento que malogre su comunión con Cristo en aquel solemne momento. 

La Cena del Señor, o el partimiento del pan, es un acto solemne que debe realizarse con amor y alegría, promoviendo la comunión con los hermanos (Hechos 2:46).

La Cena del Señor promueve la humildad y servicio de unos a otros, desechando el orgullo y la discriminación de cualquier tipo ya que en Cristo todos somos hermanos (Juan 13:2-15).



La Cena del Señor es un acto de comunión, primeramente con Cristo, y consecuentemente con todos los hermanos, ya que el pan que se comparte, y la copa que se bebe, es símbolo de unidad y fratermidad entre todos los hermanos, que por este mismo acto se unen en un solo cuerpo, que es la Iglesia (1 Corintios 10:16-17).
 
 
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