MUNDO Y RELIGION - M&R
   
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  1 Corintios 2:8 El Señor de Gloria
 
 


"La que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de Gloria."
(1 Corintios 2:8)

En este texto bíblico el apóstol Pablo argumenta con los religiosos de su época y afirma que si ellos hubieran conocido la sabiduría de Dios "nunca hubieran crucificado al Señor de Gloria.

¿Qué tiene de particular el texto de
1 Corintios 2:8? Simplemente, que en este texto Pablo acusa al pueblo de no conocer las Escrituras y haber crucificado al Señor de Gloria? ¿Quién es el Señor de Gloria? Lea detenidamente Salmo 24:7-10. Las Santas Escrituras enseñan que Jehová de los Ejércitos es el Señor de Gloria.

El apóstol Pablo reprende la ignorancia de los religiosos de su época diciendo que ellos han cruficado a Dios. ¿Cómo puede ser esto de que si bien la persona crucificada en la cruz fue Jesucristo, finalmente, el apóstol Pablo dice que ellos han crucificado a Dios? Lea Juan 14:8-11 y 10:30. Sencillamente, porque el Hijo y el Padre son una y la misma cosa. Al morir Jesús en la cruz, Dios estaba compartiendo en la carne, la muerte con él. ¿Cómo puede ser eso? Lea las palabras del propio Jesús:
 "Yo soy en el Padre, y el Padre en mí" (v. 10) y nuevamente: "creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí" (v. 11).

A la luz de esas palabras podemos leer ahora 2 Corintios 5:19 que dice: "Dios estaba en Cristo reconciliando el mundo a sí". O bien 1 Timoteo 3:16 que dice: "Dios fue manifestado en carne".

El mismo apóstol Pablo continúa confirmando su interpretación de las Santas Escrituras cuando dice en Romanos 9:5:
 "Cuyos son los padres, y de los cuales es Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén." 

¡Sí! Fue Dios quien dio su vida por nosotros muriendo en la cruz en la persona de su Hijo Jesucristo. Pero ¿enseña esto la Biblia? ¿Qué dice el Antiguo Testamento sobre que Dios se entregó a sí mismo por nosotros en la cruz? Vea Zacarías 12:10. Dios dice: "mirarán a mí, a quién traspasaron"¿A quién fue que traspasaron los judíos en cumplimiento de Zacarías 12:10? Vea Juan 19:37 en que se dice que esta profecía se cumplió con la crucifixión de Cristo.

¿Significa esto entonces que Dios en la persona del Hijo derramó su propia sangre por los pecados del mundo? Eso es lo que la Biblia viene enseñando desde tiempo antiguo. Vea Hechos 20:28. Quizás le sorprenda saber que prácticamente todas las versiones de la Biblia indican que en este texto se refiere "Iglesia de Dios" y no "Iglesia del Señor" como dice la versión 1909 y 1960 Reina - Valera.

Por tanto y siendo así, el texto se traduce: "la Iglesia de Dios, la cual ganó por su sangre". 

Un ejemplo de esto es la Biblia de las Américas que traduce el texto de Hechos 20:28 de esta manera:
 "Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual el Espíritu Santo os ha hecho obispos para pastorear la iglesia de Dios, la cual Él compró con su propia sangre."

O bien la Biblia Dios habla Hoy que dice: "Por lo tanto, estén atentos y cuiden de toda la congregación, en la cual el Espíritu Santo los ha puesto como pastores para que cuiden de la iglesia de Dios, que él compró con su propia sangre."

¿Se da cuenta que en el texto de Hechos 20:28 dice que Dios compró la Iglesia con su propia sangre? Bueno, eso es lo que el apóstol Pablo señala a los religiosos de su época, que si ellos hubiesen conocido el misterio de Dios: "nunca hubieran crucificado al Señor de Gloria." 

UN PROBLEMA DE TRADUCCIONES

La Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras traduce 1 Corintios 2:8 de esta manera:

"Esta [sabiduría] ni uno de los gobernantes de este sistema de cosas la llegó a conocer, porque si [la] hubieran conocido no habrían fijado al madero al glorioso señor." 

Existe una enorme diferencia entre "Señor de gloria" como vierte la traducción Reina - Valera de 1909 y posteriores, así como muchas otras traducciones de la Biblia a "glorioso señor" como traduce la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras despojando de todo el sentido bíblico y teológico que Pablo imprimió a su declaración en 1 Corintios 2:8. 

La Biblia de Nácar - Colunga refiere "Señor de Gloria" en 1 Corintios 2:8 y como nota explicativa al pie de página indica:  "El Señor de la gloria es un título que en el Antiguo Testamento se da sólo a Yavé (Sal 24:8, 10). Dado a Jesucristo, resulta una confesión de su divinidad." (pág. 516)

Es cierto que otras versiones más bien libres, traducen "señor glorioso" o "glorioso señor" para 1 Corintios 2:8. Entonces resta preguntar: ¿qué dice el original griego para este texto? ¿Escribió Pablo Señor de gloria o glorioso señor en 1 Corintios 2:8? Veamos. 


ἣν οὐδεὶς τῶν ἀρχόντων τοῦ αἰῶνος τούτου ἔγνωκεν, εἰ γὰρ ἔγνωσαν, οὐκ ἂν τὸν κύριον τῆς δόξης ἐσταύρωσαν.

Aquí tenemos el texto griego original que dice: τὸν κύριον τῆς δόξης  que traducido literalmente y palabra por palabra dice: "el Señor de la gloria". No dice "glorioso señor" ni "señor glorioso". Dice literalmente "el Señor de gloria". Eso fue lo que escribió el apóstol Pablo. ¿Por qué entonces desvirtuar lo que el apóstol inspiradamente escribió para provecho y beneficio de toda la iglesia a través de las edades? 

Note que cuando se consulta el texto griego con traducción interlinear al inglés del sitio "kingdom interlinear greek translation" para 1 Corintios 2:8 vierte el texto 
τὸν κύριον τῆς δόξης  y traduce "Lord of the glory" que al español es sin duda: "Señor de gloria".  Veálo Ud. mismo en este sitio:
https://www.jw.org/en/library/bible/kingdom-interlinear-greek-translation/books/1-corinthians/2/ 

Otro tanto ocurre con el Emphatic Diaglott, una versión del Nuevo Testamento en Griego editado por la Sociedad WatchTower, la misma que distribuye la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, que al decir de 1 Corintios 2:8 dice: "Lord of the glory" que en español es "Señor de gloria".

Valga decir que la traducción del texto griego de Nestle Aland para el Nuevo Testamento, una de las más reputadas traducciones del griego al inglés indica: "Lord of glory", es decir: "Señor de gloria".

Otro ejemplo, el Nuevo Testamento Griego - Español de Felipe Lacueva vierte la expresión 
τὸν κύριον τῆς δόξης  como "Señor de la gloria", igual que hacen la mayoría de las traducciones de la Biblia que se mantienen fieles al griego.



Lo mismo se puede verificar si consultamos la Biblia Paralela, un muy buen sitio de estudio bíblico que permite consultar las distintas traducciones de la Biblia, especialmente para el Nuevo Testamento y de manera adicional el texto griego directo y con posibilidad de consultar una traducción del mismo griego interlinear y que para 1 Corintios 2:8 traduce sin duda: "Lord of glory", es decir "Señor de gloria".
Puede verificar esto en la siguiente dirección: 
https://bibliaparalela.com/interlinear/1_corinthians/2-8.htm

¿Por qué entonces si todo indica sin temor a equivocarse que 1 Corintios 2:8 dice "Señor de gloria" se insiste en traducir "glorioso señor?  Sencillamente para despojar al texto de la verdad que señala, que Jesucristo es el Señor de Gloria. Esto quiere decir que Jesucristo es Jehová de Gloria que señala Salmo 24:7-10 y que dio su vida por nosotros.

¿Por qué se busca desvirtuar el texto de 1 Corintios 2:8? Porque como dice el comentario de la Biblia Nácar-Colunga en su pág. 516, el nombre "Señor de gloria" "Dado a Jescristo, resulta una confesión de su divinidad."



"Si la hubieran conocido, nunca hubiera crucificado al Señor de gloria"

JESUCRISTO EL SEÑOR DE GLORIA
 
Cuando el apóstol Pablo llamó a Jesús el Señor de Gloria en 1 Corintios 2:8 estaba aplicando a Jesucristo un pasaje de las Santas Escrituras, específicamente del Antiguo Testamento en Salmo 24:7-10. Todo judío versado en las Sagradas Escrituras sabía que Jehová es el Señor de Gloria. Sin embargo, Pablo aplica Salmo 24:7-10 a Jesús y su crucifixión. ¿Es posible que Jesús sea en verdad el Dios del Antiguo Testamento que adoraban los judíos? ¿Crucificaron los judíos sin saberlo al Dios que ellos mismos proclamaban?

La verdad es que siquiera pensar en esa idea espantaba a los judíos. En una ocasión, Jesús aplicó las palabras de Exodo 3:13-15 a sí mismo en Juan 8:58-59. La reacción de los judíos confirma que la intención de Jesús fue revelar su divinidad y darse a conocer al pueblo de Israel, sin embargo, ellos no pudieron soportar lo que estaban escuchando sus oídos y quisieron lapidarlo. ¿Es Jesús el Dios del Antiguo Testamento? Vealo Ud. mismo:

- Juan 12:8 y compare con Salmo 27:1
- Juan 10:11 y compare con Salmo 23:1

Algo parecido se concluye de comparar Isaías 6:1-5 y Juan 12:36-41; Zacarías 12:10 y Juan 19:36-37.

No obstante, el apóstol Juan enseña definidamente que Jesucristo es Dios (Juan 1:1) y el apóstol Pablo indica que antes de venir al mundo, Jesús existía en forma de Dios y era igual a Dios (Filipenses 2:6). Para Pablo Jesús era Dios manifestado en carne (1 Timoteo 3:16) y sabiendo que las Santas Escrituras nos hablan de Cristo (Juan 5:39) y que todas las cosas que nos dicen los profetas y los salmos hablan de Jesús (Lucas 24:25-27; 24:44) concluye inspiradamente que Jesús es el Señor de Gloria de que hablaban las Escrituras en Salmo 24:7-10.


REFLEXIONES SOBRE 1 CORINTIOS 2:8

"Señor de Gloria" es un título majestuoso dado a Cristo en el Nuevo Testamento y sin embargo, contrasta con el fin de su vida en la Tierra ya que el Señor de Gloria fue crucificado. Este texto de 1 Corintios 2:8 nos muestra como la humillación de Cristo al morir en la Cruz fue realmente la mayor exaltación de su Gloria. En la crucifixión podemos ver la pureza y santidad de Jesús. La integridad del Salvador y su compasión por la humanidad. En la muerte en la cruz Jesús demuestra su perfecta obediencia y dependencia del Padre.

1 Corintios 2:8 contrasta la sabiduría terrenal, que sólo ve en Cristo a un hombre merecedor de la muerte por contravenir la tradición y enseñanzas de los ancianos y proclamarse el Hijo de Dios y la sabiduría que procede del Espíritu Santo y que a través de Pablo nos dice que aquel Jesús era en realidad el Señor de la Gloria. La sabiduría terrenal de los príncipes de este siglo, no es capaz de discernir las cosas de Dios, más la sabiduría de Dios nos llama a aceptar a Cristo, como nuestro Dios y Salvador (Tito 2:13).

Cuando leemos 1 Corintios 2:8 a la luz de Salmo 24:7-10 vemos a Cristo glorificado y ya no en la debilidad humana sino en el esplendor y gloria del cielo. El Cristo que nos da a conocer 1 Corintios 2:8 no es el Cristo que vemos en las imágenes o cuadros de corte religioso o incluso las películas sino que es el Cristo que veremos viniendo en las nubes del cielo en su segunda venida, el Cristo de Gloria.

El apóstol Pablo lo explica de esta manera en 2 Corintios 5:16 diciendio: “Así que, de aquí en adelante, nosotros ya no conocemos a nadie desde el punto de vista humano; y aun si a Cristo lo conocimos desde el punto de vista humano, ya no lo conocemos así.”  (RVC)
 Vino por vez primera como siervo sufriente, pero volverá como el Rey de la gloria (Mateo 25:31). 

COMENTARIOS ADICIONALES SOBRE 1 CORINTIOS 2:8

Una autora refiere lo siguiente relacionado con 1 Corintios 2:8:

"El Rey de Gloria se rebajó a revestirse de humanidad. Tosco y repelente fue el ambiente que le rodeó en la Tierra. Su gloria se veló para que la majestad de su persona no fuese objeto de atracción." (E. G. de White, El Deseado de Todas las Gentes, pág. 29)  

"Todo el cielo estaba esperando para dar la bienvenida al Salvador a los atrios celestiales. Mientras ascendía, iba adelante, y la multitud de cautivos libertados en ocasión de su resurrección le seguía. La hueste celestial, con aclamaciones de alabanza y canto celestial, acompañaba al gozoso séquito.

Al acercarse a la ciudad de Dios, la escolta de ángeles 
demanda:

“Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria.” Gozosamente, los centinelas de guardia responden: “¿Quién es este 
Rey de gloria?” Dicen ésto, no porque no sepan quién es, sino porque quieren oír la respuesta de sublime loor: “Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, Y alzaos vosotras, puertas eternas, Y entrará el Rey de gloria.” Vuelve a oírse otra vez: “¿Quién es este Rey de gloria?” porque los ángeles no se cansan nunca de oír ensalzar su nombre. Y los ángeles de la escolta responden: “Jehová de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria.” Salmo 24:7-10.

Entonces los portales de la ciudad de Dios se abren de 
par en par, y la muchedumbre angélica entra por ellos en medio de una explosión de armonía triunfante. Allí está el trono, y en derredor el arco iris de la promesa. Allí están los querubines y los serafines. Los comandantes de las huestes angélicas, los hijos de Dios, los representantes de los mundos que nunca cayeron, están congregados. El concilio celestial delante del cual Lucifer había acusado a Dios y a su Hijo, los representantes de aquellos reinos sin pecado, sobre los cuales Satanás pensaba establecer su dominio, todos están allí para dar la bienvenida al Redentor. Sienten impaciencia por celebrar su triunfo y glorificar a su Rey. Pero con un ademán, él los detiene. Todavía no; no puede ahora recibir la corona de gloria y el manto real. Entra a la presencia de su Padre. Señala su cabeza herida, su costado traspasado, sus pies lacerados; alza sus manos que llevan la señal de los clavos. Presenta los trofeos de su triunfo; ofrece a Dios la gavilla de las primicias, aquellos que resucitaron con él como representantes de la gran multitud que saldrá de la tumba en ocasión de su segunda venida. Se acerca al Padre ante quien hay regocijo por un solo pecador que se arrepiente. Desde antes que fueran echados los cimientos de la tierra, el Padre y el Hijo se habían unido en un pacto para redimir al hombre en caso de que fuese vencido por Satanás. Habían unido sus manos en un solemne compromiso de que Cristo sería fiador de la especie humana. Cristo había cumplido este compromiso.Cuando sobre la cruz exclamó: “Consumado es,” se dirigió al Padre. El pacto había sido llevado plenamente a cabo. 

Ahora declara: Padre, consumado es. He hecho tu voluntad, oh Dios mío. He completado la obra de la redención. 
Si tu justicia está satisfecha, “aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, ellos estén también conmigo.” San Juan 19:30; 17:24. Se oye entonces la voz de Dios proclamando que la justicia está satisfecha. Satanás está vencido. Los hijos de Cristo, que trabajan y luchan en la tierra, son “aceptos en el Amado.” Delante de los ángeles celestiales y los representantes de los mundos que no cayeron, son declarados justificados. Donde él esté, allí estará su iglesia. “La misericordia y la verdad se encontraron: la justicia y la paz se besaron.” Salmo 85:10. Los brazos del Padre rodean a su Hijo, y se da la orden: “Adórenlo todos los ángeles de Dios.” Hebreos 1:6" (Elena G. de White, El Deseado de Todas las Gentes, págs. 772-774)
 
 
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