MUNDO Y RELIGION - M&R
   
  MUNDO Y RELIGIÓN - M & R
  Salmo 83:18 ¿Conoce Ud. el nombre de Dios?
 
 


"Y conozcan que tu nombre es JEHOVÁ, tú sólo Altísimo sobre toda la tierra.
Salmo 83:18

EL NOMBRE DE DIOS EN LAS SANTAS ESCRITURAS
¿TIENE DIOS UN NOMBRE?

Todas las personas tienen un nombre y este nombre es esencial al momento de relacionarnos con ellas. Consecuentemente, Dios también tiene un nombre y el conocer ese nombre es esencial para relacionarnos con El. 

The New International Dictionary of New Testament Theology (El nuevo diccionario internacional de teología del Nuevo Testamento), tomo 2, página 649, dice: “Uno de los rasgos más fundamentales y esenciales de la revelación bíblica es el hecho de que Dios no está sin nombre: tiene un nombre personal, por el cual se le puede, y debe, invocar”. 

Si bien a Dios se le llama "Creador", "Dios", "Todopoderoso", "Altísimo", etc. estas acepciones nos ayudan a conocer a Dios, pero no son su nombre. La palabra "Dios" es sólo un título equivalente a rey, creador o emperador, mientras que el nombre de Dios es un nombre único y personal por medio del cual Dios se da a conocer y nosotros podemos conocerlo a El. 

Es claro que en las Escrituras Hebreas o Antiguo Testamento, a Dios se le llama también de otras formas como Elohim (אֱלֹהִ֑ים) que significa Dios, Adonay (אֲדֹנָי) que significa Señor, El Shadday (אֵ֣ל שַׁדָּ֑י) que significa Dios Todopoderoso, etc. Sin embargo, la cantidad de veces que a Dios se lo llama por su nombre (יהוה) YHVH supera considerablemente la cantidad de veces que aparecen todas las demás acepciones en su conjunto en todas las Escrituras. Esta realidad, nos lleva a pensar definidamente, que Dios desea que conozcamos su nombre y El quiere que conozcamos su nombre.

Si Ud. es una persona sincera, deseará conocer el nombre de Dios, ya que es el nombre del Creador que hizo todas las cosas con gran amor y sabiduría. Lea Proverbios 30:4

DIOS DA A CONOCER SU NOMBRE
Éxodo 3:13-15



Moisés frente a la zarza ardiente donde Dios 
da a conocer su nombre (Éxodo 3:14-15)

¿Desea Dios que conozcamos su nombre? La evidencia parece indicar que sí, ya que el nombre de Dios aparece más de 6800 veces en las Escrituras Hebreas de la Biblia, lo que los judíos llaman "El Tanaj" y los cristianos "El Antiguo Testamento". 

Sólo en el capítulo 2 de Génesis el nombre de Dios bajo la forma del Tetragrámaton aparece 11 veces (Génesis 2:4, 5, 7, 8, 9, 15,16, 18, 19, 21, 22), mientras que en el capítulo 3 del mismo libro aparece 8 veces (Génesis 3:1, 8, 9, 13,14, 21, 22, 23). Tan sólo en el texto de los Diez Mandamientos el nombre de Dios aparece 8 veces. La cantidad de veces que el nombre de Dios aparece en las Santas Escrituras es evidencia más que clara que Dios desea que conozcamos su nombre.

Si bien en el principio el hombre conocía el nombre de Dios (Génesis 4:26) es probable que la apostasía que llevó a la humanidad a alejarse de Dios en los días del Diluvio, sumado a la confusión de las lenguas en Babel, haya contribuido a que los hombres olvidaran el nombre de Dios. En los días de Abraham, Isaac y Jacob no se conocía el nombre de Dios y sólo se le llamaba "Señor", "Eterno", "Todopoderoso", etc. No obstante, Abraham (Génesis 12:8), Isaac (Génesis 26:25) y Jacob (Génesis 28:16) conocían el nombre de Dios y lo invocaban en su experiencia religiosa.

La circunstancia crucial en que Dios da a conocer su nombre está registrada en Éxodo 3:13-15. En este pasaje y frente a la responsabilidad de ir a los israelitas esclavos en Egipto con un mensaje de parte de Dios, Moisés pregunta a Dios cuál es su nombre y Dios le contesta: "Yo soy el que soy". Las palabras hebreas de este nombre son: אֶֽהְיֶ֖ה אֲשֶׁ֣ר אֶֽהְיֶ֑ה (Eheyeh asher eheyeh) que corresponden a una conjugación del verbo ser y que podrían traducirse como "Yo seré el que seré" y que dan la idea de una existencia continua dado lo cual al español se traducen más acertadamente como: "Yo soy el que soy".  Luego, Dios dice: "Yo soy (אֶֽהְיֶ֑ה (Eheyeh)) me ha enviado a vosotros".

Seguidamente, Dios dice a Moisés: "Jehová... este es mi nombre para siempre, este es mi memorial por todos los siglos." El nombre de Dios en este pasaje de las Sagradas Escrituras y así también a lo largo de toda la Biblia, especialmente del Antiguo Testamento está señalado por cuatro letras, cuatro consonantes que han sido denominadas "Tetragrámaton" y que son las letras yod, hei, vav, hei del alefato hebreo
(יהוה) y que corresponden a YHVH del alfabeto español. Puesto que el hebreo sólo escribe las consonantes, la pronunciación vocalizada de este nombre compuesto de cuatro consonantes se transmitió entre el pueblo judío de manera oral durante siglos y de generación a generación conservando su correcta pronunciación.

Antes de Moisés los hombres desconocían el nombre de Dios y en su relación con los patriarcas de generaciones pasadas Dios (Abraham, Isaac y Jacob), aunque ellos conocían el nombre de Dios, Dios se había dado a conocer a ellos como Dios Todopoderoso
(אֵ֣ל שַׁדָּ֑י) pero no por su nombre (Génesis 17:1; 35:9-11). Es un privilegio conocer el nombre de Dios (Éxodo 6:2-3).

Respecto al Tetragrámaton (YHVH)
 más tarde Dios dijo: "Yo soy Jehová, ese es mi nombre' (Isaías 42:8) y aunque recibe muchos títulos, como “Dios Todopoderoso”, “Señor Soberano” y “Creador”, Dios honra a sus siervos invitándolos a llamarlo por su nombre (Salmo 83:18).


¿QUÉ SIGNIFICA EL NOMBRE DE DIOS?
Éxodo 3:14

Según la interpretación que aporta la traducción española de Éxodo 3:14 Yo Soy el que Soy, no solo está presente el nombre de Dios, si no también su significado. "Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?. Y respondió Elohim a Moisés: Yo Soy el que Soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo Soy me envió a vosotros." ¿Qué significa Yo Soy?

Si bien la expresión hebrea אֶֽהְיֶ֖ה אֲשֶׁ֣ר אֶֽהְיֶ֑ה (Eheyeh asher eheyeh) ha sido traducida al español como "Yo Soy el que Soy" o más resumidamente "Yo soy". Es claro que una traducción literal sería más bien: "Yo sére el que seré" o como traduce la Traducción del Nuevo Mundo en un intento por acercarse más a lo que podría ser el significado literal como: "Yo resultaré ser el que resultaré ser", una traducción poco comprensible pero que intenta acercarse más a la traducción literal. Sin embargo, la traducción "Yo Soy" más que acercarse a la traducción literal , intenta acercarse a lo que Dios busca transmitir con la declaración de su nombre y que es su existencia de principio a fin, es decir: "Yo Soy en el pasado, Yo soy en el presente y Yo soy en el futuro".

Ehyeh es el estado temporal futuro, revela la promesa futura de que Dios estará siempre con su pueblo y cumplirá su promesa de sacarlos de esa tierra y llevarlos a la tierra de bendiciones que prometió a la descendencia de Abraham. Sin embargo, Ehyeh no es sólo un estado temporal futuro sino también un estado temporal eterno. El significado de su nombre es: YO SOY. Dios existe, él es autor de la existencia, el que hace que todo llegue a ser.

Dios, es el Dios del pasado, del presente y del futuro. Dios es el Dios de la eternidad, del principio y del fin, el Eterno. La expresión hebrea habla de una existencia transversal, continua y permanente en el tiempo. El nombre de Dios habla de aquel que tiene existencia propia, que existe por sí mismo y que existe más allá del tiempo. Dios es el Autoexistente. 
El nombre de Dios YHWH está vinculado a este concepto de su propia existencia. Por eso, la traducción "Yo Soy", si bien no es la traducción literal de la expresión hebrea, sí resulta ser la interpretación más cercana de lo que Dios quiere darnos a entender y es por tanto la traducción que aparece en prácticamente todas las traducciones de la Biblia. En la tradición judía si bien no se habla del YO SOY, se habla en cambio del Eterno que es la idea que está plasmada en el nombre de Dios.

El concepto del YO SOY es un consenso al que los sabios judíos y griegos llegaron cuando se tradujo la Biblia del hebreo al griego unos siglos antes de Cristo, versión llamada Septuaginta. En esta traducción que contó con la aprobación de setenta sabios judíos, la expresión hebrea declarada a Moisés 
ה אֲשֶׁ֣ר אֶֽהְיֶ֑ה (Eheyeh asher eheyeh) fue traducida al griego como  Ἐγώ εἰμι ὁ ὤν que significa prácticamente "Soy el que es" o "Soy el que Soy", tal como se traduce en español. 

¿PROHIBE DIOS MENCIONAR SU NOMBRE?
Éxodo 20:7

En ninguna parte de las Sagradas Escrituras existe una prohibición por parte de Dios que indique no mencionar su nombre. 

El mandamiento de Dios no prohibe mencionar su nombre sino que instruye: "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano" (Éxodo 20:7). El mandamiento indica que debemos usar el nombre de Dios pero debemos ser cuidadosos en su uso y no tomarlo o mencionarlo de manera descuidada o irreverente (Lea Salmo 113:2-4).

"Los santos ángeles se ofenden y desagradan por la forma irreverente con que muchos usan el nombre de Dios, el gran Jehová. Ellos mencionan este sagrado nombre con la mayor reverencia, cubriendo sus rostros cuando pronuncian el nombre de Dios, y el nombre de Cristo es tan sangrado para ellos, que lo pronuncian con el mayor respeto." (1 T 410)

"Este mandamiento no sólo prohíbe el jurar en falso y las blasfemias tan comunes, sino también el uso del nombre de Dios de una manera frívola o descuidada, sin considerar su tremendo significado. Deshonramos a Dios cuando mencionamos su nombre en la conversación ordinaria, cuando apelamos a él por asuntos triviales, cuando repetimos su nombre con frecuencia y sin reflexión. "Santo y terrible es su nombre." (Sal. 111: 19.) Todos debieran meditar en su majestad, su pureza, y su santidad, para que el corazón comprenda su exaltado carácter; y su santo nombre se pronuncie con respeto y solemnidad." (PP 314)

“…muchos individuos religiosos repiten inútilmente una y otra vez el nombre de Dios en sermones y oraciones. Toman el nombre de Dios en vano – sin ningún buen uso o propósito.” (Los Diez Mandamientos, Iglesia de Dios Universal, pág. 33)

“El mandamiento original dice: ‘El Señor no tendrá por inocente al que tomare su nombre en vano’. La palabra hebrea traducida como ‘inocente’ puede ser traducida ‘limpio’. ‘El Señor no tendrá por ´limpio’ a aquel que tomare su nombre en vano’.” (Los Diez Mandamientos, Iglesia de Dios Universal, pág. 33) 


Dios nunca ha prohibido mencionar su nombre. Esta idea surgió de la tradición judía que siempre ha insistido en interpretar las Santas Escrituras o la voluntad de Dios de acuerdo a lo que pensaban los ancianos o rabinos judíos sin contar con la ayuda de Dios o el Espíritu de Dios como ocurría con los profetas. El Señor Jesús con frecuencia denunció lo erróneo de observar esta forma de pensar o interpretar las Santas Escrituras (Mateo 12:1-7; 15:1-6).

La decisión de no mencionar el nombre de Dios fue una conclusión a la que llegaron estos rabinos judíos e intérpretes de las Escrituras y que con el transcurso de los siglos fue cobrando cada vez mayor fuerza al punto que ya nadie se atrevía a mencionar el nombre de Dios por no contradecir la tradición de los ancianos. Sin embargo: ¿cuál ha sido la experiencia del pueblo judío al seguir al pie de la letra la tradición de los ancianos? Lea Mateo 15:1-10.

¿CÓMO EL  PUEBLO JUDÍO OLVIDÓ EL NOMBRE DE DIOS?
Jeremías 23:27

En el idioma hebreo sólo se escriben las consonantes y se escribe de derecha a izquierda. Luego, si sólo se escribían las consonantes de las palabras: ¿Cómo sabían los judíos entonces la correcta pronunciación de las palabras? ¿Cómo sabían los judíos la pronunciación del nombre de Dios? Sencillamente, porque la vocalización o el sonido fonético de cada palabra escrita en consonantes era transmitido de manera oral de generación en generación. De esta manera y por el uso diario, toda persona de habla hebrea sabía cuál era la correcta pronunciación de cada palabra expresada en consonantes. De igual manera, aunque el nombre de Dios se escribía con cuatro consonates y sin vocales como YHVH, todos conocían su pronunciación y por tanto todos conocían el nombre de Dios.

Puesto que Dios dio a conocer su nombre como un privilegio a Israel, el también estableció importantes instrucciones respecto al uso y mención de su nombre. El mandamiento más importante al respecto es el tercero de los Diez Mandamientos que dice: "No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano, porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano." (Exodo 20:3). Lea también Levítico 24:20-16.

El carácter sagrado del nombre de Dios, así como el Mandamiento contra "tomar el nombre 'en vano' " llevó a los rabinos judíos a establecer prohibiciones cada vez más estrictas de hablar, pronunciar o escribir el nombre de Dios. Las fuentes rabínicas sugieren que, en el período del Segundo Templo (± 516 a.C. - 70 d.C.), el Sumo Sacerdote pronunciaba el nombre de Dios solo una vez al año, en el Día de la Expiación,​ aunque es más que probable que el nombre se pronunciara diariamente en la liturgia del Templo en la bendición sacerdotal de los fieles, después del sacrificio diario; mientras que fuera del Templo y en las sinagogas, se usó un sustituto ("Adonay", "Hashem", etc.). Con la destrucción del Templo en el año 70 d.C., el nombre de Dios ya no se usó en ninguna liturgia y su pronunciación fue olvidándose hacia el siglo V d. C.​


Durante este período, mencionar el nombre de Dios en público se convirtió en algo prohibido.​ Cuando leían las escrituras, los judíos sustituían el nombre divino con la palabra Adonay (אֲדֹנָי), que significa "Señor"​. El Sumo Sacerdote tenía permitido nombrarlo una vez en el templo durante Yom Kippur, pero en ningún otro lugar ni momento.​ Durante el período helenístico o de dominación griega, las escrituras fueron traducidas al griego por judíos de la diáspora.​ Las traducciones griegas de las escrituras hebreas traducen tanto al Tetragrámaton como la palabra Adonay como kyrios (κύριος), que significa "el Señor".​ Luego de que el templo fuera destruido por los romanos en el año 70 d. C., la pronunciación original del nombre de Dios se fue olvidando y finalmente se perdió.​

La tradición judía (que es el código de ley no escrito que interpreta la ley dada por Dios a Moisés) más o menos durante el período del Segundo Templo comenzó entonces a recomendar que no se pronunciara el nombre de Dios, una práctica que, según esta tradición, habría de reflejar un profundo respeto y reverencia hacia la divinidad. Esto, con el tiempo llevó a que en vez de usar el nombre de Dios, los judíos utilizaran sustitutos o formas indirectas para referirse a Dios. De esta manera y cada vez que en las Sagradas Escrituras (Antiguo Testamento) aparecía el nombre de Dios bajo la forma del Tetragrámaton YHVH (יהוה) se reemplazara en la lectura del texto sagrado por otros términos como "Señor", "Eterno", etc. Con el tiempo y ya para el Siglo II d.C., de acuerdo a dicha tradición judía, el nombre de Dios se escribía, pero no se pronunciaba, siendo sustituido por las palabras Adonay, Eterno, o incluso por la expresión hebrea הַשֵם Hashem que en hebreo significa literalmente "el nombre".

Esta práctica de escribir el nombre de Dios de una manera y leerlo de otra es lo que en la tradición judía se conoce como "el ketib y el quere" es decir "como se escribe y como se lee". En otras palabras, el nombre de Dios se escribe YHVH pero se lee Adonay. Esto llegó a ser una práctica común en el ámbito judío al momento de leer la Biblia o el Antiguo Testamento.

La obra "A practical grammar for classical hebrew" de J. Weingreen, en su página 23 señala lo siguiente:
"Sin embargo, dado que el nombre divino aparece tan a menudo en la Biblia, las ediciones impresas no ponen la lectura requerida (Qere) en el margen o en la nota al pie; se espera que el lector sustituya Qere por Ketib, sin que se le dirija la atención hacia él cada vez que aparece." Agregando: "A las consonantes del (Kethib) יהוה se les dieron las vocales del (Qere) אֲדֹנָי , produciendo la forma imposible יְהוִֹה (Yehōvâh)".

Durante el período anteriormente señalado y dado que durante siglos se indicó al pueblo judío que no debía pronunciar el nombre de Dios,
la correcta vocalización del nombre de Dios se fue perdiendo entre la gente, aunque se cree que se conservó entre los sacerdotes y escribas durante muchos siglos, siendo conservado especialmente para la liturgia y la oración sacerdotal.

Para el pueblo judío, siguiendo la tradición y recomendación de los rabinos y ancianos, llegó a ser normal y correcto dejar de pronunciar el nombre de Dios en la lectura de la Biblia, en la lilturgia, en la oración y cualquier otro acto religioso. Con el transcurso de los siglos y puesto que en el hebreo original se escribía palabras sólo con consonantes y sin vocales, el pueblo judío fue olvidando la correcta pronunciación del nombre de Dios y pasado el tiempo y hasta el día de hoy dicha pronunciación se olvidó y perdió completamente. Actualmente, los rabinos y ancianos, los mismos que recomendaron no pronunciar el nombre de Dios, no se han puesto de acuerdo en cuanto a la pronunciación original del nombre de Dios (Salmo 44:20-21). De esta manera, el pueblo judío al que se había confiado solemnemente el nombre de Dios, olvidó su pronunciación y el nombre de Dios se sumió en el olvido.

Así y de esta manera, se fue consolidando la práctica de leer Adonay o Señor cada vez que en la Biblia aparecía el nombre de Dios o el Tetragrámaton (YHVH). Consecuentemente, 
con el tiempo, y siguiendo la creencia de que el nombre de Dios representado por el Tetragrámaton (YHVH) no debía ser pronunciado, comenzó a establecerse sistemáticamente la sustitución de YHVH por Adonay y se cree que cuando en el texto ya aparecía antes Adonay, el mismo Tetragrámaton YHVH se leía entonces como Elohim. 

Muchos siglos después de Cristo, más o menos después del Siglo VI d.C. siguiendo la tradición judía, las gentes ya no conocían la correcta pronunciación del nombre de Dios y se cree que los masoretas agregaron las vocales de Adonay a YHVH a fin de que el lector, cada vez que encontrara el nombre de Dios en las Santas Escrituras, supiera que debía leer "Adonay" y no pronunciar el nombre. Esto fue indicado por el erudito bíblico del siglo XIX Wilhelm Gesenius (1786-1842), quien afirma que las vocales de los sustitutos del nombre, Adonay (Señor) y Elohim (Dios) se insertaron en el texto masorético para indicar que se debían usar esos substitutos en reemplazo del nombre de Dios. Igualmente, se indicó que cuando יהוה precede o sigue Adonay, los masoretas habrían de colocar los puntos vocálicos de Elohim en el Tetragrámaton, produciendo así una vocalización diferente del Tetragrámaton יֱהֹוִה (YeHoViH) para que se lea como Elohim. De ser esto así, la combinación YHVH/Adonay aparecería miles de veces en el texto masorético del Tanaj, mientras que la combinación YHVH/Elohim ocurriría aproximadamente unas 305 veces. ¿Era esto lo que Dios quería o esperaba respecto de su nombre? Lea Salmo 135:13.

EL NOMBRE DE DIOS ¿ADONAY?
אֲדֹנָי

Desde hace más de 1800 años que la corriente judía ha venido insistiendo en que cada vez que el lector encuentre el nombre de Dios en las Escrituras Hebreas, por respeto a dicho nombre lea Adonay. Posteriormente, y cuando después del Siglo VI d.C. los masoretas transcribieron el texto bíblico del Antiguo Testamento, la tradición indica que los signos vocálicos que acompañan al Tetragrámaton YHVH son los correspondientes a la expresión Adonay y que por tanto, cada vez que nos encontramos frente al nombre YHVH debemos leer Adonay. Para que al leer el texto sagrado las personas recuerden esto, la tradición indica que en combinación con el Tetragrámaton YHVH se encuentran los signos vocálicos de la palabra Adonay y que por tanto, cuando el lector se encuentra con el nombre sagrado YHVH no debe intentar pronunciar el nombre de Dios, sino que viendo los signos vocálicos de Adonay, debe entonces leer y pronunciar  Adonay. ¿En verdad esto es así? ¿Cuáles son los signos vocálicos de Adonay?

La palabra Adonay (
אֲדֹנָי) se escribe con cuatro consonantes que son alef, dalet, nun y yod. En combinación con estas cuatro consonantes se encuentran las vocales jataf pataj (que equivale a una "a" corta), olam (que equivale a una "o") y kamatz (que equivale a una "a" larga). Las vocales de Adonay serían entonce "a-o-a" y que al yuxtaponerse con el Tetragrámaton debiera resultar la combinación YaHoVaH - ¿Aparece esta combinación en el Tanaj? No, no aparece. Sin embargo, la combinación que aparece miles de veces en el Tanaj o Escrituras Hebreas del Antiguo Testamento es 
יְהוָה se lee YeHVaH. ¿Son estos los signos vocálicos de Adonay? Claramente no lo son.  

¿Por qué si los signos vocálicos de Adonay son jataf pataj (-:
), olam (.) y kamatz (), es decir "a-o-a" en cambio en combinación con el Tetragrámaton aparece shevá (:) y kamatz () es decir "e-a".?

Se dice entonces, que para los efectos de la yuxtaposición el primer signo vocálico de Adonay que es jataf pataj (-:), y que es una "shevá compuesta" conserva el signo de la shevá (:) que es una "e" y que por esta razón, aparece una shevá en la yuxtaposición pero que se debe leer como "a". Según las normas gramaticales del hebreo una "shevá compuesta" o "jataf pataj" sólo puede ir en relación a una consonante gutural (אהחצ) pero no en relación a una yod, que es la primera consonante con que comienza el nombre de Dios. Siendo así, se conserva la shevá de la jataf pataj y que es una "e". Quienes justifican el cambio de una "jataf pataj" (-:) por una shevá (:) indican que esto ocurre porque delante de una letra yod, que es con la que comienza el nombre de Dios, no puede ir una "a" o una "jataf pataj", pero sí puede ir una shevá y por tanto, se conserva la shevá de la "jataf pataj" y consecuentemente la yuxtaposición de los signos vocálicos de Adonay resultan ser "e-o-a" pero se deben leer como "a-o-a". 

No obstante, si esto fuera así y se conserva la shevá como signo vocálico, los signos vocálicos de Adonay, quedarían entonces como "e-o-a" y la yuxtaposición en el Tetragrámaton debiera ser consecuentemente "YeHoVáH" y esta combinación debiera aparecer miles de veces en el texto sagrado. Nuevamente, esto no es así. Esta combinación aparece ninguna o pocas veces en los manuscritos antiguos o posteriores del Antiguo Testamento. 

Si el Tetragrámaton YHVH debe ser reemplazado por la palabra Adonay y por un resquicio gramatical las vocales de esta palabra se transliteran "e-o-a" y no "a-o-a", debiéramos esperar que en las 6827 que el nombre de Dios aparece en el Códice de Alepo, por ejemplo, que es la traducción más fidedigna de las Santas Escrituras Hebreas, dicho nombre aparezca como YeHoVaH y esto en realidad no ocurre. ¿Quá pasa con todo este argumento de la tradición judía? Se observa algo muy extraño y poco transparente. Debiendo aparecer el nombre de Dios como YeHoVaH siguiendo la yuxtaposición de Adonay, esto no es así. 

Transcripción de las vocales de Adonay al nombre de Dios
según la tradición judía
Tomado de: https://apologia21.com/2012/10/05/senor-jehova-o-yahve-sobre-los-nombres-de-dios/
 

En libros de la Biblia como Jeremías por ejemplo, en que el nombre de Dios aparece muchas veces, en ninguna de estas veces aparece como "YeHoVáH". Esto ocurre con la mayoría de los lilbros del Antiguo Testamento. En muy pocos libros del Antiguo Testamento aparece la expresión YeHoVaH con todos sus signos vocálicos.


En el Códice Alepo, la combinación YeHoVáH aparece sólo en 7 ocasiones, es decir, el nombre YHVH con las vocales "e-o-a". ¿Por qué sucede esto? ¿No debieran las vocales de Adonay "e-o-a" aparecer miles de veces en combinación con el Tetragrámaton YHVH? 
En cambio, aparece la combinación YeHVaH, que es impronunciable.

La situación es entonces que según la regla que sostiene la tradición judía el nombre de Dios debería ser transliterado como "YeHoVaH", sin embargo esta combinación no aparece en las Escrituras Sagradas Hebreas sino unas cuantas veces y sin embargo, aparece miles de veces la transliteración "YeHVaH". ¿Por qué sucede esto? 
 
Algo que es claro, es el hecho que en hebreo, también por una regla gramatical, toda consonante debe llevar una vocal con el fin de hacerse pronunciable. Cuatro consonantes, debieran llevar entonces a lo menos tres vocales para poder ser pronunciadas, ya que en ocasiones la última consonante no se pronuncia. Entonces ¿por qué la transliteración YeHVaH lleva sólo dos vocales? De esta manera es impronunciable. Si las tres vocales de Adonay por regla gramatical debieran ser entonces "e-o-a" por qué esta transliteración no aparece en las Escritura salvo en contadas ocasiones y no siempre que el nombre es transcrito? Si la tradición judía enseña que el Tetragrámaton es yuxtapuesto con las vocales de Adonay, resultando entonces YeHoVaH: ¿No sería lógico que esta yuxtaposición apareciera las más de 6800 veces en que el nombre de Dios aparece en las Escrituras Hebreas o Tanaj? En cambio aparece YeHVaH, haciendo supuestamente impronunciable la palabra Adonay a la cual se supone que pertenecen las vocales "e-o-a". Todo esto parece muy oscuro y rebuscado al parecer para mantener el nombre de Dios oculto e impronunciable en cualquiera de las formas que se presente, ya sea como YHVV o como YeHVaH. ¿Significa esto que además de cambiar el nombre de Dios por Adonay, la tradición judía habría hecho que la propia palabra Adonay sea impronunciable para que nadie pueda decir "Yehováh"?

Al efecto, hay dos posibilidades. Una posibilidad es, que la expresión que aparece miles de veces en el Antiguo Testamento hebreo "YeHVaH" corresponda a la yuxtaposición Adonay sobre el Tetragrámaton con un signo vocálico menos, en este caso la olam, para además hacer impronunciable la propia transliteración del nombre. Otra posibilidad es, que en realidad "YeHoVáH" sea el nombre de Dios y los escribas a propósito le restan un signo vocálico para hacerlo impronunciable dejándolo como "YeHVaH" en lugar de Yehováh y de esa manera impedir que las personas lo pronuncien. ¿Cuál es la verdad en todo esto? 




Al parecer, la expresión "YeHVáH" corresponde al nombre de Dios "YeHoVáH" con un signo vocálico menos para hacerlo impronunciable. Sin embargo, en contadas ocasiones, los escribas, quizás por descuido o intencionalmente, escribieron el nombre con todos sus signos vocálicos, registrando el nombre de Dios en contadas ocasiones sólo en algunos libros de la Biblia. Esto lleva a pensar que Yehováh no es la transliteración de Adonay, sino el verdadero nombre de Dios. De hecho, hay una tendencia creciente a pensar que el shevá que aparece en la primera sílaba de YHVH refleja más bien una forma diferente de vocalización que se asocia más con la pronunciación original del nombre de Dios.

¿Es Yehováh la transliteración de Adonay?
Evidencia negativa en el propio texto hebreo
 
Según se desprende de la evidencia que aporta el propio texto hebreo la expresión Yehováh no es la yuxtaposición de la palabra Adonay sobre el Tetragrámaton sino el verdadero nombre de Dios, he aquí algunas razones:

1.- Según la tradición judía cuando el Tetragrámaton YHVH se suma a la expresión Adonay en el texto hebreo se debe leer como "Adonay Elohim" que significa "El Señor Dios". De ser así, cada vez que el Tetragrámaton aparece en el texto hebreo junto a la expresión Adonay debería llevar entonces los signos vocálicos de Elohim es decir "e-o-i". ¿Es esto así en los manuscritos más antiguos que registran los signos vocálicos del nombre de Dios?

Definitivamente no. Si bien, el nombre de Dios ha sido adulterado en muchos pasajes en que dicho nombre aparece acompañado de la expresión Adonay, se conservan pasajes en algunos manuscritos donde el nombre de Dios aparece en conjunto con la palabra Adonay y sin embargo, se conserva la expresión nominal "YeHoVáH" y no se yuxtapone con la palabra Elohim. En los manuscritos, tal complemento aparece como
 
אֲדׂנָי יְהׂוָה (Adonay Yehováh) y no como "Adonay Elohim". Veamos.



Fragmento del  Códice de Alepo Ezequiel 28:22
en que aparece el complemento "Adonay YHVH"
y aparece como "Adonay Yehováh" no como "Adonay Elohim"

2.- Por otra parte y de acuerdo a normas gramáticales dentro del propio idioma hebreo, cada vez que una preposición (ej.: para, con, de, en, etc.) aparece en conjunto con un artículo definido (el, la, los, las) y además sumado a una palabra como por ejemplo Adonay, se produce una contracción. Esto es por economía linguistica. En español, por ejemplo. en vez de decir "de él" se dice "del" o por ejemplo "a el" se dice "al". Siendo así, cuando se quiere decir "para el" en hebreo 
 לְהַ (le ha) se escribלַ (la). Y cuando la palabra que sigue comienza con a, entonces se elimina la primera vocal de la palabra que sigue. Siendo así al decir "para el Señor" que sería לְהַאֲדׂנָי "le ha Adonay", quedaría לַאֲדׂנָי "la Adonay". Sin embargo, cuando esto ocurre, también se elimina la primera vocal de la palabra que sigue a la preposición y en consecuencia la primera vocal de Adonay, que sería la vocal shevá, correspondiente supuestamente a una "a", se debería contraer y desaparecer quedando como "ladonay".

Sin embargo, esto no se cumple cuando el nombre de Dios, que según la tradición judía debería ser reemplazado por Adonay, aparece en conjunto con una preposición como por ejemplo "para" ya que según se observa en manuscritos antiguos, cuando el nombre de Dios YHVH aparece en conjunto con la preposición "para", no se produce contracción alguna y el nombre Yehováh permanece intacto con todas sus vocales en la expresión  que significa 
לַיְהׂוָה ("para Yehováh"), tal como se aprecia en el manuscrito Evr II B52 de la Biblioteca Nacional Rusa que contiene Levítico 23:16 en que claramente, la primera vocal del Tretagrámaton YHVH se conserva. Aparte, del manuscrito Evr II B52, esto mismo se observa en otros manuscritos hebreos. Este interesante detalle, permite concluir que el primer signo vocálico del Tetragrámaton, es decir la letra shevá (), no corresponde a la primera vocal de Adonay, sino a la primera vocal del nombre de Dios y por tanto no se produce la contracción.

 
Manuscrito hebreo Evr II B52 de la Biblioteca Nacional Rusa en que aparece la contracción "para Yehováh"  (לַיְהׂוָהdejando ver que las vocales de YHVH no corresponden a la palabra Adonay en Levítico 23:16.



Fragmento del Evangelio de Lucas en hebreo que registra varias veces el nombre de Dios
y en una de ella junto a la preposición "para" dejando ver que los signos vocálicos
del Tetragrámaton no corresponden a los signos vocálicos de Adonay

Según el rabino Jacob ben Moisés Bachrach (1824-1896) los signos vocálicos del Tetragrámaton YHVH no corresponden a los signos vocálicos de Adonay. 

LA CONFUSÍÓN SOBRE EL NOMBRE DE DIOS

Toda esta confusión generada por la tradición judía ha motivado que a lo largo de la historia Dios ha llegado a ser conocido por diversos nombres que procuran rescatar la pronunciación original del nombre YHVH. Uno de estos nombres es Yavé (con algunas variantes: Yavéh, Yahvéh, etc.) que aparece mayormente en las traducciones de la Biblia de origen católico. Una variante de este nombre que está cobrando bastante fuerza en el último tiempo es Yahwéh. Incluso un video de YouTube indica que el nombre es "Yahúa".  ¿Era esto lo que Dios quería?

En las Biblias católicas se usa el nombre de "Yahvé" o "Yahwéh" y no el de "Jehová". ¿Está bien esta decisión? Esto es porque de manera general, los teólogos cristianos están de acuerdo que la manera original y primitiva de pronunciar el nombre de Dios puede haber sido "Yahvé" o "Yahwéh" y no "Jehová". Lo anterior, porque una pronunciación parecida a "Yahvé" o "Yahwéh" aparece en algunos escritos antiguos de los llamados "padres de la Iglesia" y porque, además, resulta ser más parecida a la pronunciación del verbo ser en hebreo que vendría siendo algo más o menos como "Yahvá" de donde se cree se desprendería la acepción "Yo Soy". 

Sin embargo, el nombre "Jehová" es el que más se conoce y el más usado dentro del mundo cristiano. Es necesario decir, que la pronunciación "Yahvé" o "Yahwéh" es más bien un consenso académico, ya que dicho pronunciación o fonética no aparece en la Biblia. ¿Entonces por qué los investigadores llegan a esta conclusión? Como se dijo, es un consenso académico y que dice relación con la historicidad de la expresión y la fonética del verbo ser en hebreo. Una nota a pie de página de Éxodo 3:14 en la Nueva Versión Internacional (1978 revisada en 2011) dice: "Yo soy suena como el nombre hebreo Yahwéh tradicionalmente transliterado como Jehová". 

Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que el culto a Yavé, Yawé o Yawá pudo haberse originado en un contexto más amplio dentro de las religiones del antiguo Oriente Próximo, donde varios dioses eran adorados en diferentes regiones y de donde habría derivado el nombre que hoy en día adoptan muchos cristianos para referir al Dios de la Biblia.

Actualmente, el nombre más aceptado y de mayor uso en el mundo es Jehová. Todos estos nombres, sin que necesariamente representen la correcta pronunciación del nombre de Dios, deben ser rigurosamente respetados y mencionados con reverencia y temor ya que refieren al Dios del Universo, aunque sólo consisten en aproximaciones al verdadero nombre de Dios.
 

De hecho, el nombre IEHOVA (sin jota), aparece por primera vez con todas sus vocales en uno de los manuscritos del Pugio fidei de Raimundo Martí, escrito en el Siglo XIII d.C. cerca del año 1270. ​​ El uso muy generalizado de este nombre posterior el Siglo XIII indica su influencia como fuente de conocimiento del saber judío tanto entre católicos como protestantes.


El nombre "Jehováh" aparece en un grabado
en la Iglesia Católica de San Martín en Olten, Suiza (1908)

En el Siglo XVI y después de la invención de la imprenta sumado a la Reforma protestante, se difundieron nuevas traducciones latinas y vernáculas de la Biblia, de las que varias representaron el Tetragrámaton o el nombre de Dios con el nombre "Jehová". Esto dio lugar a controversias.
  
En 1707, Adriaan Reland (1676–1718) publicó una colección de estudios de eruditos del siglo XVII, entre los cuales cinco se manifestaban contrarios al uso de "Jehová" y cinco a favor.​ 

En estos estudios se discutía principalmente la elección entre "Señor" y "Jehová", pero se mencionaba brevemente la cuestión de la pronunciación original del Tetragrámaton. Se sostuvo entonces, que, como reconocían los judíos y como indicaban las variaciones de la puntuación del Tetragrámaton en los textos bíblicos, la pronunciación original quedaba irremediablemente perdida, y que el nombre tenía que leerse no como "Jehová" sino como "Adonay".​

Actualmente, existe una gran confusión respecto a cuál es el verdadero nombre de Dios. No existe un consenso respecto a cuál debe ser la correcta pronunciación del Tetragrámaton YHVH. ¿Era esto lo que Dios deseaba cuando dio a conocer su nombre a los hombres? Por supuesto que no. Dios siempre ha manifestado que el desea que su nombre sea conocido y reverenciado por todos los hombres y por todas las naciones (Ezequiel 39:7).   
 
¿CUÁL ES ENTONCES EL NOMBRE DE DIOS?
Salmo 83:18

Dios desea que conozcamos su nombre, sin embargo, lo que ha hecho la tradición judía a lo largo de siglos es ocultar el nombre de Dios y llevarlo a un punto en que hoy resulta desconocido y casi imposible de reconstruir.

Si bien el nombre de Dios, el Tetragrámaton aparece casi siete mil veces en el texto del Antiguo Testamento, la mayoría de las veces aparece como 
יְהוָ֨ה (Yehváh). Al decir de la tradición judía esto sería la yuxtaposición de la palabra Adonay con el Tetragrámaton YHVH. Claramente, esto no es así. Las vocales de Adonay (
אֲדֹנָי) son jataf pataj, olam y kamatz () y en YeHVaH las vocales son shevá y kamatz. Claramente YeHVáH no es la yuxtaposición de la palabra Adonay. Si así fuera, la yuxtaposición debería ser YaHoVáH y no es así. Tal yuxtaposición no aparece en las Santas Escrituras. Sin embargo, sólo en contadas ocasiones aparece la combinación  יְהֹוָה‎  -  YeHoVáH. ¿Será este el nombre de Dios?

La expresión YeHoVáH aparece sólo unas cuantas veces en el Códice de Alepo que al decir de la tradición judía es la transcripción más exacta de las Santas Escrituras del Antiguo Testamento o Tanaj. En este códice la expresión YeHoVáH no aparece más de 10 veces de las 6827 veces que aparece el Tetragrámaton en dicho códice. ¿No resulta extraña esta situación?

El Códice de Alepo es un manuscrito de la Biblia Hebrea que data aproximadamente del Siglo IX d.C. y que se conserva en el Museo de Israel, en Jerusalén. Este Códice es considerado la máxima autoridad para el texto bíblico y los rituales judíos.

Pues bien, en el Códice de Alepo el nombre de Dios, el Tetragrámaton, aparece aproximadamente 6827 y de éstas, sólo en menos de 10 ocasiones el nombre aparece como YeHoVáH. En la mayoría de los casos el nombre aparece como YeHVáH que es una expresión impronunciable. ¿Por qué sucede esto?

¿Por qué si el Tetragrámaton debe leerse como Adonay no lleva las vocales de Adonay? ¿Por qué el nombre aparece con sólo dos vocales en más de 8 mil veces, mientras que con las tres vocales aparece sólo 7 veces en todo el Códice de Alepo? Al parecer y según se desprende de la evidencia la tradición judía no sólo ha querido ocultar el nombre de Dios, sino también ha hecho impronunciable su nombre. Sin embargo, los masoretas, en contadas ocasiones conservaron las tres vocales originales del nombre, dando origen a la transliteración YeHoVáH, lo cual parece indicar que este sería entonces el verdadero nombre de Dios. ¿Es YEHOVÁH el verdadero nombre de Dios? ¿Es este el nombre que la tradición judía ha intentado ocultar por más de 1800 años?

Algunas de las ocasiones en que en el Códice Alepo aparece el nombre de Dios con todos sus signos vocálicos son: Deuteronomio 33:7; Ezequiel 3:12; 28;22; 1 Reyes 8:11; 2 Reyes 20:9.


Página conservada del Códice de Alepo Manuscrito del Siglo IX d.C.
en que se observa una de las pocas veces en que aparece la expresión YeHoVáH
como manifestación del Nombre de Dios en Deuteronomio 33:7.



Página conservada del Códice de Alepo Manuscrito del Siglo IX d.C.

en que se observa una de las pocas veces en que aparece la expresión YeHoVáH
como manifestación del Nombre de Dios en 1 Reyes 8:11.



Página conservada del Códice de Alepo Manuscrito del Siglo IX d.C.

en que se observa una de las pocas veces en que aparece la expresión YeHoVáH
como manifestación del Nombre de Dios en 2 Reyes 20:9.



Página conservada del Códice de Alepo Manuscrito del Siglo IX d.C.

en que se observa una de las pocas veces en que aparece la expresión YeHoVáH
como manifestación del Nombre de Dios en Ezequiel 3:12.



Página conservada del Códice de Alepo Manuscrito del Siglo IX d.C.

en que se observa una de las pocas veces en que aparece la expresión YeHoVáH
como manifestación del Nombre de Dios en Ezequiel 28:22

El nombre Yehováh aparece, aunque con poca frecuencia, en más de 50 manuscritos hebreos del Antiguo Testamento y en éstos aparece con todos sus signos vocálicos. 

Dentro de los manuscritos hebreos posteriores al Siglo VI d.C. el nombre de Dios Yehováh, con sus 3 signos vocálicos aparece, aunque con poca frecuencia, en los siguientes Manuscritos Masoréticos:

1.- Códice de Aleppo (año 924 d.C.)
2.- Códice de Leningrado (± año 1005-1008 d.C.)
3.- Biblioteca Británica, Or4445 (año 920-950 d.C.)
4.- Códice de los Profetas, de Cairo (año 895 d.C.)
5.- Corona de Damasco, Sassoon 507(Siglo X)
6.- Sassoon 1053 (Siglo X)



Fragmento del Códice de Leningrado (± año 1005-1008 d.C.)
conteniendo el nombre Yehováh con todos sus signos vocálicos
en Levítico 25:17.



Fragmento del Códice Biblioteca Británica OR4445 (año 920-950 d.C.)

conteniendo el nombre Yehováh con todos sus signos vocálicos
en Levítico 22:9.



Fragmento del Códice de Los Profetas de El Cairo (año 895 d.C.)
conteniendo el nombre Yehováh con todos sus signos vocálicos
en Ezequiel 7:4.



Fragmento del Códice Corona de Damasco (Siglo X d.C.)
conteniendo el nombre Yehováh con todos sus signos vocálicos
en Deuteronomio 6:4.



Fragmento del Códice Sassoon 1053 (Siglo X d.C.)
conteniendo el nombre Yehováh con todos sus signos vocálicos
en Éxodo 10:9.

La circunstancia de que el nombre   יְהֹוָה‎  -  Yehováh aparezca sólo en contadas ocasiones en los escritos hebreos del Antiguo Testamento parece indicar que alguien quiso premeditamente conservar la pronunciación original del nombre de Dios en las Santas Escrituras. Hay libros en que el nombre de Dios con todos sus signos vocálicos no aparece ninguna vez, mientras que en otros, aparece una vez, dos veces o tres veces, pero siempre con poca frecuencia, dando a entender que una mano intencionada quiso conservar el nombre de Dios en las Sagradas Escrituras a fin de que sea conocido por todas las gentes en el último tiempo.

LA EVIDENCIA DE LOS NOMBRES TEOFORÉTICOS
RECONSTRUYENDO EL NOMBRE DE YEHOVÁH
יְהֹוָה

¿Qué son los nombres teoforéticos? Los nombres teoforéticos son nombres propios de personas que incluyen el nombre de Dios. La práctica de dar a los hijos nombres teoforéticos era muy común en el Antiguo Oriente y en Mesopotamia por ejemplo. En resumidas cuentas, se agregaba el nombre de Dios al nombre común de una persona. En la Biblia, los nombres teoforéticos incorporaban el nombre de Dios al inicio o al final del nombre. En algunos nombres se incorporaban las primeras letras del nombre de Dios, ya sea al inicio o al final del nombre de la persona. Evidentemente, esto incluía la pronunciación del nombre, que era la idea  de asignar los nombres teoforéticos. 

Veamos por ejemplo en 1 Reyes 22:49. Ahí aparece el nombre Josaphat que es la españolización del nombre hebreo
 יְהוֹשָׁפָט (Yehosafat) que significa "YHVH juzga". Este nombre incorpora las primeras letras del nombre de Dios y estas primeras letras son "YH". Curiosamente, estos nombres antiquísimos conservan igualmente la pronunciación o fonética de las primeras sílabas del nombre de Dios y que se pronuncian "YeHo".
Lo mismo ocurre con el nombre Jonatán en 1 Samuel 18:1 que es la españolización del nombre hebreo יְהֹ֣ונָתָ֔ן (Yehonatán) que significa "Regalo de YHVH". O bien יְהוֹהַנַן (Yehohanan) que significa "YHVH es misericordioso" 1 Crónicas 26:3; 2 Crónicas 17:15. También יְהוֹאֵל (Yehoel) que significa "YHVH es Dios".
Un caso interesante podemos ver en Josué 1:1 respecto del propio Josué, cuyo nombre es la españolización del nombre hebreo יְהֹושֻׁ֣עַ  (Yehoshúa) que significa "YHVH salva" (Éxodo 33:11).



Cartel de una calle que lleva por nombre "Yehoshúa bin nun" 
"Josué hijo de Nun" según Éxodo 33:11


Yehoshúa (יְהֹושֻׁ֣עַ) es el nombre que el ángel de Dios indicó que José y María debían poner a Jesús, el Salvador (Vea Mateo 1:19-21; Lucas 1:26-31). Jesús, que procede del nombre hebreo יֵשׁוּעַ (Yeshúa) es la forma corta del nombre יְהֹושֻׁ֣עַ  (Yehoshúa) que significa "YHVH salva".

En todos los casos anteriores, los nombres teoforéticos incorporan las primeras dos sílabas del nombre de Dios con sus respectivas vocales
 יְהוׂ y la pronunciación de estas dos sílabas es "Yeho", las primeras dos sílabas del nombre de Dios. Cuando yod, hei, vav es prefijo por regla gramatical hace que su sonido sea ligero "Yeho". Sólo cuando es sufijo suena como "Yahu" (Ej. Netanyahu, Eliyahu, Matityahu, etc.). El Tetragrámaton en su forma completa se leerá de acuerdo a los nombres teofóricos en su modo prefijo es decir como "Yeho" y de ahí entonces el nombre יְהׂוָה Yehováh.

En estos casos, no se puede argumentar que las primeras dos sílabas de estos nombres teoforéticos incluyan las vocales de Adonay. Sencillamente, las primeras dos sílabas de estos nombres teoforéticos, son las primeras dos sílabas del nombre de Dios, con sus dos consonantes y respectivas vocales o símbolos vocálicos.

Es interesante destacar que nombres como Yehoshúa, Yehosafat, Yehohanan, Yehonatan, etc. existían y se pronunciaban tal cual siglos antes de que incluso surgiera la intención de ocultar el nombre de Dios, que como dijimos comenzó a manifestarse durante el período del Segundo Templo ± 516 a.C. - 70 d.C. aunque con poca fuerza. Sólo a partir de siglos posteriores al Siglo I d.C., la tradición judía comenzó a recomendar con fuerza la prohibición de pronunciar el nombre de Dios con su respectiva fonética. Sin embargo, en los nombres teoforéticos la pronunciación de las primeras dos sílabas del nombre de Dios (Yeho) se conservó siglos antes de cualquier prohibición judía. En nombres como los ya mencionados (Yehoshúa, Yehonatán, Yehoel, etc.) no se yuxtaponen las vocales de Adonay ya que cuando surgieron dichos nombres no existía ni un asomo de tal tradición y la pronunciación de la fonética o vocalización del nombre o de sus primeras dos sílabas era indiscutiblemente "Yeho", las dos primeras sílabas del verdadero nombre de Dios. Por tanto, la vocalización y pronunciación de las primeras dos sílabas del nombre de Dios como "Yeho" no obedece a la tradición judía de yuxtaponer las vocales de Adonay, ya que el uso de dichos nombres y su correspondiente pronunciación es absolutamente anterior a dicha tradición.

Otros nombres teoforéticos que confirman la regla de pronunciar las primeras dos sílabas del nombre de Dios como "Yeho", cuando van como prefijo, y que son anteriores a la norma judía de yuxtaponer los signos vocálicos de Adonay al nombre YHVH, son:

Yehoash (יְהוֹאָשׁ) que significa "YHVH es fuerte" 2 Reyes 12:1; 12:2 y 4.
Yehoiachim () que significa "YHVH establecerá" 2 Reyes 24:6; 24:8 y 12.
Yehoiada (
יְהוֹיָדָע) que significa "YHVH conoce" 2 Reyes 11:4, 8 y 15.
Yehoiakim (יְהוֹיָקִים) que significa "YHVH confirmará" 2 Reyes 23:35-36; 24:1.
Yehoram (יְהוׂרָם) que significa "YHVH exalta" 1 Reyes 22:51; 2 Reyes 1:17; 8:29.

Tenemos entonces la pronunciación de las primeras dos sílabas del nombre de Dios. ¿Cuál es la última sílaba y cuál su correspondiente vocal o símbolo vocálico?

La última sílaba del nombre de Dios
Salmo 68:4

La última sílaba del nombre de Dios se deja ver en la contracción del nombre YHVH y que en la Biblia, especialmente en los salmos aparece numerosas veces, está contración es "Jah" - 
יָ֨הּ (Vea Salmo 115:17-18; 130:2; 135:3-4; 150:6) y que se usa con frecuencia en la expresión "Aleluya"   (הַ֥לְלוּ  יָ֨הּ), que es una expresión hebrea y que significa literalmente "Alaben a Jah" - Salmo 147:1 (Vea Salmo 135:21; 146:10; 150:1). Otros textos en que aparece el nombre Jah son Isaías 12:2.

La expresión hebrea  
 יָ֨הּ  que se traduce "Jah" es una contración del nombre de Dios YHVH y que se obtiene al reducir sus cuatro consonantes a una sílaba abreviada y que utiliza el último símbolo vocálico del nombre que es la letra kamatz que corresponde a una "a larga". Esta expresión en su vocalización y fonética no ha sido modificada a través de los siglos y se conserva intacta hasta el día de hoy. Esto sugiere que el nombre Jah era reconocido y venerado siglos antes de que diera origen a la tradición judía de impedir la pronunciación del nombre de Dios. Jah es una forma auténtica y respetuosa de referirnos al Dios Eterno.

Siendo así, tenemos las cuatro letras del nombre de Dios, el Tetragrámaton YHVH y también los tres símbolos vocálicos de ese nombre "e-o-a" que son shevá, olam y kamatz (
· :). Esto da como resultado el nombre de Dios y este nombre sagrado es Yehováh
(יְהֹוָה) una pronunciación razonable  derivada del propio sistema de vocalización que aparece en las Sagradas Escrituras y por ello resulta en una reconstrucción plausible del Tetragrámaton y por tanto del Santo Nombre de Dios.

EVIDENCIA ESCRITURAL A FAVOR DE YEHOVÁH
Éxodo 3:15

¿Son los signos vocálicos "e-o-a" las vocales de Adonay o en realidad corresponden a los signos vocálicos del nombre de Dios Yehováh?

Si bien la tradición judía no se cansa de argumentar que los signos vocálicos de Yehováh corresponden a los signos vocálicos de la palabra Adonay, resulta interesante señalar que algunos rabinos, comentaristas y místicos judíos, han señalado que los signos vocálicos del nombre de Dios se encuentran contenidos en la expresión 
לְעׂלָם (leolam) que significa para siempre y que está contenida en Éxodo 3:15. Según sostienen estos rabinos, los signos vocálicos del verdadero nombre de Dios están ocultos de manera mística en la expresión hebrea לְעׂלָם (para siempre) como una especie de nemotecnia, que es un procedimiento de asociación mental para facilitar el recuerdo de algo en particular e impedir su olvido. De esta manera, la expresión "leolam", sería una nemotecnia incluida en el propio texto en que Dios señala su deseo de que su nombre sea recordado por siempre o para siempre. Los signos vocálicos de "leolam" son "e-o-a" que serían en consecuencia los propios signos vocálicos del nombre de Dios "Yehováh" y concluyendo que la expresión hebrea לְעׂלָם (leolam) y sus signos vocálicos pueden estar relacionados con la correcta pronunciación del nombre de Dios.

De hecho, aunque la tradición judía recomienda con fuerza aceptar que los signos vocálicos de Yehováh corresponden a la palabra Adonay, hay algunos rabinos judíos que reconocen la forma "Yehováh" como una posible pronunciación del verdadero nombre de Dios y como una posible pronunciación del Tetragrámaton YHVH.

Algunos de estos rabinos son:

1. Moisés Maimónides (Rambam) - Un filósofo y médico del siglo XII, famoso por su obra "Guía de los Perplejos".
2. Rabí Akiva - Un destacado rabino del siglo I y II, conocido por su interpretación de la Torá y su papel en la formación del judaísmo rabínico.
3. Rabí Shimon bar Yojai - Un rabino del siglo II, famoso por ser el autor del "Zohar", un texto fundamental de la mística judía.

El rabino Maimónides, también conocido como Rambam, se refiere a Dios con varios nombres en sus escritos, y uno de ellos es Yehováh. Por su parte, Rabí Akiva, uno de los más grandes sabios del judaísmo, vivió en el siglo I y II d.C. En su tiempo, el nombre de Dios se refería comúnmente al tetragrámaton (YHWH), que se pronunciaba como "Yehováh" en algunas tradiciones. Rabí Shimon bar Yojai, una figura importante en la tradición judía y a quien se le atribuyen enseñanzas sobre el nombre de Dios, reconocía que una de las posibles pronunciaciones del nombre sería Yehováh.

Si bien el nombre de Dios en la tradición judeocristiana ha sido objeto de mucho estudio y debate. La forma "Yehováh" es una transliteración que se ha popularizado, sobre todo después del Siglo X d.C. 

Aunque los estudiosos han propuesto diferentes pronunciaciones basadas en análisis lingüísticos y manuscritos antiguos, "Yehováh" es una de ellas. Así que, en resumen, "Yehováh" es una forma válida de pronunciar el nombre de Dios, aunque continúa siendo un tema que invita a la reflexión y al estudio. 

EL NOMBRE DE DIOS EN EL NUEVO TESTAMENTO

Si bien la mayoría de los textos del Nuevo Testamento han sido conservados en griego y en éstos no aparece el nombre de Dios, es cierto que la mayoría de los autores del Nuevo Testamento fueron judíos y por tanto escribían naturalmente en hebreo. Siendo así, es entendible que dentro del registro de documentos o manuscritos conservados de las Escrituras Cristianas, se considere algunos manuscritos escritos en hebreo durante los primeros siglos de la Era Cristiana.

Actualmente, se conocen manuscritos hebreos de Mateo, Lucas, Juan y Apocalipsis por ejemplo. En el Evangelio de Lucas el nombre de Dios aparece repetidamente y en todos las oportunidades que este nombre aparece es transcrito como "Yehováh". Lo mismo ocurre con Apocalipsis.



Fragmento de manuscrito del Evangelio de Lucas Cp.1 en hebreo
conteniendo el nombre de Dios Yehováh donde aparece 11 veces
 
Un manuscrito hebreo del Libro de Apocalipsis o más bien un fragmento del libro fue encontrado en una librería británica. El fragmento en cuestión contiene Apocalipsis 1:8 que traducido directamente de este escrito hebreo dice: "Yo soy el Alfa y la Omega dice Yehováh Dios. El que fue, el que es y el que será, Dios Todopoderoso."  El manuscrito ha sido datado como correspondiente al Siglo XVII d.C. pero puede haber sido copiado de una fuente mucho más antigua.

El manuscrito contiene el nombre de Dios y ese nombre es Yehováh concordando con otros manuscritos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento que hacen referencia al nombre de Dios.



Fragmento de un manuscrito hebreo de Apocalipsis Cp. 1:8
conteniendo el nombre de Dios Yehováh.

Ahora bien, los manuscritos hebreos del Nuevo Testamento que datan de después del siglo VI d.C. generalmente se atribuyen a escritores cristianos, ya que los masoretas eran principalmente responsables de la transmisión y preservación del texto hebreo de la Biblia hebrea (el Antiguo Testamento) y no del Nuevo Testamento. Sin embargo, algunos manuscritos hebreos del Nuevo Testamento pueden haber sido influenciados por la tradición masorética en su forma escrita y en este sentido, se insinúa que el nombre Yehováh presente en estos escritos corresponda a la influencia masorética de transcribir las vocales de Adonay al Tetragrámaton. Ahora bien, en resumen, la mayoría de estos manuscritos del Nuevo Testamento son considerados de origen cristiano, aunque la influencia masorética puede estar presente. Sin embargo, pareciera ser que el nombre Yehováh en escritos hebreos cristianos más bien corresponde al verdadero nombre de Dios ya que los cristianos nunca se han sentido cercanos a la tradición judía practicada por los masoretas. Prueba de ello, es la frecuente referencia al nombre de Dios que se encuentra en los escritos cristianos de los llamados "padres de la Iglesia" y en que incluso aseguran conocer la correcta pronunciación del nombre del Eterno. Esta referencia al nombre de Dios que se encuentra presente en los escritos de los llamados "padres de la Iglesia", si bien no confirma que el nombre de Dios es Yehováh, sí confirma que los cristianos de los primeros siglos de nuestra era y posteriores, estaban lejos de sentirse cercanos a la tradición judía y a la influencia de los masoretas.

LA RELACIÓN DE JESÚS CON EL NOMBRE DE DIOS
¿Mencionaba Jesús el nombre de Dios?
Juan 17:6

Aunque se tiende a pensar que Jesús no mencionaba el nombre de Dios ateniéndose a la tradición judía imperante en su tiempo que restringía el uso del nombre, los Evangelios dejan ver que Jesús conocía y usaba el nombre de Dios. En el Nuevo Testamento y particularmente en los Evangelios se indica que a lo menos 9 veces Jesús mencionó el nombre de Dios (Mateo 4:7, 10; 22:37, 44; 23:39; 28;9; Marcos 12:11, 29, 30).

De la simple lectura de los Evangelios, se desprende que Jesús mencionó el nombre de Dios en varias ocasiones. Si bien en sus enseñanzas y oraciones, Jesús se refería a Dios como su Padre, usaba su nombre y también utilizaba términos que reflejaban la relación cercana que tenía con Él. Además, en el contexto judío de su tiempo, el nombre de Dios era muy significativo y se usaba con reverencia por lo que cabe pensar que Jesús, usaba el nombre de Dios como mucho cuidado y reverencia, tal como indica que debe ser usado en el Tercer Mandamiento (Éxodo 20:7).

Si bien l
a prohibición de mencionar el nombre de Dios en la tradición judía se desarrolló a lo largo de los siglos, se formalizó especialmente durante el período del Segundo Templo (516 a.C. - 70 d.C.). Jesús vivió durante esa época, sin embargo, en su ejemplo y enseñanza Jesús demostró no sentirse nunca cercano a la tradición judía y en hecho, en más de una ocasión él manifestó que la tradición de los ancianos y rabinos se oponía a la voluntad de Dios (Mateo 15:1-10).  

Aunque es probable que Jesús de Nazaret haya seguido la tradición judía de no pronunciar el nombre de Dios, que en la tradición hebrea se considera sagrado, sustituyendo el nombre de Dios (YHWH) por términos como "Adonai" o "Hashem", dado que Jesús era judío y practicaba la fe judía, es razonable pensar que él en su práctica religiosa se sentía lejano a los dichos y práctica de la tradición judía en general, tal como se desprende de los propios Evangelios en que se deja ver que muchas veces el contradijo la tradición judía señalando que esta tradición vulneraba la voluntad de Dios. 

Uno de los propósitos de Jesús para con sus discípulos fue que ellos conocieran el nombre de Dios y en oración a su Padre, Jesús reconoció este propósito diciendo:
"He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste, tuyos eran, y me los diste, y guardaron tu palabra" (Juan 17:6). Posteriormente él dijo: "Y yo les he manifestado tu nombre, y manifestárelo aún, para que el amor con que mes has amado, esté en ellos, y yo en ellos" (Juan 17.26).

La expresión griega que se utiliza en Juan 17: 6 y 17:26 procede del griego φανερόω (phaneró) que significa "manifestar, dar a conocer, hacer claro o manifiesto algo, hacer saber, mostrar, etc." dejando ver que el propósito de Jesús fue que los discípulos conocieran el nombre de Dios y por medio de conocer el nombre establecieran una relación espiritual que los motivara a guardar su palabra, a fin que el amor de Dios esté en ellos y por este mismo amor recibieran a Cristo en sus corazones. 

SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
Mateo 6:9-10
"En todo acto de la vida, debemos manifestar el nombre de Dios."
(DMJ 92)
 
Cuando oramos "santificado sea tu nombre" pedimos que el nombre de Dios sea santificado en nuestra vida. Nuestros pensamientos, palabras y obras deben dar honra al Creador, a quien llamamos Padre y de quien decimos ser sus hijos.

Al orar Santificado sea tu nombre, nos acordamos de que debemos aspirar a que el nombre de Dios, siempre santo, sea considerado como santo por todos los hombres. 

"Para santificar el nombre del Señor se requiere que las palabras que empleamos al hablar del Ser Supremo sean pronunciadas con reverencia. "Santo y temible es su nombre"." Nunca debemos mencionar con liviandad los títulos ni los apelativos de la Deidad." Por la oración entramos en la sala de audiencia del Altísimo y debemos comparecer ante él con pavor sagrado. Los ángeles velan sus rostros en su presencia. Los querubines y los esplendorosos y santos serafines se acercan a su trono con reverencia solemne. ¡Cuánto más debemos nosotros, seres finitos y pecadores, presentamos en forma reverente delante del Señor, nuestro Creador! Pero santificar el nombre del Señor significa mucho más que esto. Podemos manifestar, como los judíos contemporáneos de Cristo, la mayor reverencia externa hacía Dios y, no obstante, profanar su nombre continuamente. "El nombre de Jehová" es: "Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad. . . ; que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado". Se dijo de la iglesia de Cristo: "Se la llamará: Jehová, justicia nuestra". Este nombre se da a todo discípulo de Cristo. Es la herencia del hijo de Dios. La familia se conoce por el nombre del Padre. El profeta Jeremías, en tiempo de tribulación y gran dolor oró: "Sobre nosotros es invocado tu nombre; no nos desampares".

Este nombre es santificado por los ángeles del cielo y por los habitantes de los mundos sin pecado. Cuando oramos "Santificado sea tu nombre", pedimos que lo sea en este mundo, en nosotros mismos. Dios nos ha reconocido delante de hombres y ángeles como sus hijos; pidámosle ayuda para no deshonrar el "buen nombre que fue invocado sobre" nosotros. Dios nos envía al mundo como sus representantes. En todo acto de la vida, debemos manifestar el nombre de Dios. Esta petición exige que poseamos su carácter. No podemos santificar su nombre ni representarlo ante el mundo, a menos que en nuestra vida y carácter representemos la vida y el carácter de Dios. Esto podrá hacerse únicamente cuando aceptemos la gracia y la justicia de Cristo." (DMJ pág. 92-93)   
 
LA RELACIÓN DEL CRISTIANO
CON EL NOMBRE DE DIOS
Salmo 91:14-16
 

Los cristianos deben conocer el nombre de Dios y vivir a la luz de dicho nombre como buenas personas en el ámbito de la sociedad. La santidad del nombre de Dios se debe dejar ver en nuestra propia vida (Lea 1 Pedro 1:15-17; 3:15).

Una vida cristiana inconsecuente con los Diez Mandamientos es una vida que desprestigia el nombre de Dios (Romanos 2:21-24).

Los cristianos usan el nombre de Dios en la oración, los servicios religiosos, cuando leen la Biblia, etc. También lo usan de manera solemne y cuidadosa en la conversación cotidiana (Ruth 2:4).

Quizás el verdadero poder del nombre de Dios no esté en la correcta pronunciación del nombre mismo, sino en como lo honramos en nuestra vida. Quizás el verdadero poder del nombre de Dios no esté en las propias letras del nombre sino en la honestidad y humildad del corazón de aquellos que lo buscan.
 
¿DESEA DIOS QUE CONOZCAMOS SU NOMBRE?
Ezequiel 39:7

La circunstancia de que el nombre de Dios (YHVH) aparezca aproximadamente 6827 sólo en el Antiguo Testamento y otros cientos de veces en el Nuevo Testamento debiera indicar al  buen entendedor que Dios desea que conozcamos su nombre.

Por otra parte, en las Santas Escituras Dios mismo señala que el desea que las personas conozcan su nombre (Lea Ezequiel 39:7; Salmo 83:18).

El tercero de los Diez Mandamientos indica que no debemos tomar el nombre de Dios en vano, sin embargo, está implícito en el propio mandamiento que las personas deben usar el nombre, pero siempre dentro de un marco de respeto, honra y reverencia (Éxodo 20:7).

El tercer mandamiento, que dice "No tomarás el nombre de Yehováh tu Dios en vano", no prohíbe pronunciar el nombre de Dios en sí, sino que advierte sobre el uso indebido o irreverente de Su nombre. La idea es que se debe tratar el nombre de Dios con respeto y no utilizarlo de manera trivial o despectiva. Así que, en resumen, no está prohibido pronunciarlo, pero sí se nos invita a hacerlo con reverencia.

En todas las Santas Escrituras se invita al creyente a bendecir y alabar el nombre de Dios (Salmo 145:1-2; Salmo 113:1-3).
 
EL NOMBRE DE DIOS EN LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO
¿Cuál es el nombre que salva?
Romanos 10:13-15

Las escrituras del Antiguo Testamento señalan enfáticamente: "Y será que cualquiera que invocaré el nombre de Jehová, será salvo" (Joel 3:32).  En Pentecostés, en el año 31 d.C. el apóstol Pedro trajo al recuerdo esta profecía de las Escrituras Hebreas y anunció parte de su cumplimiento en sus propios días bajo la inspiración del Espíritu Santo (Hechos 2:14-21). 

Las personas deben conocer a Dios, y deben conocerlo por su nombre. Sin embargo, el apóstol Pablo en relación al cumplimiento de esta profecía pregunta: "¿Cómo, pues invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿y cómo oirán sin haber quien les predique? ¿Y cómo predicaran si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el evangelio de la paz, de los que anuncian el evangelio de los bienes!" (Romanos 2:13-15). El anuncio del Evangelio implica dar a conocer el nombre de Dios (Isaías 52:6-7; Ezequiel 39:7).

El Evangelio invita a las personas a conocer a Dios y esto implica conocer su nombre. Todo cristiano verdadero debe desear conocer el nombre de Dios e invocar dicho nombre en su oración y solicitud ante el cielo (Juan 17:3).

Ciertamente, la predicación del Evangelio comprende dar a conocer el nombre de Dios a las gentes a fin de que las personas puedan invocar al Dios verdadero y establecer una relación espiritual con El (Salmo 83:18).  El resultado final de la predicación del Evangelio es que muchas personas aceptarán a Cristo en su corazón y cómo una característica de su conversión la Santa Escritura dice que tendrán "el nombre del Padre" escrito en sus frentes (Apocalipsis 14:1).

Yehováh
(יְהׂוָה) es el nombre en el cual podemos salvos y es el único nombre en el cual podemos ser salvos (Lea Hechos 4:12). Si bien, la mayoría de los cristianos diría que sólo en el nombre de Jesús podemos ser salvos, estas personas claro, olvidan que el nombre hebreo de Jesús es יֵשׁוּעַ (se lee Yeshúa) y que es la contracción del nombre יְׁוׂשֻעַ (se lee Yehoshua) y que significa "Yehováh salva".


Siendo así, hay perfecta armonía entre Joel 2:32 y Hechos 4:12. Ya que el nombre del Padre y del Hijo es uno y el mismo nombre (lea reflexivamente Mateo 28:19-20). Hay un sólo nombre dado bajo el cielo en el que los hombres pueden ser salvos y ese nombre es Yehováh que es también el nombre de Jesús (Yeshúa).
 
El Padre y el Hijo tienen el mismo nombre, porque ambos son uno. Sólo hay un Dios y acerca de ese Dios Deuteronomio 6:4 dice: "Yehováh nuestro Dios, Yehováh uno es". Este es el principio de fe bajo cuya luz debía vivir el pueblo de Israel y bajo cuya luz es llamado a vivir todo cristiano que ha aceptado a Cristo en su corazón (Vea Marcos 12:28-34).

Todo cristiano es llamado a vivir una vida santa y digna a fin de que el nombre de Dios que es invocado sobre nosotros sea santificado, honrado y engrandecido entre las gentes "y conozcan que tu nombre es Yehováh, tú solo Altísimo sobre toda la tierra." (Salmo 83:18).

Hacia el final del tiempo de este mundo, Dios dará a conocer su nombre y este nombre será conocido entre las gentes (Lea Ezequiel 36:23 y 39:7). Dios promete diciendo: "Y sabrán que mi nombre es Yehováh" (Jeremías 16:21).

Cuando el Mesías vuelva en su segunda venida, las gentes exclamarán: "Bendito el que viene en el nombre de Yehováh" (Salmo 118:26 pp; Mateo 23:39).

Cuando el propósito de Dios se cumpla en relación a la humanidad, su creación, restauración y redención, entonces: "Yehováh será rey sobre toda la Tierra. En aquel día Yehováh será uno, y uno su nombre" (Zacarías 14:9).


NOTA:
Muchas de las imágenes de manuscritos judíos antiguos utilizadas en este apartado corresponden a material disponible en el Canal de YouTube "Un rudo despertar" presentado por el Sr. Michael Rood y Nehemíah Gordon.

 
 
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