MUNDO Y RELIGION - M&R
   
  MUNDO Y RELIGIÓN - M & R
  Juan 10:30 Yo y el Padre una cosa somos
 


"Yo y el Padre una cosa somos"
Juan 10:30 
 
Para algunas corrientes dentro del cristianismo, resulta difícil aceptar la divinidad de Cristo. Esto a pesar que en la Biblia, tanto en el Antiguo como el Nuevo Testamento, encontramos numerosas referencias que nos indican que Jesús es Dios, y no en un sentido inferior o subordinado al Padre sino más bien en igualdad de esencia, sustancia y naturaleza.

¿Se puede de acuerdo a la Biblia negar la divinidad de Cristo? La verdad que no. Ya en Isaías 9:6 se anunciaba que el hijo que siglos más tarde nacería de María, sería de naturaleza divina, es decir, sería "Dios". Sí, Jesucristo es llamado "Dios poderoso" en Isaías 9:6, lo cual significa que es divino y tiene en sí el atributo de la divinidad. Esta realidad es tan grande e indiscutible, que cuando el ángel le anuncia a José el cumplimiento de las profecías de Isaías, le indica que Jesús sería reconocido como: "Dios con nosotros" (Mateo 1:20-23).

El nombre "Emmanuel" indicado por el ángel, no era tan sólo un nombre, como pudiera ser cualquier otro. Primero, porque en la vida y experiencia de Cristo nada fue objeto de azar, sino que todo, hasta el más mínimo detalle de su vida, estaba comprendido y anticipado en las profecías respecto a su nacimiento, su vida y su muerte, así como también respecto de su resurrección y posterior entronización en el cielo como Rey y Sacerdote (Juan 5:39; Lucas 24:27, 44). 

El nombre "Emmanuel" revelaba una maravillosa realidad, la realidad de que Dios vendría a morar con nosotros para rescatarnos del pecado y de la muerte (Vea Juan 1:1 y 14). Está misma y maravillosa realidad es revelada en 1 Timoteo 3:16.

Esta fue la realidad maravillosa que aceptaron todos los apóstoles y cristianos que creyeron en Jesús desde el Siglo I en adelante y que con denuedo declararon que Jesús era Dios con nosotros (Romanos 9:5; Tito 2:13, 2 Pedro 1:1; 1 Juan 5:20). 

Esta verdad de que Jesús fue Dios con nosotros, penetró tan hondo en el corazón del apóstol Pablo, que con dolor recriminó la ignorancia de los dirigentes judíos y del pueblo que crucificaron a Cristo, diciendo que si hubiesen sabido quién era Jesús en verdad: "Nunca hubieran crucificado al Señor de Gloria" (1 Corintios 2:7-8).  Tanto Pablo, como cualquier judío entendido en las Escrituras de su época sabía a quién refería el apóstol cuando mencionó al "Señor de Gloria" (Vea Salmo 24:8-10). 

Note que este mismo dolor, es el que expresa el apóstol Juan al revelar que el mundo no rechazó en Jesús a un mero hombre, sino a Dios con nosotros (Lea con detención Juan 1:1-14). 

¿DIJO JESÚS QUE EL ERA DIOS?

Si y en varias ocasiones. Aunque huelga decir que si él hubiese declarado abiertamente que era Dios con nosotros, su vida hubiese sido muy breve y no habría podido cumplir con su propósito en la Tierra. Note que si bien Jesús, sabía que había venido al mundo a morir por nosotros, nunca dio un motivo para acelerar el momento de su muerte y siempre cuidó mucho las cosas que decía, a fin de no ser acusado de sedición o blasfemia, que en esa época eran castigados con lapidación o la muerte (Vea Mateo 26:62-66).

En más de una ocasión Jesús reveló su divinidad, aunque no lo hizo de manera directa diciendo: "Yo soy Dios", primero porque no era ese su propósito y segundo, porque al hacerlo habría apurado su muerte a manos de un pueblo fanático y enceguecido por el pecado. Recordemos además, que el propósito de Jesús no fue venir a ser adorado como Dios, sino a vivir como un hombre, de manera perfecta y sin pecado, para dar su vida por nosotros (Lea con detención Filipenses 2:5-8).

Sin embargo, Jesús en una ocasión declaró: "Yo soy la luz del mundo" (Juan 8:12). Al hacer esta declaración, Jesús sabía muy bien que todo israelita bien nacido e instruido en las Escrituras Sagradas, sabía que Dios es la luz del mundo y en consecuencia entendería sus palabras (Salmo 27:1).

Lo mismo ocurre cuando Jesús declara: "Yo soy el buen pastor" (Juan 10:11). Desde niños, los judíos aprendían  que: "Jehová es mi pastor, nada me faltará" (Salmo 23:1). Dios es el buen pastor que guía a Israel y a los hombres de buen corazón hacia tierras fértiles y lugares de paz, de manera que al decir: "Yo soy el buen pastor", Jesús está diciendo declaradamente que él es Dios, el Dios bueno y protector en que siempre había creído y esperado Israel.

Otra ocasión en que Jesús trasluce su divinidad es en Marcos 2:1-12. Ciertamente, el deja ver que cualquier persona puede andar por la vida perdonando pecados, incluso un loco. Sin embargo, sólo Dios puede decirle a un inválido: "Levántate, toma tu lecho y anda". Jesús le dijo: "A tí te digo: Levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa".

En todas estas ocasiones, Jesús abrió la posibilidad de que personas de buen corazón reconocieran en él a "Dios con nosotros", el Dios bueno que está con nosotros para ayudarnos, para sanarnos y darnos bienestar.

Sin embargo, a lo menos en dos ocasiones, Jesús declaró de manera mucho más directa que él es Dios. Una de estas ocasiones es Juan 8:56-59. En esta ocasión, los judíos entendieron que Jesús había invocado como propio el nombre de Dios, el Gran Yo Soy de las Escrituras (Exodo 3:13-15). Los judíos entendieron las palabras de Cristo y en respuesta tomaron piedras para lapidarlo por blasfemia, pero Jesús se apartó de ellos.

Una autora refiere así a este pasaje: "Con solemne dignidad Jesús respondió: 'De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese,
YO SOY.' 

Cayó el silencio sobre la vasta concurrencia. El nombre de Dios, dado a Moisés para expresar la presencia eterna había sido reclamado como suyo por este Rabino galileo. Se había proclamado a sí mismo como el que tenía existencia propia, el que había sido prometido a Israel, 'cuya procedencia es de antiguo tiempo, desde los días de la eternidad.'" (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 435)

YO Y EL PADRE UNA COSA SOMOS

La segunda ocasión y la más reveladora en que Jesús se da a conocer como Dios es Juan 10:30-33. En este pasaje, Jesús manifiestamente declara: "Yo y el Padre una cosa somos". Es decir, Yo y Dios somos uno. 

Piense bien en lo que esto significa: "Yo y el Padre una cosa somos". Jesús declara manifiestamente que el es Dios, ya que él y el Dios Eterno son una y la misma cosa. Ese es el sentido que tienen las palabras de Juan 10:30. Luego, si Jesús y Dios son una y la misma cosa, entonces Jesús es Dios en la carne y que es la verdad que proclama el cristianismo desde hace casi dos mil años (Juan 1:1, 14; 1 Timoteo 3:16; Romanos 9:5; Tito 2:13; 1 Juan 5:20).

Esta fue la misma realidad que Tomás, a quien se llama el incrédulo, fue tardo en aceptar (Vea Juan 20:28).

Esta declaración de divinidad por parte de Cristo fue bien entendida por las personas que escuchaban a Jesús en ese momento y desencadenó una encendida reacción y volvieron a tomar piedras para apedrear a quien ellos dijeron estaba blasfemando. Ellos dijeron: "Tu siendo hombre, te has declarado Dios".

Hoy en día, personas que insisten  en negar la divinidad de Cristo, señalan que en Juan 10:30 Jesús habló de unidad de propósito y no de unidad en esencia, sustancia y naturaleza. Sin embargo, las personas que estaban con Jesús en el momento en que él realizó su declaración no entendieron nada que tuviese que ver con unidad de propósito como manifiestan personas de nuestro tiempo y casi dos mil años después, sino que los testigos presentes aquel día frente a Jesús dijeron: "Tu siendo hombre, te has declarado Dios".

Con relación a Juan 10:30 en la Biblia Textual en su página 1311 en la nota 84 dice: "Por la importancia teológica de la frase 'Yo y el Padre somos uno' es necesario entender bien que el número cardinal de género neutro uno no puede significar que el Padre y el Hijo sean una misma Persona, sino que ellos tienen una misma y sola esencia, sustancia y naturaleza." 

Una autora, comentando este pasaje señala: "Los judíos nunca antes habían oído estas palabras de labios humanos, y una influencia convincente los asistió, porque parecía que la divinidad destellaba a través de la humanidad, cuando Jesús dijo: 'Yo y el Padre una cosas somos' (Juan 10:30). Las palabras de Cristo estaban llenas de profundo significado al asegurar que él y el Padre son de una misma sustancia y poseen los mismos atributos." (E. White. The Signs of the Times, 27 de noviembre 1893, pág. 54)   

Ahora bien, las palabras de Cristo en Juan 10:30 y que algunas personas en la actualidad tratan de tergiversar, indican señaladamente su divinidad y en griego se vierten de esta manera:



Este texto se vierte al español de la siguiente manera en las distintas traducciones de la Biblia:

"Yo y el Padre uno somos" (Reina - Valera, 1960)

"Yo y el Padre somos uno" (Biblia de las Américas)

"Yo y el Padre somos uno" (Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras)

"Yo y el Padre una cosa somos" (Reina - Valera, 1909)

"Yo y el Padre una cosa somos" (Biblia Jubileo 2000)

"Yo y el Padre una cosa somos" (Sagradas Escrituras, 1569)

"Mi Padre y yo somos una misma cosa" (Biblia Torres Amat, 1825)

 
Note que muchas versiones señalan "uno somos" o "somos uno", mientras que otras tantas indican "una cosa somos". ¿Por qué se produce esta pequeña diferencia y algunos insertan la palabra cosa en el texto?

La respuesta es muy sencilla. Simplemente porque la expresión que usó Jesús para señalar su unidad con el Padre es  
ἕν  y que corresponde al número uno neutro, a diferencia de la palabra μια que también significa uno, pero tiene el carácter de numeral y cantidad.

La palabra 
ἕν  corresponde a "una cosa" en cuanto a esencia y cantidad y no únicamente a uno numeral o de cantidad. La palabra que Jesús uso en Juan 10:30 literalmente se puede traducir "una cosa".

Sobre el significado y relevancia de usar la palabra 
ἕν en Juan 10:30, el estudioso Julio César Clavijo Sierra, en su libro "Un dios falso llamado Trinidad", en su pág. 413-414 señala lo siguiente: "La palabra griega que en Juan 10:30 se traduce uno es 'hen'. Esta palabra es de género neutro y no indica que se trate de uno en persona o en propósito, sino uno en esencia y naturaleza. Una traducción más literal sería: 'El Padre y yo somos lo mismo'. 

El saber que la palabra ἕν se encuentra en género neutro ayuda a entender por qué algunas traducciones señalan aquí "una cosa", ya que el género neutro no puede referirse a personas y por tanto en este pasaje, Jesús no está enseñando que él y el Padre son una sola persona, sino "una cosa" compartiendo la misma esencia y naturaleza. Jesús es "una cosa" con Dios, estando con Dios y siendo Dios tal como expresa Juan 1:1. 

Note que este comentario echa por tierra la idea de que Jesús en su declaración hablaba de unidad de propósito, como argumentan quienes niegan la divinidad de Cristo, sino que se hace claro en este comentario, que huelga decir es un antitrinitario, reconoce que la palabra uno, utilizada por Cristo es "uno en esencia y naturaleza" y que en verdad debiera traducirse como: "El Padre y yo somos lo mismo".

La palabra ἕν indica uno en cuanto una cosa, en cuanto esencia y naturaleza  y por eso es que algunas traducciones, a fin de aclarar el concepto, traducen la palabra ἕν como "una cosa" a fin de ser fieles con lo que Jesús quiso decir.

Interesantemente, Jesús no dice que él y el Padre son una persona, sino "una cosa", una misma cosa. La Biblia revela que en Dios hay unidad de esencia, pero diversidad de personas. Jesús y el Padre son dos personas que comparten la misma esencia y naturaleza, son dos personas pero el mismo Dios.

En varias otras ocasiones, Jesús habló de la unidad que él mantiene con el Padre tal como dijo en Juan 10:30, siendo no una misma persona sino una sola cosa, el mismo Dios con el Padre (Juan 17:11, 21-22).  En todas estas ocaciones Jesús aclara qué significa ser una misma cosa con el Padre y esto no refiere a como dicen los antagonistas de la divinidad de Cristo una unidad de propósito, sino una unidad de esencia y naturaleza tal como dice Jesús:
 

- "El Padre está en mí, y yo en el Padre" (Juan 10:38)

- " Y todas mis cosas son tus cosas, y tus cosas son mis cosas" (Juan 17:10)

- "Tú, oh Padre, en mí, y yo en tí" (Juan 17:21)

- "Tú en mí" (Juan 17:23)

De esta misma unidad misteriosa con el Padre, Jesús habló a Felipe en Juan 14:6-11.

Note que en todos estos versículos señalados anteriormente, y que en realidad conforman el contexto de Juan 10:30, Jesús se esfuerza en señalar que él y el Padre son uno en esencia y naturaleza, no sólo en propósito como enseñan los detractores de su divinidad. Cuando Jesús dice clara y explícitamente: "El Padre en mí, y yo en el Padre" o "tú, oh Padre, en mi, y yo en tí", o "tú en mí", no está hablando de unidad de propósito, sino de unidad en esencia y naturaleza, como si ambos estuviese unidos en la misma esencia y naturaleza. Querer entender otra cosa, aparte de lo que Jesús expresamente enseñó, es no querer entender la verdad.

Ahora bien, hay quienes arguyen además, que Jesús no djo que él era Dios en Juan 10:30 al aseverar "Yo y el Padre una cosa somos" sino que más bien el declaró ser el Hijo de Dios, tal como el propio Jesús indica en Juan 10:36, sin embargo, lo cierto es que las palabras de Jesús tal y como él las dijo a quienes le escuchaban, significaban para ellos una sola cosa: "Tu siendo hombre, te has declarado Dios" (Juan 10:33) y si bien las palabras de Cristo estaban en el contexto de que él es Hijo de Dios, esto él lo decía con una intención muy clara y precisa y que ellos entendían claramente al salir de labios de Jesús, a saber que Jesús "a su Padre llamaba Dios, haciéndose igual a Dios" (Juan 5:18).

La declaración de Jesús en Juan 10:30 manifestaba su unidad con Dios en esencia y naturaleza. "Yo y el Padre una cosa somos". Los judíos lo condenaban porque "a su Padre llamaba Dios, haciéndose igual a Dios". Esto entendían quienes eran testigos de sus declaraciones. Entonces: ¿por qué debiéramos dar crédito a las interpretaciones que hacen de sus palabras personas que no estuvieron ahí y que pretenden entenderlas después de dos mil años dándoles un sentido totalmente equívoco?

Vea el siguiente comentario: 
“Jesús aseveró tener derechos iguales a los de Dios mientras hacía una obra igualmente sagrada, del mismo carácter que aquella en la cual se ocupaba el Padre en el cielo. Pero ésto airó aún más a los fariseos. No sólo había violado la ley, a juicio de ellos, sino que al llamar a Dios “mi Padre,” San Juan 5:18. se había declarado igual a Dios. Toda la nación judía llamaba a Dios su Padre, y por lo tanto no se habrían enfurecido si Cristo hubiese dicho tener esa misma relación con Dios. Pero le acusaron de blasfemia, con lo cual demostraron entender que él hacía este aserto en su sentido más elevado.” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 177-178)

EL USO DE LA EXPRESIÓN "UNA COSA"
EN LA BIBLIA

En otras ocasiones, aparte de Juan 10:30, Jesús usó la expresión ἕν, como en Juan 17:21-22, en que habla de la unidad que él desea ver en los cristianos como "una cosa" o "una misma cosa". 

El uso de la expresión "una cosa" por Jesús no es exclusiva y es propia del griego cuando se quiere indicar que existe una unidad en esencia y naturaleza, tal como ocurre en 1 Corintios 3:8, en que nuevamente la expresión 
ἕν es traducida de dos maneras, como "uno" o "una cosa", observe:

"Y el que planta y el que riega son una misma cosa" (Reina - Valera, 1909)

"Ahora  bien, el que planta y el riega son una misma cosa" (Biblia de las Américas)

"Y el que planta y el que riega son una misma cosa" (Biblia del Jubileo 2000)

Si bien, nuevamente, se argumenta que Pablo y Apolos son unificados en un mismo propósito, esta no es la opinión general de los eruditos, ya que Rodol H. Blank, en su Comentario Teológico y pastoral al cuarto evangelio, Editorial Concorida, pág. 318 señala: "Aunque Pablo y Apolos tienen diferentes dones y diferentes personalidades son iguales en cuanto a su misión en la Iglesia. Pablo y Apolos son una sola cosa en cuanto a poder y su status."

Por otra parte, William Hendriksen, en su Comentario del Evangelio Según San Juan, pág. 394, expresa lo siguiente: "Se ha dicho muy bien que (ev) nos libra del Arrianismo (que niega la unidad esencial), y del Escila del Sabelianismo (que niega la diversidad de las personas). Así, pues, en este pasaje Jesús afirma su igualdad completa con el Padre."

¿Por qué algunas traducciones de la Biblia vierten "un cosa" en circunstancia que la palabra "cosa" no aparece en el texto de Juan 10:30?

Algunas traducciones vierten la expresión "una cosa" para traducir el término
 ἕν, ya que es exactamente lo que el término significa. Al traducir "uno" se pierde la intencionalidad de la expresión y se vierte un término "uno" que resulta ambiguo y que generalmente deriva en confusión. La expresión ἕν, como ya se ha dicho es neutra y no puede ser traducida como "una misma persona" o "un mismo propósito", sino tan sólo de una manera: "una cosa" o "una misma cosa".

En la traducción del griego al latín este versículo es traducido como "Ego et Pater unum sumus". Unum está en neutro igual que en griego, lo cual lleva a concluir que las palabras de Jesús no pueden significar que él y el Padre son una misma persona, en tal caso la palabra usada tendría que haber sido unus, en género masculino, sino que en rigor las palabras de Jesús significan “una cosa”. Esta es la traducción que aparece en varias traducciones del Evangelio de Juan, pero algunas traducciones no la utilizan al concluir que no queda bien aplicar la expresión "una cosa" a Dios, aunque varias traducciones, como se dijo, la utilizan para poder reflejar exactamente lo que Jesús quiso expresar en el texto. Por eso, algunas traducciones traducen “somos uno”, sin más, pero en esta forma, pierde significado.

CONCLUSIÓN
¿QUÉ QUISO DECIR EN VERDAD JESÚS EN JUAN 10:30?

Juan 10:30 contiene una declaración importante para todos los cristianos.Él dijo: “Yo y el Padre una cosa somos.” ¿Qué quiso decir Jesús con estas palabras? ¿Estaba diciendo Jesús que él y el Padre eran uno en propósito? Así afirman, quienes quieren despojar a Jesús de su divinidad. Sin embargo, si él hubiese querido dar a entender que él y el Padre estaban unidos en propósito, su declaración no habría sido considerada una blasfemia. Se entiende, que una declaración de unidad de propósito habría estado incluso en sintonía con el pensamiento de los propios judíos y fariseos, por cuanto ellos también pensaban estar unidos con Dios en pensamiento y propósito. Ellos creían estar haciendo la voluntad de Dios, por tanto asignar a las palabras de Cristo en Juan 10:30 el sentido de "unidad de propósito" es querer desvirtuar intencionadamente el verdadero y correcto sentido de las palabras de Cristo y que al tenor de lo expresado por los testigos directos de aquella situación, es decir lo propios judíos que le escuchaban, la conclusión no fue entender que Jesús hablaba de unidad de propósito sino lo que ellos expresaron claramente: "Tu siendo hombre, te has declarado Dios". 

Si Jesús hubiese hablado de unidad con el Padre en propósito: ¿
no reclamarían los judíos y fariseos estar ellos mismos cumpliendo ese propósito que él buscaba? En Juan 10:30 Jesús no está hablando de unidad de propósito, sino de unidad en esencia y naturaleza. Jesús está declarando que él comparte la esencia y naturaleza de Dios siendo con Dios una y la misma cosa. Esto fue lo que entendieron claramente quienes le escucharon al decir: " Tu siendo hombre, te has declarado Dios".

¿Es cierto que la expresión "una cosa" es usada en relación a los cristianos y eso quiere decir unidad de propósito como en 1 Corintios 3:8? No, una vez más quienes buscan interpretaciones antojadizas se equivocan. La unidad de los cristianos no es en propósito, sino en esencia y naturaleza tal como dio a entender el propio Jesús en Juan 17:11, 21-22. ¿De qué manera se interpreta esta unidad? De la manera en que dijo Jesús en Juan 17:10. Compare con Hechos 2:41-47; 4:32-35. Los cristianos son uno en la diversidad, pero tienen todas las cosas comunes. Nadie dice: "esto es mío y no tuyo" porque "ninguno decía ser suyo algo de lo que poseía, mas todas las cosas les eran comunes" de la misma manera que Jesús y el Padre, una sola esencia y una sola naturaleza. Evidentemente, al amparo de tal unidad, la unidad de propósito y pensamiento es una consecuencia y que es esperada para todos los cristianos (Vea 1 Corintios 1:10).

¿Estaba Jesús clamando ser de la misma esencia o tener la misma naturaleza que el Padre? O sea, ¿estaba clamando que Él era divino? Sí, y eso hace perfecto sentido a la reacción de los judíos y fariseos que querían apedrearlo. El sentido de las palabras de Jesús de manera indiscutible es el que ellos sentenciaron: "Tú, siendo hombre te has declarado Dios". Ir más allá de esto, y discutir sobre otro probable significado de las palabras de Cristo, es querer tapar el sol con un dedo y no querer aceptar la verdad, incluso aunque venga de los labios del propio Señor Jesús. 

Reflexionemos sobre los siguientes comentarios:
 

“Cristo, el Verbo, el Unigénito de Dios, era uno con el Padre Eterno: uno en naturaleza, en carácter y en designios; era el único ser en todo el universo que podía entrar en todos los consejos y designios de Dios.”  (El Conflicto de los Siglos, pág. 547)

“Jesús rechazó el cargo de blasfemia. Mi autoridad, dijo él, por hacer la obra de la cual me acusáis, es que soy el Hijo de Dios, uno con él en naturaleza, voluntad y propósito.” (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 178)
 
 
  Hoy habia 71 visitantes (106 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!  
 
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis